viernes, 29 de abril de 2016

EL ORO BLANCO DE AMÉRICA LATINA SEDUCE AL MUNDO. EL SALAR DE UYUNI ES LA MAYOR RESERVA MUNDIAL DE LITIO



El salar de Uyuni con sus 12.000 kilómetros cuadrados, es el mayor desierto de sal del mundo. Está situado a unos 3.650 metros de altura en el Departamento de Potosí, en el Altiplano de Bolivia, sobre la Cordillera de los Andes. El Salar de Uyuni es la mayor reserva mundial de litio, una materia prima que será fundamental para la producción de baterías destinadas a abastecer los nuevos modelos de autos híbridos y los futuros vehículos totalmente eléctricos.



Es indispensable para el funcionamiento de las baterías de teléfonos celulares, laptops, relojes, he­rra­mientas, incluso carros eléctricos e híbridos. Su “redescubrimiento” ha fomentado una fiebre de nue­vo tipo en el mundo debido a la alta de­manda por parte de las em­presas tecnológicas a lo largo del planeta. Se trata del litio, el metal más liviano, cuyas principales re­ser­vas se en­­cuentran en América La­tina (85 %).
El denominado “oro blanco del siglo XXI” es extraído de dos tipos de fuentes principales: minerales co­mo el espodumeno, que requiere previamente un trabajo de minería (trituración, molienda, lixiviación); y de las costras de sal de los salares donde yace la salmuera, cuya ex­trac­ción implica menores costos de producción.
Un artículo de Sptunik rememora que “el litio como recurso estratégico empezó a usarse en la fabricación de la bomba de hidrógeno o termonuclear, pero luego empezó a ser utilizado en la industria automotriz para el desarrollo de baterías eléctricas”.
En los años 90 se usó para las baterías ion-litio en la industria electrónica (telefonía celular, reproductores de audio, computadoras), y más adelante, en el desarrollo de los futuros vehículos eléctricos, agrega.
La publicación especializada británica The Economist estimó que el precio de importación del litio hacia China (principal mercado de las ma­terias primas latinoamericanas) se duplicó a finales del 2015 al punto de alcanzar los 13 000 dólares la to­nelada. A su vez, el grupo inversionista Goldman Sachs lo describió como “la nueva gasolina”. Un informe de la consultora Allied Market Research, citado por RT, prevé que el mercado de baterías de litio ge­nere ingresos por un total de 46 000 mi­llones de dólares hacia el año 2022.
La atención se enfocó en el metal luego del anuncio hecho por el em­presario Elon Musk quien dijo que necesitaría “absorber toda la producción de litio del mundo” en su deseo de fabricar 500 000 autos eléc­tricos Tesla al año.
EL “ABC” DEL LITIO
Esta euforia por el metal es apreciada como la luz al final del túnel del desalentador panorama económi­co regional debido, en gran medida, a la guerra de precios del petróleo en el mercado mundial.
El llamado “Triángulo del litio” comprende los tres países sudamericanos que concentran la producción regional: Argentina, Bolivia y Chile (conocido también como el “ABC” del litio). Es por esa razón que esta zo­na geográfica fue descrita por la revista estadounidense Forbes como la “Arabia Saudita del litio”.
Bolivia alberga en el Salar de Uyu­ni el mayor yacimiento del mi­neral. El mismo es un lago de agua de mar que se secó a lo largo de millones de años.
Está ubicado en el departamento de Potosí, al Sur de la nación a 3 680 metros sobre el nivel del mar y tiene una superficie de al­rededor de 10 000 kilómetros cuadrados. Di­cha planicie está conformada por aproximadamente 11 ca­pas de sal, cu­yo espesor varía entre los dos y diez metros. El salar se ex­tiende co­mo una enorme plataforma plana y blanca que asemeja un espejo.
Chile, por su parte, es dueño de la segunda reserva del mundo en el sa­lar de Atacama y es, junto con Aus­tra­lia, el principal productor in­ter­na­cio­nal, según investigaciones del Ser­vi­cio Geológico de los Esta­dos Uni­dos.
Argentina posee un litio más pu­ro en sus yacimientos del noroeste del país. El depósito principal en fun­cionamiento es el salar del Hom­bre Muerto ubicado en la provincia de Catamarca. En esta nación el me­­tal estuvo privatizado hasta el 2012 cuando bajo la presidencia de Cristina Fernández se declaró como un “re­curso natural estratégico”.
Uno de los desafíos que enfrentan estos países es que al no contar con la tecnología adecuada para pro­­cesar el litio hacen alianzas con empresas extranjeras y muchas ve­ces deben velar por los intereses na­cionales.
El pasado de saqueo de recursos naturales a la que fue sometida Amé­rica Latina frena muchas veces la se­­ducción del oro blanco. (www.granma.cu)






EL RÍO SILALA, LA HAYA Y LOS ERRORES DE CHILE EN CONFLICTO CON BOLIVIA

En el ciclo 'Antofagasta en transformación', el analista Raúl Sohr, el alcalde Esteban Velásquez y el abogado Daniel Guevara evaluaron los efectos de la nueva demanda altiplánica.

El Mercurio de Antofagasta (www.mercurioantofagasta.cl)
                                        
Un retrato político del Presidente Evo Morales, su relación con Chile y los efectos del conflicto por el río Silala o Siloli realizó ayer el periodista y analista internacional, Raúl Sohr, en el segundo encuentro 2016 del ciclo 'Antofagasta en transformación', que organiza este Diario, Filzic, la Universidad de Antofagasta, E-CL, Elecda y Altonorte.
En el debate -donde surgieron diversas críticas al manejo de las relaciones diplomáticas del país- también participaron el alcalde de Calama, Esteban Velásquez, y el abogado doctor en Derecho Internacional, Daniel Guevara, que aportaron una visión regionalista al análisis del tema (ver recuadros).
Sohr, autor de los libros "Las guerras que nos esperan" y "Chao, petróleo", entre otros textos sobre relaciones internacionales, manifestó que Evo Morales ya ganó políticamente al poner el tema de la mediterraneidad de Bolivia en el mundo, donde incluso el Papa Francisco ya tuvo palabras que no gustaron en el país sobre este conflicto, lo mismo que la canciller alemana Angela Merkel.
Por ello -según el experto- el tema del Silala resulta anexo, porque el gran objetivo altiplánico pasa por conseguir una salida al mar, hecho que quedó más al alcance de los bolivianos cuando Perú llevó a Chile al Tribunal de La Haya y "donde si bien no perdimos, salimos algo rasguñados".
Ud. mencionó en su análisis que ha conversado varias veces con el Presidente Evo Morales y por ello refuta cualquier animosidad contra Chile de su parte, pero el Gobierno no opina lo mismo…
-Yo insisto que no tiene ninguna animosidad contra Chile. Y él lo reitera permanentemente que no tiene pleitos con el pueblo chileno y que sólo tiene pleitos con las autoridades en relación a los intereses nacionales de Bolivia. En consecuencia, su postura es 100% política y no tiene ningún sentimiento antichileno.
También lo caracterizó como una persona muy humilde, pero cuando golpea, golpea fuerte. ¿Esto es aplicable a su estrategia diplomática con Chile?
-Creo que es muy indígena en su actuar. Siempre aparece en una actitud sumisa, retraída, muy discreta, pero no hay que engañarse, porque eso no está en absoluto reñido con su firmeza e incluso con la fuerza que interviene. E interviene fuerte y el caso de llevar a Chile a La Haya por el tema de la salida al mar y ahora por el Silala así lo demuestran.
En su exposición también aseguró que Bolivia ya ganó al llevar a Chile a La Haya, algo que también cala hondo en el Gobierno.
-Es un triunfo absoluto de Bolivia. Algo que Chile dijo que era un tema bilateral, zanjado completamente por tratados, y que fuera aceptado por La Haya, y además abriera un caso, es una victoria neta para Bolivia.
'el general sanabria'
¿Entonces cualquier resultado en La Haya en definitiva habría que atribuirlo a una crisis de la diplomacia chilena?
-Yo creo que cometimos un error serio al no tener una posición más firme cuando Perú nos llevó a La Haya y haber mantenido relaciones comerciales y de todo tipo absolutamente normales. Chile debió haber marcado su incomodidad y haber enviado señales que no era posible agredir o tener actitudes hostiles con el país sin que ello no tuviera consecuencias. Este precedente fue analizado por Bolivia que vio que Perú logró su objetivo sin que le pasara nada. Entonces dijeron 'que tenemos que perder si vamos a La Haya'. Y en definitiva pueden ganar algo, a costo cero.
¿Qué debe hacer el Gobierno para salir del escenario que enfrenta en sus relaciones con Bolivia y la demanda por una salida al mar?
-Creo que la solución que propuso en su momento el exPresidente Ricardo Lagos de ofrecer un puerto con soberanía administrativa a Bolivia resultaba aceptable para un alto porcentaje de bolivianos. Si se hubiese perseverado en esa línea, habríamos logrado un acuerdo en última instancia. Hubo cinco presidentes bolivianos que dijeron en su minuto 'sí, se puede': Banzer, Quiroga, Meza, Rodríguez y Sánchez de Losada. No en ese orden de gobierno, pero Chile dialogó con ellos y los cinco dijeron 'podríamos llegar a un acuerdo', pero ninguno tenía piso político para hacerlo aprobar.
Sin embargo, mencionó que hubo un punto de quiebre en las relaciones de Chile y Bolivia en 2011 por el 'caso del general Sanabria'...
-Evo Morales llegó al poder y hubo entendimientos con la Presidenta Michelle Bachelet que no alcanzaron -desgraciadamente- a madurar en los cuatros años de su mandato. Luego vino el gobierno de Sebastián Piñera y el incidente con el general denominado 'zar antidrogas' en Bolivia, René Sanabria. Este alto oficial de la policía apareció involucrado con redes internacionales del narcotráfico, detectadas por el OS-7 de Carabineros. Chile entregó esta información a Estados Unidos y en definitiva el general fue detenido en Miami, lo que fue considerado una 'cuchillada por la espalda' por las autoridades altiplánicas, que ya lo tenían cercado. Fue un quiebre muy dramático, que condicionó después las relaciones entre ambos países.
Otras críticas también pasan por lo excluida que aparece la Región de Antofagasta en una solución del tema Silala.
-No solamente al norte no le han consultado, en Santiago tampoco nadie sabe mayormente del conflicto. La tarea pasa por democratizar a todo el país y tener mecanismos de participación. Aquí se tiene la antigua idea que sólo la Presidenta y el canciller manejan las relaciones internacionales. Evo habla de la diplomacia de los pueblos, que deberíamos atender en algún minuto.





ARTESANOS BOLIVIANOS DENUNCIARON ACTITUD ABUSIVA DE LA FISCALÍA Y ADUANAS

Artesanos del vecino país llegaron a Puno para participar de la feria de las Alasitas que se realizará desde el primero de mayo.

RPP de Perú (www.rpp.pe/peru/puno)

Más de 50 artesanos mayoristas de Bolivia denunciaron que sufrieron abusos por agentes de aduanas y la Fiscalía durante el traslado de sus productos a la feria de Alasitas de Puno, porque se les cobró dinero hasta en tres oportunidades en el trayecto.
Los quejosos indicaron que el primer cobro se efectuó en el sector de Kasani, en la provincia de Yunguyo, el segundo antes de llegar al puesto de control de Ojerani, y  el tercero en el mismo puesto aduanero.
Los artesanos presumen que este cobro es ilegal, pero más les molesta la forma como fueron tratados indicando que cuando los peruanos van a su país no son maltratados.





BOLIVIA: DISCAPACIDAD E INSENSIBILIDAD

La Jornada de México (www.jornada.unam.mx)
                                                                                                      
Tras recorrer los 360 kilómetros que separan a Cochabamba de La Paz, en Bolivia, y después de haber sido dispersados con gases lacrimógenos por las fuerzas del orden para impedirles el acceso a la Plaza Murillo (plaza de armas), centenares de miembros de un movimiento minoritario de discapacitados permanecían anoche en la calle con la exigencia de ser recibidos por el presidente Evo Morales.
Las principales reivindicaciones del grupo son el incremento del subsidio mensual que reciben del Estado de 80 a 500 bolivianos (de 11.5 a 72 dólares) y la creación de mecanismos para un mejor acceso al mercado laboral. El gobierno afirma que no serán recibidos por el mandatario, porque éste ya giró instrucciones para que sean atendidos por otros funcionarios, y que las finanzas públicas no podrían sobrellevar la carga que sumarían los montos demandados: unos 53 millones de dólares anuales.
La víspera, los peticionarios rechazaron la invitación que el ministro de Gobierno, Carlos Romero, formuló a los dirigentes de todas las organizaciones de discapacitados del país para iniciar una mesa de diálogo, y más tarde la policía respondió con gases lacrimógenos al intento de los minoritarios –muchos de ellos en sillas de ruedas o con muletas– de romper el cerco policial establecido alrededor de la plaza central para impedirles el paso.
Llama la atención que un gobierno de genuina orientación social, como es el del Movimiento al Socialismo en Bolivia, no haya sido capaz de operar con mayor sensibilidad y hasta con más pericia política ante un movimiento que habría podido ser encauzado de otra forma y que hoy coloca a la presidencia de Morales Ayma en los titulares desfavorables de una prensa internacional que le es mayoritariamente adversa. En este escenario los medios tienden a omitir el hecho de que en La Paz se encuentran grupos de discapacitados procedentes de los nueve departamentos del país participando en negociaciones con representantes gubernamentales.
Más allá del desafortunado episodio boliviano, cabe reflexionar sobre la necesidad de que la sociedad, por medio de sus instituciones, se comprometa activamente a promover la equidad entre sus integrantes mediante leyes, acciones y programas orientados a reducir toda situación de desventaja histórica padecida por los pertenecientes a los llamados grupos vulnerables y a alentar su plena incorporación, en pie de igualdad, en todos los ámbitos del quehacer humano.
En México el crecimiento de las desigualdades sociales que ha tenido lugar en décadas recientes debiera obligar al establecimiento de una política social integral, no clientelar ni populista, es decir, basada en derechos y no en dádivas, para contrarrestar el impacto de la brecha social en los sectores afectados por ella. Y ello incluye necesariamente garantizar a la población con discapacidad condiciones mínimas para vivir y para participar en todas las facetas de la vida social.





LA FRACTURA GEOPOLÍTICA DE SUDAMÉRICA EMPIEZA EN BRASIL

La Tercera de España (www.tercerainformacion.es)
                                                                                                    
Por Rafael Bautista S. - Si la diplomacia abierta está diseñada para el consumo informativo (pues algo se tiene que informar), la política exhibida mediáticamente está concebida para moldear opinión pública. Ninguna tiene, como misión, orientar y, menos, generar una relación crítica con los hechos políticos (el nuevo circo romano es virtual); lo que se informa no contiene nada que no sea lo permitido por la función asignada, es decir, lo que se sabe es apenas lo que una administración selectiva de información permite saber (este control, por supuesto, no es del todo perfecto; su éxito es proporcional al grado de domesticación producida). La interpretación de los hechos políticos es, de ese modo, circunscrita dentro de los márgenes permisibles que establece un poder estratégico que sabe la importancia del manejo de la información.
La diplomacia abierta es un concepto que sintetiza la visión aristocrática de la democracia moderna: el pueblo no tiene por qué saber lo que realmente está en juego. El pueblo obedece, no decide. Quienes deciden son los protagonistas de la diplomacia profunda y son los artífices de la política real. Lo que se ve es apenas el teatro mediático, la tragicomedia política; pero la trama, el argumento y el meollo del asunto, no pueden exhibirse, ni siquiera en el propio desenlace. Porque descubrir esto es revelar los propósitos del nivel profundo y esto significa desenmascarar al poder detrás del trono.
Hoy en día, la mediocracia ha monopolizado toda mediación entre individuo y realidad, haciendo de la opinión pública su patrimonio privado. La información se ha convertido en un recurso estratégico de control político, haciendo de ésta la marca registrada de todo fenómeno comunicacional; pero no es la información, en sí, lo que produce conocimiento, sino la reflexión que tematiza el sentido que contiene la información; tampoco es el contacto directo con los hechos lo que permite comprensión sino el tener perspectiva, así como la objetividad no se mide por la neutralidad sino por los criterios éticos que se asume. Entonces, para tener una visión clarificada de los acontecimientos, hay que superar el cerco mediático y desenmarañar los contenidos informativos que propaga la prensa y, de los cuales, ni ella misma es consciente.
Lo que sucede en Brasil no puede sopesarse a partir de lo que se exhibe mediáticamente; esa información sólo produce confusión y no permite entrever lo que realmente está en juego. Las denuncias de corrupción gubernamental es un teatro montado para los ingenuos en geopolítica, que es el modo cómo se está definiendo la nueva reconfiguración global. En ese sentido, la posible destitución de la presidenta Dilma no está lejos de todo lo que ha venido aconteciendo desde el golpe en Honduras y Paraguay.
Bajo la nueva nomenclatura implantada por las guerras de cuarta generación, un golpe de Estado puede ahora prescindir del uso de la fuerza militar. El “impeachment” es una nueva modalidad del concepto de “golpe suave”, que se impone el “smart power” como una forma de reducir las expectativas democráticas de los pueblos, sin alteración del orden constitucional y promovida por la propia institucionalidad democrática. Lo que pareciera un contrasentido no es más que la constatación de una capitulación jurídica que la izquierda continental no ha sabido tematizar.
Algo que la visión economicista de la izquierda latinoamericana no entiende es que el neoliberalismo no es simplemente un modelo económico. No es políticamente que el neoliberalismo penetra en nuestros Estados sino jurídicamente. La doctrina del shock nos muestra cómo el dogma neoliberal penetra en nuestras sociedades pero no nos enseña cómo llega a encarnar en la estructura misma del Estado. Lo que sucede en Brasil es muestra del modo cómo el régimen normativo de los Estados es capturado por el concepto de derecho que patrocina la actual hegemonía financiera del dólar-centrismo.
Algo que el marxismo standard no ha llegado a aclararse es que el capitalismo es imposible sin un marco jurídico que haga posible el desarrollo de la lógica del capital. Marx mismo señalaba que, en realidad, no vemos relaciones económicas sino, vemos estas relaciones en el espejo de las relaciones jurídicas. Sin un derecho que justifique y legitime el robo y el despojo (al ser humano y a la naturaleza) que son, en última instancia, el contenido del concepto de riqueza moderna, el capitalismo sería imposible.
El régimen normativo que inaugura el derecho moderno-liberal es lo contenido en la subjetividad moderna que promueve el capitalismo. Desde Hegel, el derecho expresa la propiedad, como determinación de la libertad del individuo moderno; es decir, el derecho moderno es concebido para la defensa de la apropiación de lo que era común, por eso “lo privado” de la “propiedad privada” es la “privación” que se hace a los demás de lo que era común. Es un derecho pensado para los ricos. Si este derecho estructura el régimen normativo de un Estado, entonces se entiende que ese Estado desarrolle únicamente una política antipopular.
Por eso el neoliberalismo realiza un desmontaje del carácter nacional de nuestros Estados y reconfigura nuestras constituciones a merced del nuevo sujeto del derecho actual: el capital transnacional. Los nuevos tratados comerciales, como la Alianza del Pacífico (extensión del Trans Pacific Partnership o TPP, y del Trade In Services Agreement o TISA), son clara muestra de ello, estableciendo una subordinación de los propios Estados a una legislación global que protege a las empresas de todo reclamo de soberanía.
Nuestros gobiernos habían originado una recuperación del carácter nacional de nuestros Estados, pero sin alteración del régimen normativo que había implantado previamente el neoliberalismo. Ahora, cuando se había logrado, aunque sea mínimamente, la estabilidad requerida para impulsar las economías, es desde el propio sistema constitucional que se produce una recaptura del poder. Otra vez, la izquierda entrega en bandeja de plata un país a merced de un nuevo asalto conservador.
Algo que ya debía ser asunto de evaluación politológica es la empecinada denuncia de presidencialismo que promovía la derecha continental. Una de las premisas de la democracia neoliberal, inventada por los think tanks gringos, es la distribución del poder político, recortando atribuciones constitucionales que pudiese tener una cabeza –no disciplinada– gubernamental, para desviarlo al legislativo sobre todo, donde es posible establecer la lógica de los lobbies y, de ese modo, controlar siempre al ejecutivo. Esa es la democracia gringa, donde el presidente no ejerce poder, simplemente lo administra; por eso el voto es irreal, porque el presidente, aunque prometa todo, no puede hacer nada, y el poder detrás del trono actúa cómodamente desde las cámaras. Por eso, a este tipo de democracia le incomoda que un presidente pretenda recuperar atribuciones constitucionales, desde las cuales pueda promover una radical transformación del Estado.
Es curioso cómo las acusaciones de corrupción gubernamental siempre aparecieron una vez que aparecía la predisposición de realizar una “limpieza” estatal. Eso sucede en Brasil y es hasta titular en el New York Times del 15 de abril: “ella no robó nada, pero está siendo juzgada por una banda de ladrones”. Esta situación comienza desde que Dilma, el 2011, efectúa “limpiezas” en organismos públicos.
Algo que es fundamental en la implantación del neoliberalismo es la generación de una cultura de corrupción política, pues sólo de ese modo pueden los mismos connacionales coadyuvar a un desmantelamiento del carácter nacional del Estado. De ese modo la política se convierte en subsidiaria de la economía: las empresas financian campañas políticas y compran políticos para influenciar al propio poder político (el poder de Eduardo Cunha en el Congreso brasileño –el principal impulsor del “impeachment” contra Dilma–, proviene precisamente del poder que le brindan los políticos favorecidos del montaje de corrupción que originó a través de acuerdos con empresas ligadas al financiamiento de campañas y compra de políticos, a cambio de favores e influencia legislativa para hacerse de contratos públicos y estatales). El neoliberalismo no sólo promueve la desregulación bancaria sino también la inmoralidad política. La política se vuelve administradora del poder recortado que le otorga el poder económico. El Estado mismo se encuentra, una vez desmantelado, a merced del ingreso que puedan proporcionarle sectores empresariales.
Estos sectores se hallan, desde el neoliberalismo, demasiado comprometidos con el dólar. De modo que sus intereses no encajan en una recuperación del carácter nacional del Estado. Que Eduardo Cunha sea el aliado principal del vicepresidente Temer, señala una orquestación congresal que busca algo más que una simple destitución constitucional. Se trata de algo que sólo puede hurgarse en la política profunda y que escapa a las consideraciones meramente locales. Lo que está en juego en Brasil es el destino mismo de Sudamérica; no porque en Brasil se dirima una fatalidad sino que el desenlace del “impeachment” establecerá, en lo venidero, el derrotero geopolítico de toda Sudamérica en el nuevo tablero geopolítico multipolar.
La destitución de Dilma provocaría la sucesión constitucional, es decir, la asunción a la presidencia de su vicepresidente Temer, quien es el favorito, en esta contienda, de los intereses gringos. Temer es la versión brasilera de Macri, cuya misión inmediata es, y así lo está demostrando, reponer en Argentina una economía alineada a la hegemonía del dólar. De ese modo se repondría el proyecto de las elites, que no es otro que un neomonroeismo más implacable, en una situación global ya no tan halagüeña para USA. No se trata sólo de destituir a Dilma sino de anular también a Lula, para una re-cooptación absoluta de la economía del gigante sudamericano. Detrás de todo el teatro mediático se encuentra la restauración neoliberal en condiciones que ameritan la urgencia de USA por aislar a Sudamérica de la influencia de China y Rusia y de toda opción que signifique, para nuestros países, separarse de la hegemonía gringa.
El factor geopolítico viene por ese lado. Tanto USA como Rusia ya han venido declarando su más que seguro abandono, no sólo de Siria sino de todo el Medio Oriente. Esto supondría no sólo el desentenderse de los conflictos suscitados allí sino el mudar el propio teatro de conflagración geopolítica global a otra parte del mundo. USA concentra su poder bélico en el Extremo Oriente, pero su más actualizado neomonroeismo está concentrando sus esfuerzos en recuperar, lo que considera su continente, de toda influencia que merme en algo su importancia. Desde la doctrina Bush, USA ha ido perdiendo presencia en casi todo el mundo; el propio empecinamiento en Irak y Afganistán le costó, entre otras cosas, perder su control sobre Sudamérica.
Tanto Ucrania como Siria han mostrado la fractura de un mundo unipolar y que está propiciando una nueva guerra fría. Dos bloques antagónicos se enfrentan en todo conflicto que persigue la reposición de un mundo unipolar: por un lado USA, su brazo armado (la OTAN), su brazo político (la Unión Europea), y su brazo financiero (la Banca israelí-anglosajona); por el otro, los BRICS, además del Grupo de Shanghai, pero sobre todo Rusia y China. Brasil forma parte de los BRICS y, una unión más estrecha entre Brasil y China, supondría el fin de la hegemonía gringa en Sudamérica. La restauración neoliberal en Brasil persigue la desconexión entre estos dos gigantes. Si Brasil corre la misma suerte que Argentina, entonces el futuro del MERCOSUR, la UNASUR y el ALBA se hallan seriamente comprometidos y nuestros países, que no pueden vivir al margen de una integración económica, estarían a merced de los tratados comerciales promovidos por el capital transnacional. La Alianza del Pacífico ha sido diseñada para eso, pues dentro de la doctrina Obama, un punto primordial es la contención de China. Si USA promueve esta contención en la propia área de influencia de China, con mayor razón en lo que consideran los gringos su backyard.
Para estos fines el Council of Foreign Relation o CFR ha diseñado el concepto geopolítico de “North-America”, donde éste se expande hasta Venezuela, como parte de un Caribe ampliado (que USA siempre consideró como su Mar Mediterráneo). Este concepto establece la prioridad de contar con los recursos naturales y energéticos que proveen las cuencas del Orinoco y del Amazonas, como base material para garantizar la reposición de la supremacía gringa en el continente. La anulación geopolítica de Sudamérica es esencial para esta reposición. Esta fue la claridad que tenía el presidente Chávez (por eso era urgente su desaparición). Ningún otro presidente, ni siquiera Lula, ha mostrado consciencia de esta perspectiva geopolítica, necesaria a la hora de ingresar de modo soberano a una nueva reconfiguración del tablero geopolítico global.
Deshacer una integración regional sudamericana, de carácter soberano, es fundamental para debilitar al BRICS, sobre todo a Rusia y China, pues el cordón geoestratégico de las potencias emergentes tendrían que recluirse al viejo continente, una vez rota la continuidad que proporcionaban Sudáfrica y Brasil (desde Washington se orquesta las protestas estudiantiles en Hong Kong, la desestabilización en Sudáfrica, también las protestas contra la relección de Putin, así como la confabulación con la familia Saudí y la banca, para bajar el precio del petróleo e implosionar las economías de Rusia, Irán y Venezuela); desconectar a Brasil supone aislar a Sudamérica de la expansión del pacífico y no permitir, bajo ninguna circunstancia, un ingreso en mejores condiciones, de nuestra región, en la nueva cartografía tripolar (USA-China-Rusia) que no conviene para nada a la supremacía gringa.
La carencia de una lectura global de un mundo en transición nos hizo perder la gran oportunidad de consolidar un proyecto regional cuando el Imperio estaba distraído en el Medio Oriente. La resistencia de los pueblos de Irak, Afganistán, Siria, Irán, etc., nos había dado la posibilidad de originar una primavera democrática en estos lados; pero el exitismo de lo logrado, que no era sólo merito nuestro, ahora nos descubre en una coyuntura ya no tan favorable, donde las dos más grandes economías de Sudamérica se van inclinando por una nueva capitulación mucho más entreguista que las anteriores. La colonialidad de nuestras elites, tanto económicas como políticas y hasta culturales, sólo pueden manifestar un ánimo de resignación y, aunque prodiguen un anti-imperialismo discursivo, esto sólo sirve para el berrinche momentáneo y la inculpación unilateral hacia afuera (hasta para admitir responsabilidades la izquierda sólo sabe mirar hacia afuera).
En esta coyuntura, donde la integración es más difícil y el quedar aislados cancelaría lo propositivo de nuestras revoluciones, es menester reponer de modo urgente las prerrogativas que pretendían una integración política y económica, además de financiera, regional. Nadie se va a salvar solo. La salida de esta emboscada no puede ser sino conjunta. Las críticas al interior de nuestros procesos no pueden perder de vista que, lo que está en juego, es la sobrevivencia misma de nuestros Estados. Si los gobiernos muestran algo de sensatez al respecto, debieran ser los primeros en ceder su exclusivismo e infalibilidad, para promover una nueva reconexión horizontal con el carácter popular-democrático que habían inaugurado nuestros pueblos, sobre todo indígenas. Una nueva integración no puede reducirse a lo meramente comercial sino que debe proponerse en los términos geopolíticos de una reposición geoestratégica de la región, para de ese modo permitirnos un ingreso, en las mejores condiciones, en el nuevo tablero geopolítico global.
Así como las políticas que adopta Macri son insostenibles, lo mismo sucedería con Temer en Brasil. El nuevo tipo de acumulación financiera que orquestan los nuevos tratados comerciales es decididamente más despiadada y solo puede conseguir los índices acumulativos que se proponen, despojando todas las conquistas sociales logradas en este periodo. Como en Argentina, lo que se produciría en Brasil es el caos (las conquistas sociales, y hasta culturales, han constituido un nuevo sentido común que será difícil anular). Pero este panorama no ensombrece las aspiraciones del capital financiero, pues para las finanzas, el caos y la guerra constituyen siempre oportunidades para generar ganancias espectaculares.
Si USA desiste del Medio Oriente, pues ya no puede contrarrestar la superioridad bélica rusa, le resta asegurar su área inmediata de influencia. Y si, para ello, promueve un concepto geopolítico de ofensiva estratégica, como es el “North-America” ampliado, entonces la anulación de Sudamérica supondría su balcanización. Esa es tristemente la constancia de toda reconfiguración geopolítica: donde no haya integración regional sólo resta su balcanización. Cuando todo se trata de sobrevivir –hasta de las potencias–, los fuertes no hallan otra manera de hacerlo sino a costa de los débiles. Y los débiles lo son porque, en semejante situación, anteponen sus particularidades y no apuestan por su complementación. En un mundo compartido, nadie es independiente del todo, ni siquiera los imperios; se es independiente en la medida en que se toma conciencia del grado de dependencia que se tiene, de modo de aprovechar esa dependencia (porque no es unilateral) y hacerla recíproca. La independencia es subjetiva, es decir, es el tipo de relación que establezco, lo que define mi condición.
Este panorama es también el que se viene definiendo en las elecciones que se llevaran a cabo en USA. La favorita del poder financiero y los lobbies es Hilary Clinton (a quien ya llaman “Killary”) y, si la nueva administración gringa recae en la parte más conservadora, que ya no es sólo la republicana, entonces la tercera guerra mundial pasaría a ser una opción inevitable. La visión provinciana euro-gringo-céntrica de la diplomacia y la política exterior del primer mundo no concibe un mundo compartido y esa limitante sólo admite la posibilidad de la guerra.
Toda la propaganda actual está diseñada para legitimar una situación límite. La develación de los “panamá papers” es una de las tantas estrategias de la guerra financiera contra los enemigos del dólar. No en vano, el consorcio que investiga estas cuentas off-shore es curiosamente patrocinado por la CIA, la fundación Ford y la fundación Soros. La curiosa selectividad informativa da muestras de una interesada pesquisa, donde aparecen personajes del “eje del mal”, para darle más candela al asunto. Otra función más del circo mediático que, pretendiendo defender la libertad y la legalidad, no hace otra cosa que no sea recortar aún más la libertad global; porque esta operación no afecta al sistema financiero, que necesita estos paraísos fiscales para, precisamente, evadir las leyes estatales; esta operación sólo busca eliminar la competencia y establecer como únicos paraísos fiscales a aquellos que se encuentran en las jurisdicciones de USA, Gran Bretaña, Israel y Holanda, de ese modo, tener el control total de todos los movimientos financieros globales, legales o no.
La importancia geoeconómica de Sudamérica es clara para las pretensiones del concepto “North-America”. Para una incorporación de nuestra región, en condiciones prometedoras, a un mundo multipolar, se requiere una apertura hacia el pacífico y una conexión estratégica –soberana– con el gigante asiático. De modo aislado esto no es posible y esto lo saben los gringos, por eso, anulando a Brasil se anula una apuesta conjunta. Sólo regionalmente se estaría en condiciones de negociación favorable con alguna potencia, de lo contrario, cualquier potencia sólo nos subsumiría en su proyecto expansivo.
El concepto de “North-America” subyace al disciplinamiento del Caribe, que empezó con el golpe en Honduras, la incorporación del México neoliberal como garante energético de esta restauración expansiva, la desestabilización de Venezuela, el golpe en Brasil, la defenestración de Cristina Kirchner (cuando mostró su entusiasmo de que Argentina formase parte del BRICS) y, hasta podría decirse: caen como anillo al dedo, la derrota de la izquierda en Perú y el terremoto en Ecuador (¿habrán estado activas las antenas del proyecto HAARP?). La actual guerra fría financiera, tiene fines geoestratégicos contra el BRICS; y el interés por reducir a Sudamérica en el concepto “North-America”, implosionando sus tres más grandes geoeconomías (Brasil, Argentina y Venezuela), hace preocupante la situación nuestra en esta encrucijada.
Sudamérica se encuentra polarizada entre lo que resta del ALBA y el auspicio imperial de la Alianza del Pacífico. Si Brasil es absorbido por la restauración neoliberal, su importancia como promotor de una integración regional (cosa que, hay que decirlo, nunca se propuso de modo decidido) habrá devenido en arrastrar a todos a la capitulación. El MERCOSUR sería excluido por la Alianza del Pacífico y USA controlaría de nuevo todo para su propio y exclusivo beneficio (el CAFTA ya está bajo su control). La fractura geopolítica daría lugar a una situación de caos y desestabilización regional y una posible balcanización.
Sudamérica sería el lugar de la definición geopolítica global, donde el supremasismo gringo fundaría sus pretensiones de restaurar su hegemonía única y la reposición de un mundo unipolar. Para ello cuenta con la complicidad de las burguesías locales y todo el sistema financiero mundial, que es capaz de colapsar cualquier economía vulnerable al patrón dólar. Ahora se comprenderá por qué era urgente y necesario el funcionamiento del Banco del Sur y la consolidación de una moneda regional. Sólo con la recuperación de nuestras reservas internacionales podía haberse dado un impulso decidido a nuestra independencia económico-financiera regional; esto involucraba la transformación de todo el marco jurídico imperante (mercado-céntrico y dólar-céntrico), pero eso fue, precisamente, lo que no fue posible para la perspectiva colonial de nuestros gobiernos. Puede que sean anti-neoliberales, pero su perspectiva no es post-capitalista. Por eso todo lo que han logrado se encuentra, ahora, a merced y el disfrute de una restauración neoliberal.
La tecnocracia neoliberal, presente en los ministerios del sector económico y financiero, son el caballo de Troya que no se supo descubrir a tiempo (mientras Dilma era defenestrada, vía el gigante mediático Globo, por su osadía de pronunciarse a favor de una independencia cibernética de Brasil, cometía la imprudencia de confiar a Joaquim Levy –un funcionario del FMI– las arcas de las finanzas brasileras, no haciendo otras cosa que facilitarle su labor de sabotaje; lo que le valió después ser nombrado jefe financiero del Banco Mundial). Como se dio cuenta el presidente Chávez –en el caso de Libia–: nuestros propios gobiernos fueron los encargados en reafirmar nuestra dependencia al sistema financiero, causante del actual e inminente colapso económico global. Por eso el primer mundo, gracias a nuestra dependencia, sigue estable, a pesar de su aguda crisis financiera. De las guerras multidimensionales que emprende USA contra el BRICS, las guerras geofinancieras son las que más éxitos le han deparado; no otra cosa significa el espionaje cibernético de la National Security Agency a la PETROBRAS y que hizo poner a Brasil de rodillas cuando develó sus cuentas secretas. También las sanciones económicas contra países determinados le han sido más efectivas que el poder militar.
¿Cómo salió de la recesión del 29 el posterior ganador de la segunda guerra mundial, o sea, USA? La guerra ha sido siempre, en el mundo moderno, el campo de oportunidades más apetecido del ámbito financiero. Lo grave en nuestro presente es que una conflagración global entre potencias, pasa por el uso de armamento nuclear. Pero hasta aquello entra en los cálculos imperiales a la hora de promover el desarrollo de bombas atómicas tácticas, que son municiones nucleares de pequeñas dimensiones, que se cree disminuyen los riesgos del uso de arsenal nuclear de dimensiones mayores, sin tomar en cuenta la peligrosidad que significaría la proliferación del uso masivo de estas armas de carácter táctico.
El concepto de “North-America” es una clara respuesta a la nueva visión estratégica que había nacido en la Escuela de Geoestrategia del Brasil, el 2008, y que se expuso en la llamada “Estrategia Nacional de Defensa”; tomando en cuenta los ámbitos nuclear, espacial y cibernético y configurando dos áreas estratégicas: el Atlántico Sur y el Amazonas. Esta estrategia ponía, como es debido, un interés detenido en los asuntos de seguridad nacional y defensa. Esto, que debía haber sido promovido por la UNASUR, en sus mejores momentos, ahora parece sólo constituir una anécdota. Este año, Brasil anunció, por medio de su ministro de comercio, Armando Monteiro, la aceptación de pagos, por parte de Irán, en divisas que no sean precisamente el dólar, con el fin de eludir las sanciones económicas de USA. El sistema financiero global puede aceptar el comercio sur-sur, pero si esto involucra hacerlo al margen del dólar, entonces la reacción no se deja esperar.
La corrupción, el “impeachment”, la destitución de Dilma, etc., son parte del circo montado para el gran público. Pero lo que se apuesta en ese circo es otra cosa. El destino de toda Sudamérica está en juego, mientras se incentiva, también mediáticamente, la desilusión y el desencanto de nuestros procesos (que van más allá de los avatares de los circunstanciales gobiernos). El desenlace de lo que suceda en Brasil, marcará la disposición geoestratégica, ya sea de reclusión o expansión, del BRICS. Si Brasil cae, la supremacía gringa tendrá una carta estratégica para enfrentar a las potencias emergentes y contará,





Miguel Henrique Otero, director de El Nacional de Caracas

“EN VENEZUELA, EL CHAVISMO ARRASÓ CON LAS INSTITUCIONES”
                                                              
Otero no puede pisar su país. Si volviera a Venezuela lo encarcelarían, perseguido por el gobierno. Es una de las personas que le cuentan al mundo lo que sucede bajo el régimen de Nicolás Maduro.

El Clarín de Argentina (www.clarin.com)
                                                                             
En Venezuela faltan los alimentos y los medicamentos, la inflación es del 400% anual y la espiral de aumentos se expande hacia una hiperinflación, las muertes debidas a la inseguridad desde que el Chavismo llegó al poder suman 250 mil. Es una catástrofe humanitaria. Todo se agrava bajo el manto demagógico de un régimen populista que se ahoga en su propia intransigencia. Miguel Henrique Otero, el director de El Nacional de Caracas no puede pisar su país. Si volviera a Venezuela lo encarcelarían. Es una de las personas que le cuentan al mundo lo que sucede bajo el régimen de Nicolás Maduro. Habló con Clarín.
-¿Por qué no puede volver a su país?
-Hace poco mas de un año en el diario replicamos una información que había sido publicada originariamente en el ABC de España en donde se informaba que un fiscal general del Estado de Nueva York había abierto una investigación a Diosdado Cabello (el número 2 del régimen) relativa a eventuales vínculos con el narcotráfico. Lo mismo hicieron 80 diarios en todo el continente. Clarín lo publicó por ejemplo. Todos replicaron la nota del ABC. Diosdado Cabello ante esa noticia decidió iniciar una demanda por difamación contra todo la Junta Directiva de El Nacional, también contra periodistas de otros medios venezolanos. Esto fue el año pasado. Esas medidas implican la prohibición de salir del país, el congelamiento de los bienes de los imputados, y un régimen de presentación ante la justicia. Yo decidí quedarme fuera, trabajar denunciando al gobierno. El gobierno entonces me acusó , me acusa a diario, de traición a la patria, de querer asesinar a la hija de Diosdado Cabello que es una cantante, de financiar a los paramilitares, de financiar de manera ilegal a la oposición, de incitación a la violencia….Al diario se le retacea el papel. Antes teníamos más de 80 páginas. Ahora salimos con 30 páginas Pero la gente nos sigue más y más. Tenemos 15 millones de usuarios únicos en Internet. El Nacional va a sobrevivir a Maduro.
-¿Cómo lo sabe?
-Maduro tiene sólo un 15% de aprobación. Lo ungieron los Castro, no fue Chavez quien lo eligió como sucesor. Maduro siempre fue procubano. Diosdado Cabello no. En un año Maduro viajó 38 veces a Cuba. Todo lo consulta allí. Ahora cuando Cuba se acerca a los Estados Unidos no lo consultan a Maduro. El se entera por los diarios. La paradoja es que cada día, Venezuela le regala a Cuba 100 mil barriles de petróleo diarios. Las paradoja es que antes se los regalaba para financiar al socialismo, ahora para financiar al capitalismo que se viene.
-¿Diosdado Cabello tiene o no tiene vínculos con el narcotráfico?
-En primer lugar es irrefutable que un fiscal del Estado de Nueva York pidió investigarlo. Venezuela, por decisión de Chávez en su momento decidió establecer una alianza geopolítica con las guerrillas colombianas, la FARC y el ELN que se sostienen económicamente a través del narcotráfico. Tienen vía libre para comerciar y traficar droga en territorio venezolano que es un paraíso para las guerrillas colombianas. Es que hay funcionarios que se han enriquecido y se enriquecen con ésto. Hay autoridades de las Fuerzas Armadas y del gobierno que se han vinculado con el negocio. En los últimos 3 años se duplicó la producción de cocaína en Colombia eso está directamente relacionado con la puerta que les ha abierto Venezuela para poner en circulación la droga. La corrupción es una política de Estado. Al país ingresaron durante régimen chavista y postchavista un billón de dólares por la renta petrolera. No construyeron ni una carretera ni un hospital. Entre el despilfarro, la mala gestión y la corrupción ese dinero se perdió. Le doy un solo ejemplo del sistema de la corrupción: hay mil oficiales de las Fuerzas Armadas en cargos públicos. Acceden a esos cargos porque son amigos del régimen, y así realizan negocios con total impunidad. Y todos saben que son corruptos. En Argentina quedaron instituciones en pie. En Venezuela no hay nada. Arrasaron con las instituciones. Hay 75 presos políticos en Venezuela.
-¿Es una dictadura?
-Bueno, hay que distinguir entre dictaduras bananeras y dictaduras posmodernas. Estos populismos, el de Maduro, el Cristina Kirchner, son dictaduras posmodernas. Son más sofisticados que las clásicas dictaduras bananeras. El diario El Nacional fue fundado por mi abuelo y por mi padre en 1943. El periódico atravesó la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en el país. Allí las cosas eran abiertamente brutales. O encarcelaban a quien se les ocurría y sin ningún justificación legal, o simplemente censuraban abiertamente. Había un censor instalado en cada medio y con crayón rojo tachaba lo que el régimen no quería que se publicara. Ahora, la dictadura posmoderna, ha montado un aparato de propaganda para denigrar periodistas, una ley, la ley Resorte la llamamos allí, que permitió quitar las concesiones a las cadenas de radio y TV independientes y aplicar un sistema de represión publicitaria y tributaria para los medios. La ley de Medios en Argentina fue un espejo de la Ley Resorte de Venezuela. Utilizaron las interminables cadenas de Chávez antes, de Maduro y de Diosdado Cabello para agredir, para agraviar, para insultar y difamar. Construyeron el miedo y con ello autocensura. En el 40% del territorio del país no se ven o escuchan sino emisoras del gobierno. En el resto del país solo se accede a emisoras oficialistas o autocensuradas. Aparte de El Nacional, que se mantiene en pie, el gobierno ha comprado a los otros dos diarios importantes; El Universal y Ultimas Noticias, que son oficialistas. A la vez, el régimen creó un simulacro de aparato legal para disciplinar disidentes, inventándoles causas, pero poniendo todo en un marco “jurídico” . Es como la Alemania del Este antes de la caída del Muro, cuando allí imperaba la Stasi, la policía secreta del régimen. Sin embargo, la violencia política propiamente dicha es más verbal que física.
-¿Cómo?
-En todo éste proceso tremendo se acumulan 100 muertos por razones políticas en Venezuela.¿Cuántos hubo en Argentina durante la dictadura? ¿O en Chile bajo Pinochet? ¿O en Colombia? Decenas de miles de muertos. Eso marca una diferencia hacia el futuro. Es posible una reconciliación. Las polémicas son feroces pero en general son verbales. Estos son unos bárbaros eh, que quede claro. Yo no lo niego. Ocurren cosas atroces todo el tiempo, mueren de a miles por la seguridad, por la falta de medicamentos, por la crisis profundísima, pero no por enfrentamientos abiertos por razones políticas. De los 250 mil muertos por la inseguridad, 125 mil son chavistas, y otros 125 mil no lo son. Todo esto es una pesadilla. Y no solo para Venezuela, las dictaduras posmodernas han sido una pesadilla para varios países de América Latina. Sin embargo ahora, los gobiernos de Ecuador, de Bolivia o de Nicaragua han tratado de disociarse de Maduro. Es que la catástrofe en mi país es gigantesca. Hoy en día Venezuela tiene un 73% de pobreza. Y no le pueden echar la culpa a nadie de eso. Hablan de guerra económica desatada por el imperialismo. ¿Cuál es la guerra económica? El Estado compra y distribuye los alimentos. El Estado domina todo. Es un modelo absolutamente estatista ¿Cuál es la guerra económica? La guerra es entre ellos.
-¿Entonces que sostiene a Maduro?
El alto mando militar, y la elite de su partido.
-¿Cuándo piensa volver a Venezuela?
-En pocos meses vuelvo. Maduro no va a durar mucho.






“ESTA CRISIS HA ROTO LA REGLA DE QUE EL PETRÓLEO BARATO MEJORA LA ECONOMÍA”
                                                                                                                                                   
"Ojalá no existiera la OPEP", afirma Brufau. Su grupo trabaja como si la organización fuese a desaparecer y los precios del crudo fluyesen libremente

El País de España (www.economia.elpais.com)
                                                                                                            
Al presidente de Repsol le duele el Barça en plena Champions. Por lo demás, Antonio Brufau (Mollerusa, Lérida, 1948) es un optimista convencido. Así se reconoce varias veces durante la entrevista. Cree que el acuerdo climático de la Cumbre de París de diciembre pasado demuestra la intención de 195 países de contribuir a un planeta más sostenible. Desconfía de los adjetivos “verde” y “limpia” que se usan para definir la energía; “en boca de los políticos quedan muy bien, pero son palabras vacías de contenido”, dice, sin embargo sí habla repetidamente de “energía justa y responsable”. El sector petrolero tiene que conseguir que la energía “cueste lo que la gente pueda pagar gestionando el futuro en un entorno de precios bajos”. “A falta de una definición clara de política energética porque carecemos de gobernanza global en el mundo”, el mix energético no cambiará mucho en los próximos años, como tampoco lo ha hecho desde 1976, porque el consumo crecerá conforme aumente la clase media.
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Pregunta. ¿Qué pasará con los precios del petróleo y su volatilidad en el futuro?
Respuesta. El precio del petróleo es volátil, tiene muchas oscilaciones debido a la oferta y demanda o por la actuación de la OPEP. ¿Pesa mucho en la economía? Sí, pesa, pero cada vez menos. Hace 15 años el consumo de energía crecía igual que el PIB. Hoy la demanda crece menos que el PIB gracias a la eficiencia energética.
P. Pero seguimos en una crisis provocada en gran parte por el petróleo.
R. Hay otras variables. Si los precios son bajos, como ahora, hay quien sufre y quien no. Los que más sufren son los países productores, que cubren sus cuentas públicas con los ingresos del petróleo. Arabia Saudí el año pasado tuvo un déficit del 18% del PIB, una barbaridad. Ya no digo otros países de la OPEP. Esto significa menos capacidad de inversión. Todos están haciendo planes de reestructuración, con lo que aquellos países que exportaban a los productores han dejado de exportar. Sufren los países productores y sufre Occidente. El consumidor último, al tener el precio de la gasolina, el gas natural y la electricidad más barato, tiene más renta disponible. Y se diría que esto es bueno porque vamos a consumir más. Pero con inflaciones cercanas a cero o negativas, la gente no consume porque quizás mañana esté más barato o porque la decisión racional es emplear ese aumento de renta para reducir deuda. Y, por lo tanto, baja el petróleo y baja la Bolsa. Esta crisis ha roto el paradigma de que el petróleo barato es siempre bueno para la economía.
P. El ciudadano tampoco nota tanto que los precios de los derivados del petróleo bajen.
R. Sí se nota. Aunque en la formación del precio de la gasolina o el gasóleo, más de la mitad son impuestos fijos, que van al Estado. La gente no percibe tanto las bajadas porque la mitad de lo que paga no tiene nada que ver con el precio del crudo.
P. ¿Por qué tantos impuestos?
R. Es una forma de recaudar. Me parece bien que haya impuestos. Tantos a lo mejor no, pero creo que obligan a la gente a ser más racional en el consumo.
P. ¿Cómo evolucionarán los precios del crudo tras el fracaso de la reciente ­reunión de la OPEP?
R. Ojalá no existiera la OPEP. Es un grupo de países que históricamente ha utilizado su capacidad de producción para fijar el precio y esto, en reglas de mercado, significa distorsionarlo. A mí me gusta el mercado puro, que la oferta y la demanda compitan. Que tres o cuatro países con grandes reservas le digan al mundo a qué precio tiene que estar el petróleo, distorsiona las reglas del mercado, lo cual no es bueno, pero está ocurriendo. Prefiero pasar unos tiempos difíciles para que, en un momento dado, el mercado se imponga.
P. ¿Y cómo se consigue?
R. Se consigue con lo que pasó en la reunión de Doha el otro día: dejando la producción libre. El brent ha subido en Bolsa, está a 46 dólares, y Repsol también. Después del fracaso de Doha, las cosas van por otro sitio. A mí ahora me gusta más. Que la OPEP produzca lo que pueda, que el precio ya se irá ajustando. El fracking ha sido la consecuencia de un precio alto del petróleo. Un avance tecnológico con el que hemos empezado a producir petróleo a 50-60 dólares. Es el mercado. La OPEP, cuya política era extraer el máximo valor de cada barril a través del control de la producción, ha reaccionado ante él produciendo más y bajando el precio. En 2015 el mundo consumió 94,5 millones de barriles al día. Los proveedores deberíamos trabajar para dar respuesta a esa demanda, pero la política de Arabia Saudí hizo que se produjeran 96 millones de barriles. Cada día sobraban 1,5 millones, que se almacenaban. Los saudíes han sacado del mercado a quienes empezaban a producir a 50-60 dólares, que han cerrado o recortado la producción.
P. ¿A cuánto producen los saudíes?
R. A un coste no superior a los 20 dólares. Pero todo el país depende de los ingresos del petróleo; es una economía monoproducto, que necesita 70-80 dólares para cuadrar sus cuentas. Lo mismo que Nigeria o Qatar. Esta política de guerra de mercado ha hecho que Arabia Saudí produzca sin importarle el precio. ¿Qué va a pasar este año? Que los menos eficientes, los que producen a 50-60 dólares y lo hacen con deuda, recortarán sus inversiones. Las grandes petroleras, que podíamos tener proyectos en Alaska o en el golfo de México, los hemos parado porque no salen las cuentas. En el corto plazo la producción de los países que no formamos parte de la OPEP va a caer; está cayendo. Mientras que la OPEP, que controla el 40% del total, la mantendrá o la incrementará hasta un millón de barriles para compensar la caída de los no OPEP. La producción de 2016 estará en torno a 96 millones de barriles. Pero la demanda crece, este trimestre sube en 1,2 millones de barriles al día, con lo cual es previsible que en el segundo semestre oferta y demanda empaten y los precios ya sean de mercado. Si la economía mundial tiene un crecimiento cercano al 4% y la OPEP sigue con la política actual, a final de año el precio podría estar entre 50 y 60 dólares. Sería lo razonable.
P. ¿Y se habrá ganado a la OPEP?
R. La OPEP seguirá allí, pero no manejará los precios, el objetivo que tenía históricamente. Es muy bueno para el mundo y para las petroleras independientes. No me interesa nada que el precio esté a 130 dólares. Sino ser muy eficiente a 50. ¿Cómo reaccionamos a esto las petroleras internacionales? Evidentemente sufriremos un poco, sí, pero no pasa nada por sufrir un poco porque estamos aquí para toda la vida.
P. ¿Qué significa sufrir un poco?
R. Sufrir un poco es replantear todas tus políticas de crecimiento, abandonar proyectos que tenías previsto hacer pero que, en un escenario de 50-70 dólares, no justifican una gran inversión. Significa tener que apuntar contablemente hoy el saneamiento de un proyecto realizado en un escenario distinto porque el valor presente de la inversión es menor al valor contable. Por eso en 2015 hemos dado pérdidas, pese a ganar 1.800 millones de euros, un récord que pocos logran, antes del saneamiento. Hay compañías que han perdido 20.000 millones por esa razón, pero no les importa porque es un apunte contable que el día que el petróleo vuelva a subir recuperarán. Esto es sufrir un poco. También es sufrir tener que hacer un ajuste de plantilla. Con la compra de Talisman ya hemos crecido lo que queríamos crecer los próximos cinco años, ahora hemos de racionalizar.
P. Dice que el sector tiene que trabajar con reglas de mercado. Pero a Repsol y al resto de petroleras se les acusa recurrentemente de expulsar a la competencia en España, de fijación de precios…
R. Todas las petroleras internacionales estaban en España y se marcharon porque no ganaban dinero. No debe ser tan rentable este negocio cuando la única forma de tener presencia son las estaciones sin empleados. Se ha creado una competencia con cada vez más estaciones de servicio de grandes superficies o low cost. Nosotros, por la legislación actual, no podemos abrir más y perdemos cuota de mercado. Desde la liberalización hemos perdido 8 o 9 puntos. Si sumamos las estaciones de Repsol, Cepsa y BP, habremos pasado del 64% al 56% del mercado. En Italia los tres grandes operadores tienen el 53%; en Francia, el 57%; en Portugal, el 55%. La competencia es la misma que en otros sitios.
P. ¿Entonces qué le pasa a Competencia?
R. A veces Competencia confunde objetivos. La CNMC no está para interferir en los precios, cuando el consumidor tiene donde elegir, sino para promover una competencia real.
P. ¿Es realista su Plan Estratégico 2016-2020, calculado a 50 dólares por barril? ¿Cómo evoluciona?
R. Estamos superando con mucho lo que teníamos previsto. Los ahorros y sinergias proyectados para 2016 eran de 867 millones de euros. En el primer trimestre ya llevamos 530 millones. Porque cuando uno se pone a trabajar a 50 dólares, espabila. Las desinversiones hechas o firmadas y cambios de activos se acercan a 3.000 millones de euros hasta marzo, la cifra prevista para los dos primeros años del plan. Nuestro objetivo es que a 50 dólares el barril en los cinco años paguemos dividendos, hagamos las inversiones y reduzcamos deuda. Tenemos que encontrar el break-even sin ningún problema. Se va a conseguir el plan estratégico. Nuestra estrategia es, al margen de cómo vaya el crudo, trabajar a 50 dólares. Hoy ya estamos a 46. No parece poco prudente esa solución. La forma de gestionar es prepararse para un escenario donde oferta y demanda jueguen un rol más importante, asumiendo que la OPEP desaparece o que no interfiere en nuestras decisiones empresariales.
P. ¿Cómo va la integración de Talisman?
R. Hay un antes y un después de Talisman en esta casa. Un año antes de Talisman teníamos Argentina. Hemos cambiado Argentina, con una producción declinante, precios regulados y falta de seguridad jurídica, para estar en un mundo más competitivo: Norteamérica, que es casi la mitad de nuestro balance, y el sureste asiático. Hemos ido a donde está la sabiduría del petróleo: EE UU y Canadá, quienes han inventado el fracking. Hemos duplicado el tamaño de la empresa después de la expropiación de Argentina y la calidad de nuestros barriles es infinitamente superior.
P. Echando la vista atrás, ¿cómo valora lo ocurrido en Argentina?, ¿volvería allí?
R. Argentina es un gran país, pero basado en premisas equivocadas. Fue muy rico energéticamente, sin embargo no gestionó bien su riqueza. Volver a Argentina, sinceramente, no. La expropiación de YPF nos quitó un gran activo, pero nos permitió cambiar la estrategia, retener a gente muy cualificada y posicionarnos mejor en el mundo.
P. ¿Todavía tienen riesgos en algunos países como Venezuela, Libia, Bolivia…?
R. En este sector la protección al riesgo es la dispersión del riesgo. Los riesgos se dispersan intentando estar en la mayor parte del mundo y siendo muy selectivo a la hora de invertir.
P. Repsol ha rebajado bastante sus inversiones en exploración.
R. Hasta comprar Talisman nuestro objetivo era crecer. Invertíamos mucho más que nuestros competidores en la exploración de petróleo y gas y teníamos muchos más éxitos que ellos.
P. Acaban de anunciar otro descubrimiento en Brasil.
R. Y grande, además. Si la industria gastaba dos dólares por barril producido en exploraciones, nosotros gastábamos nueve porque necesitábamos llenar la cartera de proyectos y de realidades. Esta industria se mide por las tasas de reemplazo de reservas. Cuando compramos Talisman pasamos de una producción de 300.000 a 700.000 barriles diarios. Con lo cual hubo que replantear la estrategia de crecimiento y reducir la exploración a solo lo mejor de lo mejor.
P. ¿Qué proyectos se han visto afectados y cómo está esa media de nueve dólares por barril?
R. Ahora está en tres o cuatro dólares por barril. ¿Qué proyectos? Los del golfo de México los hemos ralentizado, también los de Alaska y Angola. Todo aquello que es muy caro de desarrollar, no lo haremos. Es lo que ha conseguido la OPEP. Si tengo que poner en el mercado un barril que me cuesta 70 u 80 dólares en el golfo de México, me lo pensaré mucho. Porque el dólar que invierto hoy lo veré dentro de 10 años si tengo éxito. En este escenario hay que ser muy cuidadoso. Lo que hemos descubierto en Brasil es caro, pero en Brasil la productividad es altísima y a 40 dólares ganamos dinero. En el golfo de México, no.
P. ¿Cómo ha cambiado el 'fracking' a la industria y a Repsol?
R. Brutalmente. Hace cinco años EE UU producía 6 millones de barriles y hoy produce 11 gracias al fracking. Es el país que más ha crecido en esta actividad, lo cual ha cambiado radicalmente la geopolítica de la energía. De momento, EE UU y Canadá lo tienen, pocos más. Pero hay muchas posibilidades en el resto del mundo. China, con grandes recursos de fracking para producir petróleo y gas no convencional, está empezando y dejará de ser un gran importador dentro de 10 años. Norteamérica ha revolucionado esta industria. Con la compra de Talisman, Repsol tiene muchos activos en shale, tanto en gas como en petróleo.
P. ¿Y siguen trabajando aunque los precios sean bajos?
R. Hemos bajado el nivel de perforación. Esta es una técnica que permite tomar la decisión de desinvertir y dejar de perforar inmediatamente. No producirás, pero no te cuesta nada. Un proyecto en Brasil o en el golfo de México es mastodóntico, si en el fracking no salen las cuentas, lo paramos y ya volveremos.
P. ¿Cómo afecta la situación política de España a una empresa global como Repsol?, ¿hay menos inversiones?
R. A cualquier empresa lo que le va bien es la estabilidad, la certidumbre y la seguridad de que las decisiones que se están tomando se mantendrán. Esto no quiere decir que la situación de España sea inestable e incierta. Hay que formar Gobierno y se formará. Para esto está la democracia. Nosotros no hemos parado ninguna inversión. Las inversiones tienen procesos de maduración largos. Nadie desinvierte o no invierte por razones políticas circunstanciales.
P. ¿No afectarán entonces las menores perspectivas de crecimiento, que hasta el Gobierno ha revisado a la baja, o la bajada de la Bolsa?
R. Un crecimiento de un 2,7% es un buen crecimiento. El gran problema de este país es el paro y hay que hacer todo lo posible para que deje de serlo. Pero crecer el 2,5% y el 3% este año y el que viene es un éxito para el Gobierno anterior y una responsabilidad mantenerlo para el viene. Soy optimista. En cuanto a la Bolsa, sin duda ha caído, pero igual que cae se recuperará.





ATILIO BORÓN: “NO HABRÁ UN FIN DE CICLO EN AMÉRICA LATINA”

La Ventana de Cuba (www.laventana.casa.cult.cu)
                                                                                     
Con el propósito de disertar en torno al proyecto de recolonización en América Latina, el politólogo argentino Atilio Borón llegó este jueves hasta la Casa de las Américas –en el contexto de su Aniversario 57 – para impartir una conferencia magistral y también debatir en torno a los procesos actuales de la región. Asuntos relacionados con las elecciones en Argentina, el proceso para destituir a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff; la crisis en Venezuela, entre otros tópicos, estuvieron sobre la mesa.
El también sociólogo, Premio de Ensayo Ezequiel Martínez Estrada de la Casa de las Américas en 2004, por su libro Imperio e imperialismo, comenzó su intervención aludiendo a la decadencia del poderío en Estados Unidos, a la proliferación en los últimos años de determinados adversarios o competidores para el sistema estadounidense, “rivales de distintos tipos con los cuáles no puede lograr una supremacía, como el Estado Islámico, que es una creación de Estados Unidos, algunos dicen que voluntaria, para otros involuntaria”.
“En medio de ese escenario, América Latina cobra una importancia extraordinaria. En los años 90 la euforia permitía decir que el imperialismo se expandiría. No obstante, hoy en día la supremacía no es dominante, pues incluso ha perdido el monopolio en torno al avance tecnológico en algunas áreas claves. Los centros de desarrollo tecnológico en Estados Unidos están concurridos por personas que vienen de China, Malasia, Filipinas. Los becarios asiáticos, a diferencia de los latinoamericanos, vuelven a su lugar de procedencia en el 95 o 96 por ciento de los casos.
“Por otra parte, China se les vino encima cuando no lo esperaban, pensaban que sería un actor relevante para el 2030, no antes. Luego, Rusia se levantó, en un contexto donde –quizás por miopía o falta de visión histórica- pensaban que no. En 10 años se recuperó y convirtió en la potencia que siempre ha sido: de gas, petróleo, agua.
“Ante este contexto, la premisa para los estadounidenses es recuperar el control de Latinoamérica, territorio que tiene, por ejemplo, el 45 por ciento del agua del planeta; mientras que Estados Unidos atraviesa grandes problemas de desertificación. Tenemos agua, gas, minerales estratégicos, la mitad de la biodiversidad del planeta Tierra. Y todas las nuevas ciencias necesitan, como argumento, la biodiversidad. América Latina es ahora mismo el pulmón del planeta”.
Borón también se refirió a los principales ejes sobre los cuales se sustenta la política norteamericana hacia el continente: “Mantener la región al margen de cualquier influencia externa, América para los americanos, como sostenía la Doctrina Monroe; e incentivar las discusiones y conflictos entre estos países, sabotear cualquier proceso de integración. Dos políticas que han mantenido hasta hoy.
“La recolonización comenzó entonces atacando primero a Venezuela con el propósito de acabar con el chavismo, foco del proceso inédito de transformación en el continente. En ese sentido las elecciones en Argentina vinieron a desarticular el eje Caracas-Buenos Aires, que hasta el momento había convertido a la nación argentina en el aliado estratégico de la revolución bolivariana. Más tarde Brasil, Ecuador con la delicada situación luego del terremoto, Bolivia y su referéndum constitucional del 21 de febrero de 2016.
“A partir de estos acontecimientos, han aparecido varias publicaciones que hablan de un fin de ciclo para América Latina. Hay una moneda en el aire, puede caer bien o mal, pero tengo confianza en que puede resultar satisfactoriamente. Todo indica que Manuel Zelaya podrá volver a la presidencia de Honduras; Macri no ha podido hacer grandes cambios en Argentina; Cristina Fernández de Kirchner podría regresar, siempre desde la autocrítica y no cometiendo los mismos errores; en Brasil, Dilma tampoco está condenada, podría ganar la pelea; mientras que en Venezuela podría existir la renovación del chavismo. Se puede dar un cambio, pero el cambio no implica necesariamente que sea hacia la derecha.
“No habrá un fin de ciclo en América Latina. Hablar de fin de ciclo supone el término de la maduración de conciencia política de la región y eso no lo van a lograr. Debemos avanzar aún más hacia la integración. Estados Unidos no podrá cambiar, aunque llegue la derecha, que la gente se percató que somos de América Latina. Cambiaron las creencias populares. La derecha no puede revertir el cambio cultural que le dio identidad a América Latina”.

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