lunes, 4 de octubre de 2010

EVO MORALES: TRES PUEBLOS VENCIERON AL IMPERIALISMO NORTEAMERICANO EN SUS INTENTOS DE GOLPE

Los pueblos de tres países de Latinoamérica vencieron al imperialismo norteamericano que intentó cuatro golpes de estado contra los gobiernos de los países del ALBA, entre ellos Ecuador que evitó el pasado jueves el derrocamiento del presidente Rafael Correa, afirmó el domingo el gobernante boliviano, Evo Morales.
En una entrevista en el programa "El Pueblo es Noticia", que se difunde por los medios estatales, Morales aseguró que en la década del 2000 al 2010 se produjeron cuatro intentos de golpe de estado, comenzando el 2002 con Venezuela, posteriormente Bolivia en 2008, Honduras en 2009 y Ecuador este año.
"Desde el 2000 al 2010 veo que han habido cuatro intentos de golpe, Venezuela 2002, Bolivia2008, Honduras 2009 y ahora en Ecuador. Yo diría que de los cuatro, en tres los pueblos de Latinoamérica vencieron al imperialismo norteamericano" remarcó.
"Yo saludo la gran rebelión de los pueblos", matizó al lamentar que el "imperialismo" consolidó el golpe de estado en Honduras, donde "hay un presidente producto del golpe de Estado".
Aunque ratificó que personalmente no asistirá a ninguna cumbre de presidentes o reunión multilateral donde "esté el señor (Porfirio) Lobo", porque "somos los grandes defensores de la democracia".
Dijo que está muy alentado porque en esta década los pueblos de Latinoamérica derrotaron tres veces a la dictadura preparada "por la administración Busch, antes, ahora Obama"
A su juicio, por la decisión de los pueblos, ahora hay una reacción rápida para recuperar la democracia en los países del ALBA, a diferencia de lo que sucedió en la década del 70 y 80 donde se consolidaron gobiernos militares y ultraconservadores.
Justificó su acusación a la administración estadounidense porque argumentó que no hay intentos de golpe en los países "pro imperialistas, capitalistas, de libre mercado", como Colombia y Perú, pero sí en los países de "tendencia anticapitalista".
"Aquí expulsamos al embajador de Estados Unidos y ya no hay conspiración, ya no hay alguien que pueda articular, pero ojo con agregados militares de Estados Unidos, son los que preparan golpes de Estado porque a las Fuerzas Armadas y la Policía les lava el cerebro, es ejercicios conjuntos de fuerzas especiales", reflexionó.A su juicio, al presidente Rafael Correa y a él, Estados Unidos no les "va a perdonar porque cerraron las bases militares".
Cuestionó las acciones del Departamento de Estado que a través del Comando Sur organiza ejercicios conjuntos con las Fuerzas Armadas de los países de la región donde se imparte una "doctrina anticomunista"."En esos cursos hay una doctrina anticomunista, antiterrorista, y les dicen que hay que atacar a los comunistas radicales, que somos nosotros", puntualizó.
Reveló que junto a sus colegas de los países del ALBA, Chávez, Ortega, Correa, entre ellos, los acusan de totalitarios, dictadores, antidemocráticos, con "términos que vienen del departamento de Estado de Estados Unidos".
Por esa razón, justificó la ausencia de los efectivos de las Fuerzas Armadas de su país, que no participan en esos ejercicios convocados por el Comando Sur, desde 2007.
En esa dirección, cuestionó también la formación de oficiales de la policía en cursos patrocinados por Estados Unidos.
"Ojo con agregados militares de Estados Unidos, son los que preparan golpes de Estado porque a las Fuerzas Armadas y la Policía les lava el cerebro, en ejercicios conjuntos de fuerzas especiales", insistió.





EVO CULPA A EE.UU. POR GOLPES

ABC de Paraguay (www.abc.com.py)

El presidente de Bolivia, Evo Morales, afirmó ayer, domingo, que en la presente década Estados Unidos intervino en cuatro intentos de golpe de Estado contra gobiernos demócratas de América Latina, en lo que sólo triunfo con el de Honduras.
“Desde 2002 hubo cuatro intentos de golpe: en 2002 en Venezuela, en 2008 Bolivia, 2009 Honduras y ahora en Ecuador, pero de los cuatro intentos de golpe de Estado, en tres los pueblos de latinoamérica vencieron al imperialismo norteamericano”, dijo Morales en una entrevista a medios estatales de su país.
Por esta circunstancia “(estoy) contento, muy alentado, (porque) en esta década –2002 al 2010– los pueblos de latinoamérica derrotaron tres veces a la dictadura preparada por administración (de George) Bush antes, hoy (Barack) Obama”, apuntó el Mandatario.
Morales lamentó que en Honduras haya “un presidente producto del golpe de Estado” y anunció: “En cumbres de jefes de Estado donde esté el señor (Porfirio) Lobo, yo no voy a estar, por supuesto”.
El ex presidente hondureño Manuel Zelaya fue depuesto el año pasado por un movimiento civil militar que llamó a elecciones en noviembre de 2009, que fueron ganadas por Porfirio Lobo, en momentos en que el país iba a ingresar al Alba, que se opone al Alca de Estados Unidos. El mandatario boliviano acusó también a Estados Unidos de haber alentado la sublevación policial del jueves pasado en Ecuador





"EE.UU. SÓLO TRIUNFÓ EN UNO DE CUATRO INTENTOS DE "GOLPE DE ESTADO", DICE EVO MORALES

Agencia EFE (www.google.com/hostednews)

El presidente de Bolivia, Evo Morales, criticó hoy a Estados Unidos y la que llamó su "política imperialista" al asegurar que de los últimos cuatro intentos de "golpe de Estado" en Latinoamérica, producto de la "conspiración" de Washington, sólo triunfó uno, en Honduras.
En una entrevista con los medios estatales, el mandatario dijo que, en su opinión, en la última década hubo intentos de "golpe de Estado" en Venezuela (2002), Bolivia (2008), Honduras (2009) y el último esta semana en Ecuador, y que sólo "triunfó" en el país centroamericano.
"De los cuatro intentos de golpe, en tres los pueblos de Latinoamérica se impusieron al imperialismo norteamericano. En uno nos ganaron, en Honduras, y consolidó el golpe de Estado", aseguró Morales.
Para el presidente boliviano, estos "ataques" sólo se producen en países "antiimperialistas y anticapitalistas", como los que forman parte de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA).
"No va a haber (intentos de golpe de Estado) en Colombia o en Perú, porque sus presidentes son 'proimperialistas', 'procapitalistas', en favor del libre mercado y la privatización de los recursos naturales. Ahí no va a haber golpe de Estado", apuntó.
Igualmente, Morales se mostró "alentado" de las "victorias" de los pueblos ante los "intentos de dictadura preparados" por las Administraciones estadounidenses encabezadas por George W. Bush (2001-2009) y Barack Obama en los últimos diez años.
Morales también quiso opinar sobre la crisis en Ecuador, en la que el presidente Rafael Correa vivió el momento más difícil en sus más de tres años y medio en el poder con un cautiverio durante la sublevación de policías insatisfechos por unos supuestos recortes a sus privilegios salariales.
Según el mandatario boliviano, los analistas "quieren confundir" diciendo que sólo se trató de un motín policial, cuando según su visión una acción de este tipo "no acaba con el secuestro y la agresión del presidente".
"Estos son intentos que quieren que en Latinoamérica regresen las dictaduras militares que impedían la gran rebelión de los pueblos", sentenció.
Añadió: "(Los Estados Unidos) nuevamente intentan apagar y frenar esta revolución democrática, bolivariana, ciudadana y de gobiernos que se suman a la ALBA".





CHÁVEZ Y MORALES CULPAN A EE.UU. POR REVUELTA

El Universo de Ecuador (www.eluniverso.com)

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, destacó ayer el “coraje” de su par ecuatoriano Rafael Correa, al “exponer” su vida enfrentando la sublevación policial del pasado jueves y ratificó su denuncia de que Estados Unidos está detrás de los intentos de “golpe de Estado”.
“Washington ha desempolvado el viejo expediente de los golpes de Estado para dar al traste con aquellos gobiernos que no se le subordinan”, aseguró Chávez en la columna que publica los domingos.
“Para Rafael Correa toda nuestra admiración por el coraje principista que demostró exponiendo su vida; por mantenerse firme y no ceder ante presiones y chantajes”.
El jueves varios gendarmes expresaron su rechazo a la nueva Ley de Servicio Público, que elimina algunas bonificaciones que recibían, con la toma de cuarteles, paralización de actividades e incluso ataques verbales y físicos hacia Correa.
El mandatario venezolano desestimó que haya sido una sublevación por reivindicaciones salariales; y, más bien adjudicó los sucesos a “otras fuerzas, otros intereses ocultos” contra el Gobierno de Correa.
Chávez ya había denunciado ante la cadena televisiva Telesur que “los gobiernos que hemos levantado la bandera del socialismo democrático estamos en la mira de la extrema derecha, cuyo amo sabemos donde está: en Washington”.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, coincide y ayer responsabilizó a los Estados Unidos de los últimos cuatro intentos de golpe de Estado que ha afrontado la región.
El mandatario boliviano sostuvo que en la última década hubo intentos de golpe de Estado en Venezuela (2002), Bolivia (2008), Honduras (2009) y el último, en Ecuador.
“De los cuatro intentos de golpe, en tres los pueblos de Latinoamérica se impusieron al imperialismo norteamericano. En uno nos ganaron, en Honduras, y consolidó el golpe de Estado”, aseguró Morales.
De su parte, el presidente Chávez destacó que la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) “supo actuar en esta difícil coyuntura” convocando rápidamente a una reunión de jefes de Estado, que tuvo lugar la madrugada del viernes en Buenos Aires, Argentina.
“El hecho de que todos los presidentes nos reuniéramos para ofrecerle todo nuestro respaldo al gobierno de Correa es una clara señal, para la derecha, de que el golpismo fascista ya no tiene vida en la América del Sur”, escribió en su columna dominical.





MORALES ANOTÓ EN DUELO DE POLÍTICOS

El mandatario altiplánico sufrió fuerte entrada en arranque del encuentro y reaccionó contra su infractor. Esta situación originó la expulsión de dos jugadores para calmar los ánimos.

El Mercurio de Calama (www.mercuriocalama.cl)

Para nadie es un misterio que al presidente de Bolivia, Evo Morales, le gusta jugar al fútbol, tanto es así, que los residentes del país del altiplano de la capital de la provincia El Loa están practicando con miras a enfrentar un desafío con el equipo del mandatario en su tierra natal. Es por esta razón que no sorprendió que trasladara al terreno de juego la rivalidad que los enfrenta con sus ex aliados del partido del Movimiento Sin Miedo (MSM), con motivo de la entrega de césped sintético a una cancha de fútbol en el centro de La Paz.
Las relaciones entre el MSM y el Movimiento Al Socialismo (MAS) del presidente altiplánico se rompieron en enero pasado, cuando el Gobierno inició una campaña para eliminar con demandas judiciales a gobernadores y alcaldes opositores en la que se incluyó al de La Paz, Luis Revilla, del MSM.
Ayer, ambos se encontraron en un duelo que se presumía amistoso y festivo desde el inicio, pero durante los 70 minutos que duró se puso de manifiesto su rivalidad, tanto dentro como fuera de la cancha.
Antes de iniciar las acciones, Morales y Revilla mostraron su cara más amable, posando juntos ante las cámaras, saludándose en más de una ocasión y dejando patente en sus discursos inaugurales que "el deporte aparta las diferencias políticas".
Partido complicado
Sin embargo, a los cinco minutos de partido uno de los jugadores del equipo de la alcaldía de La Paz pateó al Presidente, lo que provocó una airada reacción del agredido que respondió con un rodillazo al infractor.
El árbitro tuvo que frenar el intento de pelea que se iba a producir con dos expulsados. El mandatario siguió jugando, aunque con problemas aparentes producto de la lesión, y hasta tuvo que ser atendido en el medio tiempo.
Al final, el resultado marcó un empate a 4, el último gol conquistado por el Presidente Evo Morales, que dejó a los dos equipos con ganas de jugar la revancha. Aunque lo más seguro es que el próximo enfrentamiento tendrá lugar en las urnas, con carácter electoral.





¿ES EL RACISMO LIBERTAD DE EXPRESIÓN?

Rebelión de España (www.rebelion.org)

La polémica levantada por la prensa, en torno a la ley anti-racismo, no tiene, como fundamento, al derecho sino al cohecho. Porque cuando la propia prensa es cooptada por intereses privados monopólicos, entonces no es la libertad de expresión la que toma la palabra sino la privatización de ésta. Lo que es patrimonio público es raptado como propiedad exclusiva de los medios privados; este supuesto “derecho” es el que se pronuncia en contra del derecho de todos. Los medios no defienden la libertad de expresión: lo que defienden es la potestad absoluta que pretenden sobre ésta. Por eso aparece la intolerancia: exigen ser “consultados”, acusan de “violación a sus derechos”, hasta casi ordenan la derogación de dos artículos (que no les conviene); es decir, si de libertad de expresión se trata, no les interesa la expresión popular sino, exclusivamente, la suya; por eso exigen una “consulta” que ya tiene sentencia: si no se hace lo que exigen, resulta “violación a la libertad de expresión”.
Demandan la anulación de dos artículos que les incomoda, es decir: está bien estar contra el racismo, siempre y cuando se tenga carta blanca para decir lo que se quiera (o haciendo decir a otros lo que se piensa). El racista opina, precisamente, de ese modo, por eso nunca se confiesa: su confirmación necesita de la negación retórica de sus actos.
Una sociedad es racista no porque un desequilibrado profiera insultos en una radio, un periódico o un canal de televisión (quien se delata no es tan peligroso como se cree) sino porque está estructurada y atravesada política, económica y culturalmente, por el racismo. Si la propia clasificación social es, previamente, una clasificación racista, entonces hablamos de una naturalización de la dominación; que estructura las relaciones de poder como relaciones racistas de dominación. La naturalización de éstas es lo que produce su invisibilización; cuando las jerarquías sociales contienen clasificación racial, entonces parece “natural” esa distribución social. Si el precio del ascenso social es el desprecio (aunque sea disimulado) al supuesto “inferior”, lo que se evidencia, aunque nos duela en el alma, es el fundamento racista de nuestra propia subjetividad.Hechos aparentemente inocentes nos muestran esto: teñirse el pelo no es un acto cosmético sino ético (como auto-negación), porque si el patrón de belleza que adopto no se corresponde a mi constitución biológica (que tiene su propia expresión cultural que no admito), entonces esa adopción se convierte en una negación de lo que, en definitiva, soy. Cosa curiosa, cuanto más oscuro es el cabello, más posibilidades de desarrollar las cualidades que hacen a un cabello sano (brillo, volumen, consistencia, etc.); pero si por mudar de color (siempre a más claro) debo quemarlo, lo que quemo, en última instancia, es la vida del cabello; es decir, por “verme bien” (según el patrón adoptado) mato algo en mí. La constante es cruel: para afirmar el patrón estético dominante (moderno-occidental) debo negar lo que soy (si lo que soy no se corresponde con lo “superior” entonces, por definición, soy “inferior”).
Una adopción estética no es inocente; es más, si el precio de esa adopción es mi negación, entonces mi apuesta no me honra sino me degrada. En este caso, el precio del racismo es la negación de la propia persona. Por eso el precio de la ignorancia es siempre la muerte, es el caso de nuestro ejemplo: para quemar el color del cabello no sólo quemo éste sino también neuronas cerebrales, porque los químicos que aplico atraviesan el cuero cabelludo, que es por donde respira el cerebro.
Para aceptar como “natural” esa cosmetología, debo aceptar como “mejor y más bueno” (“verse moderna”) el patrón estético que la sostiene (blanqueamiento como sinónimo de perfeccionamiento). En eso consiste el racismo: en la naturalización de las diferencias fenotípicas como superior e inferior; todo aquello que no coincide con el patrón blanco-moderno-occidental (euro-gringo-centrismo) es inferiorizado. Como consecuencia, el “verse bien” posee contenido moral, así como el “verse mal”; bien y mal quedan estetizados: el “bien” es blanco, el “mal” es negro. Se trata de una moral inmoral. Porque la imagen del “bien” le otorga legitimidad a la estética blanca (sinónimo de “pureza”); en cambio, toda otra estética es negada como “inferior”. Por eso se adopta lo blanco como “modelo de belleza” porque, previamente, lo que no es blanco, ha sido naturalizado como inferior, siendo su única “salvación” parecerse, lo más posible, a lo “superior, perfecto y bueno”. Por eso el racismo reordena a la humanidad a su imagen y semejanza. Ya no está hecho el ser humano a imagen y semejanza de Dios sino al contrario: Dios (lo infinito espiritual) tiene ahora hasta color; se parece a Santa Claus, es decir, un viejito ario, rubio y de ojos azules. El mismo Jesús, quien era semita (es decir, no era ario), es blanqueado para, de ese modo, “limpiar” su procedencia.
Ahora bien, ¿no tiene la comunicación actual el paradigma del lenguaje de la imagen? La imagen domina la televisión, la prensa y hasta la radio; por eso el lenguaje se va reduciendo a mero apéndice de la imagología dominante de los medios. Pero si el lenguaje mismo de la imagen se halla contaminado de racismo implícito, entonces se entiende la reacción de los medios. Su reacción no es impensada o accidental, fruto de la susceptibilidad o de la sospecha; es coherente con sus más hondos prejuicios. En eso son visionarios: si la discriminación y el racismo son combatidos legalmente, su accionar ya no puede ser omnímodo e impune. Su aparente inocencia queda descubierta como lo que es: operadores ideológicos de la naturalización de las relaciones de dominación.
Por eso la pregunta no es retórica. Es la pregunta que debe, siendo consecuentes, formulársele a una componenda mediático-periodística: ¿es el racismo “libertad de expresión”? La libertad también puede definirse en contra de ella misma; es cuando prescinde de toda referencia anterior y pretende fundarse a sí misma, en consecuencia, la libertad mía se opone a la libertad ajena. Esta aporía es insoluble; en la que se cae cuando se defiende la libertad por la libertad. Eso hace el díscolo.
Lo que define a la libertad es la responsabilidad; por eso la libertad no es un principio metafísico sino autoconciencia de la finitud humana. Somos libres porque somos finitos; por eso hay decisión, porque la libertad consiste en elegir, y uno elige porque la existencia no es infinita. Por eso, las verdaderas elecciones, no consisten en elegir esto o aquello, sino en elegir la posibilidad misma de toda elección, esto es, la vida. Si niego la vida del otro, niego la vida, porque ésta no se reduce a mi vida sino a la vida de todos. Por eso la libertad no se define metafísicamente sino políticamente. Expando mi libertad cuando trasciendo mi propio yo: las necesidades materiales de mi prójimo son necesidades espirituales para mí. Soy libre en la medida en que me hago responsable. Sin responsabilidad, mi libertad es pura inercia, y todo lo que se encuentra en su camino resulta un obstáculo o distorsión de su espontáneo desplazamiento. Esta concepción física de la libertad, llevada al ámbito humano, tiene consecuencias desastrosas. De ese modo se comporta el capricho pueril del mimado, que sólo está dispuesto a escuchar a los demás, si confirman su propio parecer. Si se pone a sí mismo como criterio absoluto de todo dictamen, entonces se entiende su oposición a toda regulación exterior (toda moral queda reducida a su moral). Quiere tener la potestad de juzgar, pero que no le juzgue nadie. Lo que no ve o no quiere ver es que su accionar tiene consecuencias públicas, y eso no puede evaluarlo él mismo, porque los afectados son también otros.
Las objeciones periodísticas que se escuchan, se escudan en la preservación de sus fuentes de trabajo; aunque la ley sólo estipule en casos extremos el cierre de medios, además de acuerdo a una normativa posterior (de consenso democrático, donde no sólo los periodistas sean los interlocutores sino la población en su conjunto). Pero esta objeción, si somos coherentes con una lucha contra toda forma de racismo y discriminación (que los periodistas alegan no estar en contra), no es legítima. Un ejemplo: si todos estamos en contra de las armas, ello supone eliminar su fabricación, lo cual conduce, inevitablemente, a la eliminación de empleos.
En el fondo se trata de la dignificación del empleo. No todo empleo es digno, por lo tanto, si no apuesto a su dignificación, su defensa es sinónimo de intransigencia. Ésta no es legítima, porque acabaría afirmando: estoy en contra del racismo, siempre y cuando no afecte a mis intereses; lo cual solapadamente quiere decir: soy capaz de tolerar el racismo porque no me afecta, es más, saco provecho de ello. Esa parece ser la bandera sarcástica de los humoristas que, ingenuamente, se brindan como escudo melodramático de los medios. Si el humor sólo sirve para burlarnos de otros, entonces el humor nos degrada; cuando un prejuicio es sañudo, los chistes se hacen venenosos, incluso para el que los profiere. Una cesación del racismo debiera ser un reto positivo para el humor boliviano, pues no hay nada más imaginativo que hacer del humor un acto pedagógico. De lo contrario, hasta con chistes, los medios preparan a una sociedad discriminadora, activando su descontento en explosiones de odio, despertando el racismo centenario que prescribe su subconsciente a la hora del insulto: “indio de mierda”.
En ese sentido, la “auto-regulación”, es un despropósito. Porque esto no significa otra cosa que auto-justificación. Uno no puede evaluarse a sí mismo si sus acciones van más allá de uno. Porque si de autocrítica hablamos, ésta es propia de un ser moral, autónomo, es decir, de alguien que responde por sus actos ante sí y ante los demás. Por eso la moralidad no es algo que abandono después que cierro la puerta de mi dormitorio; es algo que llevo y que me expone ante los demás como un ser responsable. Cuando los periodistas cuestionan todo intento de regulación pública de su actividad, actúan como los políticos y, de ese modo, inconscientemente, consagran la inmoralidad que tanto critican.
Por eso hasta el lenguaje degenera en los medios. Cuando ya no hay ética en el oficio, ninguna renuncia concedo de parte mía, ni siquiera por el bien común; si antes no garantizo mis intereses, el interés de los demás no me interesa, defiendo lo mío aunque vaya en contra del resto. Con el episodio de la tortura a un conscripto, ni los periodistas y menos los medios, son capaces de reflexión. Ellos mismos propician un debate sobre la obligatoriedad del servicio militar; es decir, se requiere una medida drástica ante semejante hecho, lo cual, inevitablemente, pone en entredicho la función misma de las fuerzas armadas. Pero esa misma argumentación ya no la usan los medios para sí mismos, aunque sirva también para el proceder de ellos. Extrañamente, no están dispuestos a medirse, ellos mismos, con la misma vara que miden a los demás.
Veamos un hecho: la masacre de campesinos en Pando. El 11 de septiembre de 2008, en medio todavía de la persecución y la masacre, los medios montaron, unánimemente, la retórica del “enfrentamiento”. Todos los titulares, de modo premeditado, sentenciaron el hecho. Ese sorprendente acuerdo tácito no dejó lugar a dudas. El “enfrentamiento” (que nunca fue “supuesto”, como el terrorismo que aun encubren como “supuesto”) nos colocaba en una situación moral o, más bien, inmoral: era un “enfrentamiento entre buenos y malos”. Si los analistas (invento mediático) pregonan que nada es o negro o blanco, que los matices cuentan; aquel día el acuerdo fue absoluto, sin matices que valgan. La retórica del “enfrentamiento” excusaba todo exceso; por eso las palabras del prefecto de Pando (amplificada por los medios), podían ser consentidas y hasta aplaudidas: se trataba de una apología del genocidio (por eso a los asesinos les llamaba “mártires”). El “enfrentamiento” servía para eso: se trataba de un guión que no sólo lavaba culpas sino –y esto es lo peor– nos convertía, a todos, en cómplices de un hecho flagrante. Admitir el “enfrentamiento” era admitir que aquel genocidio fue una “defensa”.
Hay químicos que limpian las manchas de sangre, pero no hay nada que limpie la conciencia del asesinato. Pero los medios creen que eso es posible. Por eso inventan figuras que devuelven la inocencia al culpable. El montaje espectacular de aquel 11, es sólo comparable al montaje de aquel otro 11 de septiembre, de 2001. Ambos realizan una demolición planificada. Lo que se demuele, en definitiva, son las coordenadas del bien y del mal: si el verdugo es la víctima y la víctima el verdugo, entonces nos hallamos ante una inmoralidad. Si, frente a ello, el público no tiene criterios para enfrentar semejante situación, entonces, lo que viene, es la descomposición social. Por eso no es rara la mezcolanza obscena que los noticieros prodigan sin asco (y hasta con auspicios apetitosos): el genocidio es seguido por un circo y la masacre es precedida por LG, “life is good”. Esta descomposición produce también contaminación; pero no se trata del medio ambiente sino de nuestra propia conciencia. Cuando esto se socializa, nos revuelve una paradoja: en la era de las comunicaciones, ésta es cada vez menos posible.
La comunicación no es un algo dado sino algo que se produce. Si se merma la posibilidad de esa producción, aparecen los síntomas de esa paradoja: el diálogo va desapareciendo de la convivencia humana y, con él, la propia convivencia. Entonces la política tampoco es posible; su única posibilidad es la guerra. Lo cual es ya común cuando la política es cooptada por los medios. Cuando los actores, en medio de algún conflicto, acuden a los medios, es cuando estos reducen todo a su lógica: no median nada sino, al contrario, imposibilitan cualquier mediación. Porque los criterios que guían el accionar mediático son mercadotécnicos y, dentro de ellos, lo que importa es el espectáculo; la verdad, el sujeto y la realidad son desplazados por exigencias comerciales. El formato de las telenovelas pasa a ser el formato noticiero, dejando al público en un permanente estado de tensión, sumido en la incertidumbre, pronunciando aquello que, de uno u otro modo, resulta una trampa que montan los propios medios: “ya no hay a quién creerle”. Quien dice esto ya no cree pero, curiosamente, cree en aquel que le ha inducido a no creer en nadie: los medios. Es decir, la incredulidad reinante es la más crédula afirmación de un público que le otorga, inocentemente, a los medios, la autoridad sobre sus creencias.
La nueva religiosidad que inaugura la globalización ya no necesita iglesias. Sus nuevos templos son los medios, adonde concurren los feligreses, cada día, para saber qué comer, qué vestir y, lo más grave, qué opinar. El periodismo aparece como el nuevo sacerdocio del mercado global, donde las grandes cadenas y los monopolios mediáticos cotizan en su propia bolsa de valores: el rating. Este índice le sirve al mercado global para reproducirse al infinito, a costa siempre de lo finito: el ser humano y la naturaleza.
Los medios no toleran regulación alguna, porque actúan según el mercado: éste no tolera ningún Estado (salvo el que le sirve) porque no tolera regulación ni ley, salvo la suya: ésta dictamina que todo es mercancía, que nada es verdad ni moral ni ético, tampoco justo o sagrado, que todo es ofertable, vendible; por eso, la única libertad radica en la libertad de vender y venderse. Esta libertad escupe su grito a los cielos cuando se pretende nacionalizar la riqueza o cuando se propone el respeto a la naturaleza; porque si no todo es vendible, entonces se puede poner límites al mercado. Es cuando los medios decretan el estado de excepción.
El 2002 el golpe a Hugo Chávez fue mediático. El 2008, el golpe cívico-prefectural tuvo, en los medios, el lugar de articulación y emanación del racismo citadino. Esto es posible porque la sociedad boliviana es constitutivamente racista; su carácter colonial no es sólo institucional sino subjetivo y aparece cuando se encienden los dispositivos que despiertan sus más hondos prejuicios. La nueva colonización opera de modo sofisticado y tiene, a los medios, como a los ejecutores de una nueva invasión: ya no se trata de la conquista física sino espiritual. Los bombardeos son, ahora, mediáticos y ocurren todos los días y en todos los ámbitos de la convivencia humana. En las actuales “guerras de cuarta generación”, los medios ocupan un lugar fundamental, provocando derrumbes de procesos democráticos, para garantizar la expansión del mercado global. El poder que cuentan no es sólo económico sino político y esto es, precisamente, lo que se denomina mediocracia.
Los medios se vuelven operadores políticos y, como tales, se otorgan, para sí, la potestad de la interpretación de los hechos políticos. Ya no se actúa como medio sino como un fin en sí mismo. La realidad se hace prescindible y, en consecuencia, la verdad innecesaria. Por eso la identidad entre realidad y hecho informativo es falsa, porque la noticia resultante es producto de una “composición” de la realidad; en la “edición” de la noticia es donde la realidad se construye a partir de prerrogativas ideológicas que, en el peor de los casos, cuando hay racismo de por medio, el resultante es lo que pasó el 11 de septiembre de 2008: una masacre.
La asonada mediática fue preparando, sistemáticamente, la figura del “enfrentamiento”; configurando estereotipos que despertaron hondos prejuicios afincados en una subjetividad citadina, maleducada y deformada, no sólo por una educación discriminadora sino por la presencia cuasi omnímoda que operan los medios sobre la sociedad. La naturalización de las relaciones racistas de dominación son activadas, por lo general, mediante dispositivos que encienden la disponibilidad del público a agredir a su prójimo, sin remordimiento alguno; porque el racismo opera precisamente para otorgarle inocencia al agresor: si se trata de un indio, se trata de una llama. Por eso el “enfrentamiento” era lo inmoral por antonomasia: el bando de los “buenos” eran “jóvenes”, “población pandina”, “autonomistas”, “cívicos” y hasta “mártires por la democracia y el IDH”; los “malos” eran “sicarios pagados por el gobierno”, “hordas masistas”, “collas”, “campesinos que venían a sembrar terror”, “indios armados hasta los dientes”. Bajo esta escenografía, la “defensa” estaba bendecida y merecía hasta la llegada del Cristo redentor. La memoria del asesino acudía a su pasado sacrificial y encontraba en las arengas de las cruzadas la razón que justificaba su sed de venganza ante el atrevimiento de la plebe. Nos hicieron tragar el “enfrentamiento” para decir amén a la “defensa”; sin siquiera preguntar lo más sensato: ¿qué clase de “defensa” persigue a los supuestos “malos” hasta acribillarlos abusivamente mientras escapan desesperados por un rio? Aquello arrojó una suma de muertes, perseguidos y desaparecidos que, más que una “defensa”, era una brutal ofensa.Para los medios, la masacre no existió. Si ésta no existió, las víctimas tampoco existen, por tanto, Leopoldo Fernández está preso injustamente. Esta distorsión se hace argucia legal y reivindicación política del racista que tiene, en los medios, un espacio hasta familiar. Si la verdad es rehén de los medios, es decir, su propiedad privada, lo que aparece es un totalitarismo con cara de inocencia. Objetarle algo resulta ir contra la libertad de expresión; proponer una regulación es dictadura, plantear una ley es persecución política.Pero la comunicación es un bien público y no puede ser patrimonio privado. No puede dejarse al lucro privado lo que es condición de la convivencia humana. Ante la objeción del derecho a la libertad de prensa (confundida con la libertad de expresión), la respuesta de la comunidad política no puede ser otra que la de afirmar un derecho anterior a cualquier “derecho” que puedan objetar los monopolios de la comunicación: el derecho a la verdad. Sin este derecho se abre la posibilidad de la demolición moral de la comunidad. La comunicación no puede ser un negocio, así como la verdad no puede ser mercantilizada. Otorgar el ejercicio de la comunicación a intereses privados, cuyo fin es el lucro, significa el suicidio de una comunidad. Por ello, la recuperación pública del ejercicio de la comunicación, forma parte de una política de nacionalización y de recuperación de la soberanía de un Estado.
Hay un curioso discurso del presidente Einsenhower, de enero de 1961: “La influencia total (de esta conjunción entre un inmenso aparato militar y la industria armamentista) en lo económico, político y hasta espiritual es percibida en cada ciudad, cada institución, cada oficina del gobierno federal. Tenemos que protegernos contra la invasión de influencias incorrectas, intencionadas o no, del complejo militar-industrial. No debemos nunca permitir que la fuerza de esta combinación ponga en peligro nuestra libertad o nuestro proceso democrático”.
Ahora sabemos que los norteamericanos perdieron esa batalla y, con ella, su libertad y su democracia; por eso acabaron siendo un público domesticado dispuesto a justificar las más grandes atrocidades de los afanes imperialistas de ese complejo militar-industrial que gobierna ese país. Allí se desarrollaron las ciencias de la comunicación o, más bien, ciencias de la manipulación, que no es más que la formalización cientificista de la propaganda ideológica que había producido el régimen nazi. Goebbels lo decía de este modo: “no nos interesa comunicar la verdad sino lograr un efecto”. El poder mediático consiste, de ese modo, en generar efectos premeditados; su propósito ya no es la verdad sino la negación de ésta, como solía repetir ese ministro de propaganda e información nazi: “una verdad debe construirse a base de mentiras”. En el reino de la mentira se produce el monopolio de las comunicaciones; las grandes cadenas de información ya no informan; su propósito es otro: la humanidad, el planeta y la naturaleza, son sólo la escenografía de un apetito que se expande a todos los rincones del mundo: el mercado global o imperio del capital.
El poder mediático influye en casi todos los ámbitos de la existencia humana; coloniza nuestras conciencias generando una nueva religiosidad: la idolatría del mercado. El público es amaestrado según las necesidades del mercado; es decir, ya no es sujeto de decisiones sino objeto de las decisiones de este nuevo ídolo, que reclama un nuevo holocausto, para así tener libre acceso a todos los recursos planetarios. Por eso le otorga poder a los medios, con la garantía, además, de Estados irresponsables. Aparece un nuevo poder: la mediocracia. Este poder es político y operador idóneo que usa el imperio para desestabilizar procesos democráticos. Actuaron como operadores políticos de una estrategia bélica de recaptura del poder el 2008; y son quienes preparan la masacre, preparando a los verdugos de aquel genocidio. Por eso el 11 de septiembre la invención del “enfrentamiento” no buscaba describir nada sino confirmar su credo: los indios alzados merecían un escarmiento.
Si toda información consiste en la mentira, la calumnia, el chisme, la burla, entonces la información ya no informa ni comunica la realidad, sino la desfigura, la manipula y la deforma. Una regulación de medios es necesaria incluso para bien del propio ejercicio periodístico. Una historia: una creyente confiesa haber pecado de calumnia, busca el perdón. Su confesor le dice: cuando despiertes sube a la terraza de tu casa y lleva contigo una almohada de plumas, destrózala y esparce las plumas al aire. Ella lo hace y regresa, preguntando: ¿estoy ahora perdonada? La respuesta es: todavía no. Ahora debes volver y recoger todas las plumas y rellenar de nuevo la almohada. Pero eso es imposible, replica. Exactamente, dice el confesor. Es imposible remediar aquello. La calumnia es como las plumas que esparciste, no podrás deshacer aquello.Un analista de Panamericana, en referencia a la ley que está por aprobarse, decía: no soy de izquierda ni de derecha, soy católico y creo que con esta ley sólo nos resta acudir a Dios. Parece que este analista no lee su Biblia. Si el “no mentiras” es un principio de nuestra constitución, también lo es del decálogo. Y lo que hicieron y hacen los medios, continuamente, es mentir cínicamente. Ese analista habla, por supuesto, para quienes, como él, no creen en la igualdad humana. Los Salmos, llaman a estos, impíos: “No tienen parte en las humanas aflicciones y no son atribulados como los otros hombres. Por eso la soberbia los ciñe como collar y los cubre la violencia como vestido. Ponen su boca en el cielo y su lengua se agita por la tierra. Por eso el pueblo se vuelve tras ellos. Helos ahí son impíos, pero tranquilos constantemente aumentan su fortuna” (73:3-12). ¿Qué dice el Eclesiástico?: “El rico hace injusticias y se gloría de ello; el pobre recibe una injusticia y debe pedir perdón. Si el rico habla, todos le aplauden; aunque diga necedades le dan la razón. Pero si el pobre habla, le insultan, habla con moderación y nadie le reconoce. Habla el rico y todos callan. Pero habla el pobre y dicen: ¿quién es éste? Y si dice algo más, todos se le echan encima” (4:29).
No es raro que la comisión episcopal se oponga a la ley anti-racismo; pero si nos oponemos a ella, ¿qué hacemos con los principios cristianos? Lo que se nos pide es romperlos. Sólo nos resta decirles, lo que decía otro masacrado: “perdónalos Señor porque no saben lo que dicen”. La masacre continúa cada día que nos roban el derecho a la verdad. Las víctimas son doblemente asesinadas y nosotros, al consentir aquello, nos hacemos cómplices de esa ejecución continua. Hay que señalar: no se puede hacer desaparecer a los medios, ni al periodismo, pero tampoco se les puede otorgar una libertad de acción irrestricta, impune e inmune a toda legislación pública. Recordemos: “No debemos permitir que la fuerza de esta combinación ponga en peligro nuestra libertad o nuestro proceso democrático”. La comunicación es un bien público y no puede ser privatizado y menos monopolizado por el lucro. Recuperarlo no es desprivatizarlo sino nacionalizarlo (porque no es patrimonio privado sino público). Nacionalizar el ámbito de los medios significa devolverles su propósito original: servir a su propia comunidad, promoviendo la educación y el desarrollo cultural y nacional de la comunidad que les dio origen y a la que se deben.





CHANCE PARA LAS PYME

"TODO LO QUE LLEVÉS ALLÁ VA A SER UN MUY BUEN NEGOCIO"

La Gaceta de Argentina (www.lagaceta.com.ar/nota)

Una de las empresas que cuenta con una trayectoria de participación en la ExpoCruz y cuyo crecimiento, de la mano del intercambio comercial con Bolivia, le permitió abrir oficinas de distribución en es país es Equiser.La compañía tucumana lleva 30 años como fabricante e instalador de equipos tecnológicos relacionados con el control de personal y los accesos a empresas y a plantas industriales. Su propietario, Jorge Volentini, dijo que esta es la cuarta edición consecutiva de la ExpoCruz en la que está presente. "En la actualidad, tenemos distribuidoras en Santa Cruz y en La Paz. Estamos comercializando desde hace dos años productos nuestros en Bolivia. Bolivia es un país que no fabrica absolutamente nada, excepto lo relacionado con la agroindustria y con los hidrocarburos. Todo lo que llevés es un muy buen negocio, si lo sabés llevar y sos insistente", aseveró.
Dijo que, en particular, la demanda de los equipos de control de acceso que comercializa su empresa, como los molinetes, por ejemplo, surge de la mano de la producción de hidrocarburos y de la minería, que poseen establecimientos industriales que demandan tecnología de estas características. "Son muy buenos clientes", aseveró Volentini.
Afirmó que la otra parte de la demanda de estos productos obedece a la inseguridad. "Como en la Argentina, en Bolivia sufren problemas cada vez mayores con la inseguridad. Esta semana, por ejemplo, hemos tenido mucha llegada a condominios, como les llaman allá a los barrios privados nuestros, y también a universidades. Estamos por cerrar cuatro negocios importantes", anticipó el empresario.
Afirmó que la mayoría de los negocios internacionales han empezado a concretarse este año. "La ronda de negocios y la presencia de nuestra empresa en el pabellón de Argentina ha sido muy valiosa. Nuestro stand ha sido muy visitado. Hemos hecho cerca de 80 contactos firmes, de gente que está realmente interesada en los productos. Para nosotros, esta edición fue mucho más productiva que la del año pasado. Yo diría que la superó en un 200%", estimó.
Anticipó que está preparando la participación de Equiser en la Feria Internacional de La Paz (FIPAZ) que se realizará en noviembre. "Ya hemos acordado el control de los molinetes de ingreso a la feria. Eso ya se cerró. Así que vamos a ver si tenemos un espacio en la exposición", comentó.





Política migratoria

UN CONSULADO ITINERANTE DE BOLIVIA VISITARÁ ZARAGOZA

El Periódico de España (www.elperiodicodearagon.com)

Los 3.000 inmigrantes bolivianos en Aragón constituyen una comunidad dinámica y emprendedora que, por problemas administrativos, se ve obligada a trasladarse de vez en cuando a Barcelona o Madrid para resolver trámites burocráticos. Por este motivo, la Asociación de Bolivianos en Aragón (ABA) ha conseguido que, por primera vez, se realice un consulado itinerante que se desplazará a Zaragoza los días 8 y 9 de octubre.
El objetivo de este servicio ambulante, que abrirá desde las 10 de la mañana hasta las 6 la tarde, en el Centro Cívico de la Estación del Norte (calle Perdiguera, 7) es permitir a los bolivianos afincados en las provincias de Zaragoza, Huesca y Teruel, alrededor de 3.000, llevar a cabo trámites como la renovación o prórroga de los pasaportes, la obtención de la cédula de identidad y la solicitud de certificados de nacimiento y matrimonio, entre otros documentos oficiales.
"Es una suerte que el consulado se desplace a Zaragoza durante un fin de semana", señaló ayer Dante Alarcón Terrazas, presidente de ABA. "Hasta ahora, para las cuestiones de papeleo teníamos que viajar a Madrid o Barcelona, con las incomodidades que eso supone y los consiguientes gastos de desplazamiento", añadió.
"Hay que tener en cuenta que para algunos trámites administrativos no basta con un solo viaje, con lo que se pierde mucho tiempo y dinero", comentó Alarcón.
CONTINUIDAD Ahora, al ver lo ventajoso que resulta tener la Administración a un paso de casa, la comunidad boliviana tiene intención de solicitar a las autoridades de su país que, en adelante, el consulado itinerante se desplace a Zaragoza una vez cada dos meses.
"De esa forma, se facilitará mucho la vida de los bolivianos que residen en Aragón y se mantendrá una relación fluida con nuestro país en el plano oficial", señaló el presidente de los bolivianos en Aragón.
En opinión de Alarcón, el servicio ambulante también podrá ser de ayuda para los bolivianos que residen en provincias y comunidades vecinas, como Soria, Rioja y Navarra, donde viven y trabajan numerosos ciudadanos del país andino.
En este sentido, quienes deseen obtener más información sobre el consulado itinerante pueden consultar la página web asocbolivianoaragon@hotmail.com.
En esta dirección se da cuenta de las características del acuerdo con las autoridades bolivianas en España y se facilita información de utilidad sobre la situación de la comunidad andina en las tres provincias aragonesas, según indicó Dante Alarcón.





HIDROVÍA P.P.: "MÁS MARINOS Y MEJORAR LA PROFUNDIDAD"

El País de Uruguay (www.elpais.com.uy)

El empresario y operador fluvial Jan Van Hoogstraten, un hombre de la Hidrovía Paraguay -Paraná, bien conocido, acaba de ser electo en reciente asamblea realizada en Asunción, presidente de la Comisión Permanente de Transporte de la Cuenca del Plata. Es uno de los impulsores de la Hidrovía Paraguay-Paraná e incansable y vigoroso promotor de la causa del transporte fluvial que sin desmayo desde entonces procura optimizar.
Al asumir la presidencia, Jan Van Hoogstraten ofreció un mensaje proactivo a los asociados y a quienes están vinculados al sistema hidroviario llamando la atención sobre dos temas bien importantes y hasta vitales como son la formación y capacitación del personal embarcado y el dragado y balizamiento del sistema.
Sobre el primer tema dijo que "vemos que la cantidad de tripulantes necesaria para tripular las actuales embarcaciones ya no es suficiente y la formación y capacitación del personal embarcado prácticamente no existe en ninguno de los países".
Refiriéndose a las profundidades dijo que el tramo donde están las mayores dificultades es de Asunción al Río Apa y que para dejar ese tramo navegable los doce meses al año con diez pies, serán necesarios treinta millones de dólares. "Este es el precio de dos convoyes, entonces problema de dinero no es, lo que falta son acciones coordinadas entre los cinco países". Sobre el estado técnico de las barcazas adelantó que los armadores están trabajando activamente para su reparación pero la solución definitiva llevará tiempo y una inversión de 250 millones para la reparación de mil barcazas.
En otra parte de su exposición Jan Van Hoogstraten dijo que "el estudio técnico para permitir el aumento de las actuales dimensiones de convoyes en aguas brasileñas está en su etapa final y esperamos que este verano podamos agregar más barcazas a nuestros convoyes para poder transportar la misma cantidad de carga con la misma potencia de empuje y evitar interrumpir la navegación por la limitación de carga".
DEMORAS EN BOLIVIA. Luego se refirió a la demora que sufren las barcazas en Bolivia. "No es posible que lleve más tiempo un simple trámite aduanero y de fitosanitario que cargar un convoy. Para Uruguay solicitamos que en forma urgente se habilite uno o más amarraderos de barcazas en Nueva Palmira, pues el actual de La Paloma situado enfrente, en aguas argentinas, no ofrece la seguridad deseada y pueden sobrevenir accidentes".





PRESIDENTE LULA DA SILVA: "“SUEÑO CON UNA AMÉRICA LATINA MÁS FUERTE”

El Clarín de Chile (www.elclarin.cl)

Señor Presidente, ¿es golpista la elite política de su país y en particular la poderosa elite periodística de Brasil, como insinúan algunos medios que usted ha llegado a acusar?
–Para que un golpe de Estado fraguado desde el exterior tenga éxito –responde– necesita apoyo interno, apoyo que sólo elites políticas nefastas (que toda nación latinoamericana tiene en su seno) pueden dar. Pero hay que diferenciar: dentro de la elite existen varios sectores: uno se encuentra también con empresarios de alta calidad, empresarios con una fuerte visión nacional y desarrollista. Pero cuando yo digo elite política, me estoy refiriendo a aquellos que deciden el destino del país.
Y Lula rememora los momentos en que esos grupos pusieron en jaque a la gran nación brasileña, orillando al suicidio a un primer mandatario, el presidente Getulio Vargas (1954); acosando, casi hasta el derrocamiento, al gobierno de Juscelino Kubitschek (1956-61), y deponiendo a su sucesor Joao Goulart mediante un golpe militar (1964).
Lula es cauto, pero tras los enfrentamientos recientes que ha tenido con los medios, acaba hablando claro:“Esa misma elite –amplía el presidente brasileño– es la elite de hoy, con sus herederos directos que obtuvieron no solamente el patrimonio (material), sino a veces, también, el mismo comportamiento y conciencia política” de sus antecesores.
Cuando Lula alcanzó la presidencia, esos mismos grupos esperaron su fracaso: apostaron a “que la izquierda y su obrero metalúrgico iban a sucumbir por su incapacidad para gobernar el país. Pero hemos podido demostrar –dice satisfecho– que se puede gobernar sin almorzar, comer o desayunar con los dueños de los medios de comunicación”, dice contundente. Entiendo y respeto el rol de ellos. Espero que ellos entiendan y respeten el mío.
Sin embargo, en los momentos actuales no puede decirse que el presidente tenga espacios seguros en los diarios, ni tiempos frecuentes en la televisión. Es raro encontrar elogios para él, aunque tampoco lo atacan en demasía, salvo en ocasiones especiales en que el golpeteo deriva en campaña feroz de desinformación en su contra.
No, al presidente de Brasil la elite en el poder de los grandes medios simplemente lo ignora. Y con ignorarlo a él, han olvidado o dejado de lado a grandes sectores de hombres y mujeres trabajadores como los Sin Tierra, del movimiento social-agrario más grande de América Latina, con alrededor de un millón y medio de campesinos sin tierra organizados que no han sido debida y oportunamente atendidos por el gobierno de Lula, a pesar de que, en su momento, le dieron su apoyo electoral.
–¿No se habrá corrido demasiado al centro?, sospechan algunos.
–Yo me considero un hombre de izquierda y los resultados de las políticas que implementamos son todo lo que la izquierda soñaba que se hiciera– sostiene.
“Nunca me gustó rotularme pero –insiste– sigo siendo de izquierda. Soy un hombre de convicciones, de principios” –ha dicho en reiteradas ocasiones–: Sé de dónde vengo, quiénes son los amigos verdaderos, quiénes los ocasionales, a dónde voy y a dónde voy a volver.
Si por los medios de comunicación fuera, nadie tampoco en Brasil se habría enterado de que en los últimos ocho años, el gobierno que él encabeza ha sacado de la miseria absoluta a 27 millones de personas; ni que, simultáneamente, ha elevado a la clase media a 36 millones de brasileños pobres, ni que ha creado, en sus dos mandatos de cuatro años –cada uno–, 15 millones de empleos. No es poca cosa y, sin embargo, nadie de la gran prensa lo cacarea.
Quizás lo que produce mayor frustración entre sus detractores es que estaban seguros que un hombre que venía de la izquierda y del sindicalismo no iba a saber conducirse democráticamente.
La democracia, para mí, no es media palabra, ataja de inmediato… La democracia, para mí, es una palabra entera, sólo que algunos entienden por democracia apenas el derecho del pueblo a gritar que tiene hambre, y yo entiendo por democracia no el derecho de gritar sino el derecho de comer. Esa es la diferencia fundamental, remarca. Democracia para mí es permitir el derecho a la conquista y no permitir sólo el derecho a la protesta.
Luiz Inacio da Silva –Lula para todo el mundo–, el humilde obrero que no habla más idioma que su portugués materno; que no fue nunca a una universidad –no hay universidad, además, que enseñe a gobernar–, ha creado, sin embargo, en el tiempo que lleva en el poder, 12 nuevas universidades y 105 extensiones universitarias para 545 mil nuevos alumnos, 40 por ciento de ellos negros (pobres de las periferias citadinas). Y gobierna, sin más crédito que el que le dio su pueblo, el país más grande y más poblado (191.5 millones de habitantes) de América Latina, donde lleva adelante la mayor acción social y educativa de que se tenga memoria en el sur del continente.
De acuerdo con encuestas nacionales y extranjeras, a estas alturas y tras ocho años al frente de la nación, el presidente Lula tiene una aceptación ciudadana de más de 80 por ciento. Ningún político en el mundo democrático y en medio de la crisis global, cuenta con un reconocimiento siquiera cercano, que a unas horas de las elecciones presidenciales en este su país, ha hecho prácticamente invencible a su ungida candidata Dilma Rousseff, quien puede ganar en una primera vuelta comicial.
A él le costó 12 años y tres elecciones fallidas llegar a la victoria. Cada derrota no traía amargura, pero sí un gran sufrimiento, al que se sobreponía no sin cierta dificultad: Yo perdía en noviembre y ya en enero estaba de nuevo al frente de mi tropa para levantarle el ánimo y volver a recorrer con ella el país, ha dicho el presidente. Teníamos que luchar y perseverar. Fue la perseverancia la que me trajo hasta donde he llegado. La sola evocación de aquellos días trae un brillo a sus ojos.
“Hoy pienso –creo– que ahí intervino el dedo de Dios… Sí, fue seguramente el dedo de Dios el que evitó el triunfo a nuestro favor en las tres elecciones, porque no deberíamos haberlas ganado”.
–¿Por qué?
–Porque nosotros éramos muy radicales en ese entonces. Si yo hubiera ganado, con el discurso tan duro como el que tenía, no habría durado ni seis meses en el poder. “Sí, sí –dice en entrevista de hace unos meses con el Canal Encuentro de la televisión argentina–: fue el dedo de Dios el que nos salvó y salvó al país, porque para llegar a ser presidente tiene que haber en el individuo una evolución de la conciencia política”, subraya. Ya estaba destinado que yo llegara al gobierno de mi país, más fortalecido y con más conocimientos y sabiduría, aunque fuera después de 12 años de intentos, dice a manera de consolación. Y también, diríamos nosotros, con muchas lágrimas (aunque de júbilo), porque, ¡ah, cómo lloró! aquella noche de su primer triunfo (27 de octubre de 2002), en medio de ese salón cercano a la avenida Paulista, al que acudieron políticos de la nueva y vieja guardia; sindicalistas, artistas, dirigentes y militantes de partidos de todo el continente, para celebrar la victoria largamente anhelada por ese hombre que, luego de pronunciar un brillante discurso, quedó mudo y, sin rubor alguno, enjugaba sus lágrimas.
Para algunos –sobre todo para la tropa periodística que lo acompañaba de costumbre– no era extraño ver llorar en público al nuevo líder de tamaño país. Lula es extremadamente sensible. Es un llorón natural, explicaba un viejo conocido. ¡Pero no un cagón!, aclaraba iracundo, por si había malos entendidos, uno de sus múltiples seguidores.
Hoy, ese hombre que todavía al inicio de los años 80 del siglo pasado detestaba la política y que no se interesaba por otra cosa que no fuera su sindicato o, ya con mucho, por la política sindical, se codea con las más importantes figuras de la escena política internacional de su tiempo, como Fidel Castro, quien, dice, le enseñó a convertir un fracaso en una victoria; o los líderes de Rusia, India y China, con quienes ha formado el BRIC, para llevar adelante una política multipolar. Son ampliamente conocidos y reconocidos sus esfuerzos en favor de un nuevo orden mundial, tanto en lo geopolítico como en lo económico.
Pese a ello, dice llevar una buena relación con Barack Obama (quien se refiere a él como un buen tipo).
Antes lo hizo con George Bush (hijo), un hombre que se la pasaba hablándome de Irak todo el tiempo y de la guerra que libraba con ese país. Pero yo no tengo nada contra Irak, señor presidente, le había dicho. Mi única guerra es contra el hambre.
Brasil es, con Lula, muy popular en el mundo árabe e islámico. Se habla de un BIT, la alianza mediante la declaración de Teherán con Turquía e Irán. En esta nación existe una política bien diseñada hacia África, donde Lula ha abierto más de 30 embajadas (México tiene tres), y, en particular, con las antiguas colonias portuguesas, con las que ha entablado excelentes relaciones económicas. Los primeros socios económicos de Brasil son hoy (en orden descendente) China, la Unión Europea y Estados Unidos. Con China, Lula practica una complementariedad geoeconómica. Se calcula que Pekín invertirá en Brasil, durante el próximo cuatrienio, 40 mil millones de dólares por año.
En un reciente artículo publicado en Le Monde, el canciller Celso Amorim se refirió a los grandes ejes de la política brasileña: la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la multipolaridad, el BRIC, el derecho a usar en forma pacífica la energía nuclear, etcétera.
En los hechos, Lula inicia la restatización de Petrobras y la creación de una supraempresa llamada Petrosal, de propiedad estatal.
El Lula temeroso de los comienzos de sus gobiernos da paso naturalmente a un Lula exultante por tantos éxitos.A continuación, la versión completa de la entrevista que el presidente Lula concedió a La Jornada, al periódico electrónico de Brasil Carta Maior y al diario argentino Página 12, en el Palacio de Planalto, sede del gobierno brasileño, en la ciudad de Brasilia, pocas horas antes de la asonada policial que intentó deponer al presidente constitucional de Ecuador, Rafael Correa.
En la presidencia se aprende primero a gobernar
–¿Qué diferencia hay con el Lula de 2003 y su relación con el Lula de 2010? ¿Qué le ha enseñado, qué ha aprendido, cómo se ha transformado, en qué ha cambiado con el ejercicio de la presidencia?
–Pienso que en la presidencia se aprende primero a gobernar. Cuando se llega a la presidencia de la república, uno se encuentra con la convivencia de muchos años de oposición, en la cual uno va a un debate, a una reunión y dice a sus interlocutores yo pienso, yo considero, yo creo. Cuando se está en el gobierno, ya no se piensa, no se considera, no se cree; se hace o no se hace. Y el gobierno es una eterna toma de posición. Se aprende a tener más tolerancia y se aprende a consolidar la práctica democrática, porque la convivencia política en la adversidad es una estupenda enseñanza para quien cree en la democracia como un valor inconmensurable en el arte de hacer política. Y eso se aprende solamente ejercitándolo todo el santo día. No creo que haya una universidad capaz de enseñar a alguien a hacer política, a tomar decisiones. Uno puede teorizar, pero entre la teoría y la práctica hay una gran diferencia en el día a día. Pienso que eso es lo aprendido. Por ejemplo, mi segundo mandato, todo el mundo sabe que yo tenía miedo del segundo mandato. Tenía miedo del agotamiento, tenía miedo del aburrimiento, tenía miedo de volver a repetir lo mismo.
“Cuando creamos el PAC (Programa de Aceleración del Crecimiento), en verdad hicimos un transplante de todos los órganos vitales del gobierno, e hicimos un nuevo gobierno, mucho más productivo, mucho más eficaz, mucho más activo, y hay cosas que están pasando. Pienso que eso, para mí, fue un aprendizaje estupendo… Necesito continuar aprendiendo porque pasar por la presidencia, enfrentar las adversidades que enfrentamos, y llegar al final del mandato en la situación en la que estamos llegando, creo que el ejercicio de la democracia fue intensamente practicado. Fueron 72 conferencias nacionales sobre todos los temas, desde la seguridad pública a la comunicación, desde la ‘portación de deficiencia’ al GLBT (gays, lesbianas, bisexuales y transgénero), y todas las políticas resueltas por nosotros fueron resultado de esas conferencias. El pueblo participó activamente en las decisiones y en las políticas públicas del gobierno. Entonces, ese es el cambio fundamental… Y aprendimos a gastar, y aprendimos a realizar obras, a invertir.
“Y la revolución que hay en Brasil, el día en que la prensa brasileña resuelva divulgarla, el pueblo se va a dar cuenta por qué cuando hay encuestas el gobierno aparece con 80 por ciento de aprobación. No es Lula, es el gobierno el que aparece con 80 por ciento de aprobación en el octavo año de mandato.
“¿Cuál es el fenómeno? Porque no depende de la prensa. Si dependiese de la prensa, yo tendría 10, menos 10. Estaría debiendo puntos. O sea, ¿qué fenómeno es éste? El fenómeno es que las cosas llegan a las manos del pueblo. El pueblo está recibiendo los beneficios, el pueblo está viendo que las cosas se llevan a cabo… Creo que ese fue el cambio más grande que he visto del 2003 al 2010.”
–Usted acaba de mencionar algo muy interesante para los mexicanos. Hicimos cosas que algún día la prensa va a divulgar. ¿No fue divulgado por el gobierno?
“En Brasil hay un debate muy interesante. He notado que no es un debate sólo en Brasil. Existe el mismo debate en Argentina y otros países de América Latina. Hasta Obama, cuando tomó posesión, dijo que Fox (News) no era un medio de comunicación, era un partido político. Bueno, yo converso con muchos dirigentes del mundo entero. Todo el mundo reclama. Yo no reclamo demasiado a la prensa porque creo que llegué a donde llegué por la prensa: contribuyó mucho para que yo llegase a donde estoy. Por tanto, soy un defensor de la libertad de expresión y la democracia. Ahora, hay gente que confunde la democracia, la libertad de comunicación, con actitudes extemporáneas. No sé si es algo mundial que no hay noticias buenas, que no venden diarios: tal vez lo que hace que se vendan diarios es el escándalo…
“Yo nunca… yo voy a terminar mi mandato sin haber comido con el dueño de un diario, el dueño de una televisora, el dueño de una revista, durante mi mandato. Mantuve con ellos una relación democrática, respetuosa, entendiendo su papel y buscando que entiendan mi papel. Creo que muchas veces el pueblo conoce las cosas buenas que suceden en este país porque las divulgamos, en publicidades de gobierno, y las divulga Internet, las divulga el blog, las divulga el blog de Planalto; pero a veces, si dependiese de determinados medios de comunicación, simplemente no hablarían sobre eso. Algunos hasta dicen ‘mira, a nosotros no nos interesa hacer esta cobertura oficial, la inauguración de las cosas’. No tienen interés. Puede ser verdad…
“Yo pienso que si el pueblo estuviese mejor informado, sabría más cosas y podría tener un mejor juicio. Entonces, para mí, el arte de la democracia es ése: que las personas tengan seguridad de la calidad de la información, de la rectitud de la información, de la neutralidad de la información. El asunto es que muchas veces, quien ha acompañado a la política brasileña va a percibir que era mucho más fácil que algunos medios de comunicación asumiesen, categóricamente, su compromiso partidario. Ahí la gente sabría quién es quién, pero no funciona así en Brasil. Parece todo independiente, pero basta leer los titulares para ver que la independencia termina donde comienza (la declaración).
“Bueno, es un proceso de aprendizaje, tenemos muy poco tiempo de democracia… estamos viviendo el mayor período de democracia continua en Brasil, a partir de 1988, de la Constitución, a partir de la elección del presidente (José) Sarney. Son veinte y pocos años; por lo tanto, es una democracia muy incipiente, que está muy fortalecida y con instituciones sólidas. Aquí, tuvimos un impeachment y no sucedió nada. Aquí se eligió a un metalúrgico y estamos viendo un avance general en América Latina, creo que eso va consolidando a la democracia, independientemente de los nostálgicos que siempre decían que un metalúrgico no podía llegar a la cima, que un indio no podía llegar a la cima, que un negro no podría llegar a la cima… que una mujer no podría llegar a la cima.
“Estamos rompiendo esos tabúes y estamos demostrando... creo que es eso lo que debía ser valorado: la izquierda en América Latina optó por la democracia, y está llegando al poder en varios países por la vía de la democracia. Y quien da golpes no es la izquierda. No fue nadie de la izquierda que dio el golpe en Honduras. Entonces, la gente necesita saber que si la información fluyera correctamente, esto facilitaría la vida de la gente en la toma de decisiones.
Pienso que en Brasil vamos aprendiendo, y vamos construyendo nuestra democracia y, sinceramente, soy un hombre que no tiene derecho a reclamar, porque voy a terminar mi mandato con la mayor aprobación con la que haya terminado un gobierno. Hay gente que no comienza con lo que voy a terminar. Entonces, tengo que agradecer al pueblo brasileño, agradecer a la democracia brasileña y, por qué no decirlo, a la prensa, porque su comportamiento, a favor o en contra, fue formando un juicio de valor. Sostengo algo que vale tanto para la prensa como para el comportamiento cotidiano: si se está, todos los días, en favor del gobierno, se pierde credibilidad. Pero si todos los días se está en contra, también se pierde credibilidad. Los dos extremos, cuando se tocan, dan como resultado una estupidez. Entonces, hay que hablar de las cosas buenas del gobierno cuando pasan, para tener credibilidad cuando se habla de las cosas malas que pasan y tener la misma credibilidad. Creo que eso es lo que permite el desarrollo y la consolidación de la libertad de comunicación en el país. Es el compromiso con la verdad, solamente la verdad y nada más que la verdad, le duela a quien le duela.
Lula insiste en los resultados de sus ocho años de gobierno en materia de empleo, pobreza y destaca que al mismo tiempo se crearon varios programas “para atender a la parte más pobre de la población; programas simples, pero programas objetivos, como el programa Bolsa Familia, como el programa Luz para Todos, como el programa PPA, que es un programa de compra de alimentos, un programa para la agricultura familiar.
“Esas son decisiones de políticas públicas que no estaban previstas en el escenario político nacional. Creo que el pueblo brasileño vive hoy más feliz, vive mejor y tenemos que ser concientes de que aún falta mucho por hacer en Brasil. Espero que la compañera Dilma (Rousseff) pueda, en los próximos tiempos, concluir el trabajo que comenzamos y que probamos era posible hacer en Brasil, y que hicimos con mucha fuerza y, diría, con mucha eficacia.
“No quiero ser presumido, pero creo que hicimos, desde el punto de vista de la política social, una revolución en Brasil, que aún no ha terminado… porque no se consigue desmontar todo el aparato de exclusión de 500 años en ocho años. Pero tenemos una base extraordinaria, y creo que esa experiencia debe ser conocida en otros países.
“Porque algunas cosas son sagradas para nosotros. Se puede combinar crecimiento económico con baja inflación. En Brasil parecía imposible que eso sucediera. Se puede combinar aumento real de salarios y mantener la inflación controlada, eso parecía imposible en Brasil. Mantener una política de exportación creciente y, al mismo tiempo, una política de fortalecimiento del mercado interno brasileño, ¡eso era imposible que sucediera!
“Todas esas cosas, todas esas cosas demuestran un grado de estabilidad en las políticas que logramos que se mantuviera más de cuatro o más de ocho años consecutivos; ciertamente, dentro de poco tiempo seremos la quinta economía del mundo, porque las condiciones están dadas. Creo que todo eso fue realizado a partir de la relación que establecimos con la sociedad. Me preocupaba, antes de ser presidente, definir cuál sería la relación del Estado con la sociedad y cuál sería la relación del gobierno con la sociedad. Nos llevó algún tiempo para que el segmento más pobre de la población, los trabajadores organizados, pudieran verme, en el ejercicio de la presidencia, como uno de ellos. Hoy, millones de brasileños cuando me ven, me ven como uno de ellos que llegó aquí, y eso dio más credibilidad y más posibilidades de hacer cosas, y también más irritación a nuestros adversarios.
“Como nuestros adversarios están fragilizados en sus partidos, utilizan algunos medios de comunicación para hacer una gran oposición al gobierno, y nosotros, en lugar de ponernos nerviosos, tenemos que estar felices, porque esto forma parte del proceso democrático.
“A veces, tengo la impresión de que había gente que buscaba provocarme para que yo tomase una actitud más ríspida contra cualquier medio de comunicación, para que yo intentara hacer alguna intervención, para que yo intentara… y cuanto más me golpeaban ellos, más democracia; y cuanto más me golpeaban, más libertad de expresión, hasta que todo el mundo se dio cuenta que sólo hay un juez: el lector, el telespectador, el oyente. Son ellos los que nos juzgan. Él sólo va a leer lo que quiera leer y sabe interpretar, sólo va a asistir a lo que quiera asistir y sabe interpretar, y no quiere más intermediarios, no quiere más al tal formador de opinión pública. Ese que se pone una corbata, va a la televisión, da una entrevista y se autodenomina formador de opinión pública y cree que todo el mundo va a seguirlo. Hay un presidente de una Central Única, aquí en Brasil, que representa a millones de trabajadores: él no es un formador. Esas cosas cayeron por tierra.
“El pueblo brasileño no quiere intermediarios. Quiere hablar por su boca, ver por sus ojos y tomar decisiones con su conciencia. Se terminó el tiempo en que la ‘casa grande’ (la hacienda) decía y la senzala (el alojamiento de los esclavos) tenía que obedecer, se acabó.”
–El pueblo brasileño no tiene la posibilidad de escuchar sus discursos, de leerlos, a menos que acuda a un acto político y lo escuche directamente, y a veces la prensa hace de intermediaria. ¿No cree usted que sería necesario tener espacios en que el presidente de la república rindiera cuentas, hablase?
–Mire, temo… me da miedo algo oficial. Eso termina por no tener credibilidad. Puede tener credibilidad durante un tiempo, pero después pierde credibilidad. Tengo un programa de radio de cinco minutos, todos los lunes, que yo ya tengo tiempo para, caramba, tener que hablar seis minutos. El domingo a la noche grabo todo y lo transmite quien quiere transmitirlo, no es obligación. Tenemos la NBR, que es una televisora del gobierno, que divulga íntegramente lo que hace el gobierno, todos mis discursos son transmitidos íntegramente.“La televisión pública que estamos construyendo todavía está en un proceso de fortalecimiento. No queremos que sea vista como un canal para transmitir actividades del presidente, no queremos eso, porque nadie aguanta eso todos los días. Creo que los medios de comunicación, todos, en el momento en que todos asumimos un compromiso con la verdad, estaremos satisfechos. No creo que el Estado deba tener un medio oficial para transmitir. Creo que el Estado debe tener una televisión pública que tenga una programación de calidad, competitiva en cuanto a contenido, a forma. Creo que el Estado no debe competir con las privadas en cuestión de financiamiento. Lo que el Estado necesita priorizar es, primero, la pluralidad de las informaciones, porque eso es lo que va a dar credibilidad al Estado; y, al mismo tiempo, la seriedad de las informaciones. La televisión pública no tiene que decir que el presidente Lula está de traje blanco o de traje negro; que es bueno con la pelota, o malo con la pelota. Si tiene ese compromiso, puede ser que un presidente u otro no guste, pero la democracia estará agradecida.
“Usted sabe que yo antepongo la democracia, porque yo no sé si yo hubiese llegado a la presidencia si no fuese una democracia. Veo, por ejemplo, aquella foto del primer gobierno de la Revolución Rusa: ahí no hay un metalúrgico en la dirección. Y así, siempre, en varias revoluciones, la dirección es toda de clase media, intelectual. Aquí nosotros conseguimos democráticamente crear un partido con una mayoría de trabajadores, llegar a la presidencia de la república en 20 años. Recuerdo la primera reunión que tuve, en junio de 1990, cuando convocamos en Sao Paulo en el hotel Danubio, la primera reunión de la izquierda de América Latina.
“Yo había sido derrotado en la elección del 89, pero resulté fortalecido. Porque en el 82 fui candidato a gobernador de Sao Paulo y salí en cuarto lugar: tuve un millón 250 mil votos. Y quedé devastado, me sentí el más insignificante de los seres humanos por haber tenido solamente un millón 250 mil votos. Y mi partido tenía una propaganda que era una locura, no podía aparecer hablando por la televisión. Aparecía una voz diciendo: ‘Luiz Inacio Lula da Silva: ex tintorero, ex sastre, ex limpiabotas, ex tornero mecánico, ex sindicalista, ex preso político... un brasileño igualito a tí’. Había otro que decía: ‘Altino Dantas (miembro del PT): hijo de general, condenado a 96 años de prisión’. ‘Athos Magno: secuestró un avión…’ O sea, parecía más un prontuario policial, un boletín, más que una campaña política.
“Entonces, me quedé muy triste y perdí. Una vez, yo fui a Cuba, y conversando con Fidel Castro, él me dijo: ‘Lula, ¿tú te diste cuenta en qué lugar del mundo un obrero tiene un millón 250 mil votos? ¡No tienen eso, Lula! ¡Tienes que ver como estupenda esa votación que tuviste!’ Entonces comencé a creer que mi derrota era una victoria. En el 89, tuve 40 y algo más por ciento de los votos en la segunda vuelta, y creí que era posible consolidar la democracia en América Latina. Convocamos entonces a todos los partidos de izquierda. De Argentina vinieron cuatro o cinco, de República Dominicana, 10 o 12, porque tenía grupos de izquierda de dos, de tres… No conversaban entre ellos.
“Siempre bromeo que la única cosa que unificaba a aquella izquierda era Maradona, porque Argentina estaba en la Copa del Mundo. ¿Y qué pasó? Ideamos el foro de Sao Paulo, comenzamos a reunirnos y hoy todos los partidos llegaron al poder. A (Hugo) Chávez no quise recibirlo, no queríamos que viniese, que participase del foro, porque era golpista. Hoy, uno ve América Latina: todo el mundo que participó en el foro de Sao Paulo llegó al poder por la vía del voto. Creo que eso es extraordinario. La gente aprendió. ¿Cómo es que un indio llega al poder en Bolivia si no es por la participación popular? Creo que esa es la revolución: Mandela en África del Sur, Evo Morales, Lula en Brasil, Obama en Estados Unidos.
“No es poca cosa que los estadunidenses hayan votado a un negro para presidente. Primero, hubo una revolución en el Partido Demócrata para ganarle a una rubia de ojos azules (Hillary Clinton) –no tengo nada contra las mujeres de ojos azules, ¡mi mujer los tiene azules!–, y después ganarse al pueblo estadunidense. Obama es un presidente que no tiene que hacer demasiado. Sólo debe tener la osadía que el pueblo estadunidense tuvo al votarlo. Sólo eso. Pienso que la democracia está a todo vapor en nuestra querida América Latina.”
–¿Usted ha acusado de golpista a la prensa de su país?
–No, no. Yo no utilizo la palabra golpismo. Para entender es preciso acompañar a la prensa brasileña y ver lo que quisieron hacer en 2005. Y que ellos no estaban acostumbrados, porque la elite brasileña, en el 54, llevo a Getulio (Vargas) a la muerte. Es importante recordar que ellos decían que Juscelino (Kubitschek) no podía ser presidente, no podía ser candidato, si era candidato no podía ganar, si ganaba, no podía tomar posesión, y si asumía, no iba a poder gobernar. Así hablaban de Juscelino en el 55, ¡así! Esa misma elite es la elite de hoy, no representada por los más viejos, pero sí por los más nuevos que heredaron no solamente el patrimonio, sino a veces también el mismo comportamiento y conciencia política. Ese es un dato, ese es un dato objetivo. Después llevaron a Joao Goulart a renunciar, defendieron el golpe militar.
“Cuando yo llego a la presidencia, pensaron dos cosas: ‘Bueno, vamos a respetar la democracia y vamos a dejar al operario llegar hasta ahí’. El obrero llegó, y ellos alentaban, creían píamente que yo iba a ser un fracaso total y absoluto, que la izquierda y su obrero metalúrgico iban a sucumbir por la incapacidad para gobernar el país. Ese era el pensamiento. ¿Qué pasó? El obrero comenzó a hacer más que ellos, y ahí se quedaron nerviosos.
“Tengo una trayectoria que va desde el movimiento sindical. La democracia, para mí, no es media palabra. La democracia es una palabra entera, sólo que algunos entienden por democracia apenas el derecho del pueblo a gritar que tiene hambre, y yo entiendo por democracia no el derecho de gritar, sino el derecho de comer. Esa es la diferencia fundamental: democracia, para mí, es permitir el derecho a la conquista, y no permitir sólo el derecho a la protesta. Ese es un tema delicado, un tema que pone nervioso.“Hicimos una conferencia de comunicación aquí en Brasil, una gran conferencia de comunicación. Participaron algunos dueños de medios de comunicación, participó personal de telefonía, participaron miembros de movimientos sociales, participaron los blogueros… todos participaron. Algunos no quisieron participar.“No me voy a quedar quejándome, pero sí podrían acompañar (la prensa). Yo no creo que haya habido un presidente que hubiese tratado a la democracia con la importancia con la que la traté, porque yo sé cuán importante es para mí. Pero algunos comprenden de manera diferente… también eso es democracia. Pero es importante entender lo que sucedió en Brasil. El pueblo brasileño levantó la cabeza, la autoestima a un nivel extraordinario, y pienso que eso sólo va a mejorar. Cuando la gente percibe que cuanto más pluralismo hay, cuantas más opciones hay, mejor informado estará el pueblo, porque ahí el pueblo tiene una canasta de informaciones. Por eso es que creo que es importante la revolución de Internet, que mucha gente todavía no comprende, o no quiere comprender. Ahora, todo después de Internet es viejo, todo, porque Internet es tiempo real… No sé cómo es que el mundo va a sobrevivir a esta avalancha de posibilidades de información que la sociedad tiene. La gente interactúa, responde, critica, se siente coautora de la noticia, creo que eso es extraordinario.”
–A su juicio, ¿quién es responsable de los golpes de Estado que ocurren en América Latina: el imperio o las elites nacionales, o ambos?
–Hay que diferenciar que dentro de la elite existen varios sectores. Uno encuentra empresarios brasileños que son empresarios de alta calidad, empresarios con una fuerte visión nacional, con una visión desarrollista. Cuando yo hablo, hablo de elite política, aquellos que deciden el destino del país. Y en América Latina tenemos una mentalidad colonizada. Hasta hace poco, en Argentina, los gobernantes se quedaban discutiendo quién era más amigo de Estados Unidos, quién era más amigo de Europa; aquí en Brasil pasa lo mismo. Con la entrada de (Néstor) Kirchner y de Cristina (Fernández), uno puede estar en desacuerdo –es legítimo el desacuerdo–, pero hubo un cambio en Argentina, con una visión del mundo con más independencia, con más soberanía. Lo mismo pasó en Brasil, en Venezuela, en Ecuador, está pasando en el mundo.
“Nunca acepté la idea de quedarnos sentados sobre nuestros errores, criticando sólo al imperialismo: ‘¡Ah!, somos pobres por culpa del imperialismo estadunidense; estamos enfermos por culpa del imperialismo estadunidense; nos pasó por culpa del imperialismo estadunidense’. Esa es media verdad. La otra verdad es que la elite política de cada país se subordinó cuando no necesitaba subordinarse. Es más fácil criticar a los otros en vez de ver nuestros defectos. Creo que es una vergüenza lo del muro de México y Estados Unidos. Creo que es una vergüenza, después de toda la glorificación de la caída del Muro de Berlín, que haya un muro en México y que haya un muro en Israel. Creo que es muy vergonzoso para la humanidad. Pienso que el único muro que deberíamos asimilar es la Muralla China, que se transformó en algo turístico. El resto son muros segregadores, y nadie dice nada, nadie dice nada. No se ven fotografías del muro que separa a México de Estados Unidos en los medios de comunicación.
Creo que eso es grave. Uno no puede echarle sólo la culpa a los otros. Tenemos que saber lo siguiente: ¿en qué fallamos, como elite política, como elite intelectual, como pueblo, en qué fallamos? En la construcción de nuestra imagen, de nuestra personalidad, de nuestra riqueza. Creo que esa es la discusión que necesitamos. Porque es muy fácil, por ejemplo, que Chávez diga que Venezuela era pobre a causa de los yanquis, que estaban explotando ahí a PDVSA (empresa petrolera venezolana). No, Venezuela era pobre porque mucha gente de la elite de Venezuela se beneficiaba con el comportamiento de los estadunidenses. Creo que hace falta decir estas cosas de manera categórica. No eran los yanquis los que llevaron a Bolivia al empobrecimiento. Ellos tuvieron políticas para Bolivia, adoptadas por la elite política de Bolivia, que llevó al pueblo de Bolivia al empobrecimiento. Lo que quiero decir es que la gente no puede sólo criticar a los de afuera sin comprender a los serviciales de adentro.
—Algunas personas elogian al presidente Lula porque es una continuidad del ex presidente Fernando Henrique Cardoso…
–Primero vamos a dejar claro lo siguiente: si yo hubiese continuado la política de Fernando Henrique Cardoso Brasil hubiera quebrado. Nosotros sólo llegamos adonde llegamos porque hicimos las cosas de manera diferente. Sólo quería decirte que cuando yo asumí la presidencia, Petrobras valía 13 mil millones de dólares de su valor patrimonial. Y hoy Petrobras vale 220 mil millones de dólares. Algo cambió.
“Cuando llegué al gobierno la consigna era que el gobierno no podía gastar, no podía hacer inversiones porque todo tenía que garantizar el superávit primario. Y había que cuidar el déficit. ¿Qué sucedió? Nosotros, que estábamos subordinados al FMI, nos libramos del FMI. Nosotros, que no teníamos ninguna reserva, vamos a llegar al final del año con 300 mil millones de dólares de reservas. Nosotros, que éramos deudores, nos volvimos acreedores del FMI. Y la situación de Brasil cambió radicalmente; incluimos a los millones de excluídos que no eran tomados en cuenta. Éramos un país de economía capitalista sin capital, sin crédito, sin inversión.
“Cuando comencé mi vida política en el sindicato, había gente de ultraizquierda que me tildaba de agente de la CIA, sobre todo el personal con buenos empleos. Muchas veces, la gente quería saber cuál era mi perfil ideológico… iba a un debate y la gente: ‘¿Qué eres? ¿Esto o aquello?’. Yo decía: ‘soy tornero mecánico’. ‘¿Eres comunista?’. ‘No, soy tornero mecánico’. Porque a mí nunca me gustó ser etiquetado.
“Cada país tiene sus particularidades. Los Kirchner, tanto Néstor como Cristina, tienen su estilo de gobernar. El dato concreto es que Argentina está mejorando, ese es un dato concreto y objetivo. Nuestro querido Pepe Mujica tiene su modelo de gobierno; el hecho concreto es que Uruguay está mejorando. Yo tengo mi estilo, el hecho concreto es que Brasil está mejorando. Evo tiene su estilo; el hecho concreto es que Bolivia está mejorando, y esto vale para todo el mundo. Eso es lo que me interesa. Esa cosa de la prensa de decir: ‘Lula es el buenito y Chávez el malo’. Chávez tiene que ser bueno para el pueblo de Venezuela, y yo tengo que ser bueno para el pueblo de Brasil, y la verdad es que Venezuela mejoró con Chávez, esa es la verdad. ¿En cuántas elecciones participó Chávez en estos tiempos, eh? Y las ganó todas, acaba de ganar una más: ‘Ah, pero no es la mayoría’. Perfecto, creo que va a ser bueno para Chávez, porque va a tener que ejercitar el debate político con más fuerza, ejercer más la democracia. Pienso que eso es extraordinario.”
–¿Usted continúa siendo un hombre de izquierda?
–Yo me considero un hombre de izquierda y los resultados de las políticas que implementamos son todo lo que la izquierda soñaba que se hiciera. Mire, es un poco una paradoja que yo sea el único presidente que tuvo este país que no tiene diploma universitario, y sea el presidente que más universidades hizo, que llevó más jóvenes a la universidad y que hizo más escuelas técnicas. Fuimos los que más generamos empleos, los que más combatimos la pobreza, los que más practicamos los derechos humanos y los que fortalecimos más la democracia. Este palacio no es un palacio al que sólo entraron príncipes y primeros ministros. A este palacio entraron los sin techo, representantes de las minorías, desempleados, entraron todos los movimientos. Se volvió un verdadero palacio del pueblo brasileño, y creo que esa es una política de izquierda no populista, porque la derecha también puede ser populista: la derecha puede ser populista. El problema es cuando un político es populista o cuando es un político popular. Son dos cosas diferentes.
–¿Cuál es la diferencia?
–La diferencia es que un presidente populista no tiene que tener necesariamente relación con la sociedad, un compromiso con la sociedad. Hace una encuesta de opinión pública, sabe cuáles son las preferencias del pueblo y empieza a hablar de aquello que aparece como resultado de la encuesta. Un político populista no tiene necesariamente una relación muy fuerte con el pueblo. Él decide desde arriba para abajo y piensa que así está bien. Un dirigente popular, va más lento pero prefiere construir desde abajo hacia arriba, haciendo que la sociedad participe de las decisiones. Esa es la forma más extraordinaria que hay de ejercer el gobierno y de ejercer la democracia.
He dicho que aquí en América Latina, en vez de ser gobernantes, deberíamos ser cuidadores del pueblo. Cuidar, priorizar la fuerza que el Estado tiene para ayudar a aquellos que realmente necesitan del Estado. Pienso que eso está sucediendo en Brasil.
–Las transformaciones para consolidarse y avanzar necesitan, aparentemente, de reformas. Usted está comprometido, con Dilma también, con la idea de una asamblea constituyente autónoma.
–Dos años atrás recibí a una delegación de abogados para discutir la reforma política, y dije que tal vez fuera necesario pensar en una constituyente exclusiva para hacer la reforma política. Porque Brasil necesita una reforma política; es inexorable… tener una fidelidad partidaria, tener un financiamiento público de campaña, tener partidos más fuertes, con los que se pueda negociar. Cuando uno construye una coalición, es una negociación de varios partidos que van a ser parte de un gobierno. Y si los partidos son fuertes, uno negocia con las direcciones del partido las votaciones en el Congreso. Por eso creo que la reforma política es importante.
“Siento que hay mucha dificultad en el Congreso para votar la reforma política. Porque hay gente que prefiere mantener el statu quo. Quien ya es diputado, quien ya es senador se pregunta ‘¿para qué cambiar? Vamos a seguir igual’. Eso es un error para Brasil y un error para la credibilidad del Congreso. Y no puede ser hecho por el presidente de la república, tiene que ser impulsado por los partidos políticos. Una de las cosas con las que puedo colaborar es, primero, convencer a mi partido de que la reforma política es importante, y luego convencer a los partidos políticos aliados de que la reforma política es importante. Si podemos construir una mayoría, se podrá votar la reforma política, diría, en los próximos dos años.”
–¿Piensa que el Estado también debería ser reformado?
–Pienso que necesitamos cuidar que el Estado sea menos burocrático y más ágil. Y eso es muy fácil de decir y muy difícil de hacer, porque hay que mover centenas de corporaciones que, en el fondo, gobiernan Brasil. Porque son las instituciones que tienen su poder, sea el Poder Judicial, la Receita Federal (secretaría de recaudación), la Policía Federal, el Ministerio Público… Hay instituciones poderosas que, en el fondo, son instituciones que tienen poder de presión dentro del Congreso nacional. Yo vi en la constituyente la experiencia de poder de presión de la llamada sociedad organizada. El desafío en que uno pueda proponer una reforma del Estado que no sea una violación, que sea construida a varias manos, y que la gente se dé cuenta de que cada uno tiene que ceder un poco. Creo que hay mucho por hacer, muchas, muchas cosas, redefinir el papel de muchas cosas en Brasil.
“Ese es un proceso en que uno no puede ser tan loco como para pensar que en un mandato de cuatro años lo hará. Hay que construir, diría, casi una acción que envuelva a todos los segmentos de la sociedad, construir un grupo muy grande para ir pensando las reformas necesarias, discutir con el Congreso nacional, discutir con el movimiento social, y cuando uno está listo, hacerlo. Voy a darte dos ejemplos: la cuestión laboral. Creé un grupo de trabajo entre el movimiento sindical, empresarios y gobierno que estuvo próximo, pero no alcanzó a tomar una decisión. La reforma provisional tiene un grupo de trabajo también creado por mí.
“Estoy convencido, por lo que conozco del movimiento social brasileño, que estamos en un proceso de maduración como jamás tuvimos en el país, una relación de confianza establecida entre varios actores de la sociedad, que uno puede dar pasos, y pienso que, ciertamente, va a depender mucho de la definición de prioridades si Dilma es electa presidente. No sé cuándo… porque un gobierno, eso lo aprendí también, un gobierno no puede querer hacer 500 cosas.
Un mandato es muy rápido. Un mandato dura mucho para la oposición, pero para quien está en el gobierno cuatro años no es nada. Ella tiene que definir correctamente cuáles son sus prioridades y lanzarse a ello, porque si intenta hacer 500 cosas, no lo conseguirá. Mire, Obama perdió el primer año en hacer la reforma en el área de salud. Fue aprobada en el Congreso, pero hasta ser ejecutada va a llevar un año más. Uno no puede perder todo el tiempo sólo en una cosa. El gobierno tiene que utilizar su energía positiva para cuidar de este país 24 horas al día, y esos debates se van haciendo paralelamente en el gobierno con los ministros, hasta que se llega a una propuesta concreta para enviar al Congreso.
–En febrero pasado usted dijo que recorrerá América Latina para mejorar las relaciones entre partidos, movimientos sociales y sindicatos, y también África, ¿cuándo lo hará?
–Es que esa es una parte. Cualquier sindicato de América Latina tiene más reuniones con Alemania o con los estadunidenses que entre nosotros, por lo que conozco. ¿Qué quiero? Primero, que se consolide no sólo una buena relación partidaria, sino una buena relación sindical, una buena relación cultural. De ahí, mi alegría de poder inaugurar la Universidad de América Latina –la Unila–, que creo que es un sueño realizado. La aprobación, por el congreso brasileño, de la creación de la Universidad Brasil-África es otro sueño: tener una universidad aquí para formar gestores, ingenieros, doctores para África. Ese tipo de integración es el que necesitamos y que Brasil puede ayudar a América Latina. Por ejemplo, estamos plantando soya en Cuba. En Venezuela con tecnología brasileña, con conocimiento tecnológico brasileño, estamos ayudando.“Estamos ayudando a Venezuela a construir cadenas productivas en el área de alimentos, estamos ayudando a hacer sistemas habitacionales como se hace en Brasil, y creo que es en eso que podemos contribuir. Estamos llevando Embrapa, que es nuestra empresa de tecnología, a Panamá, para ayudar en el desarrollo agrícola de Centroamérica.
“Creo que es eso lo que nosotros podemos hacer. No tengo más interés en regresar al partido, no quiero regresar a ser un cuadro del partido, hacer reuniones dentro del partido. Tengo 65 años, estadísticamente puedo tener 10 o 15 años más de vida, creo en la estadística. Sé que, cuando uno llega a los 60 años, cada año, a partir de allí, vale por 10. Entonces, tengo noción del tiempo y tengo noción de que me queda menos de un cuarto del tiempo que ya tuve –o un quinto– para hacer cosas que creo que pueden ser hechas. Tengo entonces que definir y enfocar correctamente una o dos prioridades.”
–¿Usted sueña?, y ¿con qué sueña, señor presidente?
–Soy un eterno soñador. Mire, creo que lo que hicimos en Brasil fue apenas dar inicio al movimiento que consolidó en la conciencia de la mayoría del pueblo brasileño que es posible saber hacer las cosas de manera diferente, que es posible hacer creer a la gente que el gasto en salud no es gasto, es inversión; que cuando uno da dinero a los pobres es inversión, no es sólo cuando uno presta dinero a un rico, cuando uno da dinero al pobre es inversión.
“Yo sueño que si la sociedad brasileña mantiene, en los próximos años, la autoestima que hoy tiene, la credibilidad que tiene hoy en su país y la confianza que tiene en el país, Brasil será un país muy importante en los próximos años, muy importante.
“Yo sueño con esas cosas internas para mejorar, yo sueño con la reforma del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, sueño con una mayor democratización en las instituciones multilaterales y sueño con un mayor compromiso en la toma de decisiones de los países más ricos en este mundo globalizado. Hoy, cuando un país rico tiene que tomar una decisión económica, no tiene que discutir sólo los beneficios y las pérdidas internas, tiene que saber cuál será la repercusión de la decisión en otros países que tienen una economía dependiente, especialmente en este mundo globalizado.
Sueño con contribuir al desarrollo de África, sueño con ayudar a América del Sur y a América Latina a ser más fuertes, a ser más ricas, y a desarrollarse más rápidamente, o sea, voy a morir soñando que yo no debería morir. Es así





Argentina lidera el consumo en América Latina

DROGA EN EL SUR ENTRERRIANO: HAY UN 90 POR CIENTO MÁS DE LO QUE SE INCAUTA

Análisis Digital de Argentina (www.analisisdigital.com.ar)

"Entregá lo que tenés o te matamos a vos y tu familia", es la amenaza telefónica que recibió de presuntos narcos el productor agropecuario de Ibicuy, en cuyo campo aparecieron hace una semana 30 kilos de marihuana. En los últimos meses, distintos operativos señalan que en el sur entrerriano, la droga se trafica y se consume cada vez más. Y no solo allí: la Organización de las naciones Unidas (ONU) declaró ya en 2008 que Argentina es el primer país en consumo de drogas de América Latina, por delante de México, de Venezuela o de Colombia. Sin embargo, todavía hay funcionarios que se dedican a negar esto, porque necesitan presentar una política con la casa en orden. ¿Drogadependencia, violencia, narcotráfico? Bien, gracias. Mejor negar antes que asumir las consecuencias de un Estado ineficaz o, peor aún, corrupto. Por Verónica Toller, para El Entre Ríos
El 1º de octubre, el senador provincial Osvaldo Chesini (PF – Gualeguaychú) pidió "un Estado implacable" contra las drogas, "acciones inmediatas y permanentes" y declaró que "no advertir que la droga está destinada a nuestros chicos sería una distracción imperdonable". La geografía, las rutas, puentes internacionales y pistas de aterrizaje clandestinas en nuestra provincia "abonan la zona liberada donde podría perderse el futuro de nuestra juventud".
Chesini realizó estas declaraciones luego de conocerse el caso del productor agropecuario Oscar Maglioni en cuyo campo, ubicado en Ibicuy, aparecieron 30 kilos de marihuana en paquetes que, probablemente, habrían sido arrojados desde el aire por una avioneta. El hombre fue amenazado de muerte por ello. "Estamos pensando en vender toda la hacienda y alquilar el campo", declaró Maglione a Radio Máxima de Gualeguaychú. Según el director de Toxicología de la Policía de Entre Ríos (fuerza que trabajó en este caso), comisario general José Luis Churruarín, "se estima que hay pistas clandestinas en la provincia, sobre todo en la zona de islas y montes. Son lugares de difícil acceso, y por eso se usan para arrojar bultos con drogas. No sólo se está haciendo énfasis de controles en las rutas, sino también por agua. En la provincia hay varios puntos de ingreso en las rutas 12, 127 y la 14".
El campo, llamado "El Charolay", tiene profusos esteros y bañados. "Es una pesadilla, llevo 56 años acá y nunca me había ocurrido algo igual", relató Maglione. Las amenazas fueron telefónicas. Le exigían que entregara la droga o lo matarían. "Entran las lanchas por el arroyo y nos tirotean la casa durante la madrugada", dijo por su parte a la radiola esposa, Fabiana Parada de Maglioni. También, contó que a veces, salen de la casa y se esconden panza abajo para evitar que los vean.
Además de esos 30 paquetes, fueron hallados luego otros 20 más en un campo vecino al de los Maglione, llamado "La Tormenta de Islas S.A".
Marihuana y cocaína en el sur entrerriano
Más allá del caso Maglione, el hallazgo de cargamentos de marihuana y de posesión de cocaína en el sur entrerriano no es nuevo, y hay varios hechos que proclaman la vigencia del tema.
Por ejemplo: septiembre 2010. Ruta Nacional 14. Gendarmería encuentra en un control de rutina 335 kilos de marihuana escondidos en un camión que transportaba maderas desde Misiones. Mucho para nuestra zona. Los mayores cargamentos se detectan usualmente en el norte del país (la excepción se produjo el 25 de marzo de 2006, cuando Gendarmería incautó en Ceibas 3.212kilos de marihuana que venían en un camión cisterna, disimulados entre bolsas de papa y cebolla).
Agosto de 2010. Gendarmería Gualeguaychú pide cinco órdenes de allanamiento. Los cinco procedimientos simultáneos dan resultado positivo: se secuestran tizas de cocaína, balanzas, celulares, 250 pastillas blancas para "estirar" (mezclar con pasta pura), dinero en efectivo y otros elementos. Hay una persona detenida que luego sale en libertad. La cantidad de droga es escasa: unos 30 gramos en total.
Julio de 2010. El 20, Gendarmería incauta ocho kilos de marihuana en un transporte de pasajeros, rutas 14 y 20. El 21, incauta cinco kilos más.
En varias ocasiones, particularmente en tiempos de carnaval: gramos de cocaína. Todo lo cual sirve de letrero: "la droga está aquí".
Se incauta solamente el diez por ciento
Las estadísticas indican que solo se incauta el diez por ciento del total que se consume. Esto es oficial. Lo recordó a EER una de las fuentes consultadas para esta investigación. Y lo aseguró en Gualeguaychú en octubre de 2009 el sociólogo Alberto Calabrese, secretario de Estado, especialista en adicciones, docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y director de la carrera de Especialización en Adicciones de la Universidad Nacional de Tucumán. "Para no hacernos vanas ilusiones, en todo el mundo las mejores policías no tienen un nivel de captación del producto más allá del 10, 12 por ciento -dijo a esta cronista-. Todo el resto se trafica. Si hay corrupción en una frontera cuidada como la norteamericana donde se registra hasta el paso de un conejo, y sin embargo se cuelan kilos de cocaína, imagine qué pasa en nuestros países", dijo.
Si se incautaron 335 kilos de marihuana, quiere decir que se trafican por lo menos 3.350 y que se están consumiendo.Federal y General Campos: "Lamentablemente, lugar de consumo"
El problema no está solo en el sur entrerriano. Ni en Paraná o Concordia. En enero de este año, el sacerdote Emanuel Bonetta, de la parroquia Santa Rosa de Lima de Federal, declaró a LRM 910 Radio Integración: Federal no es una ciudad de paso de las drogas como se hablaba, Federal lamentablemente es un lugar de consumo, y el consumo no viene de afuera, sino que se las venden acá adentro, y es tiempo de que nosotros tomemos conciencia". Agregó que "hay gurises de 12 ó 13 años en el boliche, y esos niños o adolescentes están indefensos ante todo esto; hay muchas familias que no pudieron celebrar el año nuevo porque uno de sus miembros jóvenes, de 15, 20 ó25 años, o murieron a causa de las drogas o la destrucción corporal y psíquica que producen las drogas hacen que tengan que estar en proceso de recuperación para salir de las drogas y otros internado casi definitivamente en hospitales psiquiátricos".
El problema está también en una población tan pequeña como General Campos (3 mil habitantes según el censo de 2001). "Acá el problema no es el alcohol, es la droga", declaró el concejal radical Marcelo Espinoza, en reunión con la policía tras distintos incidentes con jóvenes. "No podemos seguir escondiendo la cabeza como el avestruz", afirmó.
En Gualeguaychú, el senador Chesini detecta una situación similar. "En los barrios, la gente me dice que sus vecinos tienen plantas de marihuana, por ejemplo, o que tal familia sufre porque su hijo se droga... . Creo que el consumo de drogas es uno de los factores claves de la inseguridad en la que vivimos".
Para Chesini, "las herramientas tecnológicas y programas que se han utilizado para detectar mejoras en viviendas con fines impositivos, permitirían también detectar las pistas de aterrizajes clandestinas y zonas rojas en Entre Ríos. Estos elementos satelitales más las tareas de inteligencia podrían resultar un aporte de valor ante un problema atravesado por muchas variables, pero que tiene un único fin: consolidar un mercado en nuestra provincia que, por sus características, es una clara zona de riesgo"
El "paco": Indicador de que Argentina es productora de cocaína
9 de febrero de 2010. Operativo de Prefectura en pleno Barrio Norte: secuestran una cocina de cocaína y ocho kilos de droga. Hubo cuatro detenidos, informó Clarín. Los detenidos tenían sustancias para fabricar la droga, en un departamento en pleno French y Anchorena. Había éter, acetona, ácido clorhídrico, tambores para mezclar sustancias, una balanza de precisión, pasta base y otros precursores (o materias primas necesarias). "Además del problema de la droga, esta cocina era un grave peligro para la seguridad en la zona. Imagínate que hubiera explotado...", dijo ayer una fuente a EER.
El punto es: esto demuestra que se produce clorhidrato de cocaína en Argentina. ¿Y por qué, si se trabaja en "cocinas" con pasta base, nunca se incautan cargamentos de esta pasta en nuestro país?, preguntó una fuente ligada a las investigaciones contra el narcotráfico. ¿Será que la pasta base también se elabora en Argentina? Para ello, se requieren las hojas de la cocaína. ¿Y por qué tampoco nunca se encuentran cargamentos de hojas? ¿Esque están protegidos?
En octubre pasado, Calabrese nos dijo: "En Argentina se consume mucho que se hace acá, no solamente drogas que vienen de afuera" (sic).
Otro elemento que habla de la "producción" argentina es el "paco". Esta droga, como el "crack" estadounidense, sale de la basura, los residuos de la producción de cocaína. Nadie se molesta en soportar riesgos de tráfico internacional de drogas para llevar la basura; mejor, si van a asumir el peligro de ser descubiertos por las fuerzas de seguridad, mejor traficar pasta base o clorhidrato. ¿Entonces? ¿De dónde sale la basura residual para hacer el "paco"? Acertó: algunos investigadores piensan que si hay "paco" es porque hay producción nacional.
Un dato interesante como indicador: según el informe 2008 de la ONU sobre drogas presentado en Viena, una de las mayores preocupaciones actuales está en los precursores químicos que se utilizan en la elaboración de estupefacientes. Apunta el informe que Colombia es el país que mayor cantidad de permanganato de potasio (precursor químico elemental para hacerla cocaína) acumuló en todo el mundo. En América Latina, este producto se importa, y Argentina, Brasil y Chile son los principales importadores.Cocaína: de 2 mil a 60 mil dólares
Sí, en cambio, se cultiva algo de coca en las laderas de montañas salteñas, según las fuentes consultadas por EER. Pero, fundamentalmente, la cocaína se importa de Bolivia y Colombia.
Un kilo de cocaína procesada requiere 300 kilos de hoja de coca. Este kilo de droga sale de Bolivia costando 2 mil dólares. Ingresar a Argentina cuesta 500 dólares más. Llegar a Buenos Aires, otros 500 más. Puesta en la capital del país ya cuesta 3 mil dólares. Al que la negocia le dan como porcentaje unos 500 dólares. "O sea, si se le entregan diez kilos para distribuir, se hace de 5 mil dólares de ganancia", reveló nuestra fuente. "Este kilo que salió de Bolivia a 2 mil dólares, puesto al por menor en Argentina rinde unos 4.500 dólares. Y si va a Europa, en la calle, puede rendir 60 mildólares. Por eso se busca sacar la sustancia para allá".
Y se busca hacerlo a través de la frontera argentino-uruguaya (pero ese tema será motivo de una nota siguiente).El gramo en Argentina, si es muy puro, se paga hasta diez dólares como muy caro.
Argentina consume más droga que México y Colombia
Ya lo sostiene en febrero de 2008 el Informe Mundial de Drogas de las Naciones Unidas (ONU) difundido en Viena: nuestro país ocupa el primer lugar en América Latina como consumidor de cocaína, éxtasis, opio y paco, y está segundo en marihuana detrás de Chile (aunque ya casi lo alcanza y supera).
Y en el continente, está segundo detrás de Estados Unidos.
La ONU tomó estos datos de la Secretaría de Lucha contra las Drogas y el Narcotráfico (Sedronar) y de organismos similares en países del continente. Según la Sedronar, al menos una vez por año, el 2,6 por ciento de la población argentina de 12 a 65 años (700 mil personas) consume cocaína. En EEUU, la cifra es de tres por ciento en edades de 15 a 64 años.
Eso no es todo: el informe habla de que la mayor parte de la cocaína decomisada en Europa es de origen venezolano (36 por ciento) y colombiano (17 por ciento), pero que llega triangulada desde Argentina. España y Portugal son la puerta de entrada, y el mayor exportador sigue siendo Venezuela.
El consumo de marihuana creció un 350 por ciento entre 2004 y 2006 en Argentina (y sigue en alza).
En cuanto al éxtasis, el consumo crece en Oceanía, Asia y América latina, donde Argentina lidera el primer puesto (es la droga de la noche, los pubs y boliches).
Argentina es además el tercer país en consumo de heroína.
La Sedronar dio a conocer en 2009 que se internan 117adictos por día en todo el país. "Unos 130.000 buscan ayuda en centros de recuperación, pero 32.500 quedan excluidos de los tratamientos por la escasez de camas. Días después de la desincriminalización de la tenencia de drogas, y de que la Corte Suprema de Justicia llamara al Estado a garantizar la asistencia terapéutica a los adictos, esos son los resultados de la última medición de la Sedronar. La realidad contradice la intención del máximo tribunal", publicó La Nación en septiembre del año pasado.
La política oficial: negar
En noviembre de 2008, diario Perfil publicó un informe con datos proporcionados por una fuente de la DEA: "la circulación de narcóticos alcanzada este año "es la máxima de los últimos tiempos": entre 150 y 200toneladas de cocaína por año –equivalen al peso del Obelisco, a 600 millones de dosis y a 2.500 millones de dólares. Es tres veces más que en 2005, fecha en que los datos oficiales dejaron de transparentarse. Desde principios de 2006, el Ministerio de Justicia de la Nación los guarda celosamente de legisladores, organismos internacionales y de la mismísima Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar)".
Lo cual es perfectamente congruente con las declaraciones hechas en octubre de 2009 a esta cronista por Mónica Cuñarro, fiscal ySecretaria de Estado a cargo del Comité Interdisciplinario de Prevención del Tráfico de Estupefacientes, dependiente de la Jefatura de Gabinete. La funcionaria destacó que "no ha aumentado el tráfico sino el número de operativos, porque los referentes políticos han dado una tirada de oreja, hayun cambio en la política criminal de la Argentina y las autoridades están requiriendo mayor número de resultados y operativos. No lo digo yo sino las Naciones Unidas, que afirman que Argentina es país de tránsito, sus cifras son comunes y el consumo es común".
Evidentemente, Cuñarro estaba mirando los informes de la ONU por otro canal. Sostuvo que "en estándares internacionales, somos un país normal, por debajo del tráfico de Brasil, de Chile, de Venezuela, con menor cantidad de lavado de dinero que Brasil y Venezuela".
La funcionaria nacional hizo hincapié en otro punto: "Sí cambió el rol de Argentina en los precursores químicos, un aspecto al que no se le da bolilla y donde sí hay un alerta. Argentina es productor, no país de tránsito. Sin los precursores químicos, como el éter, no hay sustancia estupefaciente. Es uno de los tres países junto con Chile y Brasil que abastece todos los laboratorios químicos de Bolivia, Perú y Colombia".
Que seamos país productor significa, aseguró, "que el narcotráfico mexicano vino hasta acá".
La marihuana no es inocente
Mucho se ha discutido y discute acerca de la "inocua" marihuana. Especialmente los jóvenes, defienden su consumo "porque no hace nada". Más allá del error de la afirmación en sí misma, está el problema que representa la marihuana como acceso.
La marihuana entra a Argentina. No se cultiva en nuestro país. Y no sale: se consume acá. Es la puerta de inicio para otras drogas", dijo a EER una fuente antinarcóticos que pidió reserva del nombre. Se cultiva en el norte de Paraguay (en un lugar llamado Pedro Juan Caballero) y en Bolivia (que también produce coca). De Paraguay pasa a Misiones por Iguazú o, más bien, por ciudades ubicadas más al sur, como Wanda, San ignacio, El Dorado, ya que allí existen más rutas para poder escapar a los controles (en Iguazú se entra y sale solamente por la ruta 12). En esta provincia, las fuerzas de seguridad han realizado secuestros de hasta 5 mil kilos de marihuana, en camiones completos cargados.
Esta marihuana que llega a Argentina es de segunda. La mejor marihuana se cultiva en Colombia y ostenta el mejor THC (tetrahidrocarabinol, componente activo alucinógeno). Por eso, es preferida en Europa.
Según informan la Sedronar y la ONU, Argentina es el primer país de América Latina en policonsumidores, esto es, adictos a varias drogas. Esto ocurre en jóvenes de 15 a 18 años, ya que luego, los mayores se hacen adictos a monodrogas. Y el camino de entrada es la marihuana en el 61 por ciento de los casos.

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