lunes, 2 de diciembre de 2013

LOS RADARES NO APORTARON DATOS PARA INVESTIGAR NARCOVUELOS



Los vuelos ilegales y su carga de drogas provocaron en las últimas semanas fuertes polémicas. Funcionarios nacionales y políticos de la oposición debatieron sobre la necesidad o no de contar con una ley de derribo. Se habló sobre el plan de radarización, de los equipos instalados y de las unidades por construirse. Documentación oficial señala que desde mediados de 2011 fueron detectados más de 800 Tránsitos Aéreos Irregulares (TAI) en el Norte argentino.
Pero, en rigor, hasta ahora la información aportada por esos radares no fue usada en el decomiso de avionetas narco y los datos aportados por los radares no resultaron de utilidad para desarticular organizaciones criminales.
Así lo afirman agentes de seguridad que analizaron notificaciones sobre vuelos ilegales. Esa observación encuentra ratificación en una docena de causas judiciales en las que estuvieron involucradas avionetas narco. En ningún caso, la investigación se inició a partir de detecciones de los radares instalados en Posadas, Resistencia, Santiago del Estero y Las Lomitas, los dos últimos en forma experimental.
Escuchas telefónicas, llamadas anónimas, avisos de pobladores y observaciones directas efectuadas por gendarmes aparecen en los expedientes como disparadores de las pesquisas que terminaron en el secuestro de aeronaves y droga.
Dos semanas atrás, unidades especiales de la Gendarmería dieron un espectacular golpe en una estancia en Santo Tomé, Corrientes, y decomisaron cuatro avionetas y 330 kilogramos de cocaína. Las aeronaves despegaban desde Bolivia y atravesaban la zona de radares. Sin embargo, la investigación comenzó por una simple captura de un cargamento que circulaba por tierra; el operativo se concretó luego de tres meses de escuchas telefónicas.
Gracias a la interceptación de llamadas también fue desarticulada, en octubre pasado, una banda que acopiaba cocaína en la localidad cordobesa de Sinsacate, luego de introducir los embarques por vía aérea desde Bolivia. Un informante de la policía de Córdoba había sido, un mes antes, quien aportó los datos que permitieron la captura de una avioneta en Obispo Trejo, horas antes de que se desatara el narcoescándalo que llevó a prisión a la cúpula policial antidrogas de esa provincia.
Expectativa incumplida
Desde que en la década del 90 comenzó el debate sobre la radarización nacional se instaló la idea de que los radares podían, por sí solos, ser elementos disuasivos del ingreso de drogas. Pero la información de un radar nada vale sin los demás componentes del sistema de seguridad aérea: patrullas de aviones de combate, reglas de empeñamiento para forzar aterrizajes y coordinación con el despliegue terrestre para los eventuales arrestos.
El radar sólo aporta el dato de la ubicación de TAI -aviadores que se niegan a identificarse- durante un corto período de tiempo. Al perderse el contacto, la aeronave infractora tiene cientos de kilómetros "invisibles" para aterrizar en improvisadas pistas y caminos. "No dieron un dato útil para la investigación, más allá de saber que pasan vuelos", comentó a LA NACION uno de los hombres que leyó los informes diarios.
Más allá del análisis de ese agente de seguridad, las causas judiciales confirman esa versión. Cuando la avioneta sale del límite de observación del radar (200 kilómetros) puede aterrizar prácticamente en cualquier lado. Eso quedó demostrado en una causa iniciada en el Juzgado Federal N° 2 de San Nicolás, en noviembre de 2011. Esa investigación comenzó con una denuncia anónima que alertó a la Delegación de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas de Pergamino sobre el inminente arribo de una avioneta con drogas al aeroclub de Colón.
La policía bonaerense -que no tiene contacto alguno con la información de radares militares- decomisó allí la aeronave con 378 kilos de drogas. El peritaje reveló que esa avioneta podía volar durante seis horas y contaba con un sistema improvisado de reabastecimiento que le entregaba otras dos horas de trayecto a una velocidad de 250 km/h.
La zona de radares en el Norte argentino sólo toma la posición de avionetas durante un máximo de dos horas de vuelo, por lo que el piloto narco contaría con posibilidad de aterrizar unos 1000 kilómetros más allá en la dirección que se le ocurra. Por eso las pistas clandestinas se ubican cada vez más al Sur. La Gendarmería relevó 242 lugares en los que hubo movimientos de avionetas ilegales desde mediados de 2011.
Dentro del área de cobertura de radar, las investigaciones tampoco se apoyan en datos del control de vuelos. En el Juzgado Federal de Reconquista, Chaco, figura una causa en la que se indica que "sobre la base de escuchas se tomó conocimiento de que el 13 de julio de 2012 arribaría una avioneta a unos 12 kilómetros del cruce de la ruta nacional 34 y la ruta provincial 4", en Santiago del Estero. En el operativo no se pudo encontrar a la avioneta -bajó en un camino lateral-, pero sí se decomisó la droga.
También en Las Lomitas, Formosa, una red de tráfico aéreo de cocaína cayó por informaciones aportadas por habitantes del lugar. En su resolución de octubre de este año, el Tribunal Oral Federal de Formosa condenó al concejal local Héctor Palma por los 700 kilos de cocaína encontrados en su campo. En el fallo se informa que "en los primeros días de diciembre de 2010, personal de investigaciones del Escuadrón 18 Las Lomitas, de Gendarmería, tomó conocimiento por comentarios efectuados por pobladores de la zona de que aeronaves de pequeño porte sobrevolaban a baja altura y hacían aterrizajes periódicos en la zona rural de Estanislao del Campo".
Un patrulla de gendarmes observó el vuelo de dos avionetas y pudo determinar el lugar de aterrizaje. Toda la investigación fue en tierra.
En los expedientes no figura aporte alguno de los radares. Los datos de esos equipos sólo dotaron hasta ahora de estadísticas de vuelos ilegales, sin ser útil su uso aislado para colaborar con las investigaciones o para frenar a los narcopilotos.
Un canal para 120 toneladas
Desde mediados de 2011 los radares militares detectaron más de 800 Tránsitos Aéreos Irregulares (TAI) y la Gendarmería, con sus propias investigaciones, determinó 242 lugares en los que aterrizó al menos un vuelo narco. Se estima que más de 120 toneladas de droga ingresaron por aire
En noviembre de 2011 fue atrapada una avioneta en el aeroclub de Colón, en el norte bonaerense. El peritaje determinó que podía volar ocho horas con reabastecimiento y dejar así sin utilidad a los radares. (www.lanacion.com.ar)





PABLO ESCOBAR, EL CAPO QUE ARRODILLÓ A UN ESTADO

RTVE de España (www.rtve.es/noticias)
                                            
Minutos antes de su muerte, Pablo Escobar habla por teléfono con su esposa y con su hijo. Su familia está recluida en el Hotel Tequendama, en el centro de Bogotá. Escobar les cuenta sus inquietudes, les dice qué hacer y qué no hacer, luego de que ambos fueran prácticamente bajados de un avión cuando intentaban abandonar Colombia rumbo a Alemania.
El mayor narcotraficante de la historia está inquieto. Lleva semanas huyendo de la policía, cambiando de escondite como si fuera un vulgar delincuente, y no el poderosísimo jefe del Cartel de Medellín. Cuando habla con su hijo, Escobar escucha un ruido y se despide. Le dice que pasa algo raro, que luego lo vuelve a llamar, y cuelga, sin más. El hombre que puso de rodillas al Estado colombiano, huele, por enésima vez, el peligro. Ese sexto sentido para intuir que algo va mal, para sortear al enemigo, para esquivar la ley, lo desarrolló Pablo desde joven. Lo hizo cuando empezó a robar lápidas en los cementerios para vender el mármol y sacarse unos pesos; lo hizo cuando se metió en el contrabando de tabaco y de alcohol; y lo hizo, por su puesto, cuando comenzó a traer pasta de coca de Bolivia y Perú a través de Ecuador, escondiendo la mercancía en las llantas de los camiones.
Cuando cuelga el teléfono, Escobar sigue escuchando un ruido sospechoso. Segundos después, los hombres del Bloque de Búsqueda de la Policía, a los que había burlado durante años, tiran la puerta abajo. El primero en caer es el escolta del capo. Escobar esquiva las balas y salta, por una ventana, al tejado de aquella casa humilde del barrio Los Olivos de Medellín. El mismo tejado donde, un instante después, una bala impacta de lleno en la cabeza del narcotraficante más temido que ha existido en Colombia.
Escobar yace en el suelo. Su imagen - muchos kilos de más, el pelo ensortijado, más largo de lo normal, camiseta azul oscuro, vaqueros azul claro- se cuela más tarde en los informativos de todo el país. Cuando la tecnología lo permite, el cuerpo doblado de Pablo se cuela también en los hogares de medio mundo. El policía que lo mató posa junto al narcotraficante. Se le ve altivo, orgulloso, como un cazador junto a su presa. A esa hora, en el hotel Tequendama, la mujer y el hijo del capo esperan la llamada que nunca llega. Luego supieron de la muerte del cabeza de familia. Luego supieron, también, que cuando la policía los llevó al hotel Tequendama, propiedad del Ejército, se desalojaron todas las habitaciones. Un equipo del bloque de búsqueda se había instalado en el hotel rastreando las llamadas de Pablo.
Y aquel 2 de diciembre de 1993, por fin, Escobar cometió el gran error de su vida. Justo un día después de su cumpleaños, desesperado y acorralado, buscó consuelo en la voz de los suyos. Les llamó. Y esa llamada duró el tiempo suficiente para que los agentes lo ubicaran en uno de los cientos de escondites que tenía en Medellín.
Un currículum de secuestros y muerte
La muerte de Pablo Escobar Gaviria conmocionó a Colombia. La mayoría del país lloró de alegría, pensando que aquella imagen del cadáver, inerte, del narcotraficante, era también la instantánea del final de los coches bomba, de las masacres, de los secuestros, del chantaje a jueces, políticos y periodistas.
Se calcula que Pablo Escobar es responsable directo de la muerte de más 5.000 personas. Su currículum es para echarse a temblar. Escobar ordenó la explosión, en pleno vuelo, de un avión de Avianca en 1989. Y lo hizo simplemente porque pensaba que en ese vuelo viajaba César Gaviria, en ese entonces, candidato presidencial. Ordenó matar a varios candidatos presidenciales, a ministros de justicia, al director del periódico que desveló, cuando era congresista, sus vínculos con el narcotráfico. Y como el diario El espectador no se doblegó a su chantaje y siguió denunciando sus desmanes, Escobar pensó que la muerte del director no era suficiente escarmiento. Así que ordenó activar un coche bomba frente a la sede del diario. Por supuesto, lo reventó.
En esa época de terror, en plena guerra contra el Estado, Escobar puso precio a cada policía. Colombia dejaba atrás la década del 80 y se internaba, muerta de miedo, en los 90. El jefe del Cartel de Medellín ofreció 2 millones de pesos (más de 700 euros al cambio de hoy), por cada policía asesinado. Sus sicarios afinaron la puntería. Hicieron el agosto. Se calcula que solo en la capital de Antioquia, el motor económico del país, cayeron 450 agentes. Así que si hubo un colectivo que celebró, más que ningún otro, la caída del capo, fue la Policía Nacional de Colombia.
Sin embargo, la muerte de Pablo también la lloró otra parte, mucho más reducida, del país. Resulta paradójico, pero al mayor asesino que se ha visto por estos lares también lo adoraban cientos de personas. Escobar era querido, literalmente, adorado, en muchos barrios de Medellín. Barrios pobres donde el capo construyó más de doscientas viviendas para ciudadanos que antes vivían en Moravia, el mayor basurero de la ciudad. En esos barrios, el jefe del cartel construyó y entregó a la comunidad más de cincuenta campos de fútbol, pagó la escolarización de niños, costeó de su bolsillo los regalos de Navidad, organizó verbenas y fiestas para toda la comunidad.
En una de esas comunas, haciendo campaña con su partido, Alternativa Liberal, un periodista le preguntó a Escobar quiénes eran sus mejores amigos. “Mis mejores amigos -respondió Pablo- están en la comunidad de los tugurios, en el basurero municipal”. Cientos de esos amigos de los tugurios formaban parte de aquel río de gente que acompañó el féretro de Escobar, años después, camino del cementerio.
Ídolo de los desamparados
Veinte años después de su muerte, en Medellín sigue existiendo un barrio donde lo adoran. Es el barrio Pablo Escobar. Y allí siguen viviendo aquellas familias, ahora con hijos y nietos, a los que Escobar sacó de aquel tugurio inhumano llamado Moravia, donde decenas de familias construyeron infraviviendas de madera y latón, levantadas literalmente sobre toneladas de escombro del basurero de la ciudad.
Francisco Flores e Irene Gaviria descansan en un banco de la cuesta que, veinte metros más arriba, les lleva directamente a su casa. Es un matrimonio convencional, humilde, de los que trabajó toda su vida y que ahora enfila, pasados ambos los ochenta, la recta final de su vida. Francisco hace memoria cuando le preguntamos por Pablo. “Fue una persona buena, para nosotros fue una persona buena”- responde. “Nos dijo que nos iba a dar una casita, y véala, véala, ahí está. Él le hizo un favor inmenso a la pobrería, a los que no teníamos donde vivir. Y nos trajo hasta acá. Dios lo tenga coronado”.
Ni Francisco ni Irene, ni el resto de los vecinos del barrio, ven a Escobar como el hombre que llevó a la tumba a miles de colombianos. Y por supuesto, cuando se les pregunta por los negocios del capo, por el dinero del narcotráfico con el que construyó aquellas casas, todos afirman que no sabían de sus negocios, que lo juzgan por los hechos. Y los hechos dicen que, al menos en este barrio de Medellín, a Escobar se le venera como a un santo.
"Le gustaba mucho la marihuanita"
Lejos del barrio Pablo Escobar, en el Poblado, la zona noble de Medellín, vive Gustavo Salazar. Salazar es el antiguo abogado del narcotraficante. Han pasado dos décadas desde el entierro de su cliente más famoso. Pero ni el paso del tiempo, ni el juicio de la historia, ni la perspectiva que dan veinte años para ver el daño que produjo al país, impiden que este polémico experto en leyes defienda, hoy, parte de su legado. “Se demuestra que tuvo sensibilidad social –sostiene el letrado- se preocupó por construirle cancha a los niños pobres, por darle vivienda a las familias pobres y por llevar alegría a los barrios populares”.
Salazar conoció a Pablo Escobar en 1984. El capo lo contrató poco después de la muerte del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla. Escobar había ordenado la muerte de Bonilla para lanzar un mensaje al Estado: si se aprobaba la extradición de los narcotraficantes a Estados Unidos, se abriría una guerra total contra el establecimiento colombiano. Eran tiempos en los que el hombre fuerte del Cartel de Medellín repetía, casi a diario, que prefería una tumba en Colombia a una cárcel en Estados Unidos.
Lara Bonilla había destapado, como también lo había hecho el diario El Espectador, las conexiones de aquel ciudadano entrado en kilos, de bigote y pelo rizado, con el narcotráfico. Esa denuncia se hizo, además, cuando Escobar era congresista. Tras ese episodio tuvo que renunciar a su escaño. Perdió la inmunidad parlamentaria y ahí comenzó su otra vida, la de la huida permanente del cerco policial. “Por supuesto que cometió errores, no era un santo –puntualiza Gaviria-, pero para mí fue un gran hombre. Le gustaba mucho la marihuanita, eso sí. El punto flaco de Pablo Escobar era que le gustaba mucho la marihuana y que dormía hasta muy tarde. Era un hombre sencillo, un hombre campesino, de pocas palabras”, dice.
Tal vez Escobar hablara poco, pero cuando hablaba, sentenciaba. Lo sabe bien, por ejemplo, el ex presidente Andrés Pastrana. Cuando apenas tenía 33 años y era candidato a la alcaldía de Bogotá, Escobar ordenó su secuestro. A Pastrana lo cazaron sin dificultad, lo subieron en un coche, lo escondieron en el maletero, y allí dentro transitó durante una hora. Luego lo bajaron del vehículo y lo arrastraron hasta un helicóptero. Una hora después, el aparato aterrizó en una vereda de Medellín. Pastrana pasó allí una semana vigilado por varios sicarios del Cartel de Medellín.
“Cada momento pensaba que al minuto siguiente me iban a matar”- recuerda hoy el ex mandatario. Una noche, a la una de la madrugada, uno de los guardianes dijo, sin querer: “Como ordene, don Pablo”. Esa indiscreción convenció a Pastrana de que el propio Escobar estaba en aquella caleta húmeda y fría de las montañas de Antioquia. Poco después, el propio Escobar se plantó delante de Pastrana. Conversaron durante toda la madrugada, de una a seis de la mañana.
“Fue un diálogo cordial, hablamos de política, de sus peticiones, de la extradición de los narcotraficantes a Estados Unidos, del tráfico de cocaína. Cuando se fue, se despidió educadamente y en voz alta le dijo a los sicarios: si se intenta fugar, me lo matan”. Algunos días después, Pastrana logró escapar en una rocambolesca huida que explica al detalle en su libro de memorias, recién publicado.
Mordaza de la prensa libre
Fidel Cano, el director de El Espectador, tiene varios episodios grabados en la memoria sobre aquella época convulsa de la guerra a muerte que Pablo Escobar le declaró al Estado. Pero hay dos hechos imposibles de olvidar, grabados a sangre y fuego. El primero tiene que ver con la muerte de Don Guillermo Cano, su tío, por aquel entonces, director del periódico. Escobar contrató a un par de sicarios y aquella noche de diciembre de 1986 cumplieron bien su misión. Ejecutaron la secuencia que tenían planeada de antemano: se acercaron al coche de Don Guillermo, sacaron la recortada, lo ametrallaron, y enterraron, para siempre, la pluma crítica que había desnudado los crímenes y abusos del intocable jefe del Cartel de Medellín.
“El día del entierro –recuerda Fidel- hubo una marea de pañuelos blancos al paso del féretro. Poco después hubo un apagón informativo. Ningún medio publicó nada en señal de duelo. Ese día sentimos en carne propia el poder de la mafia, porque nunca antes se había asesinado a un periodista tan relevante como Don Guillermo”, afirma. 
El periódico, sin embargo, sobrevivió a la muerte de su emblemático director. Y sobrevivió, también, al coche bomba que otros sicarios de Escobar colocaron frente a la sede del rotativo. La explosión dejó muertos y arrasó la redacción. Pero, con las heridas todavía abiertas, los que sobrevivieron se propusieron que aquel bombazo no sería el epílogo triste a la historia valiente de El Espectador.
“La bomba fue el momento más duro que yo recuerdo, porque fue como ver que habíamos perdido. Realmente –prosigue Cano- ver el edificio en esas condiciones, hacía pensar que ya iba a ser imposible continuar. Pero por fortuna ese día entre todos los periodistas, entre todos los trabajadores, limpiamos la redacción y logramos salir con una edición al día siguiente. Ese deseo de todos fue como el impulso para salir adelante. Yo creo que si El Espectador no sale al día siguiente con un periódico, hubiera sido casi imposible continuar”.
El Espectador, no obstante, salió al día siguiente y sigue saliendo hasta el día de hoy. Veinte años después de la muerte de Pablo Escobar, el diario ha sobrevivido al jefe del Cartel de Medellín, y ha sobrevivido también a decenas de narcos que finalmente cayeron, pero que amenazaron sin pudor a la prensa cada vez que un medio se atrevía a tocar sus intereses o a desvelar sus oscuros negocios.
La estigmatización de los colombianos
La muerte de Pablo cambió muchas cosas, y entre ellas, la manera de actuar de la policía. “A partir de ese diciembre del 93, la policía da un giro radical en la lucha contra el narcotráfico. Se especializan en inteligencia, se dan cuenta de que la inteligencia es el punto de inflexión para poder acabar con los carteles”. Quien habla es Jineth Bedoya, una de las periodistas colombianas que más agallas le ha echado al asunto de investigar a los criminales de este país, a las guerrillas, a los paramilitares, a los policías y militares corruptos y a las decenas, por no decir centenares de narcotraficantes que surgieron tras la caída del cártel de Medellín.
Jineth acaba de publicar un libro junto a otros periodistas del diario El Tiempo. Blanco neutralizado explica en 300 páginas cómo ha sido la lucha contra el narcotráfico en las últimas décadas. De esa investigación se desprende que la lucha contra las drogas ha dejado más de 20.000 muertos, y que en las dos últimas décadas se han invertido más de 10.000 millones de dólares para enfrentar ese flagelo. Para Jineth, sin embargo, la eterna lucha contra las drogas ha tenido un precio mucho mayor.
“Yo creo que el costo más grande que hemos pagado los colombianos es la estigmatización. A nivel mundial no nos conocen como los grandes investigadores, o como las personas pujantes, sino como los narcos. Si uno llega a un aeropuerto de cualquier lugar del mundo –añade- lo primero que piensan es que uno va cargado con droga. Y cuando le ven el pasaporte que dice que eres de Colombia, el trato no es igual al de cualquier otro ciudadano del mundo. Creo que esa estigmatización que nos ha dejado la mafia va a ser muy difícil quitarla porque ya estamos marcados", explica.
La periodista colombiana asegura también que no todo han sido malas noticias en esta lucha contra los grandes capos del narcotráfico. Cuando cayó el Cartel de Medellín, el bloque de búsqueda que aniquiló a Escobar puso su mira en los archienemigos de Pablo: el Cartel de Cali, de los hermanos Rodríguez Orejuela. Tardaron en caer, pero cayeron, como lo hicieron también en los años siguientes destacados narcotraficantes como Don Berna, Cuchillo, Jabón o Don Mario.
La muerte de Escobar los puso sobre aviso. Los nuevos narcos no tratan de exponerse, buscan un bajo perfil. No ostentan, no salen en revistas de la jet set, no presumen en público de coches deportivos italianos o de caballos de pura raza. Se alejan de los focos y del papel cuché. Y se alejan también de la policía porque muchos de ellos viven en zonas fronterizas e incluso fuera de Colombia.
Bedoya resume así ese cambio de vida: “Se encuentran con que toda esa ostentación, todo eso que rodeaba a Pablo Escobar Gaviria, en últimas fue lo que lo llevó al declive. Y empiezan a ser unos narcotraficantes mucho más moderados, empiezan a aliarse con estructuras que son legales en Colombia, permean completamente a las empresas, a las entidades legales en las cuales pueden lavar su dinero y tener toda una fachada”.
Las heridas que siguen abiertas
Dos décadas después de la caída del capo entre capos, las heridas siguen abiertas. Y algunas no terminan de cicatrizar porque los medios tampoco ayudan demasiado. Las series de narcos, la cultura del dinero fácil, de los cuerpos de mujeres moldeados por un bisturí que pagan los dólares del narcotráfico, triunfan en Colombia. Para las cadenas son un negocio seguro. Saben que la audiencia consume ese tipo de historias, saben que el guión del camino corto para llegar muy arriba, de los placeres sin medida, de la adrenalina de la persecución policial, gustan mucho en un país que no termina de quitarse ese estigma de la cultura del narco.
Hace tan solo unos meses terminó otro de esos culebrones. Su título: Pablo Escobar: el patrón del mal. La telenovela en torno a la vida del hombre que exportó el 70% de la droga que llegaba a Estados Unidos, del hombre al que Forbes colocó entre los más ricos del mundo, fue, también, un éxito rotundo; tanto, que se ha exportado, con el mismo éxito, a varios países latinoamericanos.
En el cementerio municipal de Medellín, Federico Arroyave mueve la escoba mientras admite que él, también vio esa serie. Federico es un hombre entrado en años que conoció bien al Patrón. Lleva tiempo limpiando el suelo alrededor de su tumba. La familia de Escobar le paga para que todo esté en orden, para que haya flores junto a una lápida que dice: Pablo Emilio Escobar Gaviria (1.12.1949 - 2.12.1993). Es fácil echar la cuenta. Federico lleva 20 años poniendo flores al capo. Los mismos que lleva Colombia intentando olvidar sus masacres, cerrar sus heridas, y sacar algo alegre de aquella lección triste que le dejó la historia. (www.rtve.es/noticias)





ANALIZA BOLIVIA SUPRIMIR FIGURA DE JUECES CIUDADANOS

Xinhua de China (www.spanish.xinhuanet.com)
                                                  
El fracaso de los jueces ciudadanos que se promovieron al amparo del Código de Procedimiento Penal aplicado en Bolivia desde junio de 2001, ha obligado al gobierno a plantear su eliminación para evitar la retardación de justicia, lo cual será definido en última instancia en la Asamblea Legislativa.
La aplicación del Código de Procedimiento Penal, desde hace más de 10 años con su principal innovación considerada en ese entonces como revolucionaria, resultó ser un fracaso debido a que no se adecuó al modelo de la sociedad boliviana.
El nuevo código, que está en consideración del Poder Legislativo, propone un proceso acusatorio "absolutamente oral y simplificado en sus procedimientos" y con plazos más estrictos en su cumplimiento, para ello se plantea la supresión de los jueces ciudadanos, para evitar la retardación.
La ministra boliviana de Justicia, Cecilia Ayllón, el presidente de la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados, Héctor Arce, y el asesor del Ministerio de Justicia, David Tezanos Pinto, expresaron, por separado, su posición para prescindir de los jueces ciudadanos.
Según Tezanos, la justicia no puede seguir siendo uno de las principales falencias de la sociedad boliviana, al señalar que el pueblo está cada vez más incrédulo pese a la elección de autoridades judiciales por voto directo, una experiencia única en la región sudamericana.
"En síntesis, el modelo de jueces ciudadanos no se acomoda a Bolivia y por tanto ha sido un chasco", agregó.
Por su parte la ministra Ayllón justificó la propuesta de eliminar a los jueces ciudadanos, al considerar que esa experiencia en Bolivia resultó negativa al provocar la lentitud de los procesos.
A decir de la ministra de Justicia, el juez ciudadano, que en su momento fue una propuesta revolucionaria y debía convertirse en una especie de control social, pero lamentablemente no fue efectivo.
"Las estadísticas señalan que existió influencia del juez técnico sobre el ciudadano", agregó.
Por su parte el asambleísta Arce afirmó que el cambio se debe al fracaso del Código de Procedimiento Penal porque se tiene un 87 por ciento de las personas que están recluidas en las cárceles del país no cuentan con sentencia ejecutoriada, es decir, son constitucionalmente inocentes.
La ex presidenta del Tribunal Constitucional, Silvia Salame, dijo sin embargo que "volver al sistema inquisidor sería un error donde el poder nuevamente se concentrará en una sola persona, que es el juez"
En su opinión la propuesta para cambiar el Código de Procedimiento Penal está mal fundamentada, "porque el fracaso no ha sido por los jueces ciudadanos, que han permitido el acercamiento de la justicia al pueblo, sino por una deficiente capacitación a los jueces, abogados y fiscales".
JUECES TECNICOS
El artículo 52 del Código de Procedimiento Penal establece que los Tribunales de Sentencia "estarán integrados por dos jueces técnicos y tres jueces ciudadanos competentes para conocer la sustanciación y resolución del juicio en todos los delitos de acción pública".
Requiere que este magistrado civil sea mayor de 25 años, estar en pleno ejercicio de sus derechos y tener domicilio, profesión, ocupación, oficio, arte o industria conocidos.
Los tribunales de sentencia funcionan en la actualidad con dos jueces técnicos y tres ciudadanos que son sorteados con base en el Padrón Electoral.
La Comisión Codificadora se conformó en 2011 y está compuesta por abogados, magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, vocales y jueces de los Tribunales Departamentales de Justicia, además de técnicos del Ministerio de Justicia y docentes universitarios.
RETARDACION
El asesor del Ministerio de Justicia, David Tezanos, explicó que uno de los factores principales para la retardación de la justicia en general es la falta de participación de los jueces ciudadanos, quienes forman parte del proceso de esclarecimiento de las denuncias.
"Actualmente la sociedad está acostumbrada a señalar a los jueces y fiscales como los principales actores para el retraso de la justicia en Bolivia, sin considerar que los encargados de hacer cumplir las leyes en el país también son los ciudadanos que son llamados a conformar la comisión de jueces ciudadanos, pero no los cumplen", afirmó.
En varios casos se espera que los jueces ciudadanos estén presentes para constituir el tribunal, pero se ausentan.
Además se evaluó que, ante la falta de participación de los jueces ciudadanos en las audiencias, los encargados de impartir la justicia tienen claro que llevar a su fin, un caso determinado, le tomará de uno a tres años, en el mejor de los casos.
La población no está comprometida con su aporte ciudadano, cuando se les llama para conformar los tribunales, dicen que deben atender sus negocios, a sus hijos o que sus maridos no las dejan, además de que existe temor de enfrentar a delincuentes y falta de preparación, lo cual genera retardación de justicia, afirmó el asesor jurídico.
Tezanos precisó que la ausencia, como principal problema de jueces ciudadanos, genera casos "peregrinos" en los juzgados, pues al no conformarse el tribunal ocasionan que se trasladen a otros tribunales.





BOLIVIA-TRANSPORTE

El Nuevo Herald de EEUU (www.elnuevoherald.com)

Bajar a La Paz desde la vecina ciudad de El Alto es una ardua misión que cientos de miles de bolivianos emprenden diariamente, un viaje peligroso y caótico que muchos sueñan reemplazar por la tranquilidad de un moderno teleférico que se inaugurará el año próximo.
Unas 200.000 personas -en su mayoría empleados públicos y comerciantes- se desplazan diariamente en minibuses y otros vehículos entre El Alto, ubicada a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar, y La Paz, a unos 3.650 metros, según la alcaldía paceña, un recorrido que dura una hora, pero que con el nuevo transporte se acortará a 15 minutos.
Alberto Gómez, un limpiabotas alteño de 35 años, va todos los días a trabajar a La Paz. “Muchas veces voy con miedo porque los choferes son unos irresponsables. Van a velocidad, no hacen mantenimiento de sus vehículos, y algunos hasta manejan borrachos”, dijo a la AFP.
El gobierno del presidente Evo Morales espera tener lista en marzo la primera fase de esta megaobra, que comprende un total 9,9 kilómetros en varios recorridos. El fin de la construcción está previsto para agosto, poco antes de las elecciones generales de noviembre en el que el mandatario busca renovar su mandato.
Dos líneas descenderán desde El Alto, una de las ciudades instaladas a mayor altura en el mundo, hasta el centro de La Paz y su próspera zona sur, con siete estaciones a lo largo de 7,5 kilómetros.
Una tercera línea, de 2,4 kilómetros de extensión, se dirigirá en tanto hasta la zona norte.
El teleférico podrá trasladar 18.000 personas por hora durante 17 horas al día, según el plan.
Daniel Torres, diseñador gráfico en una oficina pública, consideró “trágico” el transporte en La Paz, pero espera que con el teleférico puede cumplir con su rutina cotidiana “con mayor comodidad y seguridad”.
La Paz y El Alto, con una población en conjunto de 1,8 millones de personas, están unidas por una ladera en la que hoy se trabaja a toda marcha.
La empresa austríaca Doppelmyr, que cobra a Bolivia 234,6 millones de dólares por la obra, moviliza personal, tractores, camiones y excavadoras en la zona.
Entre calles, avenidas, casas y parques, y a lo largo de los cerros, comienzan a levantarse las torres de cemento que servirán de soporte a los cables del teleférico.
La compañía proyecta utilizar helicópteros para enganchar los cables entre las torres, una idea que no parece fácil por el declive de la ladera y los edificios ya construidos.
Además se construyen 11 estaciones para embarcar y desembarcar de las cabinas.
Florencia Huanca, que vende café y pan en un puesto callejero cercano a la estación “Mirador”, que será un punto de partida en El Alto, está contenta con el nuevo sistema de transporte, pero teme que cuando el teleférico comience a operar tenga que dejar su sitio de trabajo.
“No sé qué va a pasar con nosotros, nos pueden reubicar, porque dicen que va a haber centros comerciales en las estaciones”, señaló.
La obra va a beneficiar a los más pobres, según el director del proyecto estatal, César Dockweiler.
“Los costos por transporte van a bajar. Y también se beneficiará la gente porque tardará menos en trasladarse de una ciudad a otra”, explicó a la AFP, y destacó la seguridad de este sistema. “prácticamente no hay accidentes”, dijo.
En paralelo, las alcaldías de La Paz y El Alto evalúan junto al gobierno diseñar un nuevo esquema de transporte público interconectado con los teleféricos.
El nuevo sistema despierta sin embargo el recelo de los choferes privados sindicalizados, que advierten presentarán una férrea oposición ante nuevos servicios que les resten espacio.





BOLIVIA LOGRA SUPERÁVIT COMERCIAL DE US$2.606M EN DIEZ MESES
                                                                                        
El ministro de Economía, Luis Arce, dijo que el aparato productivo de Bolivia se ha reactivado y que eso permite mejorar los ingresos. "Cada año estamos superando los record de exportaciones y este año no va a ser la excepción", agregó.

Revista América Economía (www.americaeconomia.com)
                                                  
Impulsado por las exportaciones de volúmenes de gas natural a Brasil y Argentina, además pese al incremento de las importaciones, Bolivia logró entre enero y octubre de este 2013 un superávit comercial de US$2.606M, de acuerdo a informes proporcionados por el estatal INE y el privado IBCE.
En diez meses, el país exportó por un valor de US$10.077M y compró productos extranjeros por US$7.471M. 
El gas natural continúa como el mayor producto vendido, los minerales siguen cayendo y los alimentos se recuperan, la venta de azúcar duplicó su valor.
Este panorama de exportaciones e importaciones, según analistas económicos y el propio gobierno, perfilan un nuevo récord histórico comercial al cierre de esta gestión.
El analista económico Mario Botelo considera que Bolivia continúa en un buen momento comercial, pese a que el sector de los minerales, por la baja de precios internacionales, ha mermado sus ingresos. "Perfilamos que vamos a marcar un nuevo récord de ventas internacionales que estará por los US$12.000M", agregó.
El ministro de Economía, Luis Arce, dijo que el aparato productivo de Bolivia se ha reactivado y que eso permite mejorar los ingresos. "Cada año estamos superando los record de exportaciones y este año no va a ser la excepción", agregó.
Las exportaciones al 31 de octubre aumentaron en seis por ciento, en tanto que las importaciones crecieron en doce por ciento, de acuerdo con los reportes del Instituto Nacional de Estadística, comparando los diez meses del 2012 y 2013.
"Un nuevo récord exportador por más de US$12.000M se avizora para la presente gestión, pese a la caída de rubros como minerales,maderas y textiles", dijo por su parte la jefa de la Unidad de Estadísticas del IBCE, Jimena León.
El comportamiento de las exportaciones e importaciones llama la atención porque las compras suben en mayor proporción que las ventas.
Las exportaciones de hidrocarburos aportan el 54% con US$5.512M, la industria manufacturera el 23%, incluyendo los metálicos con un total de 2.334 millones, en tanto que las ventas de minerales el 16% con 1.632 millones, lo que significa una caída de cinco por ciento en comparación con el 2012.
Importaciones y Mercados
En cuanto a las importaciones, el informe del IBCE señala que el 30% de suministros industriales con US$2.234M, luego bienes de capital con US$1.747M, equipo de transporte US$1.148M,en cuarto lugar combustibles con US$999M, artículos de consumo US$795M y alimentos por un valor de US$534M.
Más de la mitad, "53%, del valor total de la importación corresponde a la adquisición de bienes de capital e insumos para la industria", señala la Jefa de la Unidad de Estadísticas del IBCE
León explicó que estas compras son "para una mayor producción de bienes y servicios en función del mercado interno y externo".
Brasil continúa siendo el primer socio comercial de Bolivia, seguido por Argentina, EEUU, Colombia y Perú. Sin embargo, excluyendo el gas natural, EEUU destacaría como el primer mercado para las ventas externas bolivianas.
La gerente técnico del IBCE, María Esther Peña, dijo que Perú se perfila como el socio latinoamericano más importante de Bolivia, con un comercio global de US$850M entre exportaciones e importaciones.
Manufacturas y minerales
La jefa de la Unidad de Estadísticas del IBCE precisó que si bien las exportaciones en general crecieron, pero también se observan caídas en el caso de la industria manufacturera y minerales, lo que no ocurre en el rubro de los hidrocarburos y alimentos.
León argumentó que en el caso de los minerales la caída en sus exportaciones se debe a la baja cotización de éstos.
"Si antes nos benefició el efecto precio positivo en el caso de los minerales, esto ocasiona que exportando el mismo volumen o un mayor volumen estemos recibiendo menos dólares, eso es lo que está afectando", indicó la ejecutiva.
En las exportaciones de alimentos se agrupa a los productos de agricultura,ganadería caza, silvicultura y pesca.
Entre éstos están las nueces, café sin tostar, semillas y habas de soya, frijoles, quinua, frutas, semillas de sésamo y de girasol, maníes, maíz, y otros productos del agro. 
"Bolivia tiene soberanía alimentaria, excepto en trigo y harina de trigo", acotó la experta.
Sin embargo, destacó que si bien las exportaciones van aumentando, ese ritmo es muy lento y sólo llega al 6%, a diferencia de las importaciones que crecieron en 12% con relación a 2012.
Aunque ratificó que el objetivo no es depender exclusivamente de las exportaciones de gas a Brasil y Argentina, sino que se debe diversificar las ventas.





AYMARAS DE PERÚ Y BOLIVIA ANALIZAN APLICACIÓN DE CONSULTA PREVIA

Los Andes de Perú (www.losandes.com.pe)
                                                
Cerca de 5 mil aymaras se reunieron ayer en el distrito de Kelluyo (Chucuito) en el “I Encuentro Binacional de Aymaras del Perú y Bolivia”, organizado por el Frente de Defensa de Recursos Naturales de Zona Sur de Puno, Multicomunal Kollas de Kelluyo, tenientes gobernadores y alcaldes de centros poblados.
Entre los connotados participantes se tuvo al viceministro de Descolonización de Bolivia, Félix Cárdenas Aguilar, quien lideró la delegación de autoridades del Estado Plurinacional de Bolivia; y por el Perú, sólo se tuvo la participación de la congresista Claudia Coari Mamani, quien intercambió opiniones con autoridades bolivianas sobre la situación de los aymaras.
El encuentro inició en la Plaza de Armas del distrito de Kelluyo, con una ceremonia y desfile de autoridades y delegaciones de ambos países, posteriormente todos se trasladaron al Estadio Municipal para llevar el encuentro binacional de aymaras; donde abordaron diversos temas a través de rol de oradores.
“Agenda Binacional de Pueblos Originarios sobre tierra”, “Saberes comunitarios aymaras”, “Aplicación del Convenio 169 de la OIT y la consulta previa”, “Identificación y análisis de los programas de inclusión social promovidos por el gobierno del Perú - Bolivia” y “Políticas de descolonización implantadas por el gobierno de Bolivia”, fueron los temas que abordaron.
El encuentro fue liderado por Hermes Cauna presidente del Frente de Defensa de los Recursos Naturales de Zona Sur de Puno, también participó el ex dirigente Walter Aduviri; y llamó la atención la presencia del presidente del Frente de Defensa de los Recursos Naturales de Cajamarca, Wilfredo Saavedra, quien destacó la unión de los aymaras peruanos y bolivianos.
Como se recuerda, el año 2011, un gran número de ciudadanos aymaras de los distritos de Kelluyo, Pizacoma, Huacullani, Zepita y Desaguadero, liderados por Walter Aduviri, protagonizaron una férrea oposición contra la minera Santa Ana, que tenía previsto explotar plata; las protestas cesaron cuando el gobierno de Alan García suspendiera la concesión. Justamente esos dirigentes también ayer estuvieron en el encuentro.
Finalmente, los pobladores aymaras protestaron por la ausencia del ejecutivo nacional y regional y acordaron realizar otra reunión para el 12 de enero de 2014 en el distrito de Zepita; asimismo, aseguraron que invitarán a los ministros de Estado y al mismo presidente Ollanta Humala, por quinta vez.





ABOGADA INDÍGENA PRESIDE CONSEJO DE LA MAGISTRATURA DE BOLIVIA

El Nuevo Herald de Estados Unidos (www.elnuevoherald.com)

La discriminación a las mujeres, sobre todo indígenas, persiste en Bolivia y eso lo sabe bien la magistrada Cristina Mamani, una aimara que se abrió camino a pulso para hacer carrera en el órgano judicial y ha llegado a la presidencia del Consejo de la Magistratura, el órgano administrativo y disciplinario del Poder Judicial de esa nación andina.
“Nuestro país se caracteriza porque sigue vigente el sistema machista y patriarcal (…) A los varones no les gusta que una mujer esté a la cabeza”, dice Mamani en una entrevista concedida a Efe esta semana durante el XIV Encuentro de Magistradas de Iberoamérica “Por una justicia de género”, realizado en Cochabamba.
La jurista nació en la provincia Ingavi del departamento de La Paz en el seno de una humilde familia y ha tenido que luchar toda su vida contra la doble discriminación por ser mujer e indígena.
Mamani, la única mujer entre seis hermanos, lleva el cabello recogido en dos trenzas y viste el bombín, la pollera, la blusa y la manta características de la vestimenta de las “cholitas”, como se llama a las aimaras en Bolivia.
Durante varias décadas, las mujeres de pollera fueron excluidas y relegadas a oficios de niñeras, cocineras o comerciantes de mercado, pero eso no impidió a Mamani apuntar más alto, pues ella tenía claro que quería ser abogada desde que cursaba la secundaria.
“Yo decía que iba a estudiar derecho. Mis compañeros de curso un poco se hacían la burla, me decían (que iría) derecho al altar o derecho al matrimonio”, recuerda.
Al concluir el colegio, la jurista hizo primero unos cursos de secretariado y después se preparó para ingresar a la facultad de Derecho de la estatal Universidad Mayor de San Andrés de La Paz.
Cuando estaba a media carrera, su padre, un humilde trabajador ferroviario falleció, pero ella hizo un esfuerzo por continuar sus estudios y trabajó en la misma universidad y también fue mensajera y oficial de diligencias en los juzgados.
Tras obtener su título de abogada, trabajó en diversas provincias paceñas y también abrió una oficina en la ciudad de El Alto, vecina de La Paz. “Es difícil empezar, me tocó una etapa difícil”, asegura.
En el 2003, Mamani ingresó a trabajar al Centro de Desarrollo Integral de la Mujer Aymara Amuyt’a (Cedima), institución con la que está muy agradecida porque, según dice, le dio la oportunidad de trabajar de cerca con mujeres aimaras durante seis años.
Cuando en el 2011 salió la convocatoria para postular a altos cargos en el órgano judicial boliviano, la abogada confiesa que no estaba muy animada de presentarse a esos comicios.
“Yo había perdido confianza en el poder judicial porque allí sacaban las convocatorias, pero ya tenían los nombres” para ocupar los cargos, señala.
Fue precisamente la entonces directora del Cedima, Alicia Canaviri, quien le convenció de postular argumentando que en esta ocasión “el pueblo iba a elegir” a los magistrados.
Y así Mamani se presentó a las primeras elecciones por voto popular para el órgano judicial, que se realizaron en octubre del 2011 en medio de polémicas alentadas por opositores que acusaban al gobierno de intentar copar ese poder con candidatos preseleccionados en el Parlamento, de mayoría oficialista, afines al Ejecutivo.
La magistrada asegura que se presentó “sola” a los comicios, pues su postulación no tenía aval ni de las organizaciones sociales leales al presidente Evo Morales, menos del Ejecutivo.
Grande fue su sorpresa al resultar elegida con casi medio millón de votos, la mayor votación obtenida por un candidato en esos comicios.
“Yo me debo a mi pueblo”, sostiene Mamani, al asegurar que trabaja para responder a esa confianza y responsabilidad que le confirieron quienes la eligieron.
Como en todo, en su trabajo hay luces y sombras, porque si bien señala que la Justicia boliviana se está transformando para dar una atención adecuada a la población, también reconoce que persisten problemas desde hace décadas, como las demoras en los procesos y en algunos casos la corrupción.
Otra de las dificultades con las cuales se ha topado Mamani es la discriminación dentro del órgano judicial.
“Como indígena sobre todo y como mujer que ha surgido desde abajo, hay aún discriminación. No te dicen de frente, pero (se nota en) las acciones que cometen los colegas, las instituciones, las mismas autoridades, hay todavía, sigue vigente”, sostiene.
“Va a tener que transcurrir mucho tiempo para que podamos construir una sociedad justa, una sociedad sin víctimas ni los poderosos que tengan la hegemonía, el dominio”, agregó.
Con todo, Mamani desafió los esquemas machistas que predominan en su país y por ello se encuentra entre las mujeres de pollera cuya lucha por la igualdad es un ejemplo para las aimaras.






Infobae de Argentina (www.infobae.com)
                                                                                      
"En la mayor parte de América Latina, hay razones no sólo para ser optimistas, sino para comprometerse", manifestó Vargas Llosa en una rueda de prensa durante la Feria del Libro de Guadalajara (FIL), la mayor en habla hispana y que se celebra hasta el próximo domingo en el oeste de México.
Conocido por su postura crítica con los gobiernos del llamado eje bolivariano que encabeza Caracas, el autor aseguró que son minoría "las dictaduras, las semidictaduras o las semidemocracias" latinoamericanas, que representan un "anacronismo con el resto del continente".
"Venezuela (...) se acerca cada vez más a una dictadura", advirtió el escritor, al asegurar que el presidente Nicolás Maduro está haciendo "retroceder a esa sociedad".
También consideró como "democracias muy imperfectas" las que existen en Nicaragua o Bolivia, junto con las "imperfecciones" consustanciales al resto de países del continente.
"Aunque no lo veamos con toda claridad, América Latina está saliendo poco a poco del pozo en el que ha estado prácticamente a lo largo de toda su historia republicana", sentenció.
Y citó como ejemplos a Chile, Uruguay, Brasil y a su Perú natal, del que dijo que por primera vez en su vida le da la "impresión de ser un país estable que progresa" y que tiene instituciones democráticas que "empiezan a funcionar".
También mencionó a Colombia y al proceso de negociación de paz entre el gobierno y la guerrilla de las FARC y, dijo, que la "insensatez de la filosofía maoísta" ya no tiene cabida en ese país porque "el aire que respira América Latina ya no es un aire propicio para esas iniciativas".
"No conviene ser pesimistas, hay que tratar de empujar a América Latina", pidió el autor de "La ciudad y los perros" y de "La fiesta del chivo" recordando que el "talón de Aquiles" de la región es todavía denostar la política y hacer que "la mejor gente" no quiera participar en ella.





CAE UNA ORGANIZACIÓN QUE INTRODUCÍA COCAÍNA EN ESPAÑA DESDE SUDAMÉRICA

Terra de España (www.noticias.terra.com)

La Guardia Civil española desarticuló una red dedicada a introducir cocaína en España y otros países de Europa desde Sudamérica, en una operación en la que fueron detenidas 43 personas e incautados más de 62 kilos de esta droga y más de 1,2 millones de dólares americanos falsos.
Según informó hoy la Dirección General de la Guardia Civil, la cocaína entraba en España mediante diversos métodos: utilizando a personas como "mulas", en contenedores marítimos, oculta en aviones o mediante envíos postales.
Entre los 43 detenidos y 124 imputados hay 36 españoles, 88 colombianos, 9 dominicanos y 20 ecuatorianos, además de dos nacionales de Argentina y Perú y uno de México, Venezuela, Bolivia y Brasil, entre otros países.
En el caso de la llegada de la droga por vía aérea, la organización contaba con la colaboración de empleados del Aeropuerto Madrid-Barajas que recibían el estupefaciente antes de que llegase a los filtros policiales.
Éstos la hacían llegar a algún miembro de la organización, lo que permitía la entrada de la misma en España eludiendo los controles policiales.
Fue hace más de un año, en octubre de 2012, cuando los agentes iniciaron las investigaciones al detectar la presencia en España de colombianos, residentes en Alicante, Guadalajara y Madrid, y que presuntamente se dedicaban a la introducción de cocaína en grandes cantidades, procedente de Sudamérica.
Aunque la puerta de acceso principal del estupefaciente era España, el grupo operaba en otros países europeos, lo que obligó a los agentes a intercambiar informaciones con sus respectivas policías.
Durante más de un año de intensas investigaciones la Guardia Civil ha logrado frustrar otras operaciones de transporte de droga que el grupo pretendía llevar a cabo.
El grupo de los dirigentes, que residían en Colombia, Venezuela, República Dominicana Ecuador y Perú, se encargaba de conseguir la droga, organizar los envíos y posteriormente hacerla llegar a nuestro país.
Las "mulas", previo pago de una cantidad de dinero, viajaban desde España a Sudamérica a fin de traer consigo la droga en su viaje de vuelta, bien en bolsas y maletas o impregnada en sus vestimentas.
Los beneficios obtenidos de las actividades ilícitas eran remitidos a Colombia a través de empresas de envío de dinero, utilizando para ello identidades de personas de nacionalidad colombiana.
También empleaban "oficinas" asentadas en Madrid, a las que les entregaban la cantidad de dinero en metálico, más una comisión para disponer inmediatamente del dinero en Colombia, método por el cual podrían haber evadido alrededor de 800.000 euros.
Uno de los principales dirigentes de la organización, ahora detenido, fue anteriormente relacionado con el asesinato y descuartizamiento de dos personas de nacionalidad colombiana en el año 2008, hecho ocurrido en Argentina y con una presunta conexión con el narcotráfico.

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