Las aguas del
Silala que se originan en territorio boliviano enfrentan nuevamente a los
presidentes Evo Morales y Michelle Bachelet, con anuncios mediáticos de
demandas y contrademandas. Sin duda alguna, el Silala no es un río
internacional, es un conjunto de vertientes que es usado ilegal y
arbitrariamente por Chile, empero el país no recibe ni un centavo, cuando al
otro lado de la frontera estos recursos hídricos son comercializados.
El mandatario
boliviano prácticamente planteó una nueva demanda por el uso de este afluente,
que tiene origen en territorio boliviano. En tanto que la presidenta Bachelet
inició la semana con intensas reuniones de su equipo de colaboradores, para
analizar estrategias a seguir en caso que Bolivia presente la nueva demanda
judicial en contra de su Estado en tribunales internacionales.
Para hoy se
anunció el traslado del Gobierno boliviano y la prensa nacional e internacional
hasta Silala con el propósito verificar el estado de las decenas de vertientes,
tal como lo denunció EL DIARIO hace dos décadas y que hasta la fecha no
encontró una solución adecuada.
Por otro
lado, el alcalde de Calama, ciudad ubicada al norte de Chile, cercana a la
frontera con Bolivia, Esteban Velásquez, dijo que existe “alarma” ante el
eventual juicio por las aguas del Silala que suministran el líquido a esa
región y que garantizan su desarrollo.
LEGISLADORES
DEMUESTRAN QUE EL SILALA NO ES UN RÍO
Cuando la
Prefectura de Potosí anuló el contrato de concesión a la empresa The
Antofagasta (Chile) & Bolivia Railway sobre el uso de las vertientes del
Silala, esta firma pidió a la Corte de Justicia de ese departamento que anule
dicha resolución, lo que demuestra que Chile desde un principio reconoció que
el Silala es un conjunto de vertientes y no un río, según el legislador Gonzalo
Barrientos.
Del mismo
modo, el diputado oficialista Víctor Borda defendió el principio que reconoce a
los bofedales y ojos de agua del Silala como vertientes.
El legislador
Barrientos señaló que Bolivia debe tomar en cuenta que, tras haberse anulado la
concesión para las aguas, fue la compañía afectada, la que recurrió ante la
corte de justicia de Potosí demandando la nulidad de la resolución
administrativa promulgada por el prefecto potosino de ese entonces, con lo cual
reconocieron el derecho propietario sobre las aguas que, actualmente, se llevan
de forma ilegal.
“Si fuera río
internacional entonces por qué no han utilizado sus aguas en su territorio
porque un río internacional es, cuyas aguas es de curso sucesivo, continuo y
natural; en este caso hay obras artificiales y además se trata de vertientes,
por lo tanto este documento es importante, es un hecho jurídico, histórico y
legal que hace a la propiedad y a la soberanía de las aguas del Silala”, dijo.
En tanto,
primer el vicepresidente de la Cámara de Diputados, Víctor Borda, afirmó que
“es irracional que se intente alegar que las aguas del Silala son de un río de
curso internacional, cuando todos los bolivianos sabemos que en la provincia
Nor Lípez (Potosí) nacen alrededor de mil manantiales o bofedales, de los
cuales emerge el agua”.
Recordó que
en 1940, autoridades de Bolivia y Chile verificaron que esas aguas emergen de
manantiales y que son de propiedad del Estado boliviano, dato que está
documentado y es parte de la historia.
Con la
presencia del Presidente Evo Morales, hoy se desarrolla el acto de
reivindicación de las aguas del Silala en el lugar donde ese recurso pasa al
vecino país a través de un sistema de canales artificiales.
El gobernador
potosino, Juan Carlos Cejas, destacó que con el concurso de dirigentes de
organizaciones y el propio gobierno central se consolidará la caravana y acto
de reivindicación de las aguas potosinas que nacen en la región del Quetena.
El acto
desmostrará al mundo entero que las aguas del Silala no son un río
internacional sino un sistema de manantiales que fueron canalizados para que el
recurso baje a una quebrada y pasa el vecino país por un canal artificial
construido en 1884.
En la
oportunidad se podrá apreciar los trabajos llevados adelante por los chilenos
para obtener el agua que tanta falta le hacía para su población de la IV
región, así como para las empresas mineras que estaban cerca de la frontera
boliviana.
El 23 de
marzo, Día del Mar boliviano, el presidente boliviano anunció que instruyó a la
Diremar definir la vía para recuperar las aguas y al siguiente día dijo que
Bolivia optaría por un juicio internacional ante la Corte Internacional de
Justicia, cuya sede está en La Haya.
Los chilenos
a través del canciller Heraldo Muñoz mostraron un mapa de 1904 en el que las
aguas figuran como un río lo que fue desvirtuado por los bolivianos que
sostienen que ese documento fue trabajado por los usurpadores de territorio
boliviano con la finalidad de apropiarse de un recurso natural que le era
imprescindible para su gente.
Las aguas
Las aguas del
Silala nacen en el vicecantón Quetena, (Sud Lípez del Departamento de Potosí).
Serían 200
litros por segundo los pasan diariamente a Chile para el consumo de poblaciones
como Calama, Tocopillan y otras.
Las aguas
nacen de un sistema de 94 ojos y van a un canal principal a través de
canalizaciones realizadas por los chilenos en 1884.
Chile
sostiene que se trata de un río internacional de curso sucesivo a lo cual se
opone Bolivia con documentos que hacen ver que se trata de aguas fósiles que van
por canales artificiales.
“No se recupera el agua de la noche a la mañana, vamos a sentar
precedente de lo que es nuestro”.
Juan Carlos
Cejas - GOBERNADOR POTOSÍ
PREACUERDO
DE 2009 SERÁ BASE DE LITIGIO EN CIJ POR AGUAS DEL SILALA
El preacuerdo
de 2009, cuando Santiago asumió el compromiso de pagar por el 50% de las aguas
manantiales del Silala, será “base fundamental” para que Bolivia sustente la
demanda contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), por el uso
ilegal de este recurso hídrico.
“El acuerdo
de 2009 es un reconocimiento tácito, un reconocimiento material de Chile a
pagar una deuda por concepto de consumo de usufructo de agua, ese acuerdo es la
base fundamental como para poder demostrar que hay un tema irresuelto y pendiente
que no ha tenido solución”, declaró ayer a La Razón el ministro de Autonomías,
Hugo Siles, consultado sobre los argumentos para llevar este nuevo litigio ante
la Corte Internacional de Justicia (CIJ) con sede en La Haya,
Holanda.
Fueron los
actuales gobernantes Evo Morales, de Bolivia, y Michelle Bachelet, de Chile,
quienes al término de sus primeros mandatos, en noviembre de 2009 rubricaron un
acuerdo inicial mediante el cual Chile se comprometió al pago del 50% del
recurso hídrico hasta la realización de un estudio por el que Bolivia buscaba
el pago del 100%. El 50%, según el Gobierno, equivalía al pago de $us 15.000
diarios. Dirigentes cívicos de Potosí rechazaron el entendimiento tras
considerarlo insuficiente.
Reparación.
“Bolivia está en condiciones absolutamente materiales de poder alcanzar un
fallo ante la CIJ que le permita no solo restituir estos derechos que tenemos
como Estado, sino que el vecino país pueda pagar y compensar por el usufructo
de las aguas que tienen más de un siglo de utilización”, añadió Siles.
Una misión
liderada por el presidente Morales verificará hoy en el cantón potosino Quetena
Chico el uso de estas aguas en la frontera, mientras La Moneda defiende
su postura de que el Silala es un río cuyo cauce cruza “naturalmente la
frontera” hacia territorio chileno. “Durante más de 100 años Bolivia reconoció
el carácter de río internacional en las aguas del Silala (...). El año 2009,
Chile estuvo dispuesto a llegar a un acuerdo con Bolivia para determinar el uso
compartido de las aguas del río Silala y este proyecto de acuerdo fracasó por
la negativa de Bolivia”, señaló ayer Bachelet en referencia a la concesión por
99 años que logró su nación en 1908 para el usufructo de este recurso.
Según
estudios del Gobierno boliviano, en el Silala existen al menos 94 ojos de agua
que nacen entre los hitos 73 y 74 en el cantón Quetena, de la provincia
potosina de Sud Lípez. Estos recursos fluyen a Chile a través de canales
construidos para alimentar el sistema de agua de la empresa minera Codelco-Chuquicamata
(Calama). En 1908, la Prefectura de Potosí autorizó a la empresa anglochilena
The Antofagasta-Bolivia Railway
Company
Limited la construcción de estos canales para alimentar sus locomotoras a
vapor, pero cuando la empresa cambió esta maquinaria por motores a diésel,
transfirió en 1961 el uso de las aguas a Chile. En junio de 1997, La Paz revocó
la concesión porque consideró que el agua no era utilizada para los fines que
le fueron otorgados. “Lo cierto es que Bolivia ha introducido este tema en una
permanente preocupación y consulta que se ha hecho en la historia, entre ambos
países”, argumentó Siles, quien luego consideró que la inclusión del tema en la
agenda de 13 puntos es una muestra de que Santiago admitió la existencia de una
controversia internacional.
Argumentos
bolivianos
Organismos
El Gobierno
de Bolivia asegura que existen “antecedentes, documentos y la verificación
técnica” que están a disposición para que una comisión bilateral y de la ONU
pueda “verificar que las aguas del Silala emanan de manantiales”.
‘Dejar Pacto
de Bogotá es confesión de derrotas’
El presidente
Evo Morales afirmó ayer que el pedido de políticos chilenos de oposición al
gobierno de Michelle Bachelet para que su país se retire del Pacto de Bogotá
“es una confesión de futuras derrotas a cualquier demanda”.
“Estos
políticos piden retirarse del Pacto de Bogotá, es como confesión anticipada de
que van a perder frente a nuestras demandas”, declaró Morales durante una
conferencia de prensa en la que admitió que Chile está en su derecho de
denunciar el Pacto, aunque remarcó que con ello se “aislará del derecho
internacional”.
Réplica.
“Nosotros no somos de andar pateando la mesa, no somos de irnos de las
organizaciones, no somos de jugar de manera tan apresurada con los temas
internacionales. Nosotros hemos mantenido una línea consistente siempre y nos
ha ido bien. Nadie puede negar que nos ha ido bien”, afirmó el agente de Chile
ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), José Miguel Insulza, luego de
desestimar que su país abandone el Pacto de Bogotá. El canciller David
Choquehuanca recordó el domingo que si un país abandona el Pacto de Bogotá,
existe un plazo para que la decisión se haga efectiva. Este tiempo es de al
menos un año.
AGUA
DEL SILALA ES SOLO DE USO DE MINERAS CHILENAS
El viento
azota al visitante y el frío es la única compañía en el lugar. Un total de 26
personas radican en el espacio que ahora generó una nueva tensión entre Bolivia
y Chile. El Silala clama para dejar a un lado el olvido y en el área se intenta
sentar soberanía. Las aguas de manantiales nacen en este lugar y recorren un
largo trecho hasta llegar al norte chileno.
El trayecto
no es natural, la mayor parte son canales construidos hace bastantes años con
la intención de desviar su curso. El recurso hídrico, en su totalidad, es
aprovechado por empresas mineras de Chile, y en Bolivia, dueña de esas aguas,
no se utiliza para nada, excepto por las 26 personas que viven en el lugar.
EL DEBER
llegó al lugar donde nacen los manantiales del Silala y comprobó que el
afluente no es un río internacional, algo que hoy verificará el presidente Evo
Morales. Los ojos de agua se fundan en el lado boliviano. Son muchos y todos
confluyen en un canal que va directo al lado chileno. La impotencia es grande
en el lugar. No hay un proyecto exitoso. El último que se instaló, las
piscinas-criaderos de trucha, fracasó ante la falta de mantenimiento. El
recurso, que desemboca dos litros cada segundo, va directo para el beneficio
chileno.
De las 26
personas que radican en el lugar, 21 son militares, que se instalaron en el
cuartel de la zona con el motivo de vigilar el lugar. El comandante del
regimiento, subteniente Ángelo Quenta, informó a este medio de que dos veces al
día se mide el nivel del agua que baja por canales.
Directo a
Chile
Desde el 1
marzo, el recurso se mantiene en 99 centímetros promedio desde la base del
canal al nivel del agua. El oficial detalló que el recurso se va directo a
Chile y que en lado boliviano solo se lo aprovecha para beneficio humano, pero
es mínimo.
Leonardo
Tincuri trabaja de albañil. Actualmente participa en la construcción de 10
viviendas sociales en el Silala, que son financiadas por el Gobierno. Él
lamentó que se haya descuidado el proyecto de criadero de truchas y espera que
el Ejecutivo haga uso de las aguas.
“Da pena ver
cómo nuestras aguas se van a Chile y las utilizan allá gratuitamente, sin pagar
nada. Nosotros acá poco podemos hacer porque los canales ya están construidos y
solo usamos estas aguas para nuestro beneficio”, relató.
El presidente
Evo Morales llegará hoy al Silala y comprobará que el curso de las aguas no es
un río internacional, como lo justifica Chile. Al lado del vecino país continúa
la construcción del canal e incluso se construyó un estanque. De ahí, las aguas
se van hacia Calama por tuberías subterráneas.
No se pudo
pasar el límite debido a que no existe control migratorio. Los campesinos
explican que carabineros chilenos llegan al lugar al menos dos veces por semana
y tampoco pasan la línea divisoria entre las dos naciones, que es un tubo
oxidado que antes se utilizaba para transportar el agua al vecino país.
El jefe de Estado instruyó indagar vías jurídicas contra Chile por las aguas del Silala. En La Paz existe el convencimiento de que este recurso nace de manantiales o bofedales, en cambio, en Santiago, que amenazaron con contrademandar a Bolivia, dicen que el Silala es un río internacional.
El jefe de Estado instruyó indagar vías jurídicas contra Chile por las aguas del Silala. En La Paz existe el convencimiento de que este recurso nace de manantiales o bofedales, en cambio, en Santiago, que amenazaron con contrademandar a Bolivia, dicen que el Silala es un río internacional.
Sin embargo,
en 1908, el vecino país firmó una concesión de las aguas para que sean
utilizadas para el funcionamiento de locomotoras en Antofagasta, algo que
admite que este cauce no es un río internacional.
Los ojos de aguas del Silala nacen a 100 metros del cuartel. Se ven truchas pequeñas y el agua naturalmente desciende. A 500 metros se topa con una especie de estanque, obra que fue construida, según los lugareños, por las empresas chilenas hace más de 60 años. De ahí, se ven tuberías, algunas oxidadas y ya inutilizadas, pero la de mayor tamaño cruza la línea fronteriza y se va rumbo a las mineras chilenas.
Uso minero
Los ojos de aguas del Silala nacen a 100 metros del cuartel. Se ven truchas pequeñas y el agua naturalmente desciende. A 500 metros se topa con una especie de estanque, obra que fue construida, según los lugareños, por las empresas chilenas hace más de 60 años. De ahí, se ven tuberías, algunas oxidadas y ya inutilizadas, pero la de mayor tamaño cruza la línea fronteriza y se va rumbo a las mineras chilenas.
Uso minero
El
vicecanciller Juan Carlos Alurralde explicó a este medio que estas aguas
provienen de manantiales y en su totalidad se van a Chile para un uso industrial.
“Este recurso fue desviado por obras de ingeniería que canalizan el cauce rumbo
a Calama (Chile). Nuestras aguas son utilizadas por grandes empresas mineras
con fines industriales, ni siquiera van para consumo humano”, reprochó. El
exgobernador potosino Félix Gonzales afirmó que es "esencial"
construir un embotelladora de agua en el lugar. “Hay proyectos grandes, y es
necesario ejecutarlos para evitar que desciendan hacia el lado chileno"
OTRA VEZ BOLIVIA
Bastaron sólo siete días para que la ofensiva
comunicacional chilena quedara obsoleta tras la última arremetida del gobierno
boliviano: el anuncio de una nueva demanda ante La Haya, esta vez por el uso de
las aguas del Silala. Se trata de un viejo conflicto, parte fundamental de la
agenda bilateral que impulsó el gobierno de Michelle Bachelet, que había
mostrado señales de reactivación durante los últimos meses.
Revista Que Pasa de Chile (www.quepasa.cl)
Por M. Cecilia
González.- Si hace sólo una semana el
equipo chileno ante la demanda en La Haya tomaba la ofensiva, sacando a relucir
con fuerza una nueva estrategia comunicacional, siete días más tarde Bolivia
volvió a ponerse en la delantera, esta vez con una nueva demanda ante la Corte
Internacional de Justicia (CIJ) por el uso de las aguas del río Silala, sacando
a relucir una vieja disputa entre ambos países. Porque si bien el discurso por
el día del mar del 23 de marzo pasado, donde el presidente Evo Morales anunció
por primera vez la posibilidad de recurrir a organismos internacionales por
este tema, fue mirado como algo sin importancia en Chile, la oficialización del
anuncio durante el fin de semana encendió, de manera tardía, las alarma en el
gobierno, al punto de que por primera vez podría ser Chile quien recurra a la
corte de La Haya presentando una contrademanda, como lo confirmó esta
mañana la propia presidenta Bachelet.
Así, con la
demanda que busca una salida al mar en curso y con los últimos llamados al
diálogo todavía frescos, las relaciones con Bolivia alcanzaron su peor momento
en los últimos años.
El Silala es un
curso fluvial ubicado en el departamento boliviano de Potosí, a cuatro
kilómetros de la frontera con Chile, y sobre él existen dos interpretaciones
que son el origen de la controversia: ¿Se trata de un manantial o un río?
Los bolivianos
sostienen lo primero, que el Silala es un manantial, cuyas aguas han sido
desviadas de manera artificial a Chile mediante canales construidos en 1908,
con el permiso del gobierno Boliviano, por la Compañía de Ferrocarril
Antofagasta-Bolivia, una empresa de propiedad chilena-inglesa. La concesión,
sin embargo, duraba solo 99 años y fue revocada en 1997 por el entonces
presidente Hugo Banzer, por lo que, siguiendo esta lógica, Chile estaría
haciendo uso ilegal de las aguas.
Chile, en cambio,
sostiene que se trata de un río de aguas internacionales, que nace en Bolivia
pero que fluye de manera natural a Chile, por lo que su uso es binacional. El
principal argumento para defender esta postura es que así está demostrado en el
mapa adjunto al tratado de 1904, que estableció las fronteras definitivas entre
ambos países.
El conflicto,
sin embargo, no tiene nada de nuevo. De hecho, fue parte integral de la agenda
de 13 puntos que impulsó Michelle Bachelet en 2006, durante su primer gobierno.
Tras dos años
de conversaciones bilaterales, a fines de 2009 ambos países parecían estar a
punto de encontrar una solución para el uso de las aguas del Silala. Se
concordó un preacuerdo que establecía que, con una vigencia de cuatro años,
cada uno de los países podía hacer uso del 50% de los recursos hídricos
disponibles, aunque ambos reconocían que hacía falta realizar más estudios
técnicos para contar con datos actualizados sobre cuánta es el agua que fluye a
Chile.
Es en este
punto donde surge la actual controversia, pues el canciller boliviano aseguró
que en aquella negociación, Chile estaba dispuesto a compensar a Bolivia por el
uso del 50% del agua mientras se llevaban a cabo los análisis, momento en que
el pago podría haber aumentado incluso al 100%.
Esto, temen
algunos, podría abrir el espacio para que Bolivia argumente ante la CIJ el
incumplimiento de promesas históricas, como ya han dejado entrever las
declaraciones de las autoridades bolivianas. Justamente, la estrategia
boliviana ante la demanda marítima se basa en el concepto de “derechos
expectaticios”, según los cuales Chile habría efectuado una serie de promesas
que le habrían creado expectativas a Bolivia de que conseguirían una salida
soberana al mar.
No obstante, lo
que es cierto es que el preacuerdo de 2009 no prosperó, puesto que Bolivia
comenzó a reclamar el pago retroactivo del uso de las aguas, lo que ellos
consideran una deuda histórica, pese a que este punto jamás fue abordado
durante la negociación. Finalmente, fue Bolivia quien se retiró de las
conversaciones luego de haber iniciado los procesos de consulta interna que
exige su legislación, y no se llegó a firmar ningún tipo de convenio.
Las
contradicciones de Heraldo Muñoz
Así como la
demanda por una salida al océano Pacífico, la cuestión fluvial con Bolivia
también es un conflicto de larga data. En 1962, por ejemplo, la disputa en
torno al Lauca –un río que al revés del Silala nace en Chile y cruza a Bolivia,
país que acusa el desvío y la disminución de su caudal– provocó la ruptura de
relaciones diplomáticas, y en la dirección de Fronteras y Límites de la
Cancillería (Difrol) existe hace más de 20 años la Unidad Río Silala, encargada
de reunir todas las evidencias sobre el carácter internacional de las aguas del
río.
En círculos
diplomáticos y parlamentarios llamó la atención la poca capacidad de reacción
de la cancillería chilena ante las señales que venían dado Bolivia de que
llevaría el tema Silala a La Haya.
Pese a que el
canciller aseguró el fin de semana en el diario La Tercera de que se
esperaba una demanda de este tipo y que llevaban mucho tiempo
preparándose, lo cierto es que la semana pasada en el Ministerio de Relaciones
Exteriores optaron por poner paños fríos a las amenazas emanadas desde La Paz,
las que calificaron de “voladero de luces”, ya que según información recabada
por esa cartera, la posibilidad de que Bolivia concretara la demanda estaba
prácticamente descartada.
A esto se le
suma el hecho de que desde hace varios meses había señales de una posible
reactivación del asunto fluvial. En enero, Bolivia presentó una solicitud ante
el Programa Hidrológico Internacional de la Unesco pidiendo que realice una
inspección en la zona fronteriza con Chile, luego de recibir una serie de
denuncias por perforaciones ilegales en territorio nacional con que se estaría
extrayendo agua para labores mineras.
"Morales
es impredecible. Pero ya se venía hablando hace tiempo del Silala y en
consecuencia se podían sacar conclusiones de que venía una demanda",
sostuvo el diputado Jorge Tarud (PPD) , miembro de la Comisión de
Relaciones Exteriores de la Cámara. "En demasiadas oportunidades la
cancillería le baja al perfil a los temas cuando no debería hacerlo, debería
ser más franca con la ciudadanía. La gente se da perfectamente cuenta cuando un
gobierno trata de bajarle el perfil a las cosas".
Pacto de Bogotá
En Chile, en
tanto, el anuncio de Morales revivió el debate respecto a la permanencia de
Chile en el Pacto de Bogotá, el acuerdo internacional firmado en 1948 que
obliga a resolver las disputas internacionales de manera pacífica por medio de
la Corte Internacional de Justicia.
Las primeras
crítica contra este tribunal –al que algunos sectores cuestionan por fallar de
manera política y arbitraria– datan de 2014, tras el fallo de por el caso entre
Chile y Perú, y se intensificaron el año pasado cuando la CIJ no acogió la
objeción preliminar chilena, declarándose competente para revisar la demanda
boliviana por un acceso al Océano Pacífico. Y aunque en los últimos meses
parecía que la opción había quedado descartada, ahora volvió a resurgir con
fuerza, y bajo el patrocinio de parlamentarios tanto del oficialismo como de la
oposición.
La discusión
cobra relevancia especial si se toma en cuenta que la disputa por el Lauca
continúa pendiente, por lo que no es posible descartar su eventual
judicialización.
Las señales del
gobierno, no obstante, han ido en el sentido contrario de abandonar el pacto.
En primer lugar, porque de hacerlo no sería posible presentar una
contrademanda. "Uno de los antecedentes que se tomaron en consideración
cuando debatimos con el canciller y con el subsecretario la posibilidad de
denunciar el pacto de Bogotá fue que había que dejar abierta la vía para una
eventual demanda o contrademanda a Bolivia", explicó a Qué Pasa el
senador Francisco Chahuán (RN), presidente de la comisión de Relaciones
Exteriores del Senado.
Pero sobre
todo, porque incluso si se optase por la salida, probablemente ya sería muy
tarde para Chile: se debe esperar un año para que el retiro se haga efectivo,
plazo en el que el país aun puede recibir ofensivas legales.
Por ello, cómo
explicó el canciller, esto dejaría abierta la puerta para que Bolivia precipite
otras demandas, tal como sucedió en el caso Colombia-Nicaragua, donde el
gobierno de Juan Manuel Santos recibió dos nuevas demandas tras su retiro del
pacto.
Por eso, ahora
la energía se concentrará en la contrademanda, cuya estrategia –si es que se
llega a concretar– estará centrada en la tesis de las permanentes hostilidades
de Bolivia contra Chile, argumentando que el país altiplánico no ha agotado
todas las instancias internas antes de acudir a organismos internacionales.
Además, pedirá que se ratifique la condición del Silala como un río
internacional y que se reconozca que Bolivia cambió su relato sobre este sólo
recientemente, como dejan en evidencia, además del tratado de 1904, actas y
minutas bilaterales, así como como un estudio aerofotogramétrico conjunto,
realizado en 2001.
Mientras que en
Bolivia ya comenzaron a mover sus primera fichas. El presidente Morales ya
organizó una visita con la prensa al Silala, para demostrar que el origen de
las aguas está en su país.
CHILE – BOLIVIA: UN CONFLICTO AD ETERNUM
Radio U de Chile (www.radio.uchile.cl)
Por Pablo Jofré.- Bolivia, y principalmente bajo las administraciones de Evo
Morales, ha entendido que el bilateralismo aislado no tiene sentido en un mundo
como el que vivimos en este tercer lustro del Siglo XXI. Mantener un conflicto
sin posibilidades de catalizar su discusión y la posibilidad de llegar a un
entendimiento es una imperiosa necesidad, política, económica y diplomática y
no seguir eternamente en una disputa que tanto daño le hace a ambos pueblos.
Marzo
representa para Bolivia un mes cargado de simbolismo, acompañado de una
dolorosa carga histórica.
Esto, porque en
el mes de marzo, la sociedad boliviana conmemora la pérdida de su cualidad
marítima, tras la invasión de su territorio por tropas chilenas el 14 de
febrero del año 1879, dando inicio así a la que historiográficamente se denomina
como Guerra del Pacífico o Guerra del Salitre.
El territorio
boliviano al que hago mención, refiere a la región conocida en el siglo XIX
como el Departamento del Litoral. Invadido por Chile, sin previa declaración de
guerra, tras la decisión de las autoridades bolivianas de aumentar en 10
centavos cada quintal de salitre exportado por las compañías de capitales
anglo-chilenas, que operaban en ese Departamento.
Esa medida fue
rechazada por el gobierno chileno –por presión de las compañías instaladas en
suelo boliviano– que sin expresión formal de inicio de las hostilidades
irrumpió en la ciudad de Antofagasta un 14 de febrero del año 1879, ocupando el
territorio y expulsando las tropas y autoridades bolivianas acantonadas allí.
Esto determinó que el gobierno del país altiplánico pusiera en acción el
Tratado de Alianza Defensivo con el Perú, firmado el año 1873 para ser activado
en caso de agresión de un tercero.
La zona
conquistada por las tropas chilenas fue creada el año 1829 –pocos años después
de la declaración de independencia boliviana– como Provincia del Litoral,
constituyéndose en Departamento el año 1867, con una superficie de 120 mil
kilómetros cuadrados y 400 kilómetros lineales de costa. Delimitando al norte
con el Río Loa, que formalizaba su frontera con la República del Perú, y al sur
por el Río Salado, constituyendo la frontera con Chile. Dicho Departamento
tenía en su jurisdicción los puertos de Cobija, Antofagasta, Tocopilla y
Mejillones, además de los pueblos del interior del Desierto: San Pedro de
Atacama y el pueblo minero de Calama.
Precisamente en
este último lugar, el día 23 de marzo del año 1879, las tropas chilenas, en
pleno desarrollo de la contienda, se trabaron en combate contra tropas
bolivianas y defensores civiles de Calama, encabezados por Ladislao Cabrera y
Eduardo Abaroa –considerado el principal héroe civil boliviano– que murió en la
defensa del Puente Topater. Desde esa batalla, Bolivia ya no volvería al
Pacífico, sumando así 137 años de enclaustramiento en su condición de
mediterraneidad.
¿Un manantial o
un río? ¡Esa es la cuestión!
En un
artículo de marzo del año 2012 –que escribí luego del discurso por
el Día del Mar dado por el Presidente Morales, que muestra también la
consistencia en el mensaje– consigné que el mandatario boliviano calificó a
Chile como un “mal vecino, que no puede seguir siéndolo en pleno Siglo XXI”.
Igualmente
registré la opinión del analista paceño Jorge Zambrana Jiménez, quien señaló
que “la ocupación chilena del litoral boliviano nos cercenó un pedazo de
territorio, que constituía la verdadera válvula de nuestra vida, pues
hemos quedado completamente aislados del mar y con un carácter tributario de
las naciones limítrofes (…) la invasión chilena fue una acción filibustera que
agredió, ocupó, degradó y comenzó a dominar nuestro litoral por la fuerza
militar y la violencia usurpadora (…) Lo que ha hecho Chile con Bolivia no
tiene antecedentes en la historia mundial. Ningún Estado ha condenado a la
asfixia perpetua a otro, como en el presente caso, cercenándole sus únicos
vitales pulmones habilitados”.
La opinión de
Zambrana considero que es transversal a la sociedad boliviana, incluyendo a sus
partidos políticos. Para Zambrana, “Chile tiene la obligación moral, política y
ética de restituir a Bolivia su acceso propio y soberano al mar, terminando con
el funesto tutelaje que ha imperado hasta hoy (…) El Gobierno transandino debe
aceptar que persiste el problema y que no tenemos una “aspiración” a conseguir
algo que es suyo, sino un derecho a recuperar nuestro mar, el litoral y los
puertos soberanos que nos fueron arrebatados”, tras la batalla de Calama el día
23 de marzo del año 1879.
Desde ese
momento, desde ese día de un mes que es considerado tan funesto para nuestros
vecinos, deviene en el hito histórico por excelencia de Bolivia, denominándolo
el Día del Mar. Se constituye así, año a año, en el momento propicio para dar a
conocer su demanda centenaria: volver soberanamente al Océano Pacífico.
Por ello, no
resulta extraño y no debe sorprender a las autoridades chilenas, que Evo
Morales Ayma, el presidente boliviano, haya elegido ese día de este año 2016,
para señalar que su país acudirá a instancias internacionales para
reivindicar, nuevamente la necesidad de un retorno soberano al Océano Pacífico
pero, agregando un elemento que ya ha sido mencionado en otras oportunidades,
pero que da cuenta de los afanes reivindicativos del vecino país: discutir
sobre la soberanía y la utilización de las aguas del Silala, consideradas por
Bolivia como un manantial y por Chile como un río.
Parafraseando
la centenaria obra del Dramaturgo Inglés William Shakespeare en su obra Hamlet
y su soliloquio en el acto tercero, escena primera, podemos sostener “Manantial
o Río, esa es la cuestión”, luego de las palabras del mandatario boliviano.
En el Día del
Mar 2016, en el Departamento de Cochabamba, el presidente Evo Morales reseñó lo
que pretende su gobierno: “Hemos decidido no sólo hacer demanda por la salida
al mar con soberanía. Hemos decidido ahora, como no nos quiere resolver Chile
sobre las aguas del Silala en el departamento de Potosí, como el país pacifista
que somos vamos a acudir a La Haya para que Chile respete nuestra soberanía en
las aguas del Silala”.
Morales afirma
que dicha presentación está acorde con el Derecho Internacional, a pesar que el
gobierno chileno asegura que está haciendo uso de aguas de curso internacional.
Morales invitó públicamente al gobierno chileno a que acuda al Cantón Quetena y
confirme que las aguas del Silala son un manantial, aguas de bofedales y no
aguas internacionales.
Ni agua dulce
ni agua salada
Chile, por su
parte, un día antes del discurso del presidente boliviano presentó un video que
según el gobierno de Santiago demuestra que Bolivia tiene acceso pleno al
Pacífico a través de puertos chilenos, con declaraciones de ciudadanos
bolivianos que viven en Chile y un trabajo audiovisual que deja más dudas que
certezas. ¿Por qué?
En un sentido
estricto dicho video muestra más la dependencia de los puertos chilenos y la
economía del norte del país sudamericano al comercio que se tiene con la vecina
nación, que un tema de soberanía. Dicho video hace alentar pocas esperanzas de
solución a esta negativa chilena de conversar sobre soberanía, ya sea sobre el
agua dulce del Silala o el agua salobre del Pacífico.
Más que un tema
de soberanía, lo que se percibe es que sin el comercio con Bolivia, ciudades
como Arica e Iquique no tendrían una vida económica como la que poseen. Los 300
camiones que día a día circulan desde Bolivia a Arica son prueba de la
vitalidad de un comercio que requiere no sólo una mirada económica y de
intercambio, sino también política, colaborativa, solidaria, de buena vecindad.
Pues, ¿qué
pasaría si esos camiones no llegan a suelo chileno y se privilegia una salida
por Perú? ¿Podría contestarse a ello con la simpleza ¡¡¡¡qué lo hagan!!!!? Como
suele hacerse cuando la idiotez rebasa la racionalidad. Si esto sucediera, ¿a
qué niveles se alzarían las tasas de desempleo de un norte de por si deprimido?
El comercio
exterior de Bolivia depende fuertemente de Brasil y Argentina, mientras que
Chile es el octavo principal país de origen de las importaciones bolivianas,
con un 4 por ciento del total de éstas. Al mes de marzo de 2015, de las 800 mil
toneladas que se han movilizado por el puerto de Arica, 81 por ciento
corresponde a carga boliviana.
El viceministro
boliviano de Comercio Exterior, Clarems Endara, afirmó en diciembre del año
2015 que el 80 por ciento de las exportaciones e importaciones de su país en
2015 se movió por puertos chilenos y ello implica un movimiento que esos
puertos deben cuidar, defender, pues implica empleo en sus respectivas
ciudades. Pero ello suele perderse en declaraciones altisonantes, donde el
chauvinismo impera, como aquellas de dirigentes del Partido Demócrata
Independiente (UDI), como el senador ultraderechista Juan Antonio Coloma, quien
ha señalado la necesidad urgente de salirse del Pacto de Bogotá.
El canciller
chileno, Heraldo Muñoz, en una fuerte declaración luego de las
palabras de Morales respecto de llevar a Chile a Tribunales Internacionales,
señaló que “no importa cuántas demandas interponga Bolivia en tribunales
internacionales, Chile no cederá territorio soberano. No cederá soberanía.
Que se entienda bien. Vamos a defender nuestros intereses nacionales con
todo”, recalcó Muñoz, añadiendo que “si se materializa una demanda respecto al
uso de las aguas del río Silala, en cualquier momento Chile va a contrademandar
a Bolivia”.
Igualmente, el
canciller chileno presentó un mapa que se adjunta al Tratado firmado entre
Chile y Bolivia el año 1904, para demostrar el supuesto carácter
internacional de las aguas del Silala. Dicho mapa fue criticado por Morales
apelando a una petición anterior del gobierno chileno donde solicitaron permiso
a la Prefectura de Potosí, departamento donde se ubican las aguas, para hacer
uso de ellas. No cabe duda que esta defensa a ultranza de la “soberanía
chilena” elevará los índices de aprobación del canciller de un gobierno con
escasa adhesión ciudadana.
La
conceptualización respecto de qué se habla cuando nos referimos al Silala, no
es una nimiedad. Dependiendo de cómo se le considere: un manantial, agua de
bofedales o un río de curso internacional, se signará la valoración distinta
que se tiene de ese curso de agua, con implicancias históricas, jurídicas, con
derechos y obligaciones amparadas por las leyes internacionales, si se trata de
un manantial o un curso de agua de tránsito continuo entre países fronterizos.
Para Bolivia,
las aguas del Silala son un manantial, agua de bofedales conformado por 94 ojos
de agua, que nace y está en territorio boliviano. Las aguas del Silala están
situadas en el cantón Quetena, entre los puntos de límite del Tratado de Paz
firmado entre Bolivia y Chile a cinco kilómetros de la frontera con Chile. A la
altura de las localidades del país trasandino de Caspana, Chiu Chiu. Consiste
en un afloramiento de aguas subterráneas, que forman vertientes con un caudal
promedio de siete litros de agua por segundo y que tiene un sistema de
canalización construido hace más de un siglo por la compañía Inglesa The
Antofagasta and Bolivian Railway Company.
Destinado en
principio para uso económico y que a lo largo de errados olvidos y hasta
irresponsables conductas políticas y económicas bolivianas, intereses
económicos y apropiaciones chilenas, se ha ido postergando su solución. Consta
que el gobierno de Evo Morales ha tomado, desde el inicio de su mandato, la
recuperación de esas aguas, como se manifiesta en su inclusión en la Agenda de
los Trece Puntos en su acápite 7.
La mencionada
empresa se adjudicó el uso y aprovechamiento de las aguas el año 1908,
principalmente para abastecimiento de poblaciones del sector, para suministrar
agua a las locomotoras de vapor, riego como también las faenas mineras. Esas
aguas en la actualidad son recolectadas en un estanque ubicado a 20 metros de
la frontera en territorio chileno donde es concentrada y tratada.
Ocho kilómetros
más abajo existe una represa donde se almacenan las aguas y son llevadas
mediante cañerías para surtir del preciado elemento a las ciudades y pueblos
chilenos de Calama, Chuquicamata, Antofagasta, Mejillones y Tocopilla.
La posición
chilena difiere sustancialmente de la boliviana, pues señala que las aguas del
Silala provienen de un río internacional –que aparece mencionado en el Tratado
de 1904– y que un curso natural de agua, que baña a dos países, no puede ser
dispuesto en forma unilateral y su contencioso debe ser tratado por un Tribunal
Internacional.
Recordemos en
esto que el año 1997 la Prefectura de Potosí dispuso la revocatoria y anulación
de la concesión de aguas hecha el año 1908, esto bajo el Gobierno de Gonzalo
Sánchez de Lozada. El año 1999 mediante el decreto Supremo 25.500 dispuso la
licitación pública para el uso de las aguas del Silala, que Chile desconoció en
abril del año 2.000.
El gobierno
boliviano ha decidido plantear nuevamente en instancias jurídicas
internacionales su demanda sobre este contencioso, que lo enfrenta a Chile y
eso, mirado del punto de vista de las relaciones internacionales, hay que
percibirlo positivamente pues implica amparar las reivindicaciones y
aspiraciones por los caminos del diálogo y la paz, más allá de los deseos de
los gobiernos chilenos, sin excepción, que han pretendido, históricamente,
resolver sus contencioso en lo que se ha denominado la política del
bilateralismo.
Bolivia, y así
ha sido declarado, está dispuesto a tomar otras medidas como es bombear el agua
hacia territorio boliviano exclusivamente y hacer perforaciones, después de
estudios de hidráulica, geológicos y geográficos necesarios, que le permitan
cambiar el curso de las aguas. Llegada esa posibilidad, ¿cuál será la reacción
chilena? ¿Pagará Chile los mil 600 millones de dólares que dice el gobierno
boliviano le adeuda por el uso de las aguas del Silala?
Suelo sostener
cuando escribo o hablo sobre el centenario conflicto que nos enfrenta con
Bolivia, que si bien es cierto la política internacional suele tener un
dinamismo que desborda a muchas cancillerías anquilosadas, entre ellas la
chilena, con requerimientos de permanentes ajustes, el gobierno boliviano presidido
por Evo Morales ha logrado dar en el clavo a la hora de enfrentar la política
exterior chilena: mostrar su contradicción tanto en el plano interno como en su
verbalización.
Bolivia, y
principalmente bajo las administraciones de Evo Morales, ha entendido que el
bilateralismo aislado no tiene sentido en un mundo como el que vivimos en este
tercer lustro del Siglo XXI.
Mantener un
conflicto sin posibilidades de catalizar su discusión y la posibilidad de
llegar a un entendimiento es una imperiosa necesidad, política, económica,
diplomática pero también con la exigencia de vislumbrar las relaciones
internacionales con un enfoque distinto y no seguir eternamente en una disputa
que tanto daño le hace a ambos pueblos.
Demanda por río Silala se toma la agenda
Nuevamente aumenta la tensión diplomática entre Chile y
Bolivia, ahora por el anuncio de una posible demanda de los altiplánicos en la
CIJ por el uso de parte de Chile de las aguas del río Silala. ¿Cómo entender el
desarrollo de la relación bilateral? ¿Cómo proyectarla? El Ciudadano consulta a
especialistas para obtener una guía en este espinudo tema.
El Ciudadano de Chile (www.elciudadano.cl)
EDITORIAL. NUEVA AMENAZA DE DEMANDA BOLIVIANA
Queda la impresión de que los países pueden recurrir, sin
mayor riesgo, a la CIJ como método de presión o instrumento de política
interna.
La Tercera de Chile (www.latercera.com)
EL PRESIDENTE
de Bolivia recurre a un reclamo conocido, pero carente de fundamento, para
llamar la atención en el marco de la conmemoración de lo que en su país
denominan como “Día del Mar”. Todo indica que, en lugar de los imprescindibles
argumentos técnicos, su arenga se origina en la pérdida de respaldo interno que
demuestran las encuestas de popularidad, en su reciente resultado adverso en
las urnas y en las evidentes divisiones al interior del equipo que defiende su
caso en la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
Como es sabido,
su demanda en contra de Chile por una salida soberana al mar tampoco encontró
la recepción esperada ante dicho tribunal, siendo severamente limitada en su
objetivo a un juicio sobre la eventual obligación de negociar entre las partes
involucradas. No obstante, cabe reconocer que la CIJ terminó por acoger la
presentación boliviana, pese a tratarse de una diferencia ya zanjada por un
tratado internacional acordado entre ambos países con fecha previa a las
obligaciones a las que hace referencia el Pacto de Bogotá.
No es
descartable, por lo mismo, que esa misma falta de celo hacia el derecho
internacional que demostró la CIJ motive ahora una nueva amenaza de demanda por
parte del Mandatario, invocando un asunto claramente resuelto como es la
calificación del Silala como un río cuyas aguas fluyen naturalmente tanto por
territorio boliviano como por el chileno, tal como lo ha reconocido el país
vecino en mapas oficiales.
En otras
palabras, independiente de los fundamentos, queda la impresión de que los
países pueden recurrir a la CIJ como método de presión o instrumento de
política interna, sin mayor riesgo y con altas posibilidades de ver acogida su
presentación, al menos para la revisión del caso por parte de los jueces. Bajo
esta dimensión, la función de la Corte pierde el sello de seriedad y la
garantía que constituye como órgano para la resolución pacífica de diferencias
al amparo del derecho internacional.
Ello ha llevado
a que ex diplomáticos, parlamentarios y expertos en relaciones exteriores hayan
sugerido a las autoridades de nuestro país que consideren el retiro de Chile
del Pacto de Bogotá, que obliga a las naciones firmantes a “resolver las
controversias internacionales por los procedimientos pacíficos regionales antes
de llevarlas al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas”, así como a
someter a la CIJ las diferencias respecto a la jurisdicción de los
procedimientos.
El tratado no
ha sido ratificado por todos los países signatarios del convenio, por lo que la
pertenencia o no al Pacto de Bogotá no implica desconocer ni posicionarse al
margen del derecho internacional. Los riesgos de renunciar al mismo, como lo
hizo Colombia tras el fallo adverso de la CIJ frente a la demanda interpuesta
por Nicaragua, dicen relación, principalmente, con la eventual interposición de
nuevos requerimientos durante el plazo de un año estipulado para el retiro
definitivo, situación que ya ha quedado en evidencia tras la amenaza boliviana
respecto al Silala.
Se trata, por
lo mismo, de una decisión que merece ser analizada a la luz de las experiencias
recientes, teniendo particularmente en cuenta que los representantes chilenos
nunca habrían ratificado el mencionado tratado de no incluir el llamado
Artículo VI, que excluye los asuntos ya resueltos por arreglo de las partes,
laudo arbitral o tribunal internacional, o regidos por acuerdos internacionales
anteriores al Pacto. Y esa garantía, al menos en el caso de la demanda por
salida soberana al mar de Bolivia, no fue lo suficientemente recogida por la
CIJ.
EL TRATADO DE 1904: EL MITO DE LA IMPOSICIÓN
La Tercera de Chile (www.latercera.com.cl)
La demanda
boliviana contra Chile, que actualmente se tramita ante la Corte Internacional
de Justicia de La Haya (CIJ), ha vuelto a poner sobre el tapete la historia de
las relaciones chileno-bolivianas en torno a la cuestión marítima. En concreto,
la Contra-memoria de nuestro país tendrá que ser capaz de refutar tres grandes
mitos de la narrativa histórica de Bolivia, impulsada desde Palacio Quemado: el de la usurpación, el de la imposición y el
de la intransigencia.
Si bien sólo el
último —la supuesta negativa de Chile a ceder una salida soberana al mar en
favor de Bolivia— dice relación directa con la cuestión debatida en La Haya, no cabe duda que los otros dos conforman el
telón de fondo de la demanda, sin los cuales esta última no se explica.
Aunque la
pretensión de Bolivia no hace referencia formal al Tratado de 1904 (por ser
anterior al Pacto de Bogotá de 1948), su narrativa oficial sigue insistiendo
que dicho acuerdo fue impuesto por Chile. Por ejemplo, uno de los principales
promotores de la causa marítima, el diplomático e historiador Andrés Guzmán
Escobari, acaba de responder a una nota de la
revista Qué Pasa, del periodista Víctor Hugo Moreno, en la que se
analiza la “clase de historia” que el 14 de febrero pasado dictó Evo Morales en
Cochabamba, con ocasión de un nuevo aniversario de la ocupación de Antofagasta
por parte de las fuerzas armadas chilenas.
Con respecto al
Tratado de 1904, Guzmán Escobari señala que no es cierto (como yo afirmo en
dicha nota) que los historiadores de su país, Roberto Querejazu Calvo y Carlos
D, Mesa Gisbert, nieguen el mito de la imposición: “[…] cuando uno revisa los
libros Guano, Salitre, Sangre (1979) del primero o Historia de Bolivia (2003)
del segundo, evidencia que si bien ninguno de los dos autores afirma que Chile
amenazó militarmente a Bolivia en 1904, sí destacan que la situación del país
en ese momento era muy complicada”.
Sin embargo, el
Diccionario de la Real Academia Española (RAE) define la palabra imposición
como “una exigencia desmedida con que se trata de obligar a alguien”.
Claramente, implica que una de las partes celebra un acuerdo sin la suficiente
libertad. Pero no se trata de una falta
de libertad moral, por ejemplo, a partir de una cierta debilidad interna, sino
de la existencia de coacción o amenaza de la misma por la contraparte en una negociación.
Querejazu
Calvo, pese a que habla de la “claudicación de 1904”, explica que el tratado de
ese año surgió por iniciativa de la misma Bolivia a raíz del rechazo de sus
parlamentarios al anterior acuerdo de 1895, por el que Chile le reconocía un acceso
soberano al mar. Y aunque describe el contexto interno que habría llevado a
Pando y Montes, sucesivamente, a propiciar el acuerdo en cuestión, en ninguna
parte de su obra habla de imposición, en el sentido natural y obvio con el que
se entiende esta palabra. De hecho, “fue aprobado por una diferencia de 12
votos a favor en el Congreso: 42 a favor y 30 en contra”.
Por su parte,
la obra de Mesa —vocero de la actual demanda ante la CIJ— reconoce claramente
que no existió amenaza de uso de la fuerza por parte de Chile, sino una actitud
excesivamente pragmática de los dirigentes de su país, quienes optaron por un
camino de progreso material, simbolizado en la construcción de ferrocarriles,
antes que en la defensa del mar perdido: “Para entender el Tratado de 1904, hay que ver la mentalidad de los
protagonistas bolivianos. Tanto conservadores como liberales estaban
absolutamente obsesionados por lograr una solución pacífica y práctica al
problema”.
A diferencia de
lo que Guzmán Escobari afirma en un reciente libro, titulado Un mar de promesas
incumplidas, el Tratado de 1904 no constituye una continuación del Pacto de
Tregua de 1884, firmado en un contexto
de guerra reciente, sino de la intransigencia de la misma Bolivia, cuyos
parlamentarios rechazaron el Tratado de 1895, referido más arriba.
De hecho, este
último acuerdo fue usado por Bolivia en su demanda (y memoria) como un
primer momento en el que Chile habría incumplido una supuesta “promesa” de
darle una salida soberana al mar. Sin embargo, y como bien respondió Chile en
los alegatos de la excepción preliminar, dicho tratado nunca se aprobó de
manera definitiva, precisamente por el rechazo del Parlamento boliviano. Y
aunque no se diga expresamente, señalar 1895 como una expresión de
“intransigencia” chilena, le sirve a Bolivia para construir el mito de la
imposición del Tratado de 1904.
INSULZA: "SI SE EMPIEZA A INSULTAR A UN JUEZ, NO LE
VA A IR MUY BIEN CON ESE JUEZ"
Agente ante La Haya rechaza críticas de parlamentarios
chilenos a la corte y desestima opción de abandonar Pacto de Bogotá. Marca
diferencias entre la política exterior de Chile y la de Bolivia, y desdramatiza
el escenario internacional que enfrenta nuestro país.
La Tercera de Chile (www.latercera.com)
En Washington,
Estados Unidos -donde tuvo oficina durante diez años como secretario ejecutivo
de la OEA- se encuentra el agente chileno ante La Haya, José Miguel Insulza,
sosteniendo diversas reuniones con expertos en derecho internacional de la
American Society of Internacional Law (ASIL).
Desde esa
ciudad, el agente ha monitoreado el escenario luego de que el Presidente de
Bolivia, Evo Morales, anunciara que su país presentará una nueva demanda en
contra de Chile, ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, por
las aguas del río Silala.
“La reacción de
la Cancillería chilena me ha parecido adecuada, porque este es un tema
delicado, pero tampoco hay que dejarse llevar por el ambiente de crisis que
arman algunos cuando pasan estas cosas”, dice Insulza en conversación con La Tercera.
En ese sentido,
el agente desdramatiza la nueva ofensiva de Bolivia, afirmando que “no hay
ninguna razón para alarmarse, creo que la política exterior es sólida, tenemos
un buen equipo en la Cancillería y un buen equipo de abogados, y vamos a
defendernos bien sin necesidad de ninguna estridencia”.
“Son otros los
que arman escándalo y arman todo tipo de problemas. Nosotros tratamos de no
hacer eso”, agrega, en alusión a la actitud que ha tenido Bolivia.
En ese sentido,
Insulza marca diferencias con lo que ha sido históricamente la política
exterior boliviana, afirmando que “en Bolivia incluso muchas veces ha ocurrido
que, en momentos muy cruciales de su relación con Chile, ha habido decisiones
completamente arbitrarias. Una vez hasta hubo un golpe de Estado cuando había
una asamblea de la OEA. Nosotros no tenemos esa clase de política exterior”.
“Tenemos que
mantener la calma, porque lo que nos distingue es nuestro apego a la
instituciones, al derecho internacional y nuestra coherencia política. Entonces
hay que hacer las cosas con mucha tranquilidad”, añade.
Pacto de Bogotá
Junto a lo
anterior, Insulza defiende la permanencia de Chile en el Pacto de Bogotá -que
le entrega jurisdicción a la Corte de La Haya- afirmando que, si Chile
decidiera eventualmente renunciar a ese tratado, “sería primera vez en la
historia, que yo recuerde, que nos salimos de un instrumento internacional.
Esas cosas son muy delicadas, significan vuelcos en la política exterior que no
son buenos”.
Esto, en
contraposición con lo planteado por algunos parlamentarios, que han emplazado a
que Chile debe retirarse de dicho pacto. “Nuestro país siempre ha tenido una
política exterior de principios. Y yo entiendo por política exterior de
principios una que tiene respuestas similares a todas las crisis similares”,
afirma Insulza.
“Chile es un
país fundador de la ONU, de la OEA, de la Unasur, que está vinculado a todos
los tratados internacionales importantes. Entonces salirse de un pacto no es
cualquier cosa. No se decide de la noche a la mañana porque me enojé con algo
que dijo Evo Morales. No es así”, agrega.
¿Qué le parece lo que plantean algunos parlamentarios respecto de que la
Corte de La Haya se ha transformado en un instrumento para los países vecinos
que tienen una actitud hostil hacia Chile?
“Nosotros
participamos en la Corte de La Haya desde la fundación de Naciones Unidas, y
hemos tenido dos juicios en La Haya. Uno que tuvimos con Perú, en que ganamos
lo principal, aunque efectivamente no nos gustó la sentencia del asunto de la
limitación del altamar. Y el otro es este, que ni siquiera se ha decidido
todavía. Entonces, creo que la muestra no es muy grande para decir cosas tan
estridentes como esa”.
Consultado
sobre si la opción de abandonar el Pacto de Bogotá no surge como un posible
escenario considerando el actual panorama internacional que enfrenta Chile, con
focos de conflicto abiertos con Perú -como el distrito peruano que abarca el
denominado triángulo terrestre- y con Bolivia, Insulza asegura que “yo no digo
que la situación sea fácil, pero no olvidemos que (en el juicio) con Perú, la
Corte de La Haya favoreció a Chile en cuanto al trazo de la línea divisoria
entre ambos países y validó los convenios que existían como convenios de
límites. En lo principal, la corte nos dio la razón. Por lo tanto, creo que se
ha hecho un escándalo demasiado grande con eso”.
“Sobre el tema
del triángulo terrestre, por cierto que es un tema pendiente que tenemos que
resolver con Perú, y yo no digo que todo el territorio no sea importante, pero
no es un problema de la gravedad que algunos le asignan”, agrega.
Respecto de la
demanda marítima de Bolivia, el agente afirma que “estamos recién iniciado el
juicio, y todo lo que ha pasado es que la corte decidió tratar el caso, pero
tratarlo en una escala bastante menor que la que había pretendido Bolivia, y yo
estoy muy confiando en el trabajo que estamos haciendo”.
En ese sentido,
el agente ante La Haya agrega que “se podrán discutir muchas cosas, pero esas
especies de histerias colectivas que tienen algunos a mí no me parecen las más
sanas. Además, cuando esas personas gobernaban a Chile, la mayor parte de los
que tienen histeria, las cosas no andaban demasiado bien en materia
internacional”.
¿Se refiere a la actual oposición?
“Bueno, a algunos
de la actual oposición, si finalmente algunas de las cosas con las que hoy día
nos siguen en La Haya fueron de ese tiempo. Ahora, nosotros somos partidarios
de una política nacional unificada, que todos estemos en lo mismo, pero también
esto significa no romper la tradición de coherencia en la política exterior de
Chile”, afirma el agente.
En esa línea,
Insulza llama a que “no rompamos con la tradición de coherencia y de política
de principios que hemos mantenido por más de un siglo”.
No insultar al juez
Junto a lo
anterior, agrega que cuestionar públicamente a la Corte de La Haya es una
estrategia equivocada.
“Si usted está
metido en un juicio, y de repente empieza a insultar por los diarios al juez,
no creo que le vaya muy bien con ese juez pues. Eso es un error”, señala el ex
ministro.
En ese sentido,
el agente recuerda el caso de Colombia, que se retiró de la Corte de La Haya, y
las implicancias que esto podría tener para Chile en el resultado de los
litigios: “Lo que está claro es que el tema que planteó Bolivia, lo va a ver la
corte de todas maneras. Y, como lo acaba de demostrar lo que pasó con Colombia
hace unas semanas atrás, a los que se van de la corte en la mitad del juicio,
no siempre les va bien en estos casos”.
Finalmente,
apunta a que el retirarse de las negociaciones sería una de las debilidades de
Bolivia, y no de Chile: “Si una de las debilidades de la posición de Bolivia es
que se retira de las cosas en medio del proceso, ¿por qué algunos quieren que
Chile haga lo mismo?”.
Mandataria ratificó presentación de contrademanda, tras
reunión con ministro Muñoz y directora de la Difrol:
PRESIDENTA DICE QUE DEMANDA DE BOLIVIA POR EL RÍO SILALA REAFIRMA "ESTRATEGIA DE HOSTIGAMIENTO" Y LA CALIFICA DE "ACTO POCO AMISTOSO"
PRESIDENTA DICE QUE DEMANDA DE BOLIVIA POR EL RÍO SILALA REAFIRMA "ESTRATEGIA DE HOSTIGAMIENTO" Y LA CALIFICA DE "ACTO POCO AMISTOSO"
Los ex cancilleres Soledad Alvear, Alfredo Moreno,
Alejandro Foxley, Miguel Alex Schweitzer e Ignacio Walker se reunieron con
Heraldo Muñoz, quien no descartó llamar a consulta al cónsul de Chile en La
Paz.
El Mercurio de Chile (www.elmercurio.com.cl)
Con mapas de la
zona fronteriza por donde discurren las aguas del río Silala, en el norte, se
desarrolló la reunión encabezada por la Presidenta Michelle Bachelet, el
canciller Heraldo Muñoz y la directora de Fronteras y Límites (Difrol) de la
Cancillería, Ximena Fuentes.
La cita -que se
inició a las 9:10 horas en La Moneda- se prolongó por poco más de cuarenta
minutos. En ella se analizaron las estrategias a seguir luego que el Presidente
de Bolivia, Evo Morales, anunciara su decisión de presentar una segunda demanda
ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya por el uso de las aguas del
río Silala.
La Mandataria
abordó ayer, por primera vez, públicamente el tema y aseguró que se trata de
una "estrategia de hostigamiento" de parte de Bolivia, la cual
"pone, en primer lugar, lo que es la política interna, la política
doméstica, en vez de priorizar una buena vecindad. Y el pueblo de Chile rechaza
-yo diría- unido este nuevo acto poco amistoso".
En esta línea,
la Jefa de Estado reafirmó que "en caso de que Bolivia materialice su
anunciada demanda, Chile va a contrademandar a Bolivia, para resguardar
nuestros derechos, los que se encuentran claramente reconocidos por el
principio de que todo Estado ribereño de un curso de agua internacional tiene
derecho a utilizarlo para el beneficio de sus comunidades".
Diálogo
Además, la
Mandataria destacó que Chile es un país "miembro de instituciones
internacionales responsables", y recordó que "el año 2009 Chile
estuvo dispuesto a llegar a un acuerdo con Bolivia para determinar el uso compartido
de las aguas del río Silala, y este proyecto de acuerdo fracasó por la negativa
de Bolivia".
"El
gobierno de Bolivia habla de diálogo, pero los hechos demuestran que no está
dispuesto a ningún diálogo y que prefiere instrumentalizar a los tribunales
internacionales", indicó la Presidenta.
El canciller
Heraldo Muñoz no descartó ayer llamar a consulta al cónsul de Chile en Bolivia,
Milenko Skoknic. Requerido al respecto, señaló que "siempre es posible
comunicarnos y llamar en consulta a nuestro cónsul general, no lo
excluyo".
Ex cancilleres
Tras reunirse
con la Presidenta Michelle Bachelet en La Moneda, el canciller Heraldo Muñoz
recibió en el Ministerio de Relaciones Exteriores a los ex cancilleres. Fueron
parte de la cita Soledad Alvear, Alfredo Moreno, Alejandro Foxley, Miguel Alex
Schweitzer e Ignacio Walker.
También estuvo
presente el coagente, Alberto van Klaveren, y el director jurídico de la
Cancillería, Claudio Troncoso.
El único punto
de la tabla era explicar la postura de Chile ante el anuncio boliviano, además
de analizar lo sucedido.
El senador DC
Ignacio Walker afirmó que "estamos aburridos de que Bolivia utilice a
Chile para asuntos políticos internos. Nosotros, por supuesto, nunca vamos a
actuar desde la rabia, pero si Bolivia quiere seguir provocando, Chile siempre
va a defender con mucha firmeza, con mucha serenidad, siempre con apego al
derecho, lo que es la vigencia de los tratados y la solución pacífica de las
controversias".
Además, el
parlamentario añadió que "nosotros queremos derechamente que la Corte
declare que este es un río internacional, que es un recurso hídrico compartido
y que Chile tiene derecho a utilizar ese río internacional. (La contrademanda)
es una decisión del Gobierno que nosotros compartimos, y evidentemente todos
tenemos que cerrar filas frente a este caso y frente a la política exterior en
general".
Mientras que
Alvear añadió que se trata de "un río internacional. Así fue
permanentemente reconocido. Así adicionalmente, cuando fui canciller, se hizo
un vuelo, en conjunto, aerofotogramétrico que confirmó que el río Silala es un
río de carácter internacional, por lo cual da el completo derecho a Chile para
usar sus aguas".
La ex ministra
afirmó que la "Difrol se encuentra hace mucho tiempo preparando toda la
documentación que respalda con absoluta certeza que el Silala es un río de
carácter internacional y que ha sido Bolivia quien se ha opuesto a concretar el
uso adecuado como río internacional por ambos países".
Pacto de Bogotá
El presidente
de RN, Cristián Monckeberg, pidió que el Gobierno lleve a cabo una reunión
entre todos los actores, porque hay "confusión. Sería bueno tomar más
opiniones respecto de la contrademanda, no es llegar y decir 'vamos a
contrademandar'", al tiempo que pidió evaluar la continuidad de Chile en
el Pacto de Bogotá.
Consultado al
respecto, el canciller dijo que "no descarto que podamos conversar sobre
la materia y definir con unidad y con una política de Estado el camino que
vamos a emprender en adelante para defender todos nuestros intereses
nacionales".
"Siempre
es posible comunicarnos y llamar en consulta a nuestro cónsul general (Milenko
Skoknic), no lo excluyo".
HERALDO MUÑOZ
HERALDO MUÑOZ
Canciller
"Estamos aburridos de que Bolivia utilice a Chile para asuntos políticos internos".
"Estamos aburridos de que Bolivia utilice a Chile para asuntos políticos internos".
IGNACIO WALKER
Senador DC y ex
canciller
CHAHUÁN Y POSTURA DE BOLIVIA: DIO UN PORTAZO A VOLUNTAD
DE DIÁLOGO DE CHILE
Radio Infinita de Chile (www.infinita.com.cl)
El senador de
RN y miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta
Francisco Chahuán en conversación con Infinita reafirmó su permanente postura
de “abandonar el Pacto de Bogotá” pero resaltó que ésta debe ser una decisión
de “conjunto”.
“Hay que
iniciar un debate serio sobre la permanencia en dicho pacto…algunos plantean
que hay que sostenerse o incluso demandar y pasar a la ofensiva”, reconoció.
Aquí menciona que la Haya no necesariamente es una corte imparcial considerando
lo que pasó en el caso de Colombia y Nicaragua, resaltó.
“Acá lo que ha
ocurrido en los últimos días es un portazo en la cara a la voluntad de diálogo
que ha mostrado Chile”, mencionó el senador en referencia a la actitud
boliviana.
El legislador
destacó la postura de la presidenta Bachelet de contrademandar a Bolivia por
las aguas del río Silala y resaltó que ésta acción tiene una naturaleza
jurídica importante basado en que Chile desde antes de 1904 posee documentación
que avala que es un río Internacional.
Chahuán destacó
que Chile siempre tuvo buena voluntad sobre el uso de las aguas de un río
internacional transfronterizo, pero que fue Bolivia quien se negó a esto a
última hora.
Con
preocupación dijo que Bolivia insiste en una teoría sin contextos sobre la
guerra entre ambas naciones ya que hace ver a Chile como un invasor y allí hay
una deficiencia donde faltó resaltar los argumentos nacionales.
SENADOR CHAHUÁN PIDE A CANCILLERÍA LLAMAR A CONSULTA A
CÓNSUL CHILENO EN BOLIVIA
El parlamentario miembro de la Comisión de RR.EE del
Senado dijo que declaraciones de Presidente Morales y canciller Choquehuanca
“se pasaron de la raya y han terminado por dar el portazo definitivo a la
voluntad de diálogo de nuestro país”
Pura Noticia de Chile (www.puranoticia.cl)
Francisco
Chahuán, integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, lamentó
las declaraciones de las autoridades bolivianas y planteó que éstas
"ameritan que la Cancillería llame a informar al cónsul de Chile en La
Paz, debido a que se pasaron de la raya y han terminado por dar el portazo
definitivo a la voluntad de diálogo de nuestro país, en un claro intento de
hostigar y judicializar la relación bilateral."
El
parlamentario recordó que "el Silala es un río internacional
transfronterizo y, como tal, debe regirse por el derecho internacional de aguas
y así está establecido en la cartografía de 1884 y 1888, en tanto que el mapa
adjunto al Tratado de 1904 señala esa condición, como lo afirmaron autoridades
políticas bolivianas de 1996."
Por lo mismo,
los anuncios de Bolivia expresarían "un nuevo intento del Presidente Evo
Morales de hostigar a nuestro país y en ese contexto Chile debe llamar a
consulta al cónsul Milenko Skoknic, además de contrademandar a Bolivia por un
uso irracional e ilegal de las aguas del río". Al respecto, Chahuán
enumeró las iniciativas que ha ejecutado Bolivia en el mismo desde 2013, entre
ellas la acuicultura de la trucha, los proyectos hidroeléctricos, el
embotellamiento y potabilización de las aguas para abastecer a las comunas de
la provincia de Potosí y el bombeo de aguas a la laguna Colorada."
El canciller
Muñoz respondió este jueves que no descarta el llamado a consulta al cónsul
chiileno señalando que hace poco estuvo en nuestro país.
EX CANCILLERES CONSIDERAN "INCONVENIENTE" QUE
CHILE SE RETIRE DEL PACTO DE BOGOTÁ Y RESPALDAN CONTRADEMANDA
La Tercera de Chile (www.latercera.com)
El ministro
Heraldo Muñoz convocó a una reunión con los ex ministros. La Presidenta
Bachelet aseguró que "Chile va a contrademandar para resguardar nuestros
intereses".
Luego de que el
gobierno boliviano anunciara una demanda ante La Haya contra Chile por el uso
de las aguas del río Silala, el canciller Heraldo Muñoz convocó una reunión con
los ex ministros de Relaciones Exteriores para abordar la situación.
A la cita
asistieron ex cancilleres como Soledad Alvear, Ignacio Walker, Alejandro
Foxley, Alfredo Moreno y Miguel Schweitzer, quienes respaldaron la decisión de
la Presidenta Michelle Bachelet de contrademandar a Bolivia si llegase a
hacerse efectivo el anuncio de Evo Morales.
“Estamos
aburridos de que Bolivia utilice a Chile para sus asuntos políticos internos.
Nosotros nunca vamos a actuar desde la rabia pero si Bolivia quiere seguir
provocando Chile va a defender con mucha firmeza y serenidad, siempre con apego
al derecho la vigencia de los derechos de los tratados”, manifestó Ignacio
Walker.
Asimismo,
Alvear aseveró que “no entendemos cuál es la reacción de Bolivia en
circunstancias que en 2009 en una reunión bilateral incluso se alcanzó un
acuerdo para que pudiese negociarse el uso del río para ambos países, que
lamentablemente Bolivia luego no concretó porque se opuso la comunidad de
Potosí”.
“Hay una
actitud de parte de Chile de poder trabajar activamente con el objeto de
presentar una contrademanda si es necesario, porque vamos a hacernos respectar
respecto de los derechos que Chile tiene”, añadió la ex canciller.
RETIRO DEL
PACTO DE BOGOTÁ
Consultado por
la posibilidad de que Chile se retire del Pacto de Bogotá –idea que ha sido
planteada por algunos sectores políticos- Alvear indicó que sería
“inconveniente” tomar esa decisión en este momento.
“Retirarse del
Pacto de Bogotá permite que cualquier país pueda presentar una demanda contra
Chile hasta un año después de que se ha retirado. De manera tal y
conociendo los antecedentes nuevos de Bolivia, a mi juicio seria inadecuado,
sin prejuicio de que en otro momento pudiera estar viable”, dijo la ex
ministra. “Pero en este momento es inconveniente”, enfatizó.
Por su parte,
Walker expresó que “Chile no puede descartar nada, todos los temas hay que
estudiarlos. Supongamos que si Chile se sale hoy, eso no tiene ningún efecto
respecto de la demanda de Bolivia en La Haya, porque sigue su curso normal y
quedaría un plazo de un año para que cualquier país pueda demandar a Chile”.
EX MINISTRO SERGIO BITAR REMEMORA ACUERDO DESECHADO POR
BOLIVIA
Señala que, poco antes de la firma, el gobierno de La Paz
retrocedió en su postura.
El Mercurio de Chile (www.economiaynegocios.cl)
El ministro de
Obras Públicas durante el primer gobierno de Michelle Bachelet, Sergio Bitar,
recordó las conversaciones con Bolivia por el río Silala y que finalmente
fueron abandonadas por ese país en 2009.
"Con
acuerdo de ambos gobiernos, se abordó el tema de llegar a un acuerdo en esa
materia, y una primera parte del acuerdo consistía en la medición de los flujos
que están circulando y luego el uso de esos flujos. Ahí se llegó a un acuerdo,
nosotros teníamos un papel redactado que estableció que la mitad del flujo que
cruzaba la frontera en ese río, como consideramos los chilenos, pertenecería a
Bolivia y la otra mitad a Chile. Chile seguiría usando esa agua y podría
adquirir. Es lo que plantearon los bolivianos", cuenta Bitar.
El ex ministro
agrega que faltaba precisar cómo se haría ese pago "y luego también se
acordó un procedimiento para la medición que sería a través de un organismo
internacional".
Bitar finaliza
relatando que "el papel lo recibimos, le pedí después al director general
de aguas que fuera a su firma en Bolivia y poquito antes de que esto ya se
operara, incluso yo mismo dije que esto estaba listo, surgió por el lado
boliviano una reacción contraria a lo ya acordado, señalándose que las
presiones de algunas comunidades de Potosí habían puesto en cuestión este
acuerdo y que tendrían que tomar más tiempo".
CHILE SUBE EL TONO EN EL DIFERENDO CON BOLIVIA
Ante demanda de Morales la presidenta Bachelet anuncia
contrademanda.
El País de Uruguay (www.elpais.com.uy)
Chile subió
ayer el tono de la respuesta a Bolivia tras el anuncio de una nueva demanda
contra la nación austral ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La
Haya por el uso de las aguas del río Silala.
La presidenta
de Chile, Michelle Bachelet, contestó de forma contundente al anuncio efectuado
por el mandatario boliviano, Evo Morales, este sábado y lo acusó de no estar
dispuesto a restablecer el diálogo.
"En caso
de que Bolivia materialice su anunciada demanda, Chile va a contrademandar para
resguardar nuestros derechos", aseveró la mandataria chilena tras reunirse
con el canciller chileno, Heraldo Muñoz.
El presidente
boliviano anunció este sábado que la demanda por el uso de las aguas de la zona
fronteriza del Silala, que adelantó unos días atrás, se presentará ante la
Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la Haya, donde ya tiene otra demanda
para obtener una salida soberana al mar.
Un manantial.
Bolivia
defiende que el Silala, situado en la región andina de Potosí (en el suroeste
del país), contiene manantiales cuyas aguas fluyen a Chile por canales
artificiales construidos en 1908.
A su vez, Chile
sostiene que se trata de un río internacional y, en aras de respaldar su
postura, Muñoz mostró este sábado pasado un mapa que acompañaba el tratado
bilateral de 1904 firmado con Bolivia y en el que, según dijo el canciller, se
define al Silala como un río internacional.
En 2009 los
gobiernos de ambos países estuvieron a punto de llegar a un acuerdo para
determinar el uso compartido de las aguas del Silala, sin embargo, el pacto
fracasó por la negativa boliviana.
"El
gobierno de Bolivia habla de diálogo, pero los hechos demuestran que no está
dispuesto a ningún diálogo y que prefieren instrumentalizar a los tribunales
internacionales", aseveró la mandataria.
"Ejerceremos
todas las acciones necesarias que nos permitan cumplir con el objetivo de
proteger nuestra soberanía nacional y permanente sobre los recursos naturales
de nuestra nación", agregó Bachelet tras reunirse con Muñoz.
Muñoz acusó a
Bolivia de desarrollar una política de "hostilidad hacia Chile" y
aseveró que el anuncio de la demanda que hizo Morales "solo busca distraer
la atención de lo que pueda ser el desenlace de la demanda actual".
"Lo que
hay aquí, más allá del río Silala, es una política de hostilidad hacia Chile,
probablemente por la desesperanza que sienten respecto a la demanda marítima,
porque saben que no van a conseguir el resultado buscado, es decir la
soberanía", aseveró. Tras la cita con Bachelet, Muñoz se reunió con
excancilleres del país austral para abordar la situación.
Contrademanda.
Soledad Alvear,
Ignacio Walker, Alejandro Foxley, Alfredo Moreno y Miguel Schweitzer,
respaldaron la decisión de contrademandar a Bolivia si se materializa la
demanda anunciada por Morales.
"Estamos
aburridos de que Bolivia utilice a Chile para sus asuntos políticos internos.
Nosotros nunca vamos a actuar desde la rabia pero si Bolivia quiere seguir
provocando, Chile va a defender con mucha firmeza y serenidad", dijo ayer
el excanciller Ignacio Walker una vez finalizada la cita.
Soledad Alvear,
la exministra de Relaciones Exteriores, manifestó su desconcierto ante el
anuncio de Morales, puesto que a su parecer fue la oposición de la comunidad
boliviana de Potosí la que hizo fracasar el intento de acuerdo para determinar
el uso compartido de las aguas del Silala en 2009.
Aunque Muñoz no
descartó la posibilidad de debatir una eventual salida de Chile del Pacto de
Bogotá de 1948, tratado que da competencia a la CIJ para resolver conflictos
que surjan entre las naciones que se adhieran al convenio, los exministros
citados por el canciller consideraron que la acción no sería conveniente.
Para Alvear
retirarse del citado pacto sería "inadecuado" puesto que permitiría
que cualquier país pudiera presentar una demanda contra Chile "hasta un
año después de que este se haya retirado".
En tanto,
Walker señaló que la posible retirada de Chile del pacto "no tendría
ningún efecto respecto de la demanda boliviana en La Haya", puesto que
"esta seguiría su curso normal".
No obstante, el
exministro recalcó que Chile "no puede descartar nada" y que
"todos los temas hay que estudiarlos".
José Miguel Insulza,
el agente chileno ante La Haya, también se refirió a la eventual retirada del
pacto al asegurar que "el interés nacional se defiende mejor siendo
consistente" y agregó que el gobierno boliviano "está buscando que
Chile reaccione pateando la mesa".
El conflicto
por el Silala se intensificó la semana pasada con el anuncio del mandatario
boliviano de una demanda legal en instancias internacionales contra Chile, por
lo que él considera un "uso y aprovechamiento unilateral e ilícito"
de esas aguas.
La disputa
sobre el Silala había estado hasta el momento en un segundo plano frente a la
histórica reclamación boliviana de una restitución de su salida al Pacífico
perdida en una guerra contra Chile en 1879.
Para hacer su
anuncio Morales usó un evento conocido por Chile: la conmemoración del
"Día del Mar" y en el marco del cual anunció en 2011 la presentación
de la primera demanda internacional contra Chile por la restitución de su
acceso al océano Pacífico.
"Morales
vuelve a echar mano a una estrategia conocida" ante un escenario interno
desfavorable, consideró el analista boliviano Carlos Cordero.
El tema del
hijo de evo continúa.
El Gobierno
boliviano insistió ayer en que no existe registro alguno en los servicios de
identificación ni de migración sobre el hijo que tuvo el presidente Evo Morales
en 2007 con Gabriela Zapata, encarcelada por delitos económicos. El ministro de
Gobierno (Interior), Carlos Romero, dijo en una rueda de prensa que se
revisaron los registros del Servicio General de Identificación Personal y la
Dirección General de Migración y que "no existe ningún documento" que
certifique la existencia del niño.
"No ha
sido encontrado ningún registro, no existe ningún documento que acredite
pasaporte, viaje, salida al exterior del menor como ha señalado el abogado
Eduardo León (defensor de Zapata)", dijo Romero. La autoridad replicó así
a una versión de León, quien aseguró hace unos días que el hijo del mandatario
y de la empresaria está vivo, pero fuera del país por seguridad.
SANTIAGO Y LA PAZ TENSAN SUS RELACIONES POR EL RÍO SILALA
Morales confirma que demandará a sus vecinos por el río
altiplánico Silala y Bachelet anuncia una contrademanda en La Haya
La Tercera de Chile (www.internacional.elpais.com)
Después de que
el presidente boliviano Evo Morales
confirmara el sábado que demandará a Chile ante La Haya por los derechos de las
aguas altiplánicas del Silala, el Gobierno chileno se desplegó este lunes con
fuerza desde diferentes frentes para responder a sus vecinos. "En caso de
que Bolivia materialice su demanda, Chile contrademandará", anunció la
presidenta chilena, Michelle
Bachelet, tras una reunión en el Palacio de La Moneda con su
ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz. "Mi Gobierno va a
resguardar con firmeza nuestros intereses nacionales, nuestros recursos
naturales y nuestro derecho al desarrollo sustentable", señaló la
presidenta chilena.
La disputa
entre ambos países es una de las más duras de la región. Sin
relaciones diplomáticas desde 1962, Bolivia demandó a Chile en 2014 ante la
Corte Internacional de Justicia (CIJ) por una salida soberana al Pacífico,
aunque todavía no ha especificado ante el tribunal lo que entiende por soberanía.
El proceso se encuentra abierto y el próximo paso está programado para julio,
cuando Chile entregue su contramemoria. De acuerdo a los cronogramas de La
Haya, la sentencia se conocería a comienzos de 2018. El Gobierno de Morales,
sin embargo, con esta nueva ofensiva internacional busca mantener en alto la
tensión con Chile para aplacar el frente interno. Después de la derrota en el
referéndum y del escándalo con su expareja y un supuesto hijo, el mandatario
intenta unir a la opinión pública en torno a un asunto de interés nacional que
afecta a diferentes sectores.
Falta de
diálogo
Para Bachelet,
"el Gobierno de Bolivia habla de diálogo, pero los hechos demuestran que
no está dispuesto y prefiere instrumentalizar a los tribunales
internacionales". Según el ministro Heraldo Muñoz, "esta nueva
demanda busca no solo distraer la atención de los problemas internos, sino
también de lo que puede ser el desenlace de la demanda actual". "Ya
no es el mar, no son los ríos, sino cualquier excusa para tener un planteamiento
hostil hacia nuestro país", indicó Muñoz, que en un gesto de unidad
presidió una reunión con cinco exministros de Relaciones Exteriores de su país.
Para el agente chileno ante La Haya, José Miguel
Insulza, "Bolivia busca que Chile reacciones 'pateando la
mesa", por lo que se debe actuar con cautela.
El presidente
Morales anunció que este martes liderará una comitiva de prensa al Silala, que
nace en dos puntos del altiplano boliviano, a más de 4.300 metros de altura y a
unos tres kilómetros de la frontera con Chile. Sus aguas se alimentan de
deshielos y lluvias, formando una especie de cajón. Para los bolivianos, que
reclaman la propiedad de sus aguas, se trata de un manantial. Para los
chilenos, en cambio, el Silala a medida que avanza se transforma en un río y,
como traspasa la frontera, es internacional. La Administración de Morales acusa
a sus vecinos de haber realizado obras artificiales para desviar las aguas
hacia su territorio, mientras que Chile defiende que fluyen naturalmente por la
pendiente y que no se han hecho trabajos de canalización en territorio
boliviano para modificar su curso. "Las aguas del Silala fluyen
naturalmente hacia el territorio, por el efecto de una ley tan clara como la
Ley de Gravedad", indicó Bachelet.
Sea como fuere,
el Silala es abundantemente usado por Chile, porque va camino a la ciudad de
Calama y sirve para la minería, agricultura y consumo doméstico. En la zona
boliviana, en cambio, nadie ocupa las aguas.
Hasta 1999,
Bolivia reconocía que se trataba de un río internacional. Desde entonces, sin
embargo, el Silala ha sido objeto de controversia. En 2009, en la primera
Administración de Bachelet, hubo un intento de acuerdo para la distribución de
volúmenes de agua, porque Chile está interesado en la regularización. Pero
cuando las negociaciones estaban bastante avanzadas, finalmente no se
concretaron por la negativa de Bolivia. Para el Gobierno de Morales, aquellas
conversaciones representan un antecedente para llevar a juicio a su vecino y
demostrar que existe un asunto pendiente. Para Chile, las negociaciones de 2009
muestran justamente que el camino diplomático se encontraba abierto y que la
demanda ante La Haya resulta desmesurada. Como el Gobierno chileno piensa que
Bolivia no tiene ánimo de negociar, sino de mantener un clima hostil hacia
Chile, en su contrademanda ante La Haya exigiría que se establezca la
repartición de aguas y que de una vez se determine que el Silala es un río
internacional.
Morales señala
que Chile debería pagar por las aguas del Silala que ha aprovechado desde hace
más de un siglo. En la visita de mañana, pretende demostrar que las aguas
fueron canalizadas artificialmente por Chile. En el Gobierno chileno explican
que existen obras de canalización de las aguas, como sucede con todos los ríos,
pero que se hallan en territorio boliviano y que no fueron construidas por
Chile. Se trataría de cierta infraestructura para el funcionamiento del
ferrocarril binacional de Potosí a Antofagasta, que ambos países acordaron en
el Tratado de 1904.
SENADOR BOLIVIANO Y DEMANDA: “ES UNA CORTINA DE HUMO PARA
TAPAR LOS PROBLEMAS INTERNOS”
Publimetro de Chile (www.publimetro.cl)
El jefe de la
bancada opositora al gobierno de Evo Morales, Arturo Murillo, cree que este
conflicto está siendo utilizado con intereses políticos.
Tras conocerse
las intenciones del presidente Evo Morales de presentar una nueva demanda
contra Chile por el uso de las aguas del río Silala, las reacciones en nuestro
país no se hicieron esperar, a tal punto que la propia Presidenta Bachelet
anunció que contrademandaría
El canciller
boliviano, David Choquehuanca, señaló sobre este tema que “Bolivia tiene el
derecho de reclamar y ejercer soberanía sobre los recursos naturales que nos
pertenecen, por ello se harán todos los estudios necesarios, así como se lo
hizo para la demanda marítima”, según publica el sitio oficial de la
Cancillería de Bolivia.
Agregó que para
ello, antes de concretarse la presentación de esta nueva demanda ante al Corte
Interamericana de Justicia, “se debe estudiar toda la información histórica
sobre las aguas del Silala”.
Sin embargo, no
todo es unidad al interior de la clase política boliviana, ya que el senador
por Cochabamba Arturo Murillo, que milita en el partido de oposición al
gobierno de Evo Morales, Unidad Demócrata, señala en diálogo con Publimetro que
el anuncio del presidente boliviano responde a “una estrategia para tapar el
escándalo de posible tráfico de influencias y corrupción que tiene el gobierno,
tratando de cambiar la dirección de lo que está mirando la gente”.
Murillo agrega
que el tema de las aguas del Silala es un poco más complejo de lo que Morales
plantea, “porque hace un tiempo atrás ante la ONU, el presidente declaró que el
agua es un bien de la humanidad que no debe tener costo y debe ser protegido
como un bien mayor, por lo que ponernos a pelear ahora por el agua es poco
consecuente y contradictorio con su discurso, además que el presidente queda
como un demagogo ante el pueblo de Bolivia”.
El jefe de la
bancada de senadores de Unidad Demócrata, concluye que “los bolivianos debemos
estar enfocados en el tema del mar y, más allá de lo que diga La Haya, debemos
buscar soluciones diplomáticas con los hermanos chilenos, buscando avanzar
dialogando y no buscando confrontaciones que se nota son para tapar otros
problemas mayores”.
Análisis de
Andrés Guzmán Escobari, experto boliviano en conflictos Chile - Bolivia.
Los argumentos
están centrados en que esas aguas han sido canalizadas artificialmente hacia
Chile, tal como se puede apreciar en terreno, lo que demuestra que hubo una
intervención humana en territorio boliviano que conduce esas aguas a territorio
chileno.
Otro argumento
es que en 1908 la empresa privada de Ferrocarriles y el Salitre de Antofagasta
hizo una solicitud de concesión para la utilización de esas aguas, lo que
demuestra que estas aguas no eran totalmente chilenas.
Con estos
argumentos se sostiene el hecho de que actualmente fluyen más de 200 litros por
segundo hacia Chile y Bolivia no recibe ninguna contraprestación o pago porque,
aún en el caso en que fuese un río, el Estado del curso inferior del río sólo
puede utilizar el 50% de las aguas de ese río, si es que fuese un río.
Me parece
absurdo que Chile contrademande a Bolivia, porque el benefiicario de esas aguas
siempre ha sido Chile, Bolivia no utiliza esas aguas, es el país afectado, y en
el caso que fuese un río, de todas maneras Chile debería pagar por el caudal
que supere ese 50%, y si Chile hace esto, la corte con mayor razón fallará a
favor del país afectado y no al que está usufructuando de las aguas, que
claramente es Chile.
EN BOLIVIA, CHINA ALZA LA VOZ
La Nueva de Argentina (www.lanueva.com)
Por Emilio J.
Cárdenas.- El presidente boliviano Evo Morales no sólo fue claramente repudiado
por su pueblo en el reciente referendo con el que pretendiera -sin éxito-
obtener la posibilidad de un nuevo mandato presidencial, en contra de lo que
expresamente dispone la Constitución de su país, sino que está, de pronto,
inmerso en un huracán de escándalos que han explotado en su derredor,
repentinamente.
Uno de ellos,
que tiene que ver con su ex amante Gabriela Zapata Montaño, acaba de adquirir
una dimensión muy distinta. Internacional ahora.
Porque
inesperadamente el embajador de la República popular China en Bolivia, Wu
Yuanshan, señaló públicamente que en su opinión existen “objetivos políticos”
detrás de las denuncias de tráfico de influencias que involucran a la empresa
constructora estatal china CAMCE, en la que curiosamente se desempeñara Zapata
Montaño como gerente comercial.
Ella
recientemente ha sido encarcelada preventivamente, como consecuencia de una
denuncia de su ex novio, el actual presidente de Bolivia. Todo un cambio de
postura se ha abatido sobre su vida.
Parecería obvio
que no es nada fácil acercarse desde lo personal al jefe de gobierno de
Bolivia, porque sus escrúpulos son bien escasos, según queda visto.
La posible
madre de un hijo de Evo Morales está ahora procesada ante un Juzgado de la
Niñez y la Adolescencia, en La Paz.
El trámite, que
se mantiene reservado, habría sido iniciado por el propio Evo Morales, en
presunta procura de determinar si el hijo de ambos está, o no, vivo.
Increíblemente, Evo Morales sostiene no saberlo.
Lo cierto es
que hasta ahora parecería no haberse preocupado demasiado por el delicado tema.
Manteniéndolo en las sombras.
Existió
entonces al menos una cuota de indiferencia por la situación de su propio hijo.
Pero cuando, de
pronto, Gabriela Zapata Montaño hizo pública la cuestión, todo adquirió
urgencia para Evo Morales. Por su impacto político, obviamente. Tardíamente,
por cierto
Parecería obvio
que Gabriela Zapata Montaño se benefició personalmente de la intimidad con el
presidente de Bolivia obteniendo para la empresa china que la empleara
contratos y favores que de otro modo quizás no hubieran sido posibles.
Si es que
efectivamente hubo tráfico de influencias, Evo Morales no parecería haber sido
extraño al mismo.
Más allá del
evidente desapego de Morales con su descendencia, el episodio sugiere también
una conducta presidencial cargada de nepotismo, que además –lamentablemente-
parecería tener bastante poco de normal y hasta de honesta.
LA GENTE DEL AGUA DE BOLIVIA PADECE DE SEQUÍA
El Economista de México (www.eleconomista.net)
Vicente
Valero viste un poncho que describe la historia de su grupo étnico, los
Uru-Murato, con rayas de muchos colores. Reconocida como una de las culturas
más antiguas de los Andes, sus miembros han sobrevivido como pescadores durante
un milenio en las costas de las aguas saladas del Lago Poopó, uno de los
cuerpos de agua más grandes de Bolivia, que sobrevivió el imperio inca y
la conquista española.
Pero el lago
que los sostiene se ha secado, amenazando la subsistencia de esta comunidad
pesquera y causando estragos ambientales para varias especies, incluyendo a los
flamencos rosados.
La raya azul de
su poncho representa “el agua con la que sobrevivimos. Esa agua ya no existe”,
dice el jefe de la tribu. Señala la raya negra de su poncho: “Ésa era la
oscuridad que opacaba todo antes de que aparecieran la luz y el agua. Temo que
hacia allá vamos de nuevo”.
Hace casi una
década la ONU declaró que “las poblaciones indígenas serán las primeras en
enfrentar las consecuencias directas del cambio climático, debido a su
dependencia del medio ambiente y sus recursos”. En Bolivia, que es
mayormente un país indígena, esto ya está sucediendo.
En 1986, el
Lago Poopó, situado en una depresión en el altiplano a 3,700 metros sobre el
nivel del mar, se extendía por un área de 3,100 kilómetros cuadrados. Se ha
reducido a 5 kilómetros cuadrados, dejando sólo unos cuantos charcos en el
fondo del lago, con vicuñas muertas y barcos pesqueros abandonados.
“El lago es una
víctima de una tormenta perfecta del cambio climático. El Niño y las
actividades del desarrollo en Bolivia, especialmente el desarrollo minero,
han alterado el agua de muchas maneras”, explica Jim Shultz, una activista
ambiental y el director ejecutivo del Democracy Center basado en Cochabamba.
El nivel del lago ha fluctuado durante mucho tiempo y se ha secado en el pasado. Pero muchos temen que esta vez el agua se ha desaparecido para siempre debido a temperaturas altas, más sedimento y desviaciones realizadas por granjeros y mineros. Los activistas culpan a los mineros cooperativos, la gran mina de estaño estatal en Huanuni y a una operación cercana de Glencore. Glencore niega cualquier responsabilidad.
Al enfrentar ingresos decrecientes conforme bajan los precios de las materias primas, el Presidente Evo Morales, quien nació y creció junto al Lago Poopó y había prometido proteger a la “Pachamama”, oMadre Tierra, ha continuado la perforación del país intentando reducir las tasas de extrema pobreza a cero en la siguiente década. Pero esto está afectando a algunos de los grupos indígenas pobres que prometió defender.
El nivel del lago ha fluctuado durante mucho tiempo y se ha secado en el pasado. Pero muchos temen que esta vez el agua se ha desaparecido para siempre debido a temperaturas altas, más sedimento y desviaciones realizadas por granjeros y mineros. Los activistas culpan a los mineros cooperativos, la gran mina de estaño estatal en Huanuni y a una operación cercana de Glencore. Glencore niega cualquier responsabilidad.
Al enfrentar ingresos decrecientes conforme bajan los precios de las materias primas, el Presidente Evo Morales, quien nació y creció junto al Lago Poopó y había prometido proteger a la “Pachamama”, oMadre Tierra, ha continuado la perforación del país intentando reducir las tasas de extrema pobreza a cero en la siguiente década. Pero esto está afectando a algunos de los grupos indígenas pobres que prometió defender.
Bolivia sigue
dependiendo de industrias de extracción como de gas natural y minerales para
impulsar la economía. Las exportaciones mineras subieron de US$1
mil millones al año en 2006 a cerca de US$4 mil millones en
2014, conforme las inversiones en el sector crecieron casi cuatro veces en el
mismo período. Más de 2.6 millones de personas pasaron a formar parte de la
clase media bajo el mandato del Sr. Morales y las tasas de crecimiento son
entre las más rápidas de la región.
Pero el
conflicto entre el modelo de desarrollo de gobierno basado en la minería y los
habitantes originales ha sido un punto álgido en la presidencia del Sr.
Morales. El año pasado hubo indignación cuando el gobierno anunció que iba a
abrir siete de las 22 áreas protegidas para realizar actividades exploratorias
de hidrocarburos.
Ahora un plan del gobierno para revivir el lago está peligrando debido a la desaceleración de la economía de Bolivia, conforme los organizadores de un plan de 20 años para salvar el cuerpo de agua está luchando para recopilar los US$100 millones de que dicen necesitar para llevar a cabo la primera fase de cinco años en medio de la declinación de ingresos del Estado.
Ahora un plan del gobierno para revivir el lago está peligrando debido a la desaceleración de la economía de Bolivia, conforme los organizadores de un plan de 20 años para salvar el cuerpo de agua está luchando para recopilar los US$100 millones de que dicen necesitar para llevar a cabo la primera fase de cinco años en medio de la declinación de ingresos del Estado.
Mientras tanto,
las comunidades están siendo desarraigadas. Félix Condori, otro oficial Uru,
dice que la mitad de las 750 familias Uru-Murato — que según la mitología son
“seres acuáticos”, no humanos — han sido forzados a abandonar sus hogares y mudarse
a las ciudades y pueblos en Bolivia, Chile y Argentina para
buscar empleo.
“Antes había
suficiente agua para darnos todo lo que necesitábamos”, dice el Sr. Condori,
alcalde del pueblo Uru-Murato de Llapa Llapani. “Ahora ya no hay comida, se
desapareció el agua y se han desaparecido los peces y los pájaros. Por eso se
está yendo nuestra gente y por eso nosotros estamos enfrentando nuestra propia
extinción”.
Un día en
noviembre 2014, los Uru-Murato que vivían junto al lago se despertaron a ver
que millones de peces se habían muerto. Un año más tarde el lago había
desaparecido.
Llovió un poco
el mes pasado en el Lago Poopó. El Sr. Valero, quien había dejado de
pescar hace ocho meses, le agradeció a la Madre Tierra por haber
mandado un poco de agua: “Se perderá en las grietas del fondo del lago”, dijo.
“No ayudará. Pero qué bueno que Pachamama sigue pensando en nosotros”.
MORALES FORTALECE LAZOS DE INTEGRACIÓN CON TARIJA
El gobernador Gerardo Morales, abordó proyectos en común
con su par de Tarija (Bolivia), Adrián Oliva Alcázar, en el marco de una
reunión que mantuvieron en esa ciudad boliviana y anunció que se va a
elaborar una agenda de trabajo conjunta sobre infraestructura, producción y
cultura con el fin de profundizar los lazos de integración regional.
Jujuy Al Momento de Argentina (www.jujuyalmomento.com)
Durante su
visita al Departamento Autónomo de Tarija, Morales señaló que se trataron temas
“que son fundamentales para nuestros pueblos y que tienen que ver con la
integración” tanto a nivel cultural como comercial y en materia de
infraestructura, se informó hoy oficialmente.
Para poner en
marcha la agenda de trabajo conjunta, “me comprometí a enviar al ministro de
Cultura y Turismo de la provincia (Carlos Oehler) para que profundicemos
algunos proyectos, porque tenemos mucho en común y podemos hacer grandes cosas juntos”,
anunció el mandatario jujeño.
En lo que
respecta a la infraestructura, Morales precisó que su par de Tarija tiene en
marcha un “buen proyecto vial para conectarnos y estar más cerca” por lo que el
aporte de la provincia de Jujuy será trabajar conjuntamente a través del
Ministerio de Infraestructura con los técnicos de Tarija.
En cuanto al
tema de la integración comercial ambos gobernadores se comprometieron a
participar de las ferias productivas que se realizan en sus provincias (octubre
en Jujuy, noviembre en Tarija) con la intención de tener “mayor presencia” en
ambos lugares.
Asimismo,
Morales se comprometió a “hacer todo lo posible para volver el 15 de abril”
próximo, acompañado también por el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey,
“para que tanto Jujuy como Salta, que comparten una misma región geográfica,
podamos integrarnos con Tarija”, afirmó.
Por su parte,
Oliva Alcázar refirió que la reunión con el gobernador jujeño giró en torno a
temas de “integración, desarrollo, de la historia en común pero también del
futuro que queremos construir en conjunto para nuestros pueblos”.
Consideró que
el encuentro fue "muy importante porque a partir de aquí se van a generar
muchas iniciativas”, destacando "la iniciativa del gobernador (Morales) de
venir a Tarija para comenzar a generar estos espacios para trabajar”.
EL TANGO DE OBAMA EN AMÉRICA LATINA
La Nación de Argentina (www.lanacion.com.ar)
Por Andrés
Oppenheimer.- El presidente Obama sedujo a muchos argentinos al
bailar tango -bastante bien, por cierto- durante su visita a la Argentina, pero
es probable que su viaje sea recordado por algo mucho más importante: marca el
probable comienzo de un nuevo ciclo menos antagónico y más pragmático en las
relaciones entre América latina y Estados Unidos.
Por diseño o
por suerte, Obama podría terminar su mandato en enero del año próximo con una
América latina muy diferente a la región con la que se encontró hace siete
años, cuando estaba dominada por gobiernos populistas autoritarios
antiestadounidenses.
Ahora, la
Argentina tiene un nuevo presidente, Mauricio Macri, que le dio a Obama una
cálida bienvenida en Buenos Aires. En Brasil, Venezuela, Bolivia y Ecuador
están soplando vientos de cambio, como lo demuestran las recientes elecciones
legislativas en Venezuela, el referéndum en Bolivia y el proceso de juicio
político contra la presidenta de Brasil.
Irónicamente,
Obama se encuentra al final de su mandato con una América latina más amigable a
pesar de que nunca le prestó atención especial a la región. Por el contrario,
designó a Asia como el "eje" de su política exterior. Cuando lo
entrevisté por primera vez durante la campaña presidencial de 2007, admitió que
nunca había visitado la región y no pudo mencionar el nombre de ningún
presidente latinoamericano de ese momento.
Pero el viaje
de Obama a Cuba y la Argentina simboliza un nuevo ciclo en la región (prefiero
no usar la palabra "era", porque los ciclos políticos en América
latina suelen durar entre 10 y 15 años), que podríamos bautizar temporalmente
como el ciclo pos-populista, o el ciclo pragmático, o el final del ciclo de
autoritarismo aislacionista de América latina.
Obama merece
algo de crédito por este fenómeno. Su normalización diplomática con Cuba, su
viaje a la isla con una delegación de empresarios estadounidenses, su firme
repudio a la dictadura militar de la Argentina y su promesa de desclasificar
los cables de inteligencia estadounidense de ese período ayudaron a derrumbar muchos
mitos fundacionales de la vieja izquierda latinoamericana.
La apertura de
Obama hacia Cuba le quita a la dictadura militar cubana la excusa de que no
puede permitir elecciones libres o libertad de expresión porque la isla está
supuestamente amenazada por el imperialismo yanqui. Tras el acercamiento de
Obama a Cuba, esta excusa suena más ridícula que nunca.
La izquierda
setentista de la Argentina, que llevó a cabo protestas durante la visita de
Obama, que coincidió con el 40° aniversario del golpe militar de 1976, quedó
descolocada. Estuvo fuera de lugar al repudiar al presidente estadounidense que
rindió homenaje a las víctimas de la dictadura y al tratar de culpar a Estados
Unidos de haber sido el artífice de ese período oscuro de la historia argentina.
En rigor,
aunque Estados Unidos miró hacia el otro lado durante los abusos a los derechos
humanos durante los primeros meses de la dictadura, eso cambió radicalmente
cuando Jimmy Carter asumió el gobierno, a principios de 1977.
Lo recuerdo muy
bien, porque me fui de la Argentina a Estados Unidos en 1976. A principios de
1977, Carter estaba denunciando públicamente a los militares argentinos y
presentaba condenas a la Argentina en la Comisión de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas, mientras que -ironía de ironías- Cuba apoyaba abiertamente a
la junta militar con sus votos en la ONU, entre otras cosas para evitar
condenas a sus propios abusos.
Pero quizá la
principal razón del actual cambio en los vientos políticos latinoamericanos sea
económica: el boom mundial de las materias primas que tanto ayudó a América
latina en la década pasada se terminó y ahora los países de la región necesitan
desesperadamente más inversión y más comercio.
"El viaje
de Obama a la Argentina y Cuba marca un cambio político muy importante en
América latina -me dijo el ex estratega político de Macri Jaime Durán Barba-.
He estado en varios países de la región en las últimas semanas y hay un
creciente deseo de una política más moderna y menos autoritaria."
Mi
opinión: Obama será recordado en América latina como un buen presidente para la
región, a pesar de no haberle destinado mucho tiempo ni energía. Sería una
verdadera pena si el próximo presidente de Estados Unidos, que herederá una
región mucho más amigable, no aprovechara la oportunidad para construir nuevos
puentes económicos -en lugar de muros- para beneficio de ambas partes.
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