lunes, 7 de diciembre de 2015

PARAGUAY MIRA PUERTOS PERUANOS VÍA BOLIVIA



Ante los constantes inconvenientes que se le presentan al Paraguay en torno a su comercio exterior dentro del Mercosur y las trabas y sobrecostos para el tráfico de bienes locales, se plantea una alternativa de mirar hacia extrazona mediante un enlace a puertos peruanos, vía Bolivia, aprovechando que en algún momento estará asfaltado el último tramo de la ruta Transchaco, según Enrique López Arce, especialista en comercio internacional.
“Paraguay debe potenciar obras de infraestructura para mejorar nuestra competitividad y disminuir los sobrecostos que tenemos versus otros productos de la región, por ser un país sin litoral marítimo”, explica, al tiempo de mencionar que en la región se están modificando la economía y el comercio, por lo que es necesario mirar otras rutas de salida de productos nacionales, sin dejar de exigir respeto a la industria nacional en el Mercosur.
El experto habla de destacadas inversiones de origen chino (USD 4.000 millones) para la construcción de un ferrocarril de doble vía desde Perú, pasando por Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) y llegando a Mato Grosso (Brasil); a lo que se suma otra inyección de capital para puertos e infraestructura (USD 15.000 millones), que convertirán en nudos logísticos para la región, todos asentados en Perú.
reorientación. “A mediano plazo puede cambiar la orientación de las exportaciones e importaciones paraguayas, si nuestro país consigue consolidar una buena infraestructura de carretera para llegar hasta Santa Cruz, Bolivia. El transporte en ferrocarril hasta los puertos peruanos podría conformar una rápida ruta de salida y económica a la vez, pues se enlazarían las rutas carreteras (distancia mediana) haciendo transbordo al ferrocarril en Santa Cruz”, sostiene como opción al tráfico vía el río Paraná.
A su criterio, estas proyecciones regionales tienen su punta de lanza en la inversión china en varios países para infraestructura, que podría cambiar el mapa estratégico y dar una ventaja competitiva al Paraguay.
El analista va más allá y agrega la existencia de USD 40.000 millones para el futuro Canal de Nicaragua, que para 2019 podrá captar 416 millones de toneladas de carga, y ofrecer una vía navegable, que para los productos paraguayos podría ser un puente para cambio de océanos más cercano al Canal de Panamá, con reducción de costos. Ultima Hora de Paraguay (www.ultimahora.com)






Radio Pachamama de Perú (www.pachamamaradio.org)
                                                                           
Los alcaldes de las provincias de Huancané y Moho, y alcaldes bolivianos de la provincia de Charasani, trabajan para que con el Corredor bi-oceánico Kallawaya: Perú-Bolivia-Brasil; el puente internacional en el hito N° 32 sobre el río Suches se convierta en más “transitado” que el puente de Desaguadero.
En dialogo con Pachamama Radio, el burgomaestre del Gobierno Autónomo Municipal de Charasani, Fortunato Calamani Cuno, aseguró que el nuevo corredor será implementado rápidamente en beneficio de las poblaciones fronterizas de ambas naciones; ya que el gobierno boliviano aprobó el presupuesto para el asfaltado de la carretera: Charasani- Apolo- Tumbapata- Cobija hasta Brasil.
En ese sentido, anunció que el 12 de diciembre las autoridades bolivianas de Charasani se trasladaran hasta la localidad de Huayrapata, territorio de peruano, para participar en la segunda reunión binacional que se realizará con sus pares de Perú; donde además se tomará los últimos acuerdos, para implementar un puesto de migraciones.
Precisó que las autoridades municipales de ambas naciones, resolvieron que el lugar donde se construirá el puente internacional en el río Suches: sea decidido de acuerdo a un estudio técnico.
Finalmente, indicó que los pobladores de Charasani y Moho tienen que dar una vuelta por Desaguadero; para pasar ambas fronteras; por lo que urge la creación del nuevo corredor bi-oceánico Kallawaya en el puente Suches.





"CON EL SECTOR PRIVADO ESTAMOS ARMANDO UNA OFERTA ATRACTIVA PARA LA CARGA DE BOLIVIA"

Alberto Díaz, presidente de la Administración Nacional de Puertos de Uruguay (ANP)

Mundo Marítimo de Chile (www.mundomaritimo.cl)
                                                                                                                   
Alberto Díaz, ingeniero naval, presidente de la ANP de Uruguay y además presidente del Comité de Puertos de la OEA, fue uno de los asistentes destacados al último Congreso Latinoamericano de Puertos de La AAPA. Y las cosas no han sido fáciles para el sector portuario uruguayo en el último tiempo, que atenazado entre Argentina y Brasil, lucha por posicionar sus terminales, asumiendo su situación más como una ventaja que como una debilidad según explica el funcionario.
Una seria dificultad que debió sortear Uruguay se produjo luego de la resolución 1108 de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de Argentina, la que en 2013 prohibió los tránsitos de carga de ese país en terminales uruguayos. Se recurrió entonces a una nueva estrategia: “Fuimos a Paraguay en varias misiones, de ministros, de empresarios, se trabajó mucho”, señala en referencia a la tarea realizada para atraer carga paraguaya a los puertos de Uruguay. Y lo lograron, ya que solo en los primeros cinco meses de 2014 los tránsitos paraguayos en el puerto de Montevideo alcanzaron el 40% de sus transbordos totales.
En cuanto a las perspectivas del movimiento de carga proveniente de Argentina, afirmó que ha obtenido información respecto a que con el cambio de Gobierno en dicho país “la norma se eliminaría de inmediato”. En todo caso precisa que a Montevideo le costaría más retomar la carga argentina, “porque esa carga tomó otra ruta”, lo que le significaría competir con el puerto de Rosario, Argentina y con el terminal Río Grande de Brasil.
Dragados compartidos
Uruguay y Argentina además comparten la administración de algunos canales de acceso y salida de sus respectivos puertos y el desempeño en ese ámbito ha sido variado. En el caso del Canal Martín García en el Río de la Plata, Díaz comenta que “el primer año de dragado compartido funcionó bien (2013), después mal (2014) lo que fue nefasto para el Martín García”. En tanto, el río Uruguay la situación ha sido más halagüeña: “Venimos bien, cumpliendo, pero son otros volúmenes no hay tanta presión del sector privado”, comenta.
Recientemente ambos países acordaron en la CARP. (Comisión de Administración del Río de la Plata) el contrato de una empresa China para las tareas de dragado. “En siete meses, más o menos lo dejará en condiciones originales, tal vez un poco más ancho y tal vez en este tiempo ambos países (Argentina y Uruguay) acuerden la profundización del canal”, señala.
En busca de Bolivia
Tras la buena experiencia con Paraguay, en Uruguay planean atraer a Bolivia, “ha habido acercamientos”, admite Díaz. “La idea que tenemos es incorporar algún puerto paraguayo con cambio modal y alguna naviera -no puedo dar detalles porque lo estamos trabajando- que concentren la carga boliviana que va a Uruguay”.
“Pensamos en camiones en Santa Cruz, por ejemplo, hacia algún punto en Paraguay y después de ahí barcazas oceánicas hasta Montevideo. Es un poco el esquema que queremos vender”, señala Alberto Díaz, quien adelanta que se enviará una misión a Bolivia, en el marco de la realización de la próxima feria ExpoCruz a realizar se en la ciudad de Santa Cruz. “Estamos armando con el sector privado una oferta uruguaya, atractiva supongo”, concluye al respecto.
Conflicto con Katoen Natie
Respecto a la disputa sostenida con Terminal Cuenca del Plata (conformado por la multinacional belga Katoen Natie propietaria del 80% y por la ANP que maneja el 20% restante) que exige tener la exclusividad para poseer grúas pórtico, cuestión que al parecer no continuará de ese modo ante la apertura por parte de la ANP para que el otro terminal del puerto de Montevideo, Montecón (empresa pública) pueda adquirir este tipo de equipamiento para su muelle C.
“Vamos a hacer lo que sea mejor para el puerto y no lo mejor para una empresa o para otra”, plantea con firmeza Alberto Díaz, quien agrega que “en el marco legal que tenemos, no cabe duda que nos permite colocar grúas pórtico (en Montecon). Señala además que lo que resta por definir “es el modelo de gestión de esas grúas. Si las vamos a operar nosotros en forma directa o indirecta y lo más lógico es que sea de manera indirecta, o sea que sean grúas al servicio público de la ANP, pero puestas en servicio y mantenidas por un operador” sostiene, aclarando eso sí, que no se llegará a concesionar el terminal.
Actualmente, Katoen Natie, piensa en extender su concesión, a la que le quedan 15 años. “Ahora vendrá la discusión de cuáles son las obras o que inversión va a hacer y queremos que la vaya bien y que no corra riesgo su negocio, pero nunca monopolizar”, manifiesta Díaz, quien manifiesta que la empresa es un concesionario “muy bueno en lo que es productividad. La navieras nos lo dicen y sabemos que estamos muy bien posicionados, gracias no solo a las grúas pórticos, sino que a su modelo de gestión”.






Con Nuestro Perú (www.connuestroperu.com)

El pasado día 25 el ex Presidente de Chile, Ricardo Lagos, manifestó que durante su gobierno (marzo 2000 – marzo 2006) cada vez que tocaba con sus pares bolivianos el tema de la salida soberana de Bolivia al Océano Pacífico era muy directo al decirles: “presidente, porque no habla primero con el presidente del Perú, ya que ellos tienen la llave del candado”. Craso error del ex presidente Lagos y de la postura chilena, porque Bolivia no tiene que tratar este tema con Perú.
Es determinante que exista un acuerdo previo bilateral entre Bolivia y Chile, y si acordaran una salida boliviana al mar por Arica, recién Perú debe ser consultado. El artículo 1 del Protocolo Complementario del Tratado de Lima (1929) establece claramente que cualquier acuerdo de cesión que efectúe Chile por territorios que fueron peruanos hasta la Guerra del Pacífico (1879-1883) debe ser consultado al Perú y contar con su aceptación.
No es la primera vez que Lagos y otros actores políticos chilenos tratan de hacer aparecer a nuestro país como el gran obstáculo para la salida al mar de Bolivia. En su período de gobierno Lagos manifestó varias veces que Perú era la principal oposición para que Bolivia deje de ser país mediterráneo, y que mientras Perú no se pronuncie no tiene sentido que Chile converse con Bolivia. Otros actores políticos chilenos también se han pronunciado en el sentido que esperan que Perú no sea obstáculo para resolver la salida al mar de Bolivia.
La demanda boliviana interpuesta en abril 2013 contra Chile en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) fue declarada competente (24 setiembre 2015) para saber si Chile tiene la obligación de negociar en buena fe el acceso de Bolivia al Pacífico, y en tal caso, si Chile la ha incumplido o no.
Bajo este panorama, el actual agente chileno en La Haya, José Insulsa, ha enfatizado que Chile está dispuesto a retomar el diálogo con Bolivia, pero “después de La Haya”. En este caso, por tratarse del límite fronterizo con Perú, podría plantearse una salida de Bolivia al mar a través de Arica, pero es realmente a Chile a quien corresponde determinar su posición sobre la mediterraneidad de Bolivia, y solo después de un previo acuerdo bilateral entre ambos países al Perú le corresponde pronunciarse sobre el tema estrictamente en el marco del Tratado de 1929.





BOLIVIA: EL MILLONARIO CASO DE CORRUPCIÓN QUE INVOLUCRA A EXMINISTROS, PARLAMENTARIOS Y DIRIGENTES DEL PARTIDO DE EVO MORALES

BBC Mundo de Londres (www.bbc.com/mundo)
                                           
El caso de corrupción es considerado como el más grande desde que Evo Morales llegó a la presidencia de Bolivia en 2006.
La justicia de aquel país halló 49 obras "fantasma" y proyectos observados por los que se giraron US$6,8 millones de arcas públicas a cuentas privadas de referentes del partido de Evo Morales.
205 personas se encuentran procesadas y se dispuso la detención de una exministra, dos senadores y dos dirigentes de organizaciones que son parte del oficialismo en Bolivia.
El fin de semana, el fiscal general de Bolivia, Ramiro Guerrero, dio un informe sobre el caso que en ese país es conocido como "Fondo Indígena".
"Aquí no hay persecución política, aquí se está persiguiendo los delitos de corrupción, los delitos de enriquecimiento ilícito de particulares con afectación al Estado. Es gente que ha recibido dinero en cuentas particulares y no hay estos proyectos, son inexistentes", explicó el titular del Ministerio Público.
El gobierno boliviano aseguró que no va a proteger a ninguno de sus referentes y líderes que puedan estar involucrados en el caso.
"La justicia tiene que actuar de manera independiente, sin ningún tipo de influencia de nadie. No se olviden que quien denunció el tema fue el Gobierno y pedimos que se convoque a quien se lo deba hacer", aseguró el vicepresidente de aquel país, Álvaro García Linera.
Los acusados
El Fondo Indígena era una partida presupuestaria destinada a financiar proyectos de desarrollo a favor de organizaciones sindicales y campesinas en Bolivia.
Fue liquidado en agosto de este año por el gobierno de Evo Morales después de que estalló el escándalo de corrupción.
El informe presentado el fin de semana por la fiscalía boliviana señala responsabilidades individuales en cinco líderes oficialistas.
En los 10 meses previos, desde que la Contraloría General de Bolivia denunció irregularidades en al menos 153 obras financiadas por el Fondo Indígena, otras 205 personas fueron procesadas.
Según explicó el fiscal Guerrero, la exministra de Desarrollo Rural y Tierras Julia Ramos es acusada por incumplimiento de deberes, incumplimiento de contrato, enriquecimiento ilícito de particulares con afectación al Estado y favorecimiento al enriquecimiento ilícito.
Añadió que Ramos recibió desembolsos en su cuenta personal de alrededor de US$2,8 millones por la ejecución de 28 proyectos observados.
Ramos, en breve contacto con los medios, calificó su detención como "un show mediático" y aseguró que todo "se va a esclarecer".
Es la primera vez que un exministro de Evo Morales resulta detenido por un hecho de corrupción.
Los senadores Jorge Choque y Felipa Merino son investigados por cinco proyectos "fantasma". Ambos también fueron detenidos involucrados con desembolsos de más de US$500.000.
Los dirigentes oficialistas Melva Hurtado y Remy Vera, así como el disidente Damián Condori, también guardan detención y fueron imputados por la fiscalía por varios delitos y decenas de proyectos "fantasma" que estuvieron bajo su directa supervisión.
El dinero
El debate en Bolivia se concentra en el destino del dinero salido de las arcas públicas destinado a proyectos que no se concluyeron o a obras que jamás fueron empezadas.
Si bien la fiscalía boliviana detectó malos manejos por US$6,8 millones, la interventora del Fondo Indígena, Lariza Fuentes, informó en agosto que el daño económico podría alcanzar los US$14,9 millones.
Pocos días después del informe de la interventora, la alta dirigente oficialista Nemecia Achacollo renunció a su cargo de ministra de Desarrollo Rural.
En la semana hizo público que se presentará a declarar si es convocada por la justicia boliviana.
La oposición de aquel país y dirigentes en la disidencia han denunciado que una parte de los recursos del Fondo Indígena fue aprovechada por el partido de Evo Morales para campañas electorales y actos proselitistas, algo que ha sido negado por el oficialismo.
Las críticas
El partido de Evo Morales insiste en que no encubrirá a ninguno de sus líderes que pueda resultar involucrado en el escándalo, sin embargo las críticas se multiplicaron después de que cinco referentes oficialistas resultaron involucrados y detenidos.
Rafael Puente, viceministro de Régimen Interior de Evo Morales durante su primer año de mandato, criticó duramente a las dirigencias sindicales y campesinas oficialistas involucradas en el caso por "perder el rumbo" y por aprovechar sus cargos en el Estado para obtener beneficios particulares.
Como Puente, en los últimos años varios exideólogos y exautoridades gubernamentales insinúan que organizaciones sindicales y sus dirigentes fueron "cooptados" para cumplir objetivos proselitistas y partidarios.
En varias oportunidades el presidente boliviano se refirió a las organizaciones indígenas y campesinas como la "reserva moral de la humanidad", sentencia que ahora es cuestionada por culpa de lo sucedido con el Fondo Indígena.
No es el primer caso de corrupción en el gobierno de Morales en los casi 10 años que lleva en la presidencia, sin embargo sí es la ocasión en la que las organizaciones que dan sustento a su partido se han visto más salpicadas.
Las consecuencias de ello podrán medirse el 21 de febrero del año próximo, cuando los bolivianos acudan a las urnas para decidir si Evo Morales puede ser candidato a la presidencia una vez más.





LA “JUANA” DE EVO

El Nuevo Día de Colombia (www.elnuevodia.com.co)
                                                           
Cuando Cristina miraba la estatua de Juana Azurduy desde la ventana de su despacho, posiblemente se ve a sí misma. La heroína de una proeza histórica, la mujer combativa que acompañó al marido en la lucha por la independencia; Juana, la primera, y ella, “la segunda independencia”. Y también la viuda que ocupó el liderazgo que la muerte del esposo dejó huérfano: Juana, la comandancia de la guerrilla y la jefatura de la llamada “Republiqueta de La Laguna”, liderazgos creados y ejercidos hasta su muerte por Manuel Asencio Padilla. Y Cristina, el liderazgo del Frente Para la Victoria y la presidencia que no pudo volver a ocupar su esposo porque la muerte lo emboscó cuando menos lo esperaba.
En el imaginario kirchnerista, la estatua de Colón, además de representar una conquista genocida se equipara a las fuerzas realistas contra las que luchó Juana Azurduy al lado de su marido y después sola.Cristobal Colón es el mayor genocida de la Historia -dijo Cristina-.
Quizá, secretamente, Cristina aspira a superar en la historia a la imagen de Néstor, como la valerosa guerrera del Alto Perú cuyo nombre es inmensamente más conocido en la historia que el de Asencio Padilla, el marido de la Juana.
Para Evo Morales, el coinaugurador de la estatua que puso en retirada a Cristóbal Colón, Juana también tiene una inmensa importancia, pero no por la misma razón que ve la hoy expresidenta argentina. Para Evo, posiblemente, el mayor valor como mensaje de la comandante independentista decimonónica, es que era hija de una mujer indígena. La huella de la gran guerrera patriótica es una marca india en la lucha emancipadora. Y el presidente boliviano es el gran impulsor de la inclusión de las culturas aimara, quechua y amazónica en la conducción de Bolivia, un Estado que siempre había estado en manos de una casta blanca, socialmente corrosiva, políticamente autoritaria y económicamente incompetente.
Cristina necesita que los argentinos vean en Azurduy su propia historia, o que vean en ella una guerrera como la que continuó la lucha emancipadora del marido muerto, llevándola a la victoria. Evo Morales busca en la misma estatua un ejemplo de lo que pueden los pueblos originarios cuando toman la historia en sus propias manos.
La diferencia entre el presidente de Bolivia y su ex par argentina no sólo está en lo que ven y buscan en la estatua de Juana. También en cómo se ven a sí mismos. Evo lleva consigo, como un tesoro invalorable, la pobreza con que nació y creció en Oruro, cultivando y pastoreando llamas como casi todos en su comunidad aimara. Como haciendo honor a la choza que habitó con sus padres y hermanos, siete de los que sólo sobrevivieron tres, nunca uso su liderazgo sindical para enriquecerse como hacen muchos. Y en la presidencia, el patrimonio que ostenta es el de la austeridad franciscana con que siguió viviendo, aún en las cumbres del poder político.
La anfitriona con la que inauguró la estatua de Juana es, por el contrario, multimillonaria. Ha robado a dos manos con la ayuda de su hijo, un tonto. Para ella y su difunto esposo, no se puede hacer política sin dinero. Si tuviera que expresarse con sinceridad sobre tal afirmación, muy repetida por Kirchner, el presidente boliviano diría que eso es una coartada para robar.





AMÉRICA LATINA: TIEMPOS DE TRANSICIÓN

La Tercera de Chile (www.voces.latercera.com)
                                                  
El ex Presidente uruguayo Julio María Sanguinetti resumió hace unos días en El País de Madrid la percepción que empieza a extenderse por la región de que se está produciendo un viraje político desde el populismo hacia la racionalidad. Algunos lo llaman el péndulo de izquierda a derecha, que no necesariamente es lo mismo. Concluía Sanguinetti con estas dos frases: “Lo que sí está claro es que la fiesta populista está en su ocaso. En América del Sur el sol no sale sólo para el Pacífico”.
Es una forma apropiada de describir lo que está ocurriendo porque no se centra tanto en lo que está por venir como en la constatación de lo que ya se ha dado: el repudio a un modelo que ha abarcado a muchos países, incluidos tres grandes, Brasil, Argentina y Venezuela. Con respecto al futuro, prefiere expresar una esperanza algo ambigua antes que profetizar la trayectoria ideológica y política.
Lo primero se cae de maduro: nadie que no tenga anteojeras de caballo caprichoso puede negar que los gobiernos que apostaron, con distinto grado de intensidad, por el populismo autoritario han infligido a sus pueblos un dolor que da mucha lástima ver reflejado en la información que circula a diario o que le quema a uno los ojos apenas pone los pies allí.
En el caso -Brasil es el principal ejemplo- de quienes no practicaron la variante autoritaria del populismo pero sí todas sus otras dimensiones, las consecuencias también son dramáticas, aunque menos que en los casos anteriores porque la fragilidad institucional es menos alarmante (en ciertos sentidos, como lo atestigua la acción de las instancias jurisdiccionales brasileñas, puede decirse que el populismo ha provocado, por oposición, una saludable vinificación de una parte del aparato institucional).
No es cuestión de entrar en detalle sobre las diferencias que hay entre casos como el de Nicaragua y Bolivia -donde la economía todavía resiste y los gobiernos populistas tienen mayor aceptación- y los de países donde la inflación, el hundimiento del aparato productivo o su estancamiento, el desabastecimiento y la escasez de moneda extranjera acentúan el descrédito gubernamental. Lo que importa es que en todos los casos el modelo está siendo cuestionado de una forma u otra por las masas que llevaron al poder a esos gobernantes: sus planes de perpetuarse en el poder enfrentan una resistencia tenaz.
Si nos atenemos estrictamente a procesos electorales, sólo podemos hablar de dos -a escala presidencial- que permitan corroborar el viraje o transición ideológica en la región en 2015. En Guatemala la crisis moral llevó al poder a Jimmy Morales, un hombre del mundo de la televisión de tendencia conservadora. En Argentina, Mauricio Macri, de inclinación más bien liberal, acaba de derrotar al kirchnerismo y se prepara para asumir el mando del Estado en su atribulado país.  Estos dos ejemplos no bastan, evidentemente, para proclamar el movimiento del péndulo ideológico en la región. Pero hay muchos otros síntomas que permiten hablar de una tendencia más general.
La amplitud monumental del descrédito gubernamental en Venezuela y Brasil, y el crecimiento significativo de la oposición de centroderecha o liberal (términos que a veces coinciden y a veces no), dejan poca duda en ambos casos.
La oposición venezolana agrupada en la Mesa de la Unidad Democrática, que tiene a sus puntales en las figuras de Leopoldo López, Antonio Ledezma, María Corina Machado y Henrique Capriles (este último algo disminuido), goza ahora de una aceptación que en el peor de los casos duplica y en el mejor triplica a la del chavismo. Si las elecciones de hoy domingo en Venezuela fueran limpias y el sistema permitiese que la composición de la Asamblea Nacional reflejara el caudal de votos de la oposición, estaríamos ante una mayoría absoluta por parte del antichavismo.
En el caso de Brasil, la jibarización política de Dilma Rousseff, hoy con apenas 10% de popularidad, ha venido acompañada del crecimiento de la centroderecha encarnada por la Social Democracia Brasileña. Aécio Neves, su líder, encabeza los sondeos con claridad; en el mejor de los casos, Lula da Silva (sí, el eterno Lula) está 10 puntos por detrás. Aunque el desprestigio político afecta a todos los partidos y el escándalo conocido como Lava Jato ha hecho muy difícil que las organizaciones principales, sea cual sea su orientación y posicionamiento, preserven intacta su legitimidad, lo cierto es que la oposición liderada por el PSDB es hoy una clara alternativa en el sentimiento popular.
Esto, en cuanto a los países donde la situación es más calamitosa. Les sigue Ecuador, donde también hay síntomas de fin de fiesta. A las multitudinarias protestas por diversas iniciativas gubernamentales a lo largo del año, como la Ley de Herencias y la Ley de Plusvalías, que Rafael Correa tuvo que retirar, se añade la movilización contra la pretensión del Presidente de hacerse reelegir de forma permanente. Ante la magnitud de la ira ciudadana, Correa se vio obligado a presentar al Congreso una enmienda que permitirá la reelección indefinida pero sólo a partir de 2021 (fecha en que, por lo demás, él podrá postularse otra vez).
Es cierto que si el mandatario manipula los próximos comicios presidenciales y logra que su sucesor sea un miembro de su Alianza País, la perpetuidad de la “Revolución ciudadana” estará garantizada (a lo que se sumaría el eventual retorno de Correa en 2021). Pero lo que rescato de lo sucedido es que la impopularidad de Correa -aun cuando su aceptación no es tan baja como la de Nicolás Maduro o Dilma Rousseff, desde luego- es otro síntoma de la desilusión con el modelo populista; allí también el deseo de ver un cambio en la Presidencia refleja una mudanza en la orientación del sentimiento político de la gente.
No está ciento por ciento claro, como en otras partes, que esa mudanza vaya en dirección conservadora o liberal, sobre todo teniendo en cuenta que desde hace unos años Correa soporta también mucha oposición por su izquierda. Pero, si uno tiene en cuenta la clara orientación populista de izquierda de las iniciativas derrotadas o al menos fuertemente contestadas en los últimos tiempos, es evidente que la disconformidad expresa un repudio al populismo estatista y expropiador.  Se trata de iniciativas que en otras circunstancias -en otro tiempo psicológico- de América Latina hubieran hecho las delicias de la multitud. Ya no.
El caso de la Bolivia de Evo Morales es algo distinto porque allí la economía todavía no se ha desacelerado tanto como en otras partes y el mandatario retiene cierta popularidad. Las causas -los precios del gas que exporta, fijados antes de la crisis de las materias primas, el acuerdo con los empresarios y un manejo fiscal y monetario algo menos irresponsable que en otros gobiernos populistas- no son lo importante. Lo que de veras interesa es que, a pesar de que Morales mantiene una base popular significativa, la pretensión de reelección permanente (va por su tercer mandato y quiere otro más) choca con una antipatía notable.
Está fijado en principio para febrero el referéndum sobre la ley que permitirá a Morales buscar otro mandato; todos los sondeos serios indican que una mayoría se opone. Algunos procesos electorales menos importantes ya han dado señales de hastío por parte de la población boliviana. El deterioro económico -que se empieza a notar y tiende a agravarse con efecto algo retardado- limitará considerablemente el margen de maniobra populista del gobierno. Morales da señales de que sabe que no tiene garantizada ni mucho menos la victoria.
Habría que apuntar, en el caso boliviano, algo que también vale para el caso nicaragüense: el mayor síntoma de viraje ideológico provino en su momento del propio gobierno, cuando pactó con los empresarios que le hacían oposición, a quienes dio un respiro y en algunos casos garantías. Sin dejar de ser populista, lo fue con menos asiduidad y con una ambición menos abarcadora que otros gobernantes de semejante convicción por razones de supervivencia pragmática. Era como un anticipo del viraje ideológico del que hoy se habla en la región.
La paradoja de este tiempo psicológico es que, así como en los países gobernados por el populismo en la última década o década y media el antipopulismo cobra mucho poder ciudadano, en los países gobernados de forma distinta en ese mismo lapso son las corrientes populistas las que están animadas. En algunos, especialmente Chile, tienen una presencia clave en la coalición de gobierno y han dejado huella en la mandataria; en otros, como México, suponen hoy una perspectiva de riesgo a mediano plazo, pues figuras de la izquierda carnívora como Andrés Manuel López Obrador han revivido y cundan con no pocas adhesiones. En otros -como Colombia- el populismo podría crecer si el gobierno, impaciente por un cuerdo de paz con la narcoguerrilla terrorista, hace demasiadas concesiones al enemigo y le abre la puerta trasera del poder. Finalmente, hay casos como el del Perú, donde la falta de continuidad en las reformas, el hecho de que el proceso electoral en curso se dé en medio de una chocante desaceleración económica y el desprestigio ético de casi todas las fuerzas pueden dar pie, más temprano que tarde, a aventuras populistas.
Sin embargo, ninguno de estos casos puede verse en términos que supongan un viraje político comparable al que está sucediendo al revés en los países populistas. En Chile hay una clara mayoría ciudadana enviando constantemente señales al gobierno de que no quiere reformas que hagan retroceder las manijas del reloj; en México, la suma del PRI y el PAN, de orientación en este momento semejante a pesar de su enemistad, y la propia moderación de un sector de la izquierda representan un cierto seguro contra el populismo; en Colombia, la fuerza de Alvaro Uribe es representativa de los temores que sienten muchos colombianos frente a las eventuales concesiones a las Farc; por último, en el Perú todas las candidaturas que van punteras comparten, o dicen compartir, su apego al modelo vigente.
Dos factores serán decisivos para que la transición del populismo a la centroderecha o al liberalismo se confirme y afiance en 2016 y 2017. El primero es Mauricio Macri. Si hace reformas y logra darles una base política a prueba de la desestabilización que llevará a cabo la oposición kirchnerista, el efecto será notable en otros países. El segundo factor es Brasil: si los brasileños logran, por vías constitucionales, apresurar la salida de un gobierno que no da más de sí y reemplazarlo por otro encabezado por el líder de la oposición, el efecto será aun mayor que el de un Macri dinámico y exitoso. Brasil, después de todo, es Brasil. Así como fue quizá el país más determinante a la hora de sostener al populismo autoritario que no practicó en casa, será quizá el día de mañana determinante para confirmar que el sol no sale sólo para el Pacífico.





EL CHAVISMO, UNA EXTRAORDINARIA PARÁBOLA DE LA HISTORIA VENEZOLANA

El Clarín de Argentina (www.clarin.com)

Es probable que el mayor reproche que la historia le hará al fenómeno bolivariano será por los enormes lucros cesantes que dejará esta experiencia. Venezuela logró crecimientos notables durante parte de estos tres lustros de dominio chavista, pero el país no se desarrolló. No es un desvío sólo atribuible al caso venezolano. Ha sido la marca de casi todos los procesos de cuño similar que surgieron después de la década de alta concentración de ingreso de los años 90. Aunque el chavismo reconoce orígenes aún más distantes. Las cuatro décadas de complicidades entre los dos partidos tradicionales, adecos por la AD socialdemócrata y copeyanos por el Copei demócrata cristiano, que se cargaron en base a corrupción e impericia la legendaria “Venezuela saudí”, está en las raíces de lo que acabó surgiendo como salida mágica de una revolución personalista e ideológicamente limitada.
El principal mérito del ex militar paracaidista Hugo Chávez fue colocar a la pobreza en el centro de su narrativa. Cuando llegó al poder, en febrero de 1999 amparado por el asediado último gobierno de Rafael Caldera, Venezuela era un páramo con una pobreza inclemente que circulaba entre el 60 y el 80% de la población. La bomba social legada por la segunda administración de Carlos Andrés Pérez no pudo ser revertida por aquel gobierno agónico que sumó a ex guerrilleros, trotskistas y adherentes de la dictadura de Pérez Jiménez en un extravagante gabinete que acabó apelando a la más rígida ortodoxia del FMI.
Chávez era un producto político de esa convulsión, parte de unas FF.AA. con basamento popular e ideologizadas a niveles muy diferentes al del resto de los grandes países sudamericanos.
Al revés del caso de Evo Morales en Bolivia, pero similar al de Juan Perón en Argentina, el chavismo no nace de abajo hacia arriba sino al revés, como una necesidad del sistema para preservarse. El futuro líder bolivariano se consolidó como consecuencia del sangriento Caracazo, un levantamiento popular que estalló entre febrero y marzo de 1989 por las medidas de ajuste que impuso Pérez y que dejó centenares de muertos. Chávez reaccionó con un fallido intento golpista en 1992 y acabó en la cárcel, pero fue liberado dos años después por Caldera, que lo visualizó como una posible salida para aliviar la presión social. Se implantó como alternativa con ayuda del mismo establishment que el militar atacaría luego sin miramientos desde el poder.
Cuando el líder bolivariano llegó al gobierno el petróleo no llegaba a los 10 dólares el barril. Un revés enorme frente a lo que aquel convenio entre las fuerzas tradicionales había experimentado con un crudo que generó por momentos tal flujo de divisas que el Estado venezolano llegó a desistir de percibir impuestos. A la vez, toleraba a un empresariado dependiente al extremo del erario público. Tampoco entonces como ahora Venezuela logró encontrar su camino al desarrollo y diversificar su economía para escapar de la dependencia petrolera.
La fórmula del chavismo sí difirió en el significativo aparato de contención que puso en marcha. Por primera vez en la historia los sectores marginales tuvieron asistencia médica, de vivienda y jubilatoria generando un descenso tangible de la pobreza. El crecimiento de la renta petrolera, a precios que sorprendían a los propios productores, permitió construir una estructura sólida de asistencia que explica el enorme apoyo popular que cosechó por años la revolución bolivariana.
El autoritarismo cuartelero con que se movía el líder bolivariano pesaba poco en la valoración general de esas masas bendecidas. Como tampoco lo hacía la censura o la persecución de la disidencia en una población que recibía por primera vez atención del Estado. Es por eso que el chavismo ganó 18 elecciones en estos años con la excepción del referendo de 2007 con el que buscó una perpetuación electoral que luego lograría en otra consulta.  
El modelo chavista, arropado en un mar de petróleo con precios incrementales, consistió en un hiper presidencialismo que hizo una Constitución a su gusto, dominó tanto al Congreso como al Poder Judicial y extinguió casi totalmente a la prensa independiente. El planteo ideológico era de un ultranacionalismo con tonos de la Guerra Fría –es legendaria su arremetida contra el Alca junto a Néstor Kirchner y Diego Maradona en Mar del Plata, en 2005–, regado de una rara mezcla de religión, marxismo, adoración a Jesucristo y a Bolivar que, en su auge, alcanzó para mantener a esas masas a resguardo de cualquier deriva clasista.
El chavismo financió su obra con la gran ubre de la petrolera PDVSA, a la cual liberó de su obligación de rendir los ingresos al Banco Central. Así, canalizó gran parte de la renta para atender directamente, y con una contabilidad al menos borrosa, la financiación de las misiones sociales que le garantizaban el apoyo popular. El resto, iba hacia el combustible subsidiado local, y a una estructura de petro diplomacia que entregaba crudo a precios de oferta a sus aliados del Caribe profundo.
El socio principal de esa operación fue Cuba, que recibía hasta 100.000 barriles diarios. Con ese trasiego, el chavismo sostenía de paso a los sectores más conservadores de la isla para bloquear la apertura y deshielo con EE.UU. que, por urgencias de la necesidad, acabó produciéndose este año. Ese ha sido, quizá, uno de los golpes más duros para los valores simbólicos bolivarianos.  
La compañía petrolera estatal también fue la caja para una oleada de nacionalizaciones que acabaron en un lastre del modelo. Fue más de un millar de firmas, ente ellas la mayor cementera y la principal acerera pero también una pequeña firma norteamericana de vasos de vidrio. Pero las fallas de gestión derrumbaron la producción de esos productos y debieron ser importados. Del mismo modo los alimentos que elaboraban agricultores cuyas tierras también fueron nacionalizadas.
Un sistema de cepos en la economía que encandiló al kirchnerismo argentino, tuvo un efecto igualmente abortivo. Multiplicó los tipos de cambios pero no pudo detener un dólar negro que, de la mano de la creciente crisis de los términos que intercambia el país, acabó rigiendo todo el sistema y originó un desabastecimiento de más de la mitad de la canasta básica. La falta de inversiones en la petrolera redujo su producción y el régimen debió hasta importar naftas.
La caída posterior en picado del precio del crudo, que afectó esencialmente a la actual etapa bolivariana a cargo de Nicolás Maduro, el ex canciller que designó Chávez en el umbral de su conmocionante muerte por cáncer en 2013, llevó al régimen a multiplicar el sistema financiero que aplicaba, inclemente, el fundador del modelo: alta emisión sin respaldo que licuaba con devaluaciones significativas que distribuían el costo de la crisis en el conjunto de la población.
La síntesis de esa experiencia es que el gran salto que el régimen produjo hacia los pobres venezolanos, fue eclipsado por las limitaciones del modelo para seguir atendiéndolos. El país tiene hoy cifras de pobreza por encima incluso de las que se detectaron en aquel Caracazo que generó esta extraordinaria parábola de la historia venezolana.

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