martes, 16 de diciembre de 2014

LA CUMBRE DEL MERCOSUR BUSCA INTRODUCIR A BOLIVIA COMO MIEMBRO PLENO



En la ciudad de Paraná, provincia de Entre Ríos, se reunirán a partir de hoy martes los cancilleres y presidentes del Mercosur para participar de la 47° Cumbre de Jefas y Jefes de Estado del bloque comercial que reúne a Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Venezuela.
En ese marco se espera avanzar en la incorporación de un nuevo miembro pleno: Bolivia, además de ampliar los horizontes con negociaciones con otros bloques regionales, entre los cuales la Alianza del Pacífico asoma como nueva variante.
"En la cumbre se van a profundizar lazos y se va a marcar el rumbo para seguir progresando y llevando inclusión a cada uno de nuestros países", definió el gobernador de la provincia anfitriona, Sergio Urribarri.
La Cumbre estará dividida en dos bloques de trabajo de alto nivel que se llevarán a cabo en el Centro Cultural y de Convenciones La Vieja Usina.
Hoy por la mañana, como antesala de la cumbre de los presidentes, se desarrollará el encuentro de los ministros de Relaciones Exteriores y de Economía de los países miembros del bloque. En ese ámbito se discutirán los ejes centrales de la Cumbre. La jornada finalizará con un almuerzo en la Escuela del Centenario.
Aunque hasta ayer no se había difundido el listado de presidentes que confirmaron su asistencia, la semana pasada Urribarri afirmó que participarían de la cumbre los reelectos mandatarios de Brasil, Dilma Roussef; y Bolivia, Evo Morales; y el electo presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez. Será esta la última cumbre del José "Pepe" Mujica.
Aunque no fueron confirmados, los organizadores esperan que se presenten los presidentes de todos los países miembros, así como también de algunos de los países asociados, como los casos de Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú.
 Justamente, Evo Morales será uno de los protagonistas del encuentro que comienza hoy. Por la tarde, junto a sus colaboradores, el mandatario boliviano enfrentará en un partido de fútbol al equipo del gobernador Urribarri en el Club Olimpia. Después, la Universidad Nacional de Entre Ríos le otorgará el título Honoris Causa. Seguramente, también aprovechará la oportunidad para dar una charla a los alumnos y profesores de la institución.
En el encuentro de presidentes, que se desarrollará el miércoles a la mañana, la Argentina –que ejerce la presidenta pro témpore de la entidad y la cederá a Brasil– espera que se trate el tema de los fondos buitre y la reestructuración de deudas soberanas. (www.urgente24.com)





EL MERCOSUR BUSCA AMPLIAR HORIZONTES CON BOLIVIA Y OTROS BLOQUES

El País de Costa Rica (www.elpais.cr)
                                                          
El Mercosur celebrará el miércoles la XLVII Cumbre de Presidentes en la ciudad argentina de Paraná con el objetivo de avanzar en la incorporación de Bolivia y ampliar los horizontes con negociaciones con otros bloques regionales, entre los cuales la Alianza del Pacífico asoma como principal atractivo.
La reunión de mandatarios de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela aspira a reactivar la agenda del Mercosur, que estuvo aletargada y sacudida por entredichos por trabas comerciales entre Buenos Aires y Brasilia.
La vigencia del bloque fue incluso uno de los temas de debate en las campañas electorales en Brasil y Uruguay.
La cumbre de Paraná buscará por eso dar un impulso clave al Mercosur, aunque no se esperan grandes anuncios.
El canciller argentino, Héctor Timerman, anticipó que los temas en discusión serán “la integración con otros bloques regionales, no solamente de América Latina sino también de Asia y de Europa; la integración de Bolivia como miembro pleno del Mercosur; temas de desarrollo e integración productiva”.
“Hoy en día necesitamos establecer relaciones con distintos bloques económicos para poder incorporar aquellos mercados a nuestras exportaciones y brindar más trabajo, más inclusión social y más dignidad a nuestros pueblos”, aseguró Timerman al inaugurar el IV Foro Empresarial del Mercosur.
Las negociaciones con la Unión Europea están sin embargo estancadas. “El acuerdo con la Unión Europa es necesario, pero ellos no están apurados por liberalizar los sectores que son necesarios, y en el Mercosur tampoco”, declaró a la agencia dpa Juan Pablo Lohlé, director del Centro de Estudios Políticos Estratégicos Internacionales (CEPEI).
La Alianza del Pacífico se presenta como otro de los grandes objetivos en el actual escenario del comercio mundial y el Mercosur debe debatir si iniciará un diálogo entre bloques o allanará el camino para que cada país lance negociaciones individuales.
El bloque debe mirar también hacia adentro. Si bien el comercio interno se multiplicó varias veces desde el inicio del Mercosur, comenzó a caer el porcentaje del total que se destina a los socios y cerraría 2014 en sólo un 13 por ciento, frente al 16 por ciento de 2010, según estimaciones de la consultora abeceb.com.
El coordinador de Comercio Exterior y Negociaciones Internacionales de abeceb.com, Mauricio Claverí, señaló que “el Mercosur desde su creación se basa en la fuerte integración de Argentina y Brasil y fue concebido ante todo como una iniciativa comercial”. “Desde esta perspectiva, el actual estado de la relación bilateral y la contracción del intercambio intrazona impacta en los fundamentos originales del bloque”, alertó.
Lohlé advirtió por su parte que las asimetrías macroeconómicas entre los socios afectan el funcionamiento normal del bloque en un contexto en el que “no hay estructura jurídica sobre el que se asiente el Mercosur”.
“El desafío es plantearse cuáles son los derechos y las obligaciones de los Estados parte y cuáles son las consecuencias si no se cumplen”, consideró el ex embajador argentino en Brasil. “El Mercosur está en una interfase para ver hacia dónde se va a orientar, porque es un espacio común con reglas muy frágiles, hay muchas excepciones que desnaturalizan el proceso”, señaló a dpa.
La incorporación plena de Bolivia al Mercosur es una de las metas en el corto plazo pero resta resolver “distintos aspectos técnicos, más que nada, porque la decisión política está tomada, ya fue firmada por los presidentes”, remarcó el canciller argentino. Los aspectos a resolver están vinculados a la convergencia de la economía boliviana a los estándares del Mercosur.
Hasta último momento no se confirmó oficialmente la presencia de los presidentes de los países miembro, que ya se vieron semanas atrás en la cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en Ecuador.
La reunión de jefes y jefas de Estado, en la que Argentina entregará la presidencia pro témpore a Brasil y que contaría con la presencia del presidente electo de Uruguay Tabaré Vázquez, se celebrará el miércoles en el centro cultural y de convenciones La Vieja Usina de la ciudad de Paraná, unos 400 kilómetros al norte de Buenos Aires.
Será antecedida el martes por un encuentro de los ministros del Exterior del Mercosur.
Grupos de ambientalistas, militantes de agrupaciones sindicales y entidades agropecuarias anunciaron en tanto protestas en el marco de la cumbre en la capital de la provincia de Entre Ríos. Presentarán un petitorio “en defensa del ambiente, contra la contaminación y las multinacionales”, anticipó Juan Veronesi, integrante de la asamblea de ambientalistas de la ciudad de Gualeguaychú.





TODOS ATRÁS Y EVO DE 9

Diario UNO de Argentina (www.unoentrerios.com.ar)
                                                                           
Si hay que armar un equipo con los mandatarios que llegarán a Paraná pasado mañana, pongo arriba a Evo Morales y el resto que se cuelgue del travesaño, si es que no los mando directamente al banco. El presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, ratificado en el cargo hace poco con el 61% de los votos, ha concretado muchas de las cosas que para el resto ha quedado en las declaraciones. La metáfora futbolera es por demás poco original, pero siempre ayuda y en definitiva es el idioma con el que más nos entendemos los latinoamericanos. Además, a tono con el rumor de un posible amistoso entre Evo y Urribarri en el Grella.
Aquellos que se muestran optimistas con los gobiernos de la región hablan siempre de “matices” o “realidades particulares” a la hora de comparar unos con otros. Sin embargo, esto es como decir que el Puma Gigliotti “tiene características diferentes” a Messi. No: uno ha hecho goles, otro no para de romper récords.
En cuanto a la política de defensa de los recursos naturales, el gobierno de Evo ocupó militarmente los campos petroleros y gasíferos para renegociar los contratos con los monopolios. Antes las empresas petroleras se llevaban el 82% y dejaban en Bolivia el 18%, ahora se llevan el 18% y dejan el 82% de las ganancias.
Cierta envidia sana produce verlo cuando en Argentina continúa el saqueo: se renegociaron los contratos con los monopolios petroleros hasta el agotamiento del recurso, importamos gas, se encarecen las naftas (200% más caras que en Bolivia), se entregan los recursos mineros a extranjeros con consecuencias nefastas para el ambiente y con una ley minera de 1993 neoliberal por excelencia, les abrieron la puerta del yacimiento Vaca Muerta a la multinacional norteamericana Chevron para la depredación de las reservas petroleras, entre los ejemplos de una lista. Basamos nuestro presente en la exportación de minerales, petróleo y soja.
Los paranaenses estamos más atentos al desarrollo de la Cumbre del Mercosur y la llegada de una docena de presidentes latinoamericanos a nuestra ciudad, que al contenido y decisiones propias del encuentro en sí. No es para menos dado el movimiento inusual que se ve por estos días en algunos sectores de la ciudad y al hito que significa ser anfitriones. Pero más allá de esto, no hay grandes expectativas sobre algún posicionamiento distinto al que se viene realizando en las últimas sesiones del bloque, ni de acuerdos trascendentales. Seguramente se insistirá, en general, en aquello de la integración de los países latinoamericanos, el desarrollo social, y cualquier palabra seguida de “social” vendrá bien a la ocasión y resultará políticamente correcto.
Al conmemorarse un nuevo aniversario de la Batalla de Suipacha, Evo Morales (fue el primer presidente boliviano en la historia en asistir a este acto) se refirió a las numerosas luchas previas a la fundación de la República, como “la marcha o la caminata de los hermanos Catari desde el norte de Potosí hasta Buenos Aires, para hacerse reconocer primero como autoridades originarias, segundo para defender nuestra identidad y tercero para defender los recursos naturales”.
Y recordó Evo los valores que instauraron en la nueva Constitución Política del Estado Plurinacional: “Ama Sua, Ama Quella, Ama Llulla (no seas ladrón, no seas mentiroso, no seas ocioso). Si hubiéramos aplicado estos valores desde la fundación de la República, hoy Bolivia estaría cooperando con el mundo y no esperando cooperación (…). El colonialismo interno es el mejor instrumento de dominación del imperialismo. Tenemos que ampliar el mercado interno para no depender del mercado norteamericano, o del mercado europeo o del mercado chino, es importante exportar, pero esos mercados no pueden definir nuestra política económica, porque en el futuro podemos tener problemas serios en nuestra economía. La Unasur y el Mercosur pueden ser complementarios de nuestra economía (…) tiene que haber relaciones de reciprocidad”.
Si bien todavía le falta avanzar en cumplir la promesa de reforma agraria en Bolivia, donde prevalecen los grandes latifundios (se lo pido a Evo, porque pedírselo al resto de los presidentes sería demasiado ingenuo), ha demostrado una coherencia política sin intenciones de venderle humo a ningún boliviano.





EVO MORALES YA ESTA EN PARANA: JUGARA UN PARTIDO DE FUTBOL Y RECIBIRA UNA DISTINCION

APF Digital de Argentina (www.apfdigital.com.ar)
                                                   
Con algunas horas de demora, el presidente de Bolivia, Evo Morales, llegó a la capital entrerriana en horas de la madrugada de este martes. Se trata del primer mandatario que pisa suelo entrerriano para participar de la 47ª Cumbre del Mercosur que se realiza en Paraná.
Si bien su arribo estaba preparado para anoche a las 23, la llegada al aeropuerto local se fijó luego para las 3 de esta madrugada y se terminó concretando pasadas las 4
La llegada de Morales se desarrolló en medio de un fuerte operativo de seguridad. Además de su participación en la Cumbre será protagonista de una nutrida agenda de actividades.
El Consejo Superior de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), a instancias de la Facultad de Ciencias de la Educación, distinguirá al mandatario con el título Honoris Causa en reconocimiento a “su trayectoria en la defensa de los Derechos Humanos del pueblo boliviano, reconocimiento histórico de las diferentes culturas aborígenes de Bolivia integradas al gobierno, erradicación del analfabetismo, distribución de la tierra, nacionalización de los recursos naturales y luchador incansable por la unidad latinoamericana. Solidario con los pueblos oprimidos del mundo, compañero y amigo del pueblo argentino”. Se trata de la máxima distinción académica que otorga la casa de altos estudios. La propuesta fue aprobada en la reunión de Consejo Superior de la UNER realizada ayer en la sede del Rectorado, en Concepción del Uruguay.
El acto se realizará hoy a las 19 en el Teatro 3 de Febrero. Evo también es amante del deporte y lo practica en cada oportunidad que su actividad oficial se lo permite. En esta Cumbre se dará el gusto de compartir un partido de fútbol con el gobernador, Sergio Urribarri, que tendrá como escenario el Club Olimpia a partir de las 16, consignó El Once.





PARANÁ QUEDÓ BLINDADA CON AVIONES Y 5 MIL EFECTIVOS
                                                                
Se tratará la incorporación de Bolivia al bloque. Además, se reclamará por Malvinas.

El Tribuno de Argentina (www.eltribuno.info)

Más de cinco mil efectivos, aviones de combate, buques de la Prefectura Naval y helicópteros conforman el operativo de seguridad que se desplegaron en la ciudad de Paraná, Corrientes, para la 47 Cumbre de Presidentes del Mercosur que arrancará hoy.
Ante alguna emergencia que ponga en riesgo la seguridad de algún jefe de Estado se dispondrá del uso de las "reglas de empeñamiento para la defensa aeroespacial" que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner autorizó a través del decreto Nº 2451. En el marco de esa normativa, se establecerán "atribuciones y limitaciones al empleo del instrumento militar, regulando la intensidad y modalidad en el uso de la fuerza ante las distintas situaciones que se presenten", según expresa el documento.
Por su parte, efectivos de la Policía provincial, Federal, de la Gendarmería y Prefectura tienen la misión de patrullar las calles y custodiar los edificios donde se desarrollarán las reuniones de la cumbre.
En distintas partes de Paraná se puede observar la presencia de grupos de élite de las policías de Entre Ríos y Federal, vestidos con sus equipos especiales y portando armas de grueso calibre.
Además ya se encuentran en esta ciudad diferentes vehículos que serán los encargados de transportar a las delegaciones de los países participantes de la cumbre.
Naves aéreas
En la Base Aérea II Paraná ya se encuentran desplegados los aviones de combate A4-AR "Fightinghawk", que custodiarán los cielos de la capital entrerriana con el apoyo de radares militares.
           




BOLIVIA BUSCA UN LAVADO DE IMAGEN EN EL EXTERIOR

Morales busca recomponer relaciones con EE UU con vistas a la demanda contra Chile

El País de España (www.internacional.elpais.com)
                                                                                   
En su segunda legislatura, el presidente de Bolivia, Evo Morales, tuvo que hacer equilibrios para compaginar su retórica anticapitalista y acercarse al mundo empresarial de su país. Ahora, de cara al próximo mandato que iniciará a principios de año, el pragmatismo le lleva a tratar de recomponer las relaciones con su peor enemigo. Morales no dejó de aprovechar la cumbre del ALBA, celebrada el domingo en La Habana, para arremeter contra Estados Unidos. Mientras tanto, la diplomacia boliviana trata de tender puentes con Washington para, sobre todo, mejorar la imagen del país con vistas a la demanda que ha interpuesto en la Corte Internacional de La Haya contra Chile para buscar una salida al mar.
El canciller, David Choquehuanca, aseguró el pasado jueves que Bolivia ha planteado a Estados Unidos una reunión entre los presidentes Morales y Barack Obama para recomponer las relaciones bilaterales, rotas desde la expulsión, en septiembre de 2008, del embajador de Washington en La Paz, Philip Goldberg, al que se le acusó de injerencia en asuntos internos. Estados Unidos respondió retirando al embajador boliviano.
El secretario de negocios de Estados Unidos en La Paz, Peter Brennan, ha sido el enlace con la diplomacia de Morales. “Hemos tenido varias reuniones, en la última hemos planteado a Estados Unidos que podamos organizar una reunión al más alto nivel, hemos propuesto que se reúnan el presidente Morales con el presidente Obama; con mucho respeto”, aseguró Choquehuanca. Poco después de conocerse las declaraciones del canciller, el presidente de la Cámara de Diputados, Marcelo Elío, aseguró que “muy probablemente se puedan reponer embajadores”.
“Nos alegra que el Gobierno de Bolivia quiera mejorar las relaciones con EE UU. Tenemos que trabajar las condiciones, estoy aquí para tratar de establecer una relación de confianza”, respondió el diplomático estadounidense, según recogen los medios locales. Además, desde el Gobierno boliviano se da por hecho que, cuando la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, tome de nuevo posesión, volverá a enviar embajador a La Paz, de donde lo retiró en 2013.
Tanto desde el Ejecutivo como desde su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), se le ha insistido en los últimos meses a Morales en la necesidad de trasladar una imagen de país serio y solvente, sobre todo para afrontar el mayor desafío de la política exterior boliviana: la demanda de una salida al mar que le reclama a Chile. Desde que se inició el proceso en La Haya, en abril de 2013, La Paz ha visto cómo la presidenta Bachelet se ha reunido con Obama —“es mi segunda Michelle favorita”, le llegó a decir en junio— y el canciller Heraldo Muñoz con el secretario de Estado, John Kerry.
“Una relación fluida con Estados Unidos es imprescindible”, asegura el expresidente Carlos D. Mesa (2003-2005), representante internacional de Bolivia en la causa marítima. En un encuentro con este periódico el pasado viernes, Mesa apuntó que la demanda “no es un problema de límites, sino de que Chile le está diciendo al mundo que Bolivia quiere patear el tablero. Y no es así. Lo que queremos es que la Corte Internacional obligue a Chile a sentarse a negociar”. De lograr la anhelada salida al mar, Bolivia ganaría, en palabras de Mesa, “un crecimiento importante del PIB, una libertad absoluta para establecer una estrategia de importaciones y exportaciones y, lo más importante, una presencia plena en la cuenca del Pacífico, que es imprescindible.El futuro de la economía mundial está ahí”.
Además de Mesa, en la demanda ha participado el también expresidente Eduardo Rodriguez Veltzé (2005-2006). Críticos ambos durante un tiempo de la gestión de Morales, Mesa recuerda que aceptó el encargo al ver que en el proyecto de reclamación a la Corte había “una visión de Estado inusual, no en el presidente Morales, sino en la política boliviana en general”. (www.internacional.elpais.com)





DIRECTOR HUMAN RIGHTS WATCH-AMÉRICAS: "EVO TIENE AMPLIOS PODERES PARA CONTROLAR EL TRABAJO DE LA SOCIEDAD CIVIL"

HRW le envió ayer una carta al Presidente boliviano, a quien acusa de imponer leyes que restringen los DD.HH. y violan disposiciones constitucionales.

La Tercera de Chile (www.latercera.com)

En una carta enviada ayer al Presidente de Bolivia, Evo Morales, Human Rights Watch (HRW) denunció que en ese país se han aprobado en el último tiempo varias leyes que restringen los derechos humanos y que violan las disposiciones constitucionales que favorecen la preeminencia de los tratados internacionales suscritos por Bolivia. 
El director ejecutivo de la División Américas de HRW, José Miguel Vivanco, quien es el firmante de la misiva, sostiene en esta entrevista con La Tercera que Evo Morales goza de todo el poder necesario para revertir la situación. En vista de que el gobierno boliviano intenta acercar a su causa a diversos organismos internacionales en relación con la demanda marítima interpuesta contra Chile, el requerimiento de HRW no llega en el momento más oportuno para sus intereses. 
¿Por qué HRW envía esta carta ahora, cuando la mayoría de las disposiciones cuya aprobación reprocha están en vigencia desde hace algunos años? 
Esta carta es el resultado de una visita de HRW a Bolivia este año. El propósito ha sido destacar algunos temas relevantes que hemos venido examinando desde hace algún tiempo. Por ejemplo, estas leyes atentan contra una sociedad civil fuerte e independiente, imponen obstáculos para que la prensa pueda actuar libremente sin temor a sufrir represalias, y dificultan que los militares que cometen violaciones de derechos humanos rindan cuentas por sus actos. Al colocar estos temas sobre la mesa esperamos contribuir a que la situación mejore.
La Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia es el cuerpo que ha sancionado las leyes que limitan los derechos humanos que HRW denuncia ¿Cuál es el poder real que tiene Evo Morales para instar a dicho organismo a aprobar esas reformas?
Tiene todo el poder para hacerlo. Constitucionalmente, Morales tiene la facultad de promover iniciativas legislativas. Y en los hechos, su partido tiene mayoría en la Asamblea, con lo cual si no se hace, no es porque no tenga poder para hacerlo, sino por falta de voluntad política. De hecho, en la carta destacamos que un aspecto central de una de las leyes fue modificado este mes por la Asamblea, con apoyo del vicepresidente. Si lo hicieron en ese caso, pueden hacerlo en todos los demás.
 ¿Percibe que detrás de algunas de las leyes que HRW critica pueda existir un ánimo antidemocrático en las esferas del gobierno boliviano, o tal vez un modo de fortalecer el ejercicio del poder presidencial?
Prefiero no especular sobre las intenciones políticas de Morales. Lo que sí puedo decir es que algunas de estas leyes le otorgan amplios poderes y discrecionalidad al Poder Ejecutivo para controlar el trabajo de la sociedad civil y de los medios de comunicación, que son dos pilares centrales de una democracia. Sin duda, en los hechos, eso concentra el ejercicio del poder en el gobierno que encabeza Morales y abre la puerta a arbitrariedades.
¿Cuál es la relación de HRW con el gobierno boliviano? 
El tipo de relación de HRW con el gobierno debería ser una cuestión absolutamente irrelevante. Esta carta no le pide un favor al gobierno de Morales, sino que explica, detalladamente, por qué estas normas internas violan flagrantemente las obligaciones jurídicas internacionales de Bolivia. Si Bolivia decide cumplirlas o no, no debería depender de quién se lo pida, sino de si tiene o no una voluntad genuina de respetar los DD.HH.





LA IZQUIERDA Y EL PODER POLÍTICO EN AMÉRICA DEL SUR

El Mostrador de Chile (www.elmostrador.cl)
                                                    
Marco Enríquez-Ominami. Este trabajo se limita a analizar y describir la relación entre los partidos de izquierda y los procesos electorales. Dejaremos a un lado la cualificación según se digan más de izquierda o de centro-izquierda, pues es sabido, a través de la historia, que unos se califican frente a los otros, criticando su ortodoxia y, a veces, negando su categoría de tal. No pretendemos describir la historia de los “vaticanos marxistas-leninistas” ni, tampoco, de los heterodoxos, ni menos nos interesa explorar en este océano –la izquierda– los múltiples islotes y cayos que la componen.
Cabe hacerse la pregunta de por qué, hasta ahora, pervive en la izquierda chilena una nostalgia de los tiempos de auge, que corresponde a los decenios de los sesenta y setenta. Podríamos resumir:
1)   Entre 1970-1973 la izquierda chilena, especialmente los dos partidos principales, el Comunista y el Socialista, lograron los más altos porcentajes electorales desde su fundación; el candidato de la izquierda, Salvador Allende, aunque con menor porcentaje electoral que en 1964, en que compitió con el candidato DC Eduardo Frei Montalva, cuando obtuvo el 38,6%, y en 1970, el 36,2%, logró, en última ocasión, la Presidencia de la República, gracias a la división de los votos de la derecha, con Alessandri, y la Democracia Cristiana, con Radomiro Tomic.
2)   El Partido Socialista, por ejemplo, había alcanzado, de 1961 a 1973, un crecimiento sostenido: en 1961, el 10,7%; en 1963, el 11,1%; en 1967, el 13,9%; en 1969, el 12,2%; en las municipales de 1969, logró su peak con el 22,3%; en 1973, en las elecciones parlamentarias, bajó mínimamente al 18,9%.
El Partido Comunista también tuvo un crecimiento en ascenso: en 1961, el 11,4%; en 1963, el 12,4%; en 1965, 12,4%; en 1967, el 14,7%; en 1969, el 15,9%; en 1971, el 16,9%; en 1973, el 16,2%.
3)   Si consideramos el conjunto de la izquierda, agrupada desde 1970 en la Unidad Popular, marca la misma línea ascendente: el 36,2% con Allende, en 1970, y el 51% en las elecciones municipales, en 1971, y el 43,3% en las parlamentarias de 1973.
4)   La idea de los tres tercios –derecha, centro e izquierda– tuvo, a nuestro modo de ver, una muy efímera existencia, pues al permitirse los pactos electorales, las tendencias políticas se polarizaron en dos: la CODE y el Partido Federado de la Unidad Popular. Por lo demás, en 1971, la izquierda logró ser mucho más que el tercio, pues obtuvo, en las municipales, casi el 51% de los votos.
5)   Los partidos políticos de la izquierda, en el período republicano –nos referimos al Chile hasta 1973– tenían características muy distintas a las actuales: no existía un quiebre entre estos y la sociedad civil, pues había un correlato entre partidos, centrales sindicales, movimientos campesinos, poblacionales, de profesionales, de estudiantes y otros. El peso de los partidos políticos de izquierda, no sólo en la Central Única de Trabajadores (la CUT), los sindicatos campesinos, las federaciones de estudiantes era, prácticamente, incontrarrestable.
En 1969 se publicó el libro del senador Raúl Ampuero Díaz, una de las personalidades más importantes del socialismo chileno, que había librado un conflicto permanente con Salvador Allende, a quien acusaba de personalista y de poca consecuencia doctrinaria, hecho que lo llevó a quebrar con su partido y fundar la Unión Socialista Popular, de efímera existencia y de bajísima votación en la única elección a la cual se presentó. Este libro tenía el sugestivo título La izquierda en punto muerto. Se dio la paradoja de que esta visión crítica del FRAP se publicara un año antes del mayor triunfo electoral de la izquierda, con la Unidad Popular.
Ampuero nos entrega un análisis descarnado de las relaciones conflictivas entre socialistas y comunistas: en primer lugar, el Partido Comunista chileno fue, históricamente, uno de los más fieles a la concepción del rol central del Partido Comunista soviético en el conjunto de estas colectividades en Occidente, que apoyó sin reservas el pacto entre A. Hitler y Stalin, en 1939; posteriormente estuvo contra la Yugoslavia de Tito, cuando se produjo el quiebre con el estalinismo; luego, justificó la invasión de Hungría y la destrucción, por medio de los tanques rusos, de la Primavera de Praga. No faltaban quienes le lanzaran el remoquete al Partido Comunista chileno de que “funcionaba con la hora de Moscú”.
Desde su fundación, el Partido Socialista chileno tuvo discrepancias con su aliado comunista en todas las materias reseñadas en el párrafo anterior, y se sintió más cercano al socialismo autogestionario de Tito y, además, criticó, con dureza y públicamente, la intervención de la Unión Soviética en Hungría y Checoslovaquia.
El segundo lugar, siempre hubo entre ambos partidos una visión diferente respecto al carácter del tránsito al socialismo, pues el Partido Comunista sostenía, a partir del VII Congreso de la Internacional Comunista, una mirada estatista del proceso revolucionario: en un primer momento se contemplaba la formación de Frentes Populares antifascistas que, posteriormente, devinieron en los llamados Frentes Nacionales; por el contrario, el Partido Socialista de los años 40 estuvo en una posición competitiva con el comunismo, incluso, sosteniendo la tesis de la Tercera Vía.
A partir de 1959, la entrada de los “barbudos” de Fidel Castro a La Habana, las diferencias entre comunistas y socialistas, que ya se habían manifestado en el Frente Popular y en los Frentes Nacionales respecto a las políticas de alianzas con los partidos burgueses, especialmente el Radical, se acentuaron aún más, generando en el Partido Socialista la tesis del Frente de Trabajadores, que privilegiaba la hegemonía de los partidos obreros por sobre los eventuales partidos burgueses que formaran parte de la alianza. Esta diferencia, respecto a las alianzas entre estos dos principales partidos se manifestó, también, en la forma de enfrentar la “Revolución en Libertad”, del partido democratacristiano, en el sentido de que los socialistas, dirigidos por Aniceto Rodríguez, desde un primer momento dijeron negar la sal y el agua al gobierno que encabezaba Frei Montalva, so pretexto de alegar que era la nueva cara de la derecha; por el contrario, los comunistas eran mucho más aperturistas con este partido pluriclasista. Uno de los momentos que puede servir para retratar con fidelidad esta diferencia fue el famoso “tacnazo”, una rebelión militar, dirigida por el general Roberto Viaux, que, el 20 de octubre de 1969, se presentaba como un acto de insubordinación, motivado por demandas sindicales respecto a los salarios y pertrechos de guerra del Ejército. Los comunistas reaccionaron de inmediato, cerrando filas junto al gobierno de Eduardo Frei; muchos socialistas tuvieron dudas y no pocos apoyaron el movimiento rebelde, según lo aseguraba el dirigente Carlos Lazo. Esta simpatía hacia los militares de entonces es de larga data en la historia de ese partido: su fundador, Marmaduke Grove, fue general de la FACH, y el Partido Socialista Popular, en 1952, apoyó al general Carlos Ibáñez del Campo.
Dos grandes acontecimientos marcan a la izquierda latinoamericana desde 1959 hasta 1973: el primero, el triunfo de la Revolución Cubana, liberada por Fidel Castro y el Che Guevara, que aportó a los partidos de izquierda latinoamericanos la estrategia guerrillera foquista y, el segundo, el triunfo electoral de Salvador Allende, en 1970, que abrió las posibilidades de una vía democrática para llegar al gobierno –no así al poder–.
Después de las dictaduras de Seguridad Nacional, en América Latina, la izquierda, durante un largo período, se mantuvo alejada del poder político y predominaron gobiernos tanto de derecha como antisistémicos, de carácter neoliberal, por ejemplo, el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000), en Perú, que se caracterizó, especialmente, por la corrupción, abuso de poder y atropello marcado a los derechos humanos; en Brasil, el Presidente Fernando Collor de Melo (1990-1992), que fue derrocado por corrupción, luego de las protestas populares. Por otra parte, gobiernos derechistas y corruptos, como el de Carlos Andrés Pérez, en Venezuela (1988-1993) –su segundo período–; Carlos Salinas de Gortari, Presidente de México (1988-1994); Abdalá Bucaram (1996-1997), en Ecuador –declarado con incapacidad mental para gobernar– y Jamil Mahuad (1998-2000), también derrocado; Carlos Menem, en Argentina (1989-1999) –dos períodos consecutivos–, también acusado de malversación de fondos públicos.
La mayoría de estos gobiernos formaron parte del Consenso de Washington, que comenzó a fracasar entre el año 1997 al 2002, provocando en todos estos países una seria crisis de representación política que se caracterizó, sobre todo, por la pérdida de credibilidad y confianza en las instituciones y, en especial, de los sistemas políticos. Uno de los países latinoamericanos que tenía un sistema de partidos políticos más desarrollados era Venezuela, después de la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez, con una socialdemocracia representada por Acción Democrática y la Democracia Cristiana, representada por el COPEI (Comité de Organización Política Electoral Independiente), ambos partidos adheridos a las dos más grandes Internacionales mundiales. Estos dos partidos políticos se mantuvieron unidos gracias al pacto de “Punto Fijo” que les permitía mantenerse en el poder, hecho que ocurrió durante el largo período que va desde el 31 de octubre de 1958 hasta su derrumbe ocasionado por el triunfo de Hugo Chávez, en 1999.
A partir de los años 90, la política ecuatoriana se caracterizó por la inestabilidad política y una serie de golpes de Estado que lograron poner fin a los Gobiernos de Bucaram, Fabián Alarcón Rivera –estuvo en el poder sólo 18 meses–, Gustavo Novoa, del año 2000 al 2003, Lucio Gutiérrez, de 2003 al 2005.
Bolivia, con las guerras del agua y del gas, estuvo a punto de librar una guerra civil, llevando a la huida a Gonzalo Sánchez de Lozada y a su reemplazo por el corto gobierno de Carlos Meza, inestabilidad que terminó con el triunfo de Evo Morales, quien asumió la Presidencia en 2005.
En Argentina, el mandato de Fernando de la Rúa terminó con su huida, en helicóptero, y una sucesión de varios Presidentes sin que el país lograra estabilizarse económicamente, en especial con cesación de pagos, lo que llevó al país a la bancarrota; en medio de esta crisis surgió el kirchnerismo, que logró sacar de la crisis a este país y, además, mantenerse en el poder hasta hoy, primero con Néstor Kirchner y, actualmente, con su mujer, Cristina Fernández.
Una de las claves explicativas del triunfo de la izquierda en Brasil, con el Partido de los Trabajadores; en Uruguay, con el Frente Amplio; en Chile, con Michelle Bachelet; en Venezuela, con Hugo Chávez –ahora, con Nicolás Maduro–; en Ecuador, con Rafael Correa; en Bolivia, con Evo Morales; en Nicaragua, con Daniel Ortega; en El Salvador, con Mauricio Funes y, ahora, con Salvador Sánchez, la constituyen las crisis de representación, que se expresan –como lo decíamos en un párrafo anterior– en la pérdida de credibilidad en las instituciones de las democracias representativas, recién reconstruidas luego de las dictaduras y, a su vez, en el quiebre del sistema de los partidos políticos.
Muchos de estos gobiernos de izquierda, en Latinoamérica, han postulado la refundación de la República sobre la base de la convocatoria a sendas asambleas constituyentes: la de Venezuela, en 1999, durante el primer mandato de Hugo Chávez; la de Ecuador, entre 2007-2008; la de Bolivia, que fue aprobada en un referéndum, en el año 2009. En los casos de Brasil, Uruguay y Chile no ha habido una asamblea constituyente durante los gobiernos de izquierda; anteriormente, en Brasil hubo un plebiscito, en 1993 –como lo mandaba la Constitución 1988–, en el cual se discutió desde la reinstauración de la monarquía o la mantención de la república, hasta las decisiones sobre el establecimiento de un régimen presidencial o parlamentario, inclinándose a favor de una república federativa presidencialista; en Chile nunca ha habido una asamblea constituyente; en Uruguay se convocó a una asamblea constituyente, en 1930; en Colombia (1991) , aun cuando no fue promulgada por un gobierno de izquierda, sino durante el mandato de un Presidente liberal, César Gaviria, es un modelo de Constituyente a seguir. En los casos de Venezuela, Ecuador y Bolivia, las nuevas Constituciones, surgidas de una asamblea constituyente, han tenido carácter refundacional, dando lugar, en el primero de los tres países antes nombrados, a la República Bolivariana de Venezuela y, en el tercer país nombrado, al Estado Plurinacional de Bolivia.
Otro de los elementos que explican el triunfo y la permanencia de los gobiernos de izquierda, lo constituye el éxito económico de los países de América Latina, coincidente con el alto precio de las materias primas, debido al éxito sin precedentes en la economía de la China de hoy y su insaciable necesidad de commodities. Aunque no pretendemos caer en una fácil correlación entre el florecimiento de la economía y la estabilidad política, sin embargo, el factor económico no deja de ser importante: Bolivia y Ecuador han demostrado que las políticas de nacionalización de las riquezas básicas –el petróleo y los hidrocarburos– han sido un punto clave en el crecimiento económico de estos países, antes sumidos en la miseria –Bolivia crece un 5% y tiene una baja inflación y, en Ecuador, un 4,5% de crecimiento en 2014–.
Las crisis de representación en las democracias electorales latinoamericanas forman parte de algunos factores explicativos del triunfo de la izquierda en varios países del área. Francesco Panizza, en un artículo llamado “Nuevas izquierdas y democracia en América Latina”, publicado en la Revista CIDOB, en Barcelona, clasifica tres lógicas de representación, que se aplican a los gobiernos de izquierda latinoamericanos: la primera corresponde a la lógica partidista, que se caracteriza por tener sistemas políticos con altos grados de institucionalización que, como su concepto lo indica, consideran a las instituciones políticas, especialmente el Parlamento y los partidos, como agentes privilegiados de la representación política. Según el autor del texto, “tienen el peligro para la democracia de degenerar en partidocracias y llevar al divorcio entre la legalidad y la legitimidad de las instituciones representativas”; en segundo lugar, lo que el autor denomina “la lógica societalista, (que) pone su énfasis en la sociedad civil como el locus privilegiado de la democracia. Considera que la voluntad general sólo puede formarse genuinamente a partir de la participación directa y de la deliberación de los actores sociales”; en tercer lugar, “la lógica de representación personalista donde el papel principal lo juega el líder o el caudillo carismático”.
El mismo autor citado en el párrafo anterior hace un cuadro de las tres lógicas de representación en los distintos países que tienen gobiernos de izquierda en América Latina: “En Argentina, la lógica personalista es alta, la partidista es media y la societalista también es media; en Bolivia, la societalista es alta, la personalista también es alta y la partidista es baja; en Chile, por el contrario, la partidista es alta, la personalista es baja y la societalista es baja; en Brasil, la partidista es alta, la societalista es baja-media y la personalista es media; en Ecuador, la partidista es baja, la societalista en media y la personalista es alta; en Venezuela, la partidista es baja, la societalista es media-baja y la personalista es alta; en Uruguay, la partidista es alta, la societalista es alta y la personalista es baja”.
Este cuadro es, a nuestro modo de ver, bastante discutible, pues países con una alta lógica de representación partidista –Chile y Brasil– en los últimos años están experimentando una fuerte crisis en las representaciones democráticas, en especial, los Parlamentos y los partidos políticos respectivos que, en el caso de Brasil, llevó a que esta crisis se agudizara previo al Mundial de Fútbol celebrado en el presente año, debido a problemas vividos por la población, especialmente en transporte, salud y educación, así como en la percepción ciudadana de altos niveles de corrupción en el gobierno y en la clase política; en cuanto a Chile, la crisis de representación se incubó a partir de la “rebelión de los pingüinos” y se radicalizó en las crecientes manifestaciones estudiantiles, sociales y regionales, a partir del año 2011. Según datos de las últimas encuestas de opinión, el 95% no tiene ninguna confianza en los partidos políticos; el 90%, en el Parlamento; el 75% desconfía de la Justicia.
Si bien es cierto que los sistemas de partidos políticos, tanto de Chile como de Brasil, no han sido alterados substancialmente durante los mandatos de gobiernos de izquierda, al punto que, por ejemplo, en el caso de Chile, se ha mantenido la alternancia en el poder entre dos combinaciones, a causa del sistema binominal; en Brasil, desde el triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva, el Partido de los Trabajadores se ha mantenido en el poder por tres períodos consecutivos –dos de Lula y uno completo de Dilma Rousseff, más el que inició recientemente–.
En Uruguay, el Frente Amplio rompió el bipartidismo Blanco y Colorado y se ha mantenido en el poder durante tres períodos sucesivos, con Tabaré Vásquez y José Mujica.
En los casos de Bolivia y Ecuador, los gobiernos de Rafael Correa y de Evo Morales se mantienen más por una lógica de representación societaria, especialmente por la integración del mundo indígena como un actor central en la construcción del Estado, aspecto que es más acentuado en el caso boliviano. Como lo sosteníamos antes, ambos gobiernos han tenido éxitos económicos y estabilidad política, demostrando que decisiones nacionalistas respecto de las riquezas básicas se han convertido en un pilar de crecimiento.
Una de las características de estos gobiernos de izquierda, salvo el caso de Chile, es la instauración de mecanismos de democracia directa: en este plano, Uruguay constituye un ejemplo de su implementación, que le ha dado solidez a su democracia, cualidad mantenida en el tiempo. El único mecanismo que no se ha ampliado ha sido la revocación de mandato, en cambio se ha convocado a muchos referendos que atañen directamente a cuestiones políticas, como el que impidió el juicio a los militares, comprometidos con crímenes de lesa humanidad, durante la dictadura, pero otro, con el 74% de los votantes, rechazó las privatizaciones del gobierno de Luis Alberto Lacalle, inspiradas en un crudo neoliberalismo, que prevalecía en América Latina. Hubo otro plebiscito mediante el cual fue nacionalizada el agua, considerándola un derecho humano.
En el mundo contemporáneo se hace necesaria una mezcla entre la representación y la participación directa de los ciudadanos; en este sentido, los gobiernos de izquierda en Latinoamérica, especialmente en Venezuela, Ecuador y Bolivia, han demostrado capacidad para integrar al pueblo en procesos participativos.
Es una falacia sostener que el empleo de la democracia directa siempre favorece al gobierno de turno; al respecto, el cientista político David Altman prueba que, de un total de 34 plebiscitos realizados en América Latina, en el 50% de los casos han sido rechazadas las propuestas del Ejecutivo: en tres plebiscitos han sido rechazadas las posturas de las dictaduras –Ecuador en 1979; en Uruguay, en 1980; en Chile, en 1988–.
La revocación de mandato es, a mi modo de ver, uno de los aportes principales de la democracia directa en América Latina; en el caso de Venezuela, por ejemplo, la oposición logró el número de firmas requeridas para llamar a un plebiscito revocatorio del mandato de Hugo Chávez, que logró la continuidad del Presidente; situación similar ocurrió en Bolivia, con el Presidente Evo Morales, que también fue confirmado en su cargo por mandato popular. La figura de revocación de mandato se inspira en la Comuna de París, y constituye la mejor fórmula democrática para que el pueblo, luego de una evaluación, pueda decidir sobre la continuidad de sus representantes. En la democracia electoral el mandatario puede no tener ninguna obligación de rendir cuentas ante sus mandantes, durante todo el período para el cual ha sido elegido –sólo podría no ser reconducido a una próxima elección–. Lo más importante de la revocación de mandatos es que no sólo se aplica al Presidente de la República, sino también a todas las autoridades, cuyo cargo emana de la soberanía popular –hay que resaltar lo concerniente a los poderes locales, pues no en pocos casos los representantes se transforman en autócratas ante la ausencia de un control ciudadano de la potencia de la revocación de mandato–. En Ecuador, por ejemplo, se han empleado con frecuencia los plebiscitos consultivos que, aun cuando jurídicamente no son vinculantes, son muy importantes para conocer las propuestas, intereses e iniciativas de la ciudadanía.
La intervención ciudadana en los procesos legislativos, sea en la presentación de un proyecto de ley o en la aprobación o rechazo de normas generadas en el Parlamento, aun cuando menos frecuente en los gobiernos de América Latina, constituyen un buen método para la participación ciudadana en las normas que rigen los procesos políticos y sociales.
Desafortunadamente, en Chile, hasta ahora, no se ha aplicado ninguno de los métodos de democracia directa durante el período de transición, por el contrario, durante la dictadura de Augusto Pinochet, en que se utilizó este mecanismo al amaño de la voluntad del dictador, se realizaron tres plebiscitos: en dos de los cuales salió ganador –sabemos en forma veraz el fraude que se cometió en 1980, para refrendar la Constitución autoritaria que rige hasta hoy, y el de 1988, que lo perdió, marcando el principio del fin de la dictadura–.
La Constitución dictatorial de 1980 permite la realización de plebiscitos sólo a nivel local, y uno arbitral en el caso de que el Congreso insista con los dos tercios para una reforma constitucional y, en este único caso, el Presidente podría convocar a un plebiscito. Con el sistema electoral binominal es casi imposible que el Ejecutivo, a través de una combinación política, logre ese quórum.
En Chile no ha existido, en sus doscientos años de vida republicana, una Constitución en que haya participado la ciudadanía, pues las tres más importantes han sido impuestas por una alianza cívico-militar: la de 1833 surgió luego de una guerra civil donde triunfó una fracción facciosa militar, dirigida por ese entonces por los generales José Joaquín Prieto y Manuel Bulnes –primos sanguíneos–, que instaló en el poder a los “pelucones” y estanqueros, estos últimos dirigidos por Diego Portales, una de cuyas misiones fue la redacción de una Constitución, de carácter autoritario, que fue aprobada por una comisión de notables, nombrada a dedo; esta Carta Magna duró hasta 1925, año en el cual los militares, encabezados por Carlos Ibáñez y Marmaduke Grove, prometieron convocar a una Asamblea Constituyente y, además, traer de vuelta al Presidente Arturo Alessandri Palma, que había sido derrocado por una junta militar y obligado al exilio, en este caso, en Italia. Una vez en el país, el Presidente Alessandri, en lugar de llamar a una Asamblea Constituyente, formó dos comisiones: una muy numerosa, encargada de preparar la Asamblea, y otra muy reducida, donde el mandatario impuso los artículos de la Constitución que, anteriormente, incluso, desde su lugar de destierro, ya había redactado artículo por artículo. Un golpe de fuerza del general Mariano Navarrete, inspector general del Ejército, logró imponer el texto de la Constitución, redactada por Arturo Alessandri. El plebiscito que la aprobó fue marcadamente fraudulento –los votantes fueron menos que los que se abstuvieron de sufragar, tampoco se respetó el secreto del sufragio, pues las papeletas para su aprobación eran de color rojo, mientras que las de rechazo de color azul, para mantener el régimen parlamentario reformado, y blanco para que nada cambiara–.
La tercera Constitución fue redactada por una comisión impuesta por el dictador Augusto Pinochet, nominada a dedo y aprobada por un plebiscito sin ninguna garantía democrática. En el año 2005, el Presidente Lagos la reformó, pero se conservó su núcleo fundamental: el carácter autoritario y la mantención del sistema neoliberal, manteniéndose como una Carta Fundamental pétrea, prácticamente imposible de ser derogada o reformada, salvo si se lograra el acuerdo de todas las fuerzas políticas. En este plano, la UDI y el resto de la derecha tienen la llave del cerrojo.
El abogado y cientista político Fernando Atria llama “tramposa” a esta Constitución, basándose en un texto de Jaime Guzmán:
“En vez de gobernar para hacer, en mayor o menor medida, lo que los adversarios quieren, resulta preferible contribuir a crear una realidad que reclame de todo el que gobierne una sujeción a las exigencias de ésta. Es decir, que si llegan a gobernar los adversarios, se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a lo que uno mismo anhelaría, porque el margen de alternativas que la cancha imponga de hecho a quienes jueguen en ella, sea lo suficientemente reducido para hacer extremamente difícil lo contrario”.
El texto nos muestra una cancha donde siempre gana la derecha, aun cuando sea minoría electoral: una serie de trampas, dentro las cuales se incluye el sistema binominal, que asegura el empate las dos fuerzas políticas en disputa y, además, una serie de leyes orgánicas, que exigen quórum ultramayoritario, que sumado al poder omnímodo del Tribunal Constitucional, termina por ser muy difícil el lograr un cambio substancial que exige la sociedad chilena.
La izquierda chilena se encuentra escindida en dos sectores: el primero, integrado por los partidos Socialista, Comunista, Partido por la Democracia e Izquierda Ciudadana y MAS; el segundo, el conformado por un ala más crítica y radical, que incluye a los Partidos Progresista, Humanista, Revolución Democrática, Verde, Igualdad, Izquierda Autónoma.
Las propuestas de reforma del gobierno de la Presidenta Bachelet han demostrado que la alianza de los Partidos que integran la Nueva Mayoría no es suficiente, pues para realizar los cambios que Chile requiere necesita un bloque histórico-cultural mucho más amplio, que incluya a toda la izquierda, sumando a los Partidos de la Nueva Mayoría, el PRO, los Humanistas, Revolución Democrática, Izquierda Autónoma e Igualdad, movimientos sociales e independientes.
El elemento central de unidad de la izquierda, a nuestro modo de ver, es la lucha por lograr la convocatoria a una Asamblea Constituyente, como camino para la refundación de la República.
Conclusiones
1- En la relación de la izquierda con el poder político, desde 1959 a 1973, podemos distinguir dos disyuntivas: la primera, la vía guerrillera foquista y, la segunda, la electoral, ambas marcadas por dos hitos históricos –la guerrillera, por el triunfo de Fidel Castro, en 1959, y la segunda, por la elección de Salvador Allende, en 1970, que lo llevó al gobierno–.
2- En el siglo XXI, la izquierda ha logrado alcanzar el poder en varios países –Brasil, Uruguay, Chile, Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela, en América del Sur, abarcando casi el 60% de los habitantes de esta parte sur del continente–.
3- El triunfo de las izquierdas ha sido, en la mayoría de los casos, producto del fracaso del Consenso de Washington y, sobre todo, por la crisis de representación originada, especialmente, por el fracaso de los gobiernos neoliberales.
4- Esta crisis de representación se ha dado, fundamentalmente, a causa de los sistemas de partidos políticos tradicionales, cuyo ejemplo modélico es el de Venezuela.
5- Estas mismas crisis de representación han dado lugar, en algunos países, a Asambleas Constituyentes, que conllevan a la refundación de los Estados y Repúblicas.
6- Aun cuando no existe una relación mecánica entre la economía y la política, no cabe duda de que la buena etapa que vive América Latina debido al alto precio de los commodities ha sido un viento de cola favorable al éxito y sustentabilidad de estos gobiernos.
7- La casi totalidad de gobiernos de izquierda en Sudamérica se han mantenido durante varios períodos y con resultados electorales superiores al 50%.
8- Las nacionalizaciones de las riquezas básicas han constituido un factor importante en el desarrollo y crecimiento de los países con gobiernos de izquierda en América Latina.
9- El futuro de la izquierda en el poder estará puesto a prueba cuando demuestre capacidad en la formación de nuevos tipos de partidos políticos, con mayor ligazón con la sociedad y capaces de quebrar con la ley de Michels, en el sentido de que toda organización crea burocracia.
10- La Combinación de la democracia representativa con la directa constituye el camino para construir canales de participación, cada vez más inclusivos respecto de la ciudadanía.
11- Uno de los grandes méritos de algunos de los gobiernos de izquierda sudamericanos dice relación con la inclusión activa de las etnias fundadoras, transformándolas en actores principales de la política –es de destacar el Estado Plurinacional Boliviano–.
A la izquierda chilena le queda una gran tarea, que se puede resumir en poner fin al pesado legado neoliberal que, desgraciadamente, los mismos partidos de izquierda, integrantes en ese entonces de la Concertación, se limitaron a administrar y, por cierto, con bastante éxito.
La tarea de la izquierda de hoy es empeñarse en construir un nuevo país, cuyo eje sea la solidaridad y, sobre todo, una sociedad de derechos en educación, salud, vivienda y previsión, y no su dependencia de la dictadura del mercado.





EL PETRÓLEO ALTERA LA GEOPOLÍTICA

“La caída del petróleo, causada por las reservas de ‘fracking’ en Estados Unidos y la negativa de Arabia Saudita de disminuir su producción, terminará de quebrar a Venezuela perjudicando a sus protegidos, El Salvador incluido. También sufrirán Irán, Irak, Libia y Rusia, peligrosos para los saudíes y EUA”.

La Prensa de Grafica de EL Salvador (www.laprensagrafica.com)
                                
El petróleo es fundamental para la producción y su precio incide seriamente en las economías de los países no productores. Las mayores reservas de petróleo son controladas por la OPEC, un cartel de países árabes, Ecuador y Venezuela, que han manejado el precio del mismo internacional por décadas, controlando la producción que ponen en el mercado. En estos días se da el fenómeno de una caída aparatosa de los precios producida principalmente por tres factores: la baja de la demanda en China; la más importante, las enormes reservas de petróleo rocoso en Estados Unidos y Canadá que se extrae por el llamado “fracking”; y la decisión de Arabia Saudita de no bajar su producción pese a las presiones de la OPEP y Venezuela especialmente.
Esta aparatosa caída del precio en el contexto en que se da tiene grandes consecuencias geopolíticas, más allá de las económicas de aliviar el bolsillo del consumidor y ayudar un poco a las economías petróleo dependientes. Las enormes reservas de petróleo a obtener por “fracking”, la fracturación hidráulica de rocas que contienen petróleo, aumenta la oferta enormemente y muy pronto volverá a ese país autosuficiente y probablemente exportador a Europa, sustituyendo a Rusia y sus territorios.
Arabia Saudita, el segundo país con las mayores reservas del mundo, no escuchó las demandas de la OPEP y Venezuela de bajar su producción para subir el precio del crudo, aparentemente con un objetivo principal: no perder su porción de mercado y mantener los precios cercanos o abajo de $60 el barril, el costo del “fracking”, para frenar la carrera de Estados Unidos en la explotación con esa tecnología.
Pero la tecnología sigue mejorando y en unos años el costo será más bajo. El segundo efecto, que no está claro que sea objetivo pero lo parece, es debilitar económicamente a países potencialmente peligrosos para ellos mismos y su coalición con Occidente, Irán, Irak y Rusia.
A América Latina le cambia la ecuación a la distorsión creada por el llamado socialismo del siglo XXI y su intento de hegemonía territorial en varios países, soportado por su riqueza petrolera, enviaba enormemente cantidades de dinero proveniente del petróleo o petróleo a cambio de alineamiento. Venezuela está semiquebrada y estos precios del petróleo parecen ser la lápida de este capítulo. Se acabó el flujo para Cuba su gran referente, Argentina, Bolivia y otros, y en Centroamérica, Nicaragua y El Salvador.
En Nicaragua cuando el precio estaba en $90 por su petróleo dependencia de Venezuela. Ya había problemas, a estos precios quién sabe cuál será su rumbo. A El Salvador, y el segundo gobierno del FMLN lo encuentra con la misma situación de otros, sin el flujo que ALBA le hacía llegar y con las arcas del Estado muy magras.
Las esperanzas de algunos, de que algún día el dinero de Alba Petróleos y la entrada a Petrocaribe los podrían sostener económicamente y hacer posible su revolución, parece que terminaron.
Enfrentamos la realidad que termina imponiéndose siempre y esta es que tenemos que valernos de nuestros propios medios y acudir por ayuda y cooperación al bloque occidental capitalista, los aliados tradicionales y generar riqueza localmente, haciendo crecer la economía y generando empleos.
La única forma conocida de hacer crecer las economías, generar empleos e ingresos para sus habitantes –cuando no hay regalos de ayuda externa en los montos que lo permiten– es generando inversiones y sabemos que estas se dan cuando hay confianza, certidumbre en las reglas del juego, agilidad en los gobiernos en los trámites burocráticos para que la inversión llegue.
A esto último apunta el gobierno representado por el movimiento que encabeza Óscar Ortiz y no puede ser más oportuno, puede unir al país. El FMLN radical enfrenta la dura realidad y tendrá que modificarse.

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