lunes, 14 de diciembre de 2015

EVO MORALES: “HAY QUE RECONSTRUIR LA CONFEDERACIÓN PERÚ-BOLIVIANA”


La Confederación Perú-Boliviana fue un estado confederado de vida corta que existió en América del Sur entre los años 1836 y 1839. Este Estado confederado estaba conformado por la unión de tres Estados: El Estado Nor-Peruano, el Estado Sud-Peruano y el estado de Bolivia. Su primer y único jefe de estado, Titulado Supremo Protector, Fue el Presidente de Bolivia, Mariscal Andrés de Santa Cruz. El ejercicio militar de las fuerzas armadas chilenas, denominado “Huracán 2015”, realizado cerca de la zona de frontera con los países de Perú y Bolivia, generó tal malestar en el mandatario boliviano, Evo Morales, que consideró pertinente la reconstrucción de la Confederación Perú-Boliviana.
 


Nosotros también podríamos decir que hay que reconstruir la Confederación Perú-Boliviana. No estamos en tiempo de invasión, son tiempos de integración”, dijo Evo Morales, hace poco, a un medio de comunicación de su país, visiblemente preocupado por los ejercicios militares chilenos que, a decir de algunos, tuvo como fin intimidar a Perú y Bolivia.
Pero, ¿qué es o qué fue la Confederación Perú-Boliviana? Fue un Estado constituido por la coalición igualitaria de tres estados: El Estado Nor-Peruano, el Estado Sud-Peruano, ambos de efímera existencia, y el estado de Bolivia, esta última una república, bajo el mando supremo del mariscal boliviano Andrés de Santa Cruz, uno de los vencedores de la batalla de Ayacucho.
Santa Cruz, cabe mencionar, asumió el cargo de protector de la Confederación Perú-Boliviana en 1836, luego de haber sido presidente de la República del Perú (1827) y mientras era presidente de la República de Bolivia (1829-1839).
“No son tiempos de dominación, son tiempos de complementación para trabajar conjuntamente”, agregó Morales, acaso recordando esta unión histórica entre nuestros pueblos, para luego agregar: “Tal vez algunos conservadores de Chile todavía piensan que con esta clase de ejercicios de las Fuerzas Armadas van a intimidar a Perú y Bolivia”.
“Se equivocan”, aseveró, “con esta clase de actos solo mellan la dignidad del pueblo chileno”. No obstante, tal vez Evo no quiso recordar que aquella Confederación Peru-Boliviana tuvo una existencia fugaz (tres años), la misma que culminó merced a la guerra declarada por los gobiernos de Chile y de la Confederación Argentina, y por los peruanos contrarios al proyecto de Santa Cruz.
HISTORIA
La Confederación Perú-Boliviana nació de la idea común de Simón Bolívar y Ramón Castilla de crear una gran nación; idea que era coincidente con la de Andrés de Santa Cruz, quien quiso materializarla con la unión, en un solo país, de Perú y Bolivia (esta última, anteriormente conocida como Alto Perú).
Un propósito, es menester indicar, que venía germinándose en la mente de varios líderes políticos influyentes en el Perú de aquella época, como Luna Pizarro, José María de Pando, Manuel Lorenzo de Vidaurre, Agustín Gamarra, etc., quienes también querían, en ese entonces, reintegrar a los dos Perú («Alto» y «Bajo»), aunque sin determinar si con una “confederación” o con una “fusión”.
Es así que, hacia 1835, intrigas políticas provocan levantamientos y divisiones en el Perú, imperando el caos. Algo que desembocó en la toma, por la fuerza, del gobierno peruano por parte del general de división Felipe Santiago Salaverry, siendo presidente constitucional Luis José de Orbegoso (este quedó con el control del sur del país).
Luego de esto, siguieron meses de incertidumbre y zozobra que culminaron en el pacto que celebraron Luis José de Orbegoso y el presidente de Bolivia, general Andrés de Santa Cruz, para unir las dos repúblicas en una confederación.
Entonces se libraron grandes batallas: Gramadal, Puente de Arequipa, Uchumayo, con resultados favorables a Salaverry; pero el 7 de febrero de 1836, en la decisiva batalla de Socabaya, en las inmediaciones de Arequipa, triunfó Santa Cruz. Así, Salaverry, derrotado, fue sometido a consejo de guerra y condenado a muerte por insubordinación al presidente constitucional.
Este hecho (la batalla de Socabaya) fue decisivo para establecer la Confederación Perú-Boliviana, de la que Santa Cruz fue protector con amplios poderes, en tanto que el Perú fue dividido en dos estados: el Nor Peruano y el Sur Peruano.
No obstante, al igual que Orbegoso, Santa Cruz tenía también bastantes opositores y enemigos, entre los que destacaban Agustín Gamarra y Ramón Castilla, quienes a la sazón fueron desterrados y coincidieron en Chile. Ellos, junto con muchos otros peruanos, arrastraron a Chile a una guerra contra la confederación por defender sus intereses económicos.
Y es que Chile consideraba que la creación de la Confederación significaba una clara amenaza y una muestra de las intenciones expansionistas de Santa Cruz, por lo que le declaró la guerra y formó, junto con tropas peruanas contrarias a Santa Cruz, un ejército restaurador cuyo objetivo era destruir la confederación.
Este Ejército invadió territorio del Estado Sur Peruano y se libraron varias batallas, las que causaron la derrota de Santa Cruz, su retirada a territorio boliviano y el fin de la Confederación. De esta manera, el 25 de agosto de 1839, Agustín Gamarra usurpó el Gobierno del Perú, declarando el fin de la Confederación Perú-Boliviana y la extinción de los estados Nor y Sur Peruanos.
Agustín Gamarra, cabe indicar, no fue ajeno a la idea de Santa Cruz de crear una gran nación andina, pero en su cabeza esta idea no podía realizarse mediante una Confederación en la que claramente era Bolivia la que llevaba el papel predominante. Es por eso que luchó y bregó hasta el último momento.
Y es que él consideraba que el territorio boliviano pertenecía al Perú, basándose en la idea de que antes de la creación de la República de Bolivia, el alto Perú y el bajo Perú habían sido una sola nación desde las épocas del imperio inca y así debían continuar. Los Andes de Perú (www.losandes.com.pe)





REFUERZAN EN REGIONES DIFUSIÓN DE POSTURA CHILENA ANTE LA HAYA
                                                                
Ex embajadores estarán hoy y mañana en Arica, Antofagasta y Atacama.

El Mercurio de Chile (www.economiaynegocios.cl)

En tres regiones del extremo norte del país, Arica y Parinacota, Atacama y Antofagasta, el Ministerio de Relaciones Exteriores inicia hoy una campaña nacional para difundir la postura chilena en el litigio que se ve en la Corte Internacional de Justicia de La Haya luego de la demanda de Bolivia que pretende obligar a Chile a negociar una salida soberana al mar para ese país.
El programa considera la participación de ex embajadores en sesiones extraordinarias de trabajo que realizarán los gobiernos regionales para tratar este tema, además de reuniones con intendentes, rectores de universidades y delegados del Ministerio de Relaciones Exteriores asentados en regiones.
Habrá también charlas en campus de las universidades de Tarapacá, de Antofagasta y de Atacama, además de encuentros con dirigentes de diversas organizaciones sociales.
Todo ello ocurrirá hoy lunes y mañana martes en las ciudades de Arica, Antofagasta y Copiapó. En todas esas capitales de las regiones de Arica y Parinacota, Antofagasta y Atacama, respectivamente, se realizará la conferencia denominada "Chile y la aspiración marítima boliviana: mito y realidad", que estará a cargo de ex embajadores como Álvaro Zúñiga, Óscar Fuentes y Demetrio Infante.
La campaña, coordinada por el Ministerio de Relaciones Exteriores y que posteriormente se replicará en el resto del país, se activa a casi cuatro meses de la visita del canciller Heraldo Muñoz a Arica, donde una de sus principales actividades fue recorrer el puerto de esa ciudad.
Ese recinto, ubicado en el centro de la ciudad, mueve la mayor parte del comercio internacional de Bolivia que se embarca en terminales chilenos, en cumplimiento del Tratado de 1904 suscrito y ratificado por los congresos de ambos países.
Segunda etapa
La actividad de difusión comienza también a casi un mes de la visita a la Región de Arica y Parinacota del ex subsecretario de las Fuerzas Armadas Gabriel Gaspar, actual embajador en misión especial por la demanda de Bolivia, quien recorrió la carretera internacional entre Arica y Bolivia, de casi 200 kilómetros, por donde circulan unos diez mil camiones al mes entre ambos países y con diversas cargas que son embarcadas en el puerto de Arica.
En la oportunidad, Gaspar recorrió el complejo fronterizo Chungará, ubicado a cuatro mil metros de altitud.
Recientemente, Chile activó una segunda etapa de actividades comunicacionales y de difusión de su postura ante la demanda de Bolivia en La Haya, que ya incluyó una gira de parlamentarios a países europeos, como Inglaterra y Alemania, donde se informaron los argumentos de Chile.





EL DÍA EN QUE BOLIVIA RECHAZÓ UNA SALIDA AL MAR

Demetrio Infante, el último miembro vivo del equipo chileno que diseñó y negoció el Acuerdo de Charaña, desmiente la versión que propaga el gobierno de Evo Morales en medio de la demanda ante La Haya, sobre la oportunidad en que Bolivia estuvo más cerca de obtener una salida al mar.

La Tercera de Chile (www.latercera.com.cl)
                                                     
Por Francisco Artaza.- “Eso es mentira”. Demetrio Infante Figueroa no titubea ni un instante siquiera para negar lo que aparece relatado en el Libro del Mar sobre las negociaciones de Charaña y que emplea el gobierno boliviano para fundamentar la demanda marítima ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
El libro, una versión mejorada de un texto anterior escrito por el actual vocero de la demanda paceña, Carlos Mesa, es uno de los documentos con mayor número de ejemplares editados en Bolivia. El Presidente Evo Morales ha entregado copia de este libro al Papa Francisco, a todos los jefes de Estado con los que se ha reunido en los últimos dos años, a todos los embajadores extranjeros. Y en Bolivia, se han repartido ejemplares del libro a todos los estudiantes secundarios y a todos los funcionarios públicos.
“Es completamente mentira”, repite Demetrio Infante al repasar las páginas en las que el libro trata las negociaciones que llevaron adelante los gobiernos militares encabezados por los generales Augusto Pinochet y Hugo Banzer, entre 1975 y 1976, para entregar un corredor soberano al mar a Bolivia, por el norte de Arica, a cambio de un canje territorial. La versión boliviana es simple: Chile se comprometió a ceder un corredor soberano al mar, pero “contrariando sus compromisos previos, introdujo nuevas condiciones, entre ellas el canje territorial”. Esto, sumado al rechazo de Chile a la propuesta que hizo Perú de crear una zona de soberanía trinacional, afirman ahora las autoridades bolivianas, hicieron fracasar las negociaciones.
El ex embajador Demetrio Infante, sin embargo, es testigo privilegiado de lo que allí ocurrió y que hoy forma parte del litigio en La Haya. Y su versión es distinta. Es el único de los cinco miembros del equipo Charaña, que prepararon la propuesta y asistieron a las negociaciones, que aún está vivo. Recuerda cada detalle con precisión y almacena varios documentos, muchos de los cuales le permitieron hace un par de años escribir el libro Confidencias limeñas, una mezcla entre autobiografía e historia de las tensas relaciones políticas y diplomáticas entre Chile y Perú entre mediados de los 70 y comienzos de los 80.
Una experiencia valiosa que este ex diplomático chileno quisiera aportar ahora que Chile prepara una contraofensiva a los esfuerzos comunicacionales y diplomáticos desplegados por Bolivia a nivel internacional para posicionar su demanda marítima. El nuevo equipo a cargo de la defensa, incluso, está pensando sacar su propio libro, para dar a conocer la postura y los argumentos históricos que contradicen la versión boliviana.
Hace casi dos meses, el subsecretario de Relaciones Exteriores, Edgardo Riveros, se comunicó por teléfono con Infante. “A lo mejor te llamamos para pedirte ayuda en algo”, le dijo. Poco después, fue convocado, junto a otros nueve ex diplomáticos, a un almuerzo con el canciller Heraldo Muñoz, en el que se les expuso lo que se está haciendo respecto de la defensa de Chile ante La Haya. Y hace unos días, la Cancillería le pidió que fuera el 15 de diciembre próximo a Copiapó, a un encuentro en el que deberá exponer sobre la política exterior de Chile y la situación vecinal. Otros ex embajadores recorrerán otras regiones explicando lo mismo.
“Bolivia rechazó la posibilidad de salir al mar con soberanía. Estaba todo dibujado. En una ocasión, tras regresar a Santiago desde La Paz, donde había ido a conversar con el general Banzer, el embajador de Bolivia en Chile, Guillermo Gutiérrez Vea Murgía, llegó a decirnos: ‘No quiero aparecer como un héroe, pero aquí en mi maletín tengo el mar para Bolivia”, recuerda Infante. Las imágenes vuelven a la memoria del ex diplomático con nitidez, pese a los 41 años que han transcurrido de las conversaciones en las que más se avanzó una fórmula concreta para resolver la demanda marítima de Bolivia.
Fue en agosto de 1974, dice Infante, cuando esta historia comenzó a dibujarse. “Me llamó a su oficina el subsecretario de Relaciones Exteriores Claudio Collados, un capitán de navío muy habiloso. Al entrar vi que también habían citado a Gastón Illanes, quien recién había terminado su misión como ministro consejero en Lima. Collados nos dijo: mira lo que ha pasado, y nos muestra un oficio reservado de Pinochet, ordenando a la Cancillería hacer todas las gestiones diplomáticas para neutralizar a Bolivia por seis meses”.
El plazo no era antojadizo. Los militares chilenos esperaban contar para entonces con nuevos pertrechos, avanzar en el minado de la frontera norte y la construcción de trincheras antitanques. Todo para hacer frente a la amenaza de una guerra con un Perú que, bajo el gobierno del general izquierdista Juan Velasco Alvarado, buscaba desde el Golpe de Estado del 11 de septiembre del 73 la oportunidad de tomar revancha de la Guerra del Pacífico.
El Golpe de Estado también le había abierto a Infante una nueva oportunidad. Enrique Bernstein, quien se convertiría en el principal asesor político de la Cancillería en los primeros años del régimen militar, pidió al Congreso que le enviara en comisión de servicio a un joven abogado, con una maestría en Estados Unidos en Política Internacional. Infante llegó al servicio exterior como asesor. Charaña fue su primera misión importante.
En una pequeña oficina del segundo piso del edificio en el que entonces funcionaba la Cancillería, Infante e Illanes comenzaron a idear una fórmula. “Cuando nos pusimos a pensar qué podíamos ofrecer a Bolivia para neutralizar su respaldo a Perú en una acción bélica contra Chile, vimos la posibilidad de ofrecer becas estudiantiles, mejorar las condiciones de acceso al tráfico aéreo, mejoras en el transporte terrestre. Pero ningún gobernante boliviano iba a aceptar restablecer relaciones con Chile a cambio de eso. Lo único que quedaba era buscar un mecanismo que le diera una salida soberana a Bolivia al mar”, recuerda.
Convinieron con Collados y Bernstein en redactar un informe sobre las eventuales soluciones. “Abrimos el abanico a todas las posibilidades, incluso a las más descabelladas e irrealizables”. Así, entregar Arica, internacionalizar el puerto ariqueño, terminar el Tratado de 1904 para negociar uno nuevo, devolver la provincia de Antofagasta y varias otras quedaron apenas esbozadas en una línea bajo el título de “soluciones rechazadas sin necesidad de análisis”. Otras, igualmente imposibles, fueron estudiadas y detalladas en el ítem de “soluciones rechazadas después de un análisis”. Por, último, colocaron las “soluciones posibles de estudiar”. Estas últimas eran pocas, dice Infante: el corredor por el norte de Arica y el enclave. “Ambas presentaban problemas, pero el corredor tenía menos. El enclave implicaba, en definitiva, partir el territorio en dos, pues era obvio que Bolivia exigiría algún tipo de conexión entre su enclave costero y su territorio, algo que Chile no podía aceptar. Además, estaba el riesgo de que Bolivia siempre exigiera una mayor extensión”.
El informe que entregaron tenía unas 80 paginas. “Cuando lo recibió Pinochet gritó ¿quién hizo esto? Collados no dio nombres, sólo dijo que lo habían preparado en Cancillería. Pinochet le recriminó: son unos dementes, que se quemen todos los ejemplares y que nadie vuelva hablar de esto”.
El informe quedó escondido en un archivo por varios meses, hasta que el propio Pinochet lo rescató a comienzos de febrero de 1975. “Dónde está ese maldito papel que me trajeron”, reclamaba Pinochet al subsecretario de Relaciones Exteriores. La situación con Perú estaba cada vez peor y los militares chilenos estaban cada vez más convencidos de la posibilidad de un escenario bélico simultáneo con Perú y Bolivia.
“Pinochet releyó el informe y se fue en gira al norte. Estando allá, llamó al Presidente de Bolivia, el general Hugo Banzer, y se pusieron de acuerdo en reunirse en Charaña”, un pequeño poblado a casi 4.000 metros de altura.
Pocos días después, en Santiago, se conformó el equipo negociador de Chile: Enrique Bernstein, Julio Phillipi, Ricardo Rivadeneira, Gastón Illanes y el joven Demetrio infante.
“Al principio, no había ni la decisión ni la posibilidad de avanzar de verdad en una propuesta que diera una salida soberana al mar a Bolivia. Era sólo el esfuerzo por neutralizar a Bolivia. Pero a los cuatro o cinco meses de conversaciones, Pinochet y todos nosotros nos convencimos de que era algo conveniente, de que era la forma de terminar para siempre con un problema. Por eso hicimos todos los esfuerzos para sacar adelante las negociaciones”.
El canje territorial se planteó desde un comienzo, asegura Infante. “En las negociaciones con Bolivia se habló primero de compensación territorial, pero la palabra nunca nos gustó y estaba generando una reacción adversa en la opinión pública boliviana. En una reunión en casa de Illanes, a la que asistieron varios militares, nos pusimos a discutir el tema, cuando de pronto alguien dijo ‘esto del canje es necesario’. Illanes, que acostumbraba a pasearse dando grandes zancadas, se detuvo en seco: ‘Ahí está hueón, ¡canje, eso es!, no es compensación”.
En una ocasión, recuerda, mientras estaban reunidos Bernstein, Phillipi e Infante llegó el vicealmirante Patricio Carvajal muerto de la risa. “Vengo de hablar con Pinochet lo del canje territorial. Me dijo que estaba de acuerdo, pero que les dijera a los bolivianos que incluyeran en el cálculo la tierra y el mar hasta las 200 millas”, les comentó el canciller. La verdad es que Chile nunca habló de 200 millas, sino sólo de ceder la faja de mar frente al corredor en la zona económica exclusiva.
En los oficios y notas diplomáticas que enviaba el embajador boliviano Vea Murgía a La Paz figura el canje territorial desde el comienzo de las negociaciones. Incluso, dice Infante, hay cartas de Banzer, documentos en los que acepta la idea del cambio de territorios. Algo que, por lo demás, ambos países ya habían hecho en el pasado. “Cuando se construyó el ferrocarril Arica-La Paz, Chile y Bolivia canjearon entre 300 o 400 hectáreas de territorio”.
Los miembros del equipo negociador se involucraron directamente en la búsqueda y medición de eventuales zonas para canjear. Un experto de Codelco les mencionó las enormes reservas de cobre que había en un mineral cercano a Chuquicamata (Radomiro Tomic), pero que no se podían explotar por la falta de agua. Así que les mostró lugares en el altiplano boliviano donde había agua y que fueron incluidos en las zonas que se propusieron a Bolivia.
“En Bolivia inventaron que los chilenos estábamos detrás de oro y cobre, pero nosotros estábamos detrás del agua”, recuerda Infante.
Para mediados del 75, sin embargo, Banzer dejó de tener respaldo interno para negociar con Chile. La oposición a un canje territorial fue sólo la excusa, dice Infante. Lo cierto, afirma el ex diplomático chileno, es que los ex presidentes bolivianos que habían apoyado inicialmente las negociaciones del dictador con las autoridades chilenas, le quitaron el piso y le advirtieron que si aceptaba un canje territorial sería acusado de traición. Tal vez, sostiene Infante, algunos ex presidentes bolivianos pensaron que si Banzer lograba una salida soberana al mar podría haber seguido por siempre en el poder.
“Como en todas las cosas que se han conversado con Bolivia, estas se caen cuando se les complican las cosas internamente. Pasó lo mismo con el acuerdo de Silala. Se negoció por años, se firmó un acta. Pero cuando comenzaron los reclamos en Bolivia de algunos sectores, el acuerdo se cayó”.
Y en que se cayeran las negociaciones de Charaña, Perú tuvo también su propia cuota de responsabilidad. “Perú hizo todos los esfuerzos posibles por impedir que las negociaciones prosperaran. En La Paz impulsaron y estimularon a sectores para que se opusieran al canje territorial”.
Para Infante, el haber involucrado desde el principio a Perú en las tratativas fue el peor error que cometió Chile y una lección que se debe sacar hacia el futuro. “A poco andar, Bernstein planteó que ningún país civilizado del mundo negocia con un vecino modificar las fronteras sin advertirle a otro vecino que podrían verse modificadas sus fronteras. Todos estuvimos de acuerdo, ninguno de nosotros reparó en que no era conveniente hacerlo”.
“Nosotros debimos haber negociado con Bolivia y sólo cuando tuviéramos un acuerdo, haber ido a Lima a consultarles si estaban o no de acuerdo con lo que establece el protocolo complementario del Tratado de 1929”, añade.
En vez de decir si aceptaba o rechazaba la idea de un corredor para Bolivia, Perú sorprendió a los chilenos enviando una nueva propuesta: crear una zona trinacional y dejar al puerto de Arica bajo soberanía compartida por los tres países.
Era una propuesta carente de toda lógica y totalmente inaceptable para Chile. Pero para sorpresa nuestra, Bolivia la respaldó. Banzer, sabiendo que no tenía apoyo interno para seguir adelante las negociaciones con Chile, se aprovechó de la oportunidad que le daba Perú para dejar caer las conversaciones y hacer sentir que Chile no estaba dispuesto a explorar alternativas”, afirma.
Bolivia nunca exigió a Perú retirar su propuesta, ni intentó salvar las negociaciones. Desde su casa en Santiago, a casi cuatro décadas de esos sucesos, Infante, el último sobreviviente de Charaña, no puede dejar de decir: “Eso es mentira”, mientras repasa el Libro del Mar que el gobierno de Evo Morales ha estado distribuyendo a quien quiera recibirlo.





ABERTIS REBOTA EN BOLSA AL COMIENZO DE SU ARBITRAJE CON BOLIVIA

La Cámara Internacional de Comercio deliberará sobre la expropiación de tres aeropuertos en febrero de 2013 hasta el próximo viernes.

El Boletín de España (www.elboletin.com)

Abertis encara los primeros compases de la sesión del lunes con alzas próximas al 0,6%. Un porcentaje equivalente al que se apunta el selectivo Ibex 35 al comienzo de su última semana con 34 componentes. La firma catalana de infraestructuras arranca hoy el proceso de arbitraje contra Bolivia por la expropiación de tres aeropuertos.
Aunque la cautela se apodera de la cotización de Abertis al comienzo de este proceso ya anunciado, los analistas destacan que cualquier dictamen mínimamente favorable para la española supondrá un catalizador considerable para sus acciones. En este sentido, la presidida por Salvador Alemany ya ha procedido a provisionar su inversión en los aeródromos de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, por lo que cualquier recuperación sería positiva.
En el caso de Aena, que también participaba al 10% en la sociedad TBI propietaria de los tres aeropuertos bolivianos, el impacto de la decisión final de la Cámara Internacional de Comercio sería mínimo. Por su parte, la catalana reclama impagos así como daños por un importe total equivalente al 10,7% del beneficio neto ajustado y recurrente estimado para el conjunto del presente ejercicio 2015.
Las deliberaciones del tribunal de arbitraje de La Haya se prolongarán, en principio, hasta el próximo viernes. Desde el Gobierno de Bolivia se ha reiterado la opción por no afrontar pago alguno por la nacionalización de los aeródromos. En palabras del ministro de Obras Públicas, Milton Claros, el objetivo es “que no paguemos nada”, adelantando que además se acusará a la compañía de haber prestado un servicio “deprimente”.





MOSCÚ OFRECE SU TECNOLOGÍA A LA PAZ

Rusian Beyond de Moscú (www.es.rbth.com/noticias)

El 8 de diciembre en la capital boliviana acogió el seminario dedicado a las  nuevas tecnologías nucleares, organizado por la empresa estatal rusa Rosatom.
El encuentro fue la prolongación de los acuerdos que en octubre de 2015 alcanzaron el Ministerio de Hidrocarburos y Energía de Bolivia y la Corporación Estatal rusa Rosatom en el ámbito del uso de la energía atómica con fines pacíficos.
El ministro de hidrocarburos y energía del Estado Plurinacional de Bolivia, Luis Alberto Sánchez, inauguró el seminario: “Actualmente, el principal proyecto de asesoramiento ruso-boliviano en el sector atómico es la creación del Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear. Este proyecto revolucionario permitirá que Bolivia dé un salto en el desarrollo tecnológico del país”.
El embajador extraordinario y plenipotenciario de la Federación de Rusia en Bolivia, Alexéi Sazónov, también ofreció un discurso inaugural, en el que destacó que, actualmente, la energía atómica es un método de generación de energía tan natural como la energía que producen las fuentes renovables.
“Actualmente, la aplicación del átomo con fines pacíficos ya no es la caja de Pandora, sino una oportunidad que la población de cualquier país puede aprovechar para luchar contra las enfermedades oncológicas, hacer posible el desarrollo de la agricultura y promover el potencial científico del país”, anunció el embajador ruso, que también destacó que la fundación del Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear, que contará con la decidida participación de Rosatom, abrirá una nueva etapa en las relaciones ruso-bolivianas. La ciudad de El Salto se convertirá en la sede del centro. En el proyecto se invertirán 300 millones de dólares.





UNA GRAN NOTICIA: BOLIVIA ETIQUETARÁ PRODUCTOS CON TRANSGÉNICOS

Los productos que contengan componentes transgénicos, van llevar una etiqueta con un gran triangulo rojo que informará a la población de sus características.

El Eco de Súnchales de Argentina (www.elecodesunchales.com.ar)
                                                                 
Desde los Ministerio de Salud  y Desarrollo Productivo en conjunto, se anunció que se alertará de los productos que no estén libres de transgénicos.
El viceministro de los Derechos del Usuario y el Consumidor, Guillermo Mendoza, informó que se registrarán los productos que ingresen al país con un etiquetado en rojo que sirva de alerta.
“Juntamente con el Ministerio de Producción y el Ministerio de Salud se está haciendo la lista de qué alimentos transgénicos existen para que de esa forma los supermercados puedan pedir a sus proveedores que ya venga con el etiquetado rojo”, informó en la Red Patria Nueva.
Mendoza también aclaró que pronto saldrá un decreto supremo que regulará el etiquetado de los productos con transgénicos.
“Va llevar una etiqueta con un gran triangulo rojo que va informar a la población de sus características, y ahí vendrá la libertad de elección de consumir transgénicos, pero el Estado boliviano no lo recomienda”, explicó.






AV 451 de España (www.audiovisual451.com)

El sábado 12 de diciembre, en un acto celebrado en La Casa Encendida de Madrid, tuvo lugar la entrega de premios del V Festival Márgenes. Ahora, las 14 películas de la sección oficial pueden verse gratis online hasta el 31 de diciembre, en la página web oficial del certamen: www.margenes.org. Además, se podrá ver online, fuera de concurso, ‘Ragazzi’, del argentino Raúl Perrone.
El jurado de esta quinta edición integrado por: Cecilia Barriga (directora de cine), Vanesa Fernández (docente e investigadora cinematográfica) y Álex Apóstol (artista), acordó conceder los siguientes premios: Premio del Jurado a la Mejor Película, patrocinado por Robin Hood Films: ‘El corral y el viento’, de Miguel Hilari (Bolivia, 2014), “Un relato sutil y emocionante sobre una comunidad al borde del lago Titicaca que nos lleva a cuestionarnos los límites entre la cultura y la convivencia y que niñas ya se hacen cargo de su propio futuro”.
El Premio Exhibición, patrocinado por la red CINEARTE: ‘Tú y yo’, de Oriol Estrada y Natalia Cabral (República Dominicana, 2014). Mención Especial del Jurado, patrocinado por Laserfilm y Pequerrecho subtitulación: ‘La maldad’, de Joshua Gil (México, 2015). Mención Honorífica del Jurado: ‘L’Esma del temps’, de Alexandra Garcia-Vilà, Marta González y Marta Saleta (España, 2015). Premio de la crítica, otorgado por la asociación internacional CAMIRA (Cinema and Moving Image Research Assembly): ‘La sombra’, Javier Olivera (Argentina, 2015)
La entrega de premios marca el punto y seguido de las actividades del Festival Márgenes. Las cinco películas premiadas, así como las otras nueve obras seleccionadas para la Sección Oficial  podrán verse hasta el 31 de diciembre, en streaming, a través de la web oficial del certamen: www.margenes.org. Además, entre el 15 y el 19 de diciembre, La Casa Encendida acogerá la muestra: ‘En el barro, una aproximación al cine de José Celestino Campusano’. Retrospectiva dedicada a uno de los cineastas más atractivos e inclasificables del panorama cinematográfico actual.
 El listado de películas disponibles gratis online hasta el 31 de diciembre es el siguiente: ‘Alexfilm’, de Pablo Chavarría (México / 2015 / 60 min.); ‘As cidades e as trocas’, de Luísa Homem y Pedro Pinho (Portugal / 2014 / 139 min.); ‘El corral y el viento’, de Miguel Hilari (Bolivia / 2014 / 55 min.); ‘L’Esma del Temps’, de Alexandra Garcia-Vilà, Marta González y Marta Saleta (España / 2015 / 54 min.); ‘La extranjera’, de Miguel Ángel Blanca (España / 2015 / 70 min.); ‘La maldad’, de Joshua Gil (México / 2015 / 74 min.); ‘La sombra’, de Javier Olivera (Argentina / 2015 / 72 min.); ‘Microbús’, de Alejandro Small (Perú / 2014 / 44 min.); ‘Navajazo’, de Ricardo Silva (México/ 2014/ 75 min.); ‘Next’, de Elia Urquiza (España, EEUU / 2015 / 72 min.); ‘Ragazzi’, de Raúl Perrone (Argentina / 2014 / 83 min.), exhibición especial fuera de concurso; ‘Revolução Industrial’, de Frederico Lobo y Tiago Hespanha (Portugal / 2014 / 72 min.); ‘Rosalía. Una abeja más de la colmena’, de Víctor Gonca (España / 2015 / 44 min.); ‘Transeúntes’, de Luis Aller (España / 2015 / 101 min.) y ‘Tú y Yo’, de Oriol Estrada y Natalia Cabral (República Dominicana / 2014 / 85 min.).
El Festival Márgenes está organizado por River Events y cuenta con el apoyo de: ICAA, Ministerio de Cultura, Acción Cultural Española (AC/E), Camões – Instituto da Cooperação e da Língua, Embajada de Portugal en España, Embajada Argentina, Embajada Suiza, Instituto Francés, Matadero, RobinHood Films, Cinearte, Laserfilm, Pequerrecho, La Casa Encendida, Filmoteca Española, Multistream, La Fuga CL y revista Acine.





Líderes de la COP21 fueron elegidos con astucia

ASÍ SE COCINÓ EL ACUERDO CLIMÁTICO
                                                                                                         
Tras 20 años de intentos, 195 países firmaron un pacto que busca evitar un aumento de 2°C, lograr que los más ricos den US$100 mil millones anuales para la causa y reducir el uso de combustibles fósiles.

El Espectador de Colombia (www.elespectador.com)
                                                                                       
Desde Tuvalu, una pequeña isla en el océano Pacífico que podría quedar sumergida por el cambio climático, hasta China, el primer emisor mundial de gases efecto invernadero, la meta quedó establecida: la temperatura media mundial a finales del siglo no puede aumentar más de 2°C y se deberán hacer esfuerzos para que sólo sea de 1.5°C.
Aunque el acuerdo, firmado por 195 naciones en la Cumbre de París contra el cambio climático, ha sido calificado como histórico por la mayoría, algunos lo han considerado un contentillo. De hecho, recientemente un grupo de científicos advirtió que así los países cumplan todos los compromisos llevados a la mesa y los subsidios a las energías renovables crezcan, la temperatura de la tierra sobrepasará el límite con 2.7 °C en el 2100. Argumento que fue respaldado por algunas manifestaciones que recorrieron las calles de París una vez se conocieron las conclusiones de la COP21.
Sin embargo, hay algo que no se puede negar: el acuerdo es el resultado de un esfuerzo diplomático sin precedentes. Una respuesta al fracaso de la cumbre climática de Copenhague (2009) que esta vez se cocinó bajo la iniciativa del presidente francés, François Hollande, quien acertó en la elección de los líderes del acuerdo.
Por la parte francesa la cuota combinó la presidencia de la COP, a cargo del ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, con el conocimiento de Laurence Tubiana, una diplomática que ha estado relacionada con las negociaciones del clima desde Kioto (1997), y que esta vez lideró la cumbre. En cuanto al aporte internacional, entre las figuras más destacadas que impulsaron el acuerdo, están Barack Obama, presidente de Estados Unidos, quien se comprometió a combatir “la mayor amenaza que pesa sobre las generaciones futuras” y el primer ministro indio, Narendra Modi, que solicitó apoyo financiero para alumbrar el 20% de su país con energías renovables.
Esto sin olvidar que un ingrediente clave para poder llegar al acuerdo, lo aportó la secretaria de convención de cambio climático de la ONU, Christiana Figueres, que asumió el puesto seis meses después de Copenhague. De origen costarricense, Figueres, estuvo rodeada por un bloque de 10 influyentes personalidades que incluyeron al expresidente de México Felipe Calderón y la exsecretaria de Estado española de cambio climático, Teresa Ribera, hoy parte de la delegación francesa.
Un equipo que partió de la idea que esta era una negociación transparente. Por esto, para asegurar la fórmula, en la primera semana de negociación Fabius creó un órgano llamado Comité de París, donde les otorgó a 14 ministros dirigir y liderar las conversaciones libremente. Escogidos con astucia en esta mesa se reunieron las delegaciones que podían ofrecer más resistencia, con puntos tan disímiles como los de Arabia Saudí, Venezuela, Bolivia y Brasil. Una estrategia que logró neutralizar a quienes se podía inferir que, de otra manera, serían disidentes del acuerdo.

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