Desde el satélite, Coroma se ve como un ínfimo poblado de no más de 10 manzanas, perdido en la inmensidad de los Andes, pero alrededor de él la riqueza que posee, aseguran, puede alcanzar para mantener a Bolivia por más de 100 años, pero el tema es desconocido tanto por autoridades regionales como nacionales.
Coroma estuvo en el foco de las noticias del mundo por el paro general de Potosí, que duró 19 días, para defender como suya esta pequeña población, en el límite con Oruro, y el cerro Pahua, un yacimiento rico en piedra caliza. En los días de negociación en Sucre, hace dos semanas, algunos ingenieros mineros potosinos, molestos con el Gobierno, aseguraban que el problema de límites no se resolvía porque el Ejecutivo quería dárselo a Irán.
Ninguno aportó alguna prueba excepto su intuición y experiencia, pero un informe del Servicio Geológico de Estados Unidos confirma que en la zona hay uranio, oro, plata y cobre, entre otros metales valiosos, que la hacen inmensamente atractiva para desarrollar minería a gran escala.
Marco Montoya, ingeniero minero y militar retirado, entregó al Diario Mayor una copia del mapa elaborado por los ingenieros estadounidenses Steve Ludington y Denis P. Cox, de 1992, denominado Mapa de áreas permisivas y favorables para tipos seleccionados de yacimientos minerales en el altiplano y la Cordillera Oriental de Bolivia.
En él se muestra una enorme área que, según Montoya, abarca más de 100.000 hectáreas en las que hay uranio y otros minedispersos. Desde el límite en conflicto (territorio entre Coroma, Potosí, y Sevaruyo, Oruro), la riqueza dormida se tiende hacia el sur, siguiendo la Cordillera de los Frailes, hasta llegar al salar de Uyuni, desierto blanco de 10.000 kilómetros cuadrados que guarda la mitad de las reservas mundiales de litio.
Montoya explica que el trabajo fue realizado desde 1992 por seis científicos de Estados Unidos y con ayuda de la NASA. Él ingresó al proyecto en 2000, cuando tenía el grado de capitán, como contraparte del Ministerio de Defensa. En esa oportunidad se mapeó todo el territorio nacional vía satélite, con una resolución de dos píxeles por cada metro cuadrado, lo que, según Montoya, la hace 100% confiable. Explica que lo que se descubrió es que en toda la zona existen minerales complejos de alta ley, no sólo uranio, sino también oro, plata y cobre diseminados y mezclados. Incluso se logró ubicar sodio, que, según Montoya, es más valioso que el oro. “Este país nació minero y morirá minero. Son 100.000 hectáreas de yacimiento que se las puede trabajar a cielo abierto. Imagínese, Chuquicamata ha hecho rico a Chile, pero ésto es 10 veces más grande”, dijo Montoya.
Consultado al respecto, el presidente del Comité Cívico de Potosí, Celestino Condori, explicó que su institución se maneja con datos del Servicio Nacional de Geología y Técnico de Minas (Sergeotecmin) y que nunca se les informó de que había estos reservorios en la zona. Aseguró que su lucha estaba más orientada a conseguir que se instale en la zona de Coroma una planta de cemento.
Édgar Sánchez, secretario general de la Gobernación de Oruro, coincidió con Condori y se limitó a decir que no conoce nada del tema.
El que mostró mucho interés al respecto fue Héctor Córdova, viceministro de Minería, que señaló que el Gobierno estaba buscando la forma de mapear por satélite el territorio nacional y que, pese a que se buscó durante un día, el informe realizado por los estadounidenses no fue en encontrado en Sergeotecmin. Consideró el informe como una especie de mapa del tesoro y una noticia alentadora para el país y para la zona en cuestión, que alberga pueblos con más de la mitad de sus habitantes por debajo de la línea de la indigencia. Montoya asegura que todos los informes están en el Gobierno y no sabe por qué la Comisión Minera de Bolivia “está haciendo equivocarse al Presidente”. Dice que trabajar la zona como cantera de piedra caliza es desperdiciarla, ya que la tonelada de cemento se cotiza en alrededor de los Bs 1.000, mientras que los concentrados de cobre, por ejemplo, superan los $us 3.000 por tonelada.
Sin embargo, que exista la reserva no implica que sea rentable. Eduardo Elder, ingeniero nuclear que ha instalado plantas en Argentina, Bélgica y España, explica que producir uranio no es tarea sencilla, aunque es posible. Comparado con la producción de sulfato de litio en el salar de Uyuni (base para producir baterías), Elder considera que es más difícil por los riesgos que entraña manejar elementos radioactivos. Considera que lo primero que se debe hacer como país es encontrar buenos geólogos y metalurgistas que sepan cuáles son los métodos de molienda y lixiviado para concentrar el mineral. Luego, explica que ese concentrado se necesita transportar a un lugar en el que haya electricidad, ya que, caso contrario, se debería construir toda una ciudad en la zona para instalar otra planta que elimine todas las impurezas del mineral para llegar a producir ‘yellowcake’ (torta amarilla y óxido de uranio), que puede exportarse a otros países para que sea enriquecido para utilizarse como combustible de plantas nucleares, de institutos de investigación o de vehículos nucleares.
Elder advierte, sin embargo, de los peligros de la minería en zonas en las que hay uranio. Explica que una de las degradaciones de este mineral es el gas argón, que se encuentra asociado a los yacimientos y es radioactivo. Este ‘gas noble’ emite una ‘partícula alfa’ que puede ser fácilmente detenida por un guante de látex, pero si es aspirada por el trabajador, provoca serias alteraciones en su salud. Señala que este gas es liberado aunque no se busque extraer el uranio, por lo que recomienda trabajar en minas ventiladas y con la protección adecuada.
Hay ofertas de partidas desde Bolivia en la red
Dos avisos en la página Mundo Anuncios ofrecen uranio explotado en Bolivia. Se trata de dos cargas de dos y seis toneladas con concentraciones que varían entre el 51% y 61% que se pusieron en oferta entre 2008 y 2009. Los ofertantes aseguraron que se encuentran en Santa Cruz y La Paz, y que estaban listas para ser exportadas.
Según explica Marco Montoya, el uranio en Bolivia se de-secha. Señala que en las zonas de yacimientos existen otros metales que están siendo explotados y que el uranio se bota como ‘caja’ o desperdicio.Eduardo Elder cree que las ofertas de Internet pueden ser hallazgos de uranio producto de la explotación de otros minerales. Lo consideró como algo residual y de poca posibilidad de mercado, ya que es poca cantidad por las concentraciones explicadas.
Desde mayo de este año, el Estado retomó las exploraciones de uranio a partir de la mina Cotaje, que se encuentra en la zona del territorio en disputa entre Oruro y Potosí. Allí, en la década de los años 70 y 80, hubo trabajos experimentales e incluso se logró refinar dos kilos de Yellowcake.
El Estado no lo ha tomado como una prioridad y ha destinado $us 450.000 a su prospección. Esto se produce un año después de que el servicio de Inteligencia de Israel acusara a Bolivia de proveer uranio a Irán, algo que fue negado por el Gobierno y que sería difícil, ya que, según Elder, con la tecnología boliviana actual se necesitaría transportar toneladas de basura para obtener unos gramos de uranio.
Las cifras
140.000Toneladas, es el mínimo estimado en el yacimiento descrito por el informe estadounidense
450.000Dólares es lo que ha destinado Bolivia para explorar reservas de uranio desde mayo de este año
100.000Hectáreas es lo que mide el reservorio delimitado por la prospección satelital hecha por EEUU
En el país
- Equivalencias. 1 kilo de uranio equivale a 100 barriles de petróleo; 20.000 m3 de gas; 35 t de carbón; 100 t de leña.
- Inicios. A partir de la década del 70, la Comisión Boliviana de Energía Nuclear, mediante su Departamento de Exploración de Minerales, inició investigaciones sobre la existencia de uranio en Bolivia, conformando un equipo de especialistas y expertos nacionales que tuvieron entrenamiento en centros de energía nuclear de Europa para realizar labores de prospección, exploración y explotación de minerales de uranio y torio.
- Descubrimiento. Se encontró el yacimiento de Cotaje, situado en la Provincia Antonio Quijarro de Potosí y anomalías puntuales radioactivas en el altiplano y el Escudo Precámbrico del oriente.
- Segunda ola. El Servicio Geológico de Bolivia, junto a su similar de Gran Bretaña, exploró el Precámbrico en el año 1980, verificándose la existencia de minerales de torio-uranio, tantalita y tierras raras. La Empresa Canadiense Mega Uranium, asociada con la Intrepid Mines, tuvieron inversiones para explorar el mineral de uranio en diferentes áreas de Bolivia, pero se desconocen sus resultados.
- Producción. Según La Patria, a partir de 1970, la Comisión Boliviana de Energía Atómica (Coboen) inició las investigaciones sobre la explotación del mineral de uranio en el cerro Cotaje. Se montó una planta de lixiviación para tratamiento de aquél mineral, de manera que en 1974 se logró producir 2 Kg de concentrado de uranio denominado ‘yellowcake’ (torta amarilla) con una pureza del 60 % en un periodo de seis meses, el mismo que fue entregado al presidente de la República de ese entonces, Hugo Banzer Suárez. De esta manera, Bolivia se constituía en el segundo país productor de este mineral, después de Argentina. Posteriormente se proyectó la inversión de $us 308.600 para la puesta en marcha de la industrialización del mineral de uranio en una primera fase, proveyéndose una producción anual de 4.000 Kg de yellowcake.
- En Santa Cruz. Según Eduardo Elder, ingeniero nuclear, existe abundancia de torio y uranio en Manomó, zona minera situada al norte del parque nacional Noel Kempff Mercado. Explica también que la zona es rica en fosfato, que puede ser explotado para la producción de fertilizante mucho más efectivo que la úrea. (www.eldeber.com.bo)
FIDEL CASTRO: “LLEGUÉ A ESTAR MUERTO, PERO RESUCITÉ”
“Hay que persuadir a Obama de que evite la guerra nuclear”. “No quiero estar ausente en estos días. El mundo está en la fase más interesante y peligrosa de su existencia y yo estoy bastante comprometido con lo que vaya a pasar. Tengo cosas que hacer todavía”.
La Jornada de México (www.jornada.unam.mx)
Estuvo cuatro años debatiéndose entre la vida y la muerte. En un entrar y salir del quirófano, entubado, recibiendo alimentos a través de venas y catéteres y con pérdidas frecuentes del conocimiento…
“Mi enfermedad no es ningún secreto de Estado”, habría dicho poco antes de que ésta hiciera crisis y lo obligara a “hacer lo que tenía que hacer”: delegar sus funciones como presidente del Consejo de Estado y, consecuentemente, como comandante en jefe de las fuerzas armadas de Cuba.
“No puedo seguir más”, admitió entonces –según revela en ésta su primera entrevista con un medio impreso extranjero desde entonces–. Hizo el traspaso del mando, y se entregó a los médicos.
La conmoción sacudió a la nación entera, a los amigos de otras partes; hizo abrigar esperanzas revanchistas a sus detractores, y puso en estado de alerta al poderoso vecino del norte. Era el 31 de julio de 2006 cuando dio a conocer, de manera oficial, la carta de renuncia del máximo líder de la Revolución cubana.
Lo que no consiguió en 50 años su enemigo más feroz (bloqueos, guerras, atentados ) lo alcanzó una enfermedad sobre la que nadie sabía nada y se especulaba todo. Una enfermedad que al régimen, lo aceptara o no, iba a convertírsele en “secreto de Estado”.
(Pienso en Raúl, en el Raúl Castro de aquellos momentos. No era sólo el paquete que le habían confiado casi de buenas a primeras, aunque estuviera acordado de siempre; era la delicada salud de su compañera Vilma Espín –quien poco después fallecería víctima de cáncer–, y la muy probable desaparición de su hermano mayor y jefe único en lo militar, en lo político, en lo familiar.)
Hoy hace 40 días Fidel Castro reapareció en público de manera definitiva, al menos sin peligro aparente de recaída. En un clima distendido y cuando todo hace pensar que la tormenta ha pasado, el hombre más importante de la Revolución cubana luce rozagante y vital, aunque no domine del todo los movimientos de sus piernas.
Durante alrededor de cinco horas que duró la charla-entrevista –incluido el almuerzo– con La Jornada, Fidel aborda los más diversos temas, aunque se obsesione con algunos en particular. Permite que se le pregunte de todo –aunque el que más interrogue sea él– y repasa por primera vez y con dolorosa franqueza algunos momentos de la crisis de salud que sufrió los pasados cuatro años.
“Llegué a estar muerto”, revela con una tranquilidad pasmosa. No menciona por su nombre la divertículis que padeció ni se refiere a las hemorragias que llevaron a los especialistas de su equipo médico a intervenirlo en varias o muchas ocasiones, con riesgo de perder la vida en cada una.
Pero en lo que sí se explaya es en el relato del sufrimiento vivido. Y no muestra inhibición alguna en calificar la dolorosa etapa como un “calvario”.
“Yo ya no aspiraba a vivir, ni mucho menos... Me pregunté varias veces si esa gente (sus médicos) iban a dejarme vivir en esas condiciones o me iban a permitir morir... Luego sobreviví, pero en muy malas condiciones físicas. Llegué a pesar cincuenta y pico de kilogramos.”
“Sesenta y seis kilogramos”, precisa Dalia, su inseparable compañera que asiste a la charla. Sólo ella, dos de sus médicos y otros dos de sus más cercanos colaboradores están presentes.
–Imagínate: un tipo de mi estatura pesando 66 kilos. Hoy alcanzo ya entre 85 y 86 kilos, y esta mañana logré dar 600 pasos solo, sin bastón, sin ayuda.
“Quiero decirte que estás ante una especie de re-su-ci-ta-do”, subraya con cierto orgullo. Sabe que además del magnífico equipo médico que lo asistió en todos estos años, con el que se puso a prueba la calidad de la medicina cubana, ha contado su voluntad y esa disciplina de acero que se impone siempre que se empeña en algo.
–No cometo nunca la más mínima violación –asegura–. De más está decir que me he vuelto médico con la cooperación de los médicos. Con ellos discuto, pregunto (pregunta mucho), aprendo (y obedece)...
Conoce muy bien las razones de sus accidentes y caídas, aunque insiste en que no necesariamente unas llevan a las otras. “La primera vez fue porque no hice el calentamiento debido, antes de jugar basquetbol.” Luego vino lo de Santa Clara: Fidel bajaba de la estatua del Che, donde había presidido un homenaje, y cayó de cabeza. “Ahí influyó que los que lo cuidan a uno también se van poniendo viejos, pierden facultades y no se ocuparon”, aclara.
Sigue la caída de Holguín, también cuan grande es. Todos estos accidentes antes de que la otra enfermedad hiciera crisis y lo dejara por largo tiempo en el hospital.
“Tendido en aquella cama, sólo miraba a mi alrededor, ignorante de todos esos aparatos. No sabía cuánto tiempo iba a durar ese tormento y de lo único que tenía esperanza es de que se parara el mundo”, seguro para no perderse de nada. “Pero resucité”, dice ufano.
–Y cuando resucitó, comandante, ¿con qué se encontró? –le pregunto.
–Con un mundo como de locos... Un mundo que aparece todos los días en la televisión, en los periodicos, y que no hay quien entienda, pero el que no me hubiera querido perder por nada del mundo –sonríe divertido.
Con una energía sorprendente en un ser humano que viene levantándose de la tumba –como él dice– y con la mismísima curiosidad intelectual de antes, Fidel Castro se pone al día.
Dicen, los que lo conocen bien, que no hay un proyecto, colosal o milimétrico, en el que no se empeñe con una pasión encarnizada y que en especial lo hace si tiene que enfrentarse a la adversidad, como había sido y era el caso.
“Nunca como entonces parece de mejor humor.” Alguien que cree conocerlo bien le dijo: “las cosas deben andar muy mal, porque usted está rozagante”.
La tarea de acumulación informativa cotidiana de este sobreviviente comienza desde que despierta. A una velocidad de lectura que nadie sabe con qué método consigue, devora libros; se lee entre 200 y 300 cables informativos por día; está pendiente y al momento de las nuevas tecnologías de la comunicación; se fascina con Wikileaks, “la garganta profunda del Internet”, famosa por la filtración de más de 90 mil documentos militares sobre Afganistán, en los que este nuevo “navegante” está trabajando.
–¿Te das cuenta, compañera, de lo que esto significa? –me dice–. Internet ha puesto en manos de nosotros la posibilidad de comunicarnos con el mundo. Con nada de esto contábamos antes –comenta, al tiempo que se deleita viendo y seleccionando cables y textos bajados de la red, que tiene sobre el escritorio: un pequeño mueble, demasiado pequeño para la talla (aun disminuida por la enfermedad) de su ocupante.
–Se acabaron los secretos, o al menos eso pareciera. Estamos ante un “periodismo de investigación de alta tecnología”, como lo llama el New York Times, y al alcance de todo el mundo.
–Estamos ante el arma más poderosa que haya existido, que es la comunicación –ataja–. El poder de la comunicación ha estado, y está, en manos del imperio y de ambiciosos grupos privados que hicieron uso y abuso de él. Por eso los medios han fabricado el poder que hoy ostentan.
Lo escucho y no puedo menos que pensar en Chomsky: cualquiera de las trapacerías que el imperio intente debe contar antes con el apoyo de los medios, principalmente periódicos y televisión, y hoy, naturalmente, con todos los instrumentos que ofrece la Internet.
Son los medios los que antes de cualquier acción crean el concenso. “Tienden la cama”, diríamos... Acondicionan el teatro de operaciones.
Sin embargo, acota Fidel, aunque han pretendido conservar intacto ese poder, no han podido. Lo están perdiendo día con día. En tanto que otros, muchos, muchísimos, emergen a cada momento…
Se hace entonces un reconocimiento a los esfuerzos de algunos sitios y medios, además de Wikileaks: por el lado latinoamericano, a Telesur de Venezuela, a la televisión cultural de Argentina, el Canal Encuentro, y a todos aquellos medios, públicos o privados, que enfrentan a poderosos consorcios particulares de la región y a trasnacionales de la información, la cultura y el entretenimiento.
Informes sobre la manipulación de los poderosos grupos empresariales locales o regionales, sus complots para entronizar o eliminar gobiernos o personajes de la política, o sobre la “tiranía” que ejerce el “imperio” a través de las trasnacionales, están ahora al alcance de todos los mortales.
Pero no de Cuba, que apenas dispone de una entrada de Internet para todo el país, comparable a la que tiene cualquier hotel Hilton o Sheraton.
Ésa es la razón por la que conectarse en Cuba es desesperante. La navegación es como si se hiciera en cámara lenta.
–¿Por qué es todo esto? –pegunto.
–Por la negativa rotunda de Estados Unidos a darle acceso a lnternet a la isla, a través de uno de los cables submarinos de fibra óptica que pasan cerca de las costas. Cuba se ve obligada, en cambio, a bajar la señal de un satélite, lo que encarece mucho más el servicio que el gobierno cubano ha de pagar, e impide disponer de un mayor ancho de banda que permita dar acceso a muchos más usuarios y a la velocidad que es normal en todo el mundo, con la banda ancha.
Por estas razones el gobierno cubano da prioridad para conectarse no a quienes pueden pagar por el costo del servicio, sino a quienes más lo necesitan, como médicos, académicos, periodistas, profesionistas, “cuadros” del gobierno y clubes de Internet de uso social. No se puede más.
Pienso en los descomunales esfuerzos del sitio cubano Cubadebate para alimentar al interior y llevar hacia el exterior la información del país, en las condiciones existentes. Pero, según Fidel, Cuba podrá solucionar pronto esta situación.
Se refiere a la conclusión de las obras de cable submarino que se tiende del puerto de La Guaira, en Venezuela, hasta las cercanías de Santiago de Cuba. Con estas obras, llevadas adelante por el gobierno de Hugo Chávez, la isla podrá disponer de banda ancha y posibilidades de acometer una gran ampliación del servicio.
–Muchas veces se ha señalado a Cuba, y en particular a usted, de mantener una posición antiestadunidense a rajatabla, y hasta han llegado a acusarlo de guardar odio hacia esa nación –le digo.
—Nada de eso –aclara–. ¿Por qué odiar a Estados Unidos, si es sólo un producto de la historia?
Pero, en efecto: hace apenas como 40 días, cuando todavía no había terminado de “resucitar” se ocupó –para variar–, en sus nuevas Reflexiones, de su poderoso vecino.
“Es que empecé a ver bien clarito los problemas de la tiranía mundial creciente… –y se le presentó, a la luz de toda la información que manejaba, la “inminencia de un ataque nuclear que desataría la conflagración mundial.”
Todavía no podía salir a hablar, a hacer lo que está haciendo ahora, me indica. Apenas podía escribir con cierta fluidez, pues no sólo tuvo que aprender a caminar, sino también, a sus 84 años, debió volver a aprender a escribir..
“Salí del hospital, fui para la casa, pero caminé, me excedí. Luego tuve que hacer rehabilitación de los pies. Para entonces ya lograba comenzar de nuevo a escribir.
“El salto cualitativo se dio cuando pude dominar todos los elementos que me permitían hacer posible todo lo que estoy haciendo ahora. Pero puedo y debo mejorar... Puedo llegar a caminar bien. Hoy, ya te dije, caminé 600 pasos solo, sin bastón, sin nada, y esto lo debo conciliar con lo que subo y bajo, con las horas que duermo, con el trabajo.”
–¿Qué hay detrás de este frenesí en el trabajo, que más que a una rehabilitación puede conducirlo a una recaída?
Fidel se concentra, cierra los ojos como para empezar un sueño, pero no... vuelve a la carga:
“No quiero estar ausente en estos días. El mundo está en la fase más interesante y peligrosa de su existencia y yo estoy bastante comprometido con lo que vaya a pasar. Tengo cosas que hacer todavía.”
¿Cómo cuáles?
–Como la conformación de todo un movimiento antiguerra nuclear –es a lo que viene dedicándose desde su reaparición.
“Crear una fuerza de persuasión internacional para evitar que esa amenaza colosal se cumpla” representa todo un reto, y Fidel nunca ha podido resistirse a los retos.
“Al principio yo pensé que el ataque nuclear iba a darse sobre Corea del Norte, pero pronto rectifiqué porque me dije que ése lo paraba China con su veto en el Consejo de Seguridad...
“Pero lo de Irán no lo para nadie, porque no hay veto ni chino ni ruso. Luego vino la resolución (de Naciones Unidas), y aunque vetaron Brasil y Turquía, Líbano no lo hizo y entonces se tomó la decisión.”
Fidel convoca a científicos, economistas, comunicadores, etcétera, a que den su opinión sobre cuál puede ser el mecanismo mediante el cual se va a desatar el horror, y la forma en que puede evitarse. Hasta a ejercicios de ciencia ficción los ha llevado.
“¡Piensen, piensen!”, anima en las discusiones. “Razonen, imaginen”, exclama el entusiasta maestro en que se ha convertido en estos días.
No todo el mundo ha comprendido su inquietud. No son pocos los que han visto catastrofismo y hasta delirio en su nueva campaña. A todo esto habría que agregar el temor que a muchos asalta, de que su salud sufra una recaída.
Fidel no ceja: nada ni nadie es capaz de frenarlo siquiera. Él necesita, a la mayor brevedad, CONVENCER para así DETENER la conflagración nuclear que –insiste– amenaza con desaparecer a una buena parte de la humanidad. “Tenemos que movilizar al mundo para persuadir a Barack Obama, presidente de Estados Unidos, de que evite la guerra nuclear. Él es el único que puede, o no, oprimir el botón.”
Con los datos que ya maneja como un experto, y los documentos que avalan sus dichos, Fidel cuestiona y hace una exposición escalofriante:
–¿Tú sabes el poder nuclear que tienen unos cuantos países del mundo en la actualidad, comparado con el de la época de Hiroshima y Nagazaki?
“Cuatrocientas setenta mil veces el poder explosivo que tenía cualquiera de las dos bombas que Estados Unidos arrojó sobre esas dos ciudades japonesas. ¡Cuatrocientas setenta mil veces más!”, subraya escandalizado.
Esa es la potencia que tiene cada una de las más de 20 mil armas nucleares que –se calcula– hay hoy día en el mundo.
Con mucho menos de esa potencia –con tan sólo 100– ya se puede producir un invierno nuclear que oscurezca el mundo en su totalidad.
Esta barbaridad puede producirse en cosa de unas días, para ser más precisos, el 9 de septiembre próximo, que es cuando vencen los 90 días otorgados por el Consejo de Seguridad de la ONU para comenzar a inspeccionar los barcos de Irán.
–¿Tú crees que los iraníes van a retroceder? ¿Tú te los imaginas? Hombres valientes, religiosos que ven en la muerte casi un premio... Bien, los iraníes no van a ceder, eso es seguro. ¿Van a ceder los yanquis? Y, ¿qué va a pasar si ni uno ni otro ceden? Y esto puede ocurrir el próximo 9 de septiembre.
“Un minuto después de la explosión, más de la mitad de los seres humanos habrán muerto, el polvo y el humo de los continentes en llamas derrotarán a la luz solar, y las tinieblas absolutas volverán a reinar en el mundo”, escribió Gabriel García Máquez con ocasión del 41 aniversario de Hiroshima. “Un invierno de lluvias anaranjadas y huracanes helados invertirán el tiempo de los océanos y voltearán el curso de los ríos, cuyos peces habrán muerto de sed en las aguas ardientes... La era del rock y de los corazones trasplantados estará de regreso a su infancia glacial...”
Editorial
SANO EGOÍSMO
El País de Uruguay (www.elpais.com.uy)
El gobierno le ofreció a Bolivia "por lo menos" diez hectáreas marítimas en la bahía de Montevideo, en aguas profundas, "para establecer allí un territorio boliviano enclavado en el puerto" (EPA) donde se instalaría una refinería para industrializar gas natural de aquel país. Un alto funcionario uruguayo habló de la "construcción en conjunto" de un "puerto compartido", con Bolivia y Paraguay, en territorio uruguayo. El ministro de Relaciones Exteriores paraguayo, a su vez, informó que en la reciente reunión de Asunción, "el presidente Mujica ratificó la voluntad de ceder un puerto de aguas profundas para el Paraguay" (El País, 16 de agosto).
El Uruguay también ofreció construir barcazas fluviales para aquellos dos países, "lo cual le daría autonomía a los países para la salida al mar". Es una buena idea. Pero sería oportuno recordar que el Paraguay estableció comunicaciones "autónomas" con ultramar mucho antes que nosotros. En su momento, el Estado paraguayo contó con una flota mercante moderna que ofrecía servicios con el Río de la Plata (basta mencionar el caso del vapor de ruedas "Tacuarí", botado en 1854). Es cierto, no faltarán quienes sostengan que estas referencias históricas no tienen mucho sentido ahora. Pero se equivocan profundamente. La única forma de comprender adecuadamente la importancia de los intereses fluviales, marítimos y portuarios uruguayos es conociendo la geografía y la historia de la cuenca del Plata.
Debería preocupar la propuesta de ceder un enclave en la bahía de Montevideo (¿alguien se detuvo a averiguar qué es, para el derecho Internacional, un "enclave"?) extranjero. Igual con la idea de "ceder" un punto en la costa atlántica para un proyecto portuario "conjunto" o "compartido", o como sea que quieran llamarlo. ¿A qué se debe este afán de entregar partes estratégicas de nuestro territorio a potencias extranjeras, aunque pertenezcan a la región? ¿No será, en el fondo, un corolario de esa equivocada perspectiva de que somos un "pequeño país"?
Si deseamos ayudar a nuestros vecinos de Urupabol, lo que debemos hacer es aprovechar al máximo las ventajas competitivas naturales que tiene el Uruguay para que las empresas estatales y privadas de nuestro país les ofrezcan servicios de transporte fluvial y marítimo, y portuarios modernos, económicos y eficientes. Para ello no es necesario invertir tiempo y energía en proyectos funambulescos o de muy largo plazo. Podemos comenzar hoy con iniciativas concretas, posibles, de aplicación inmediata y que producirán beneficios a corto plazo.
Incluyendo construir la hidrovía del río Uruguay, profundizar los canales de Martín García, seguir mejorando el puerto de Montevideo y profundizar gradualmente sus canales de acceso y desarrollar las comunicaciones internas y regionales, incluyendo el ferrocarril.
Está bien ser generoso con nuestros vecinos; pero la generosidad bien entendida comienza por casa. De esta manera, el Uruguay, al perseguir, con sano egoísmo, su interés nacional contribuirá al desarrollo y prosperidad de todos sus vecinos.
"Asegurar a Paraguay y Bolivia servicios portuarios eficientes y a costos razonables".
¿CUÁNTA GENTE SE VA Y POR CUÁNTO TIEMPO A CAUSA DE DESASTRES NATURALES?
Inundaciones en Pakistán, en China; incendios en Rusia, Portugal, Grecia; terremotos en Chile, en Haití. Un informe de Swissinfo intenta dar respuesta a la incógnita surgida por la sucesión de catástrofes naturales en el mundo. El académico suizo Raoul Kainzing estudia las repercusiones del cambio climático en las comunidades de Bolivia.
MDZol de Argentina (www.mdzol.com/mdz/nota)
Las respuestas de la Naturaleza a la acción del hombre ocupa desde hace tiempo a científicos y políticos. Ya en 1990, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) señaló que los desastres causados por las alteraciones del clima podrían provocar la migración de entre 200 y 700 millones de personas para el año 2050.
Atraído por los alcances del tema, Raoul Kainzing decidió estudiarlo en un país del Sur, concretamente en Bolivia cuya orografía guarda similitudes con la de Suiza. Para esa meta deja durante dos o tres meses sus tareas de asistente de docente en la Universidad de Neuchâtel, en la Suiza de habla francesa.
La dependencia del agua
“En mi trabajo de campo he hecho algunas entrevistas con gente de comunidades que viven en las faldas del Illimani y dependen de las aguas de este nevado”, sobre todo en periodos de sequía por la ausencia de lluvias. Este factor y la falta de tierra (las familias se multiplican y el suelo no crece) fuerzan la emigración de la gente joven hacia las ciudades de Santa Cruz o La Paz.
Kainzing considera que la presión demográfica en las ciudades receptoras no ocasiona necesariamente impactos ecológicos graves. Pero admite que el aprovechamiento inadecuado de las aguas y la falta de tratamiento de las aguas servidas que salen de la ciudad contaminan a las que corren, por ejemplo, en el Río Choqueyapu que sirven para regar los cultivos en el valle de Río Abajo. Además de poner a prueba las estructuras sanitarias.
Si focalizamos en el tema de los glaciares, hay un deshielo, un retroceso. No obstante, las comunidades próximas no siempre dependen de los glaciares, por ejemplo de Zongo o del Huayna Potosí, porque casi un 85% de su abastecimiento de agua proviene de las lluvias. Aún así no faltan voces alarmistas que ven en el fenómeno un problema inmenso, señala.
El estudioso de Neuchâtel cree necesario realizar más estudios al respecto. El ejemplo de los glaciares le es particularmente interesante porque es la consecuencia más visible del cambio climático. “Cuando las temperaturas suben medio grado es difícil sentirlo, casi no cambia nada, pero los glaciares son indicadores de la variabilidad de la temperatura porque se puede ver que hay un deshielo y eso es uno de los impactos del cambio climático. Por eso es importante investigar este tipo de cambios”.
Parecidos, pero diferentes
Suiza y Bolivia cuentan en su orografía con montañas nevadas que, en muchos casos, albergan glaciares considerables. Más allá de esta similitud, el investigador Kaizing precisa las diferencias: En Bolivia son glaciares tropicales y en Suiza, continentales. En ambos casos se registran retrocesos, pero “en Suiza es menos importante que en regiones tropicales. No se puede comparar la gravedad”.
El cambio climático que provoca el deshielo afecta más al sector económico, entre ellos el del turismo invernal, porque la falta de nieve obliga a crearla artificialmente, sin omitir el impacto ecológico consecuente. En Bolivia, el efecto es directo sobre las poblaciones dependientes del agua proveniente de los glaciares. “En Suiza no falta agua”, precisa Kainzig.
INDIGENAS AMENAZAN CONSTRUCCIÓN DE GASODUCTO BOLIVIA-ARGENTINA
CRI de China (www.espanol.cri.cn)
La Asamblea del Pueblo Guaraní (APG) de Yacuiba del departamento de Tarija amenazó el 29 de agosto con paralizar la construcción del Gasoducto de Integración Juana Azurduy (GIJA), por donde se exportará gas natural de Bolivia a la Argentina, ante el supuesto incumplimiento de un acuerdo por parte del gobierno.
"Como organización vamos a actividades que se han iniciado como el Gasoducto Juana Azurduy, que está en pie. Si es que el gobierno quiere hacer a la fuerza (exploración de petróleo en el parque Aguaragüe), también nosotros nos vamos a resistir al acuerdo que se está realizando", señaló el dirigente indígena Jorge Mendoza a la radio Erbol.
Ante este hecho el gobierno boliviano dijo que permanentemente están dialogando con los sectores indígenas para responder a sus demandas, dentro el marco legal establecido y extrañan esas advertencias que pueden generar grandes perjuicios para el proyecto gasífero que se ejecuta.
El presidente de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Carlos Villegas, manifestó que Bolivia está condiciones de ratificar su compromiso de la entrega del gasoducto del lado que les corresponde hasta mayo del 2011, pero acciones obstruccionistas pueden afectar al cronograma.
El dirigente indígena explicó que mientras estaban en negociaciones con autoridades del gobierno, el Ministerio de Medio Ambiente y Agua emitió la ficha ambiental para que la empresa YPFB Petroandina ponga en marcha el proyecto petrolero Timboy X2, en el Parque Aguaragüe, sin haber ningún acuerdo con la APG. Los guaraníes se oponen a que se inicien las pruebas sísmicas para encontrar petróleo en el Aguaragüe, porque es la única reserva de agua para los pobladores, además que existe observaciones al proyecto hidrocarburífero.
Bolivia y Argentina tienen una licitación para la construcción del GIJA. Este nuevo ducto le permitirá al país incrementar los volúmenes de envío de gas natural a Argentina, a partir del mes de mayo del 2011, hasta 13 millones de metros cúbicos día.
Los gobiernos de Bolivia y Argentina garantizaron la conclusión y entrega del Gasoducto de Integración Juana Azurduy (GIJA) en el mes de mayo de 2011
El embajador de Argentina en Bolivia, Horacio Macedo, informó que existen avances en el proyecto de la construcción del gasoducto Juana Azurduy, que tendrá una longitud de 20 kilómetros y 32 pulgadas de diámetro.
El GIJA es el sistema de transporte y/o compresión de gas desde el punto de interconexión con el gasoducto Yabog, en el lado boliviano, hasta la interconexión con la estación de compresión Campo Durán, en el lado argentino.
La construcción de este nuevo gasoducto es parte de los acuerdos binacionales establecidos el 26 de marzo pasado, en ocasión de la firma de la primera adenda al contrato de exportación de gas natural con la Argentina, vigente desde 2006.
ACEROS AREQUIPA BUSCA INCREMENTAR SUS EXPORTACIONES A BOLIVIA Y BRASIL
Andina de Perú (www.portalminero.com/noti)
El presidente ejecutivo de la Corporación Aceros Arequipa, Ricardo Cillóniz, afirmó que la empresa busca incrementar sus exportaciones a Bolivia y Brasil con la reciente ampliación de la capacidad productiva de sus plantas. Sostuvo que como parte de sus planes de inversión, Aceros Arequipa culminó la ampliación de la planta de laminación N° 1, en Arequipa, lo que le permitirá producir 150,000 toneladas métricas adicionales por año de producto terminado.
Esta producción se suma a las 100 mil toneladas que produce actualmente, alcanzando las 250 mil toneladas anuales en Arequipa, agregó.
“Aceros Arequipa es el principal abastecedor de productos largos de acero al hermano país de Bolivia, mercado en el cual es el líder del sector, y se constituye en un activo representante de la actividad exportadora del Perú”, indicó.
Explicó que la ampliación de la planta en Arequipa permitirá a la empresa nacional continuar con las crecientes exportaciones a Bolivia y en un futuro incrementar significativamente su participación en el importante mercado de Brasil.
Asimismo, destacó al personal debidamente calificado que labora en la empresa, la cual pone el mayor empeño en darles una capacitación continua.
Cillóniz precisó que Aceros Arequipa cumple con las reglamentaciones nacionales e internacionales, y desde 1997 vive familiarizado con la aplicación de las normas ISO 9001 en sus últimas versiones.
"En el 2009 cumplió con poner en funcionamiento las medidas de control definidas para el Programa de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA) de la planta de Pisco (Ica)", dijo.
Recordó que en marzo de este año la empresa obtuvo la certificación para las normas ISO 14001 con relación a los sistemas de gestión ambiental, entre otras.
“Esta ampliación de la planta de Arequipa a una capacidad de 250 mil toneladas anuales de productos terminados, nos llena de satisfacción porque nos permitirá continuar compitiendo y sosteniendo nuestro liderazgo en la industria siderúrgica del Perú”, concluyó.
Finalmente adelantó que el próximo reto de la empresa es ampliar la capacidad de producción de su planta de Pisco (Andina).
BOLIVIA ANTE ESCASEZ DE CEMENTO POR ALTA DEMANDA
Xinhua de Chima (www.spanish.china.org.cn/international)
En Bolivia, la demanda de cemento creció a un ritmo del 10 por ciento en los últimos años, lo que ha generado la escasez y encarecimiento del producto indica un estudio del Instituto Boliviano del Cemento y el Hormigón (Ibch).
El informe señala que de continuar este ritmo los cuatro operadores de la industria del cemento: Soboce (La Paz), Ita Camba (Santa Cruz), Fancesa (Chuquisaca) y Coboce (Cochabamba), tendrán que duplicar su producción.
En los últimos días, las principales ciudades de Bolivia registraron escasez del producto lo que ha provocado malestar entre los consumidores obligando a las autoridades a investigar los motivos.
Reportes de prensa señalan que la Intendencia Municipal de Santa Cruz ha iniciado un operativo a través del cual busca comprobar que los proveedores ocultan el producto para mejorar sus ganancias.
En algunos negocios la venta se limita a cinco bolsas máximo por persona. Según el Ibch, el 89 por ciento de la venta del cemento que se produce en el país se concentra en cinco departamentos: Santa Cruz 32,1 por ciento, La Paz 22,3, Cochabamba 19,8, Tarija el 8 y Sucre con el 6,5. El restante 11 por ciento de la venta de cemento se ubicó en Oruro, Potosí, Beni y Pando.
Otro estudio, de la empresa de la Sociedad Boliviana de Cemento (Soboce) publicado a fines de julio, destaca que el motivo del aumento de la demanda de cemento se debe a las políticas crediticias flexibles de las entidades financieras, tanto para constructores como adjudicatarios, y las remesas del exterior.
En el 2009 se consumieron 2,2 millones de toneladas de cemento.
Para el presidente de la Sociedad Boliviana de Cemento (Soboce), Juan Carlos Requena, resulta interesante cómo durante los últimos años la demanda de cemento se elevó en 10 puntos porcentuales.
"Hay un mensaje muy claro para la industria del cemento. Si está creciendo la tasa de la demanda a un promedio de 10 por ciento y si se conserva, en 7 años tendría que duplicarse la cantidad de cemento que estamos consumiendo", afirmó.
BOLIVIA Y MÉXICO TRABAJAN POR RECUPERAR CONFIANZA SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO
Pueblo en Línea de Chine (www.spanish.peopledaily.com.cn)
Los gobiernos de Bolivia y México se comprometieron el día 24 a trabajar en la recuperación de la confianza de las negociaciones entre países de las Naciones Unidas para llegar a acuerdos que puedan ser consolidados en la Cumbre Climática de Cancún (México), a realizarse entre noviembre y diciembre próximos. El subsecretario mexicano para Asuntos Multilaterales, Juan Manuel Gómez, dijo a los medios de prensa que la reunión entre los cancilleres de México, Patricia Espinosa, y de Bolivia, David Choquehuanca, fue positiva porque se escuchó la posición del país andino, sobre el encuentro de los pueblos realizado en abril pasado en Cochabamba (centro). "Puedo dar cuenta que las conversaciones entre la canciller de México y el canciller de Bolivia, han sido muy positivas, muy francas y donde ambos ministros se comprometieron a seguir trabajando muy de cerca por los objetivos que nuestros dos países anhelan para Cancún", afirmó Gómez.
La canciller mexicana, Patricia Espinosa, comenzó este martes en Bolivia una gira para restablecer la credibilidad en la negociación para la próxima conferencia mundial sobre el cambio climático, según el funcionario mexicano. Espinosa continuará la gira con similares propósitos por Ecuador y Venezuela. Espinosa se entrevistó en La Paz con los ministros bolivianos de Exteriores, David Choquehuanca, y Medio Ambiente, María Udaeta. Los ministros no ofrecieron una conferencia de prensa como se esperaba.
El funcionario de la Cancillería mexicana reconoció que el Encuentro de los Pueblos del Mundo sobre Cambio Climático realizado en el departamento boliviano de Cochabamba (centro) fue un elemento complicado en las negociaciones sobre el cambio climático.
La reunión inaugurada por el presidente Evo Morales planteó la creación de un tribunal internacional para juzgar delitos ecológicos y que las naciones ricas paguen una "deuda histórica" por los daños causados al medio ambiente.
Además en el encuentro de los pueblos determinaron exigir a los países ricos reduzcan en 50 por ciento los gases de efecto invernadero antes de 2020.
El funcionario mexicano añadió que Choquehuanca y Espinoza coincidieron en que aún se requiere un gran esfuerzo político, creatividad, flexibilidad y un espíritu de negociación, por parte de todos los países para arribar a un resultado exitoso en Cancún.
LAS FUERZAS AÉREAS DE BOLIVIA Y BRASIL SE ADIESTRAN CONJUNTAMENTE CONTRA DELITOS
Revista Atenea de España (www.ateneadigital.es)
La Jefatura de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB), en un comunicado oficial, ha informado del desarrollo y objetivos del primer Ejercicio Operacional BOLBRA I que durante una semana han realizado conjuntamente, en la localidad de Chiquitos, Departamento Oriental de Santa Cruz, las Fuerzas Aéreas de Bolivia y Brasil con el objeto de adiestrarse en la neutralización y combate al tránsito de naves y aeronaves involucradas en el narcotráfico y otras actividades ilícitas trasnacionales.
Uno de los mayores problemas que preocupa a ambos países es el incremento del narcotráfico de droga desde Bolivia hacia Brasil. La Policía Federal brasileña reveló a principios de mes que el 59 por ciento de la cocaína decomisada este año en Brasil procede de Bolivia.El presidente boliviano, Evo Morales, también líder de los sindicatos de cultivadores de coca, ordenó en mayo reforzar las fronteras con Brasil y Paraguay para combatir el narcotráfico, el tráfico de armas y la explotación ilegal de recursos naturales.
Para la realización del ejercicio Operacional Bolbra I, ambas fuerzas aéreas destacaron a oficiales de Estado Mayor, pilotos, personal de defensa aérea y técnicos de mantenimiento que constituyeron centros de mando y control de la defensa aérea conjunta con "la aplicación de medidas de control y policía militar aérea, en cumplimiento a normas y convenios binacionales", indica la nota oficial.
En los ejercicios Bolbra I han intervenido en las acciones de vuelo tanto aviones convencionales de pistón Embraer A-29 Supertucano, Embraer E-99 y Cessna 210, como der turbina C-105 y T-33 y helicópteros UH-1H que dotan a ambas fuerzas aéreas. Aeronaves que a la finalización de los ejercicios fueron expuestas staticamente en la base de la Fuerza Aérea Boliviana de Santa Cruz de la Sierra.
De Iquique a Sao Paulo
DIARIO DE UN VIAJE TRANSOCEÁNICO
El Corredor Bioceánico es el sueño de una carretera que unirá a Santos en el Atlántico brasileño, con Iquique y Arica en el Pacífico. Sin embargo, esta ruta se puede recorrer hoy mismo. Los blogs mochileros comentan su mix de paisajes, climas y personas. Y un reportero de domingo ya la recorrió.
El Mercurio de Chile (www.diario.elmercurio.cl)
Entre Iquique y Sao Paulo, hay 2.453 kilómetros en línea recta, según Internet, y de 3.300 a 5.850 kilómetros de carreteras, dependiendo de los recortes de prensa que lea. La cifra da igual. Los he recorrido casi todos.
Los he recorrido por tierra. Sólo por tierra.
Los he recorrido en buses-cama relativamente cómodos, y en micros enloquecedoramente destartaladas, espantosamente ruidosas, cruzando ríos que podían colarse entre los asientos en cualquier momento. Los recorrí en un tren normal y en uno más curioso que parecía bus. En taxi. Los recorrí caminando. Casi todo el tiempo, los recorrí sin prisa, sin mapa, sin más pistas que éstas: salí un día de Iquique y, casi dos semanas después, esperaba llegar a Sao Paulo.
Eso me permitió hacer algunos desvíos breves y otros más largos. Recorrí esos kilómetros sin arreglos previos, sin reservar hotel, sin estar demasiado seguro de los horarios del transporte (ni siquiera de si había transporte). Con una mochila. Todo para confirmar lo que ya sospechaba: que el tan prometido -y demorado- Corredor Bioceánico (¿lo ha escuchado? Un mega camino internacional que uniría el comercio del Atlántico y el del Pacífico, con todo el flujo de camiones y dólares que eso implicaría) ya se podía hacer por tierra.
Sí, se podía.
La ruta era relativamente conocida entre mochileros europeos y estadounidenses que querían cruzar Bolivia -"el próximo Nepal", como dicen algunos medios internacionales especializados en viajes- y por brasileños que querían ver qué hay más allá del Pantanal, esa legendaria tierra inundada que llega hasta la frontera.
En este viaje vi caer una lluvia tan gruesa, tan amplia, tan furibunda, tan definitiva que ningún paraguas me habría salvado. Así que me dejé mojar. Vi migrantes discriminados en la frontera, activistas políticos, piqueteros que cortaban caminos. Vi mochileros europeos, mochileros estadounidenses. Comí sin miedo en sitios que no durarían tres segundos en una revisión de sanidad, pero que estaban llenos de felices clientes locales.
Estuve enfermo, tan enfermo que -como nunca- empecé a preocuparme. Y esa misma noche, creyendo que me había recuperado, tomé un bus. Y me arrepentí largamente.
Caminé ida y vuelta por una frontera, varias veces, buscando un taxi, llenando papeles, mirando con sospecha a los tipos amistosos que se acercaban a ofrecer sus servicios, esperando, viendo cómo unos funcionarios discriminaban unos pasaportes rojos y trataban con cierta benevolencia al mío, que es azul, todo el rato con la sensación de que si hubiese decidido pasar de largo, caminando, de un lado a otro de la frontera, de esa frontera entre Bolivia y Brasil, a nadie le habría importado demasiado.
Estuve en pueblitos que son menos que un punto en el mapa, y en ciudades; vi nieve, desierto, selva (no en el mismo sitio, se entiende); sentí intenso frío y calor húmedo. Estuve tentado, muchas veces de cambiar de rumbo para ver esto o aquéllo, y caí una vez en la tentación (y no me arrepiento todavía).
Pasé más de dos semanas en esto y sé que se puede viajar, por tierra, 3.300 o 5.850 kilómetros, depende de la ruta que elija, entre un puerto en el Pacífico (Iquique en mi caso) y otro en el Atlántico (Santos).
Sé, sobre todo, que vale la pena.
Oruro
Hay una trampa en todo esto. La idea era seguir el Corredor Bioceánico, pero estaba tan cerca. Tan cerca de Uyuni, el salar más grande del mundo: una extensa planicie cubierta por una fina capa de agua. Un espejo gigante donde el límite entre la tierra y el cielo se hace difuso.
Quería llegar a Oruro directo desde Iquique: en ese caso, habría pasado prácticamente al lado del salar -bueno, no tan al lado-, pero no había pasajes para salir de inmediato, así que tuve que darme una vuelta por Arica y cruzar la frontera, de madrugada, por Tambo Quemado.
En tiempo, es curioso, el viaje duraba casi lo mismo por cualquiera de las dos rutas. Y al menos en Tambo Quemado, el amanecer -cuando nos tocó hacer el control aduanero- nos regaló un cielo tan limpio que las cumbres blancas de nieve parecían recién pintadas, una brisa suave e intensamente fría, y la escasez de oxígeno propia de los 4.660 metros de altura a los que nos encontrábamos. Una bienvenida luminosa a Bolivia.
Más tarde, ya en Oruro, probando una carne sabrosa, un bistec bien delgado con papas fritas, esa imagen parecía un sueño.
Al otro lado de los ventanales ahumados de este restaurante en el centro, Oruro parecía a medio construir o a medio desmoronar. Había un desmadre de micros, taxis y motos, peleando la calle sin pavimentar, y entremedio de todo eso, una multitud de gente esquivando bocinazos y parachoques.
Tenían razón los comentarios en la web: Oruro parece lucir sólo para el carnaval.
Pagué y me fui a la estación de trenes. Según el mapa, parecía no demasiado lejos, pero como muchas calles no tenían nombre, me perdí. No era tan malo. Viajaba sin apuros, sin mapa. Encontré un mercadillo. Puras baratijas, pelotas plásticas, dulces sin etiquetar, toldos polvorientos. Salones de belleza en agrietados edificios de adobe. De puro perdido, di con una manifestación a favor de un candidato a gobernador. Había elecciones en Bolivia y algún candidato orureño aprovechaba las bandas de bronce y los bailarines del carnaval para promoverse.
Era una pequeña fiesta callejera que pronto atrajo grupos de turistas salidos del mismo lugar que andaba buscando: la estación de trenes.
Esa misma tarde salía uno a Uyuni. Había que hacer fila para comprar los boletos y los guardias repartían números antes de que se abrieran las boleterías. Llegado mi turno, sólo quedaban dos asientos. El tren Wara Wara era uno de los medios de transporte más populares en la zona. Tardaba 7 horas, costaba 40 bolivianos (menos de 6 dólares) y llegaría a Uyuni casi a las 3 de la mañana.
Debí reservar hotel.
Oruro (¡otra vez!)
El salar de Uyuni era el cielo interminable prometido.
Los montículos de sal tenían su reflejo perfecto en el agua. Las nubes. Los malditos jeeps, también.
Uyuni no era un secreto, claro. Daba igual la hora del tur, siempre habría una caravana de jeeps siguiendo la misma ruta, contando la misma historia. Si uno salía temprano, podía llegar antes y ver las cosas, al menos por unos minutos, solo.
Fue lo que hicimos: en mi vehículo iban dos parejas de recién casados canadienses y una japonesa que se hacía entender bastante bien en castellano. Y claro, había un chofer que de vez en cuando decía algo sobre lo que veíamos.
Los ruteros eran siempre los mismos: el cementerio de trenes (Uyuni fue, alguna vez, un importante centro ferroviario, donde llegaban trenes de todo el país para ser reparados), lleno de esqueletos oxidados donde los forasteros se turnaban para hacer la misma foto artística a los rieles todavía lustrosos que se perdían en el horizonte amarillento, y que luego se subían a los viejos carros y locomotoras para tomarse la foto saltando sobre ellos. Luego Colchani, el pueblito pegado al salar (que aún vive de la extracción de sal, a lo que ahora suman un poco de artesanía -en sal, claro- para vender a los turistas); alguno de los hoteles del salar (que en realidad están alrededor); el salar mismo donde se puede caminar un rato (y sentir la costra de sal raspando los pies, mientras el agua tibia de sol los acaricia); y el único y verdadero hotel del salar, construido por un vecino local hace ya muchos años.
Aquí paramos, comimos algo preparado por el chofer, y nos quedamos un buen rato esperando que los otros se aburrieran de las fotos, para intentar la nuestra: el gran espejo de agua para uno solo. No costaba tanto: luego de un rato, los choferes-guías llamaban a comer o los viajeros se entretenían recorriendo el amarillento interior del hotel (un refugio todo hecho de bloques de sal, sin agua ni alcantarillados, donde nadie pasa más de una noche).
Un cálculo rápido: esa mañana debía haber unos quince jeeps. A 30 dólares cada pasajero -lo que pagué yo, sin negociar- era un buen negocio.
Uyuni, el pueblo, vive de esto. El paseo principal, frente a la estación de trenes, era una mezcla de tiendas locales, cybercafés repletos de israelíes y dueños que se enojaban cuando usaban Skype con cámara, porque la señal era muy lenta, y pizzerías con mesas en la calle, repletas de cervezas y chicos vestidos como extras de la película La playa, de Leo DiCaprio.
Un San Pedro en potencia.
En Uyuni se podía pasar un buen rato. Las tarifas eran razonables y había sitios agradables para alojar, como el hostal Girasoles, donde a nadie le importó demasiado que llegara a las 4 de la mañana, sin reserva, ni que hubiese seis o siete tipos, al parecer trabajadores, cobijados junto a su puerta a la misma hora. Había mercados donde comprar frutas baratas, días soleados, mujeres de pollera amplia, trenzas intensamente negras y sombreros redondeados. Algunos bares, poquitos.
Pero tenía que partir, y tomé el primer bus que encontré a Oruro: una micro chatarrienta, cuyas latas empezaron a sonar apenas el chofer encendió el motor, con asientos estrechos y demasiados pasajeros. No había muchas alternativas: el tren saldría al día siguiente, y las otras líneas de buses no eran mejores (40 bolivianos).
Sin embargo, el plan era llegar a Oruro de madrugada, a eso de las tres de la mañana y salir de inmediato en los primeros buses que partieran a Cochabamba. Pero los piqueteros que protestaban por alguna razón que en el terminal nadie conocía, tenían cortado el camino justo antes de llegar a esa ciudad. Y nadie sabía cuándo volverían a salir.
"Un corte de caminos -murmuró la vendedora de boletos de la única empresa que parecía tener intenciones de salir igual- puede durar horas o semanas". Esperé hasta que un chofer se animó. A pocos kilómetros de Cochabamba, tuvimos que devolvernos con el bus medio vacío (muchos pasajeros decidieron seguir caminando) y pura incertidumbre. Ni la policía sospechaba cuándo podrían reabrir la ruta, y todos los caminos alternativos estaban cortados.
Cochabamba estaba incomunicada. Y yo me sentía atrapado en Oruro.
Santa Cruz
Así como se formó, inesperadamente, la protesta desapareció. Eso lo sabría mucho más tarde.
A la mañana siguiente, el bus partió otra vez, sin certeza de que lograría llegar a Cochabamba. Pagué los 25 bolivianos y tomé mi asiento. La policía tampoco tenía idea de lo que pasaba, así que confirmamos la apertura de la ruta de la manera más básica posible: pasando por la zona donde quedaban huellas de las piedras que habían obstaculizado el paso, y llegamos a Cochabamba a primeras horas de la tarde, luego de subir y bajar por valles verdes.
Cochabamba era otra cosa. Una ciudad histórica con un centro lleno de edificios añosos, un poco o muy ajados, casi ninguno bien conservado, con hermosos balcones de hierro y ese aire melancólico, nostálgico, esa grandeza venida a menos, que tiende a seducir a los fotógrafos.
El centro histórico de la ciudad estaba a pasos del terminal de buses y del hostal demasiado sencillo en el que alojé. La ciudad se recorría fácil: unas pocas cuadras donde había algunos museos, iglesias antiguas, una que otra galería (como la que funciona en la bien restaurada Casona Santivañes), y un montón de viejos negocios que parecían museos en sí mismo (farmacias, imprentas, paqueterías), y muy pocos cafés, a menos que me metiera por la arbolada avenida El Prado (con heladerías de sillas colorinches y restaurantes con un aire al Tavelli), o en la vieja plaza 14 de Septiembre, rodeada de edificios con galerías para protegerse de la lluvia que debía ser abundante, aunque ese día el cielo era brillante (en la esquina de España con Bolívar, el Café París servía como un escondite perfecto para mirar a los cochabambinos sin temor a ser descubierto, a cambio de un excelente café, aromático, amargo, por menos de dos dólares).
En Cochabamba podría haber pasado unos días. Hay notables asentamientos arqueológicos en los alrededores y varios edificios que quisiera visitar con más tiempo, pero rumores sobre la vuelta de los piqueteros a las carreteras me convencieron de salir rápido, así que partí a Santa Cruz al día siguiente en bus (30 bolivianos).
El camino desde Cochabamba era un viaje a través de los climas y paisajes de Bolivia. Llovía, había sol. Subíamos montañas y de pronto por las ventanas se veían nubes. Íbamos sobre las nubes. Cochabamba está a 2.570 metros, Santa Cruz a 416, y esa diferencia se sentía a cada rato en los oídos. En la respiración. En el camino que serpenteaba por entre las montañas.
Aquí estaba, pensé en ese momento, el principal problema para el paso de mercaderías con el que sueñan los presidentes de Chile, Brasil y Bolivia: caminos de tierra medios desmoronados, llenos de hoyos, donde filas de camiones esperan su turno para ponerse en riesgo subiendo empinadas cuestas y curvas a muy pocos kilómetros por hora.
A punta de frenos, nosotros llegamos bien.
Santa Cruz era sólo una escala. Nada personal. Había estado antes ahí, había escrito sobre este sitio, es una bonita ciudad, pujante, animada, divertida, pero ya tenía ganas de internarme en la Chiquitanía.
San José de Chiquitos
El Regional Santa Cruz-Puerto Quijarro, el tren (53 bolivianos) que usé para llegar a San José era como una película. Un documental, mejor dicho: por la ventana desfilaban paisajes y podía ver cómo la tierra se volvía cada vez más roja, las nubes aún más blancas, y las arboledas cada vez más frondosas. Era un estallido de exhuberancia vegetal. A bordo, el desfile era otro: una interminable secuencia de vendedoras de chocolates, dulces, bandejas de aluminio envueltas en plástico con platos preparados y todavía tibios (arroz, pollo, papas fritas), baldes repletos de un jugo de aspecto intimidante, bebidas frías. Por dos dólares, me atiborré de la versión boliviana del pan de queso brasileño y una fanta.
San José aparece en los mapas como el principal pueblo de la Chiquitanía, la región boliviana que limita con la frontera y con el Pantanal brasileño, y que es famosa por las misiones jesuíticas, por la sorprendente arquitectura de las iglesias que levantaron y por sus festivales de música barroca (si vio la película La misión, entenderá mejor), pero hasta aquí sólo llega el tren. Hay otros pueblos más grandes, mejor conservados, o más tradicionales, pero San José es la puerta de entrada para recorrerlos.
Aquí, una tarde, mientras llovía tan intensa como sorpresivamente (el día había amanecido radiante), una pareja con poleras de Evo pidió espacio en mi mesa (no había más), y luego de unos minutos de silencio, comenzaron a hablar del Presidente Evo y del Compañero Presidente, con tanto entusiasmo y elocuencia, pero sobre todo con tanta fe, que guardé gustoso el calendario de bolsillo con la sonriente cara de Jerjes, el candidato del MAS para gobernador de Santa Cruz, mientras seguía sorbiendo con ganas mi sopa de plátano.
Cuando terminó la lluvia, los compañeros del MAS se fueron y pude dar unas vueltas por el pueblo. No había mucho más que ver salvo la respectiva iglesia colonial, y esperar la hora exacta para hacer un recorrido por las otras misiones. O por el concierto de la tarde, que me recordaría la película de Irons y De Niro.
La frontera
Había llegado a Corumbá, ya en Brasil, hacia mediodía, luego de usar un extraño tren de dos vagones, muy adecuadamente llamado "Ferrobús" (por dentro, realmente parece un bus; 157 bolivianos, asiento-cama).
Había viajado durante la noche, amanecí sobre los rieles viendo en la pantalla del tren una película mormona que enseñaba a salvar el matrimonio, y buscaba una estación que sólo existía en los blogs de algunos viajeros: Puerto Suárez. Incluso aparecía en algunos mapas, justo pegado a la frontera. Pero el Ferrobús llegaba a Puerto Quijarro, y los pasajeros del asiento de atrás pidieron explicaciones y el chofer les dijo que el viaje terminaba ahí.
Puerto Quijarro no parecía valer la pena, así que bajé, tomé un taxi y diez minutos más tarde ya estaba en la frontera, donde un montón de bolivianos pedía instrucciones para cruzar ante la indolencia de sus funcionarios compatriotas, y donde otro montón de bolivianos hacía fila frente a los maltratos de los funcionarios brasileños.
Pasé sin problemas y diez minutos después estaba en mi hostal de Corumbá, justo antes de que el sol empezara a calcinar las calles.
Corumbá, en el estado de Mato Grosso do Sul, fue el puerto fluvial más importante del mundo a mediados del siglo 18, según una guía que leí en el hostal, pero no tenía demasiado en las calles que recordara ese esplendor. Sí había mucho comercio. Montones de tiendas.
La ciudad está pegada al río Paraguai, desde donde se podía bajar navegando hasta el río de la Plata, para alcanzar Montevideo y Buenos Aires. Desde la costanera, tenía una vista luminosa sobre el río, y el entusiasmo suficiente para dejar la tierra y tomar alguno de esos barcos hasta el Atlántico, pero pronto el calor me hizo cambiar de opinión y fui a cambiar dólares (fue más difícil de lo que parecía) y donde comer. En un bar esquinero, lleno de hinchas locales viendo un partido de Flamengo por la televisión, miré las mesas alrededor y pedí el plato que más se repetía: una abundante, generosa y sabrosa versión local del bistec a lo pobre, más una cerveza de litro, enfundada en una cubierta que se encargaría de mantener la temperatura pefecta.
Un paso fuera de la sombra y el sol se sentía brutal.
Esa misma noche, desperté a las cuatro de la madrugada, con el estómago a la miseria.
Al día siguiente, las cosas no mejoraban, así que suspendí todo paseo: sudaba, me dolía cada hueso conocido, y sólo me sentía capaz de tomar agua. Me pasé el día prácticamente sentado, con esa sensación de invalidez que produce el no estar en tu país, donde sabrías exactamente dónde ir. Qué hacer.
Apenas me sentí mejor, apuré el trámite: esa misma noche salía un bus hasta Campo Grande, ya a medio camino de Sao Paulo.
Fue un error que lamenté toda la noche, mientras viajaba en ese bus.
Final. Sao Paulo
Viajar por el lado brasileño no tenía más dificultad que las largas distancias.
Desde Corumbá, si no hubiese enfermado, me habría dejado caer en la tentación de recorrer el Pantanal, lugar donde había estado hace algunos años y era uno de los paisajes naturales más hermosos que haya visto (sólo hacer una cabalgata por esos campos eternos e inundados, con el agua hasta la guata del caballo, vale la pena), llenó de yacarés y aves impresionantes a la orilla del camino rojo que a veces es la única porción de tierra que se asoma sobre al agua.
Campo Grande fue sólo otro alto para comenzar a recuperarme de lo que fuese que me hubiese afectado: insolación o intoxicación. Campo Grande era, efectivamente, grande. Una enorme ciudad sobre colinas, con avenidas amplias, mucho comercio, casas acomodadas y modernísimo rodoviario desde donde podría haber tomado cualquier rumbo, pero decidí seguir con el mío.
Luego de un día de descanso y alrededor de dos semanas de viaje, ya estaba en Sao Paulo.
No seguiría a Santos. No era necesario. Ya sabía lo que necesitaba saber: aunque las autoridades aún no pudieran inaugurarlo, el Corredor Bioceánico se podía realizar. Se podía cruzar el continente de lado a lado, pero a mí a esas alturas ya sólo me interesaba la siguiente escala. Luego de 3.300 kilómetros o más de 5 mil, según el recorte de prensa que leyera, tomaría un avión.
El primero en días.
Los cortes de caminos, por protestas en Bolivia, pueden durar horas o días.
Corumbá, junto al río Paraguai, fue el mayor puerto fluvial del mundo.
RESCATAN A 12 DELFINES DE RÍO EN BOLIVIA
El Nuevo Herald de Estados Unidos (www.elnuevoherald.com)
Doce delfines de agua dulce han vuelto a casa después de varios meses de vivir atrapados en un río del oriente boliviano que quedó obstruido por la deforestación y las riadas, relató la bióloga que participó en el rescate. Los delfines, conocidos aquí como bufeos, dejaron su hogar en el Río Grande en el departamento oriental de Santa Cruz para procrear en las tranquilas aguas de un brazo de río Paila, pero las inundaciones de principios de año taponaron la salida al cauce mayor, explicó la bióloga Mariana Escobar.
El rescate concluyó el jueves y demoró seis días. Participaron cerca de un centenar de personas.
A 360 kilómetros al norte de la ciudad de Santa Cruz, la zona del rescate es remota y aislada. Todos los años en la época de lluvias las inundaciones cubren una vasta llanura boscosa y las aguas casi tocan la copa de los árboles.
Lo inasequible de la región permite el desarrollo de una rica flora y fauna todavía lejos de la zona de cultivos intensivos en Santa Cruz, el motor agroindustrial del país.
Los delfines de río son dóciles y curiosos y eso los hace vulnerables. Los que quedaron atrapados estaban condenados a morir. En época seca como la actual el nivel de los ríos baja y el cuerpo de agua donde quedaron atrapados era pequeño y la alimentación escaseaba. La sequía que este año se presenta más severa por causa del fenómeno climático de El Niño puso en grave peligro a los cetáceos.
Los rescatistas utilizaron redes para atraparlos. Un coche todo terreno se encargó de transportar por caminos pantanosos uno por uno a lo largo de dos kilómetros hasta el Río Grande y desde allí en una lancha hasta aguas más profundas.
Durante el rescate los delfines fueron recostados en colchones de espuma mientras biólogos los hidrataban todo el tiempo durante la travesía.
Los delfines de agua dulce viven en ríos profundos de la selva amazónica y buscan aguas más tranquilas para anidar donde además las madres enseñan a sus crías a pescar y alimentarse, dijo Escobar.
Bolivia es uno de los pocos lugares del continente donde no se come carne de ese cetáceo y por tanto no hay una amenaza directa, pero se trata de una especie vulnerable cuya vida depende en mucho del bosque que proporciona a los ríos frutos y nutrientes.
EL PAPA RECORDÓ A LOS MINEROS
El Comercial de Argentina (www.elcomercial.com.ar)
El ministro de Minería de Chile, Laurence Golborne, anunció ayer que en la madrugada del lunes comenzarán las perforaciones del ducto vertical de 66 centímetros por el que se pretende rescatar a los 33 mineros del yacimiento San José, quienes ayer fueron recordados por el papa Benedicto XVI en el tradicional rezo del Angelus.
"A ellos y a sus familiares los encomiendo a la intercesión de San Lorenzo (patrono de los mineros), asegurándoles mi cercanía espiritual y mis continuas oraciones, para que mantengan la serenidad en la espera de una feliz conclusión de los trabajos que se están llevando a cabo para su rescate", dijo el Papa al hablar en español ante los fieles desde su residencia de verano de Castel Gandolfo.
Golborne visitó durante la mañana a los familiares que se encuentran en las inmediaciones de la mina, que se derrumbó el 5 de agosto, para saber el estado en que se encuentran y dar información acerca de los trabajos. "Después de los mineros atrapados son los principales afectados (las familias). Los mineros allá abajo están hoy muy bien cuidados y ahora que ya los encontramos estamos muy esperanzados en el pronto rescate y el día que salgan probablemente vamos hacer una fiesta juntos", dijo el funcionario a Radio Cooperativa.
Aunque el ministro insiste en que los plazos del rescate se extenderán al menos tres meses, el presidente chileno, Sebastián Piñera, se comunicó con su par de Bolivia, Evo Morales, y le aseguró que en noviembre viajará a La Paz con su connacional Carlos Mamani, el único atrapado que no es chileno, según el diario El Mercurio.El ministro de Minería prefiere ser más cauto con los tiempos.
"El Gobierno estudia -al menos- 10 planes opcionales al trabajo de la perforadora, que esta medianoche comenzará a perforar la roca.
Son técnicas que no están probadas y que vamos a ir probando día a día", resaltó y consideró que los únicos plazos que se manejan por ahora son de tres a cuatro meses. "Si es más rápido, fantástico", destacó.
"Esperamos iniciar la perforación mañana. Hubo un retraso con una pieza del equipo que venía de Alemania y eso provocó un retraso de unas doce horas", explicó el ministro.
André Sougarret, ingeniero a cargo de las tareas de rescate, detalló que se reforzó la base desde la cual operará la perforadora Raise Borer Strata 950 de 38 toneladas de peso.
"La chimenea que estamos haciendo y que va al refugio bajará a 702 metros en línea recta" dijo Sougarret, quien estimó que el proceso tomará entre tres y cuatro meses.
Walter Herrera, ingeniero de la empresa de sondajes Geotec, anunció un "plan B" que podría demorar dos meses en llegar a los mineros y para el cual se traerá una máquina (T-130) desde la mina Collahuasi, en Iquique. Mientras tanto, otro de los planes, que se están llevando a cabo, consiste en ampliar la tercera sonda que llegó hasta el taller de la mina para poder enviar objetos de mayor tamaño. Los rescatistas están viendo si es posible ampliar aun más ese orificio como para que puedan pasar los cuerpos de los mineros, una técnica que también permitiría sacarlos en menos tiempo.
El diario La Tercera, en tanto, informó que el teniente José Luis Villegas, de 31 años, encabezará el equipo del Grupo de Operaciones Especiales que bajará a rescatar a los trabajadores, a quienes se piensa subir en un arnés. Villegas, el primero en recibir el llamado que alertó sobre el accidente, bajaría a la mina en un canasto, si la cavidad lo permite, o mediante sogas.
Recauda fondos para una escuela en Bolivia
TITIRILANDIA CELEBRA UN MARATÓN SOLIDARIO DE TÍTERES
Europa Press de España (www.europapress.es/madrid)
La Asociación Cultural Titirilandia celebrará mañana domingo en el Parque de El Retiro un maratón solidario de títeres cuyos fondos se destinarán a la ONG Ayuda en Acción para construir una escuela en Bolivia y en el que distintas compañías de títeres y cuentacuentos representarán de forma desinteresada varias funciones a lo largo del día.
El maratón dará clausura al Festival Titirilandia 2010, en el que además de las funciones, se organizará una tómbola solidaria, talleres y otras actividades. Los fondos recaudados se destinarán a la creación de la escuela seccional Tacara en Potosí, Bolivia, que beneficiará a 207 personas indígenas quechuas.
La comunidad de Tacara pertenece a la provincia José Maria Linares del departamento de Potosí. La lejanía en la cual se encuentra la comunidad de Tacara hace que exista poca atención por parte de las autoridades municipales y departamentales para cubrir sus necesidades básicas y sobre todo la infraestructura educativa.
La calidad de la educación a la que acceden los niños de Tacara es precaria ya que los docentes no cuentan con las capacidades necesarias para desarrollar su trabajo. Además, los niños deben recorrer 15 kilómetros hasta llegar a la escuela más cercana y el 42 por ciento de ellos no concluye la educación primaria obligatoria.
El objetivo general del proyecto es contribuir a la mejora de la educación de los niños y niñas indígenas de la comunidad de Tacara a través de la dotación de infraestructura educativa, que les permita llevar una vida mas digna y justa.
ORGULLO NACIONAL
La aerolínea cuenta con la joya de la compañía, un Jumbo 747-400 llamado Súper Torísimo que ofrece una Primera Clase que brinda un servicio nunca visto en Bolivia.
El Mensajero de Argentina (www.mensajeroweb.com.ar)
La Clase Torísima es algo nunca visto en Bolivia, ya que presenta características exclusivas las cuales le permiten al pasajero tener un vuelo más relajado entre América y España. El Boeing 747-400 permite viajar a 14 pasajeros con la comodidad de un hotel.
“Con este avión de última generación que es la evolución del Torísimo, le daremos a nuestros usuarios un servicio sofisticado y exclusivo que está a la altura de las mejores aerolíneas del mundo”, dijo Humberto Roca presidente de la compañía.
Cabinas confortables
La aerolínea ha dividido el avión en tres clases: Turista, Premium y Torísima. Esta última cuenta con asientos de cuero que se convierten en cama, ofreciendo comodidad y confort a los viajeros. Además cada uno de ellos está separado en boxes individuales con lámparas personales para que el pasajero pueda leer o trabajar con su notebook sin problema, para la cual hay un enchufe, que sirve para recargar la batería o trabajar conectado a la red eléctrica.
Los asientos poseen una amplia mesa escritorio para uso simultáneo de laptop y block de notas.La cabina ha sido insonorizada y está provista de un ambiente con iluminación nocturna en matices cromáticos anti-stress.
Variedad en entretenimiento
Para que el vuelo sea más corto y entretenido, AeroSur cuenta con una gran variedad de entretenimientos a bordo. Gracias a las pantallas personales durante el vuelo los pasajeros podrán disfrutar del sistema de video multimedia con variedad de películas bolivianas; también podrán observar videos turísticos de todas las regiones de Bolivia y si alguno de los pasajeros quiere leer algún libro puede elegir entre 12 obras de escritores nacionales que estarán a su disposición para promocionar la cultura del país en el exterior, o si así lo desea ver y escuchar los DVDs o CDs provistos por el mismo pasajero. “Queremos que nuestra gente se sienta orgullosa de subir a un avión boliviano”, expresó el gerente internacional de AeroSur, Hugo Díaz.
Placeres gastronómicos
El avión cuenta con un bar en el pasillo de la Clase Torísima en el que los pasajeros pueden degustar cócteles, bebidas espirituosas y whisky 18 años on-demand, además de disfrutar de un variado y exquisito menú de comidas en un espacio muy similar a un restaurante personal.
PrivilegiosEl pasajero de la Clase Torísima puede disfrutar del Salón VIP AeroSur en el aeropuerto Viru Viru de Santa Cruz, y del salón Cibeles en Madrid-Barajas; contar con servicio personalizado desde el check-in hasta el retiro de equipajes, desembarque y entrega de equipaje prioritario y la tasa de embarque prepagada en Bolivia.
Confort para el descanso
Los pasajeros que viajan en la primera clase de AeroSur reciben un pijama exclusivo del Super Torísimo diseñado por Liliana Castellanos, un par de pantuflas, un neceser de cuero y dos cómodas almohadas de plumas de diseño exclusivo con edredón y cubre cama de puro algodón haciendo juego.
Coroma estuvo en el foco de las noticias del mundo por el paro general de Potosí, que duró 19 días, para defender como suya esta pequeña población, en el límite con Oruro, y el cerro Pahua, un yacimiento rico en piedra caliza. En los días de negociación en Sucre, hace dos semanas, algunos ingenieros mineros potosinos, molestos con el Gobierno, aseguraban que el problema de límites no se resolvía porque el Ejecutivo quería dárselo a Irán.
Ninguno aportó alguna prueba excepto su intuición y experiencia, pero un informe del Servicio Geológico de Estados Unidos confirma que en la zona hay uranio, oro, plata y cobre, entre otros metales valiosos, que la hacen inmensamente atractiva para desarrollar minería a gran escala.
Marco Montoya, ingeniero minero y militar retirado, entregó al Diario Mayor una copia del mapa elaborado por los ingenieros estadounidenses Steve Ludington y Denis P. Cox, de 1992, denominado Mapa de áreas permisivas y favorables para tipos seleccionados de yacimientos minerales en el altiplano y la Cordillera Oriental de Bolivia.
En él se muestra una enorme área que, según Montoya, abarca más de 100.000 hectáreas en las que hay uranio y otros minedispersos. Desde el límite en conflicto (territorio entre Coroma, Potosí, y Sevaruyo, Oruro), la riqueza dormida se tiende hacia el sur, siguiendo la Cordillera de los Frailes, hasta llegar al salar de Uyuni, desierto blanco de 10.000 kilómetros cuadrados que guarda la mitad de las reservas mundiales de litio.
Montoya explica que el trabajo fue realizado desde 1992 por seis científicos de Estados Unidos y con ayuda de la NASA. Él ingresó al proyecto en 2000, cuando tenía el grado de capitán, como contraparte del Ministerio de Defensa. En esa oportunidad se mapeó todo el territorio nacional vía satélite, con una resolución de dos píxeles por cada metro cuadrado, lo que, según Montoya, la hace 100% confiable. Explica que lo que se descubrió es que en toda la zona existen minerales complejos de alta ley, no sólo uranio, sino también oro, plata y cobre diseminados y mezclados. Incluso se logró ubicar sodio, que, según Montoya, es más valioso que el oro. “Este país nació minero y morirá minero. Son 100.000 hectáreas de yacimiento que se las puede trabajar a cielo abierto. Imagínese, Chuquicamata ha hecho rico a Chile, pero ésto es 10 veces más grande”, dijo Montoya.
Consultado al respecto, el presidente del Comité Cívico de Potosí, Celestino Condori, explicó que su institución se maneja con datos del Servicio Nacional de Geología y Técnico de Minas (Sergeotecmin) y que nunca se les informó de que había estos reservorios en la zona. Aseguró que su lucha estaba más orientada a conseguir que se instale en la zona de Coroma una planta de cemento.
Édgar Sánchez, secretario general de la Gobernación de Oruro, coincidió con Condori y se limitó a decir que no conoce nada del tema.
El que mostró mucho interés al respecto fue Héctor Córdova, viceministro de Minería, que señaló que el Gobierno estaba buscando la forma de mapear por satélite el territorio nacional y que, pese a que se buscó durante un día, el informe realizado por los estadounidenses no fue en encontrado en Sergeotecmin. Consideró el informe como una especie de mapa del tesoro y una noticia alentadora para el país y para la zona en cuestión, que alberga pueblos con más de la mitad de sus habitantes por debajo de la línea de la indigencia. Montoya asegura que todos los informes están en el Gobierno y no sabe por qué la Comisión Minera de Bolivia “está haciendo equivocarse al Presidente”. Dice que trabajar la zona como cantera de piedra caliza es desperdiciarla, ya que la tonelada de cemento se cotiza en alrededor de los Bs 1.000, mientras que los concentrados de cobre, por ejemplo, superan los $us 3.000 por tonelada.
Sin embargo, que exista la reserva no implica que sea rentable. Eduardo Elder, ingeniero nuclear que ha instalado plantas en Argentina, Bélgica y España, explica que producir uranio no es tarea sencilla, aunque es posible. Comparado con la producción de sulfato de litio en el salar de Uyuni (base para producir baterías), Elder considera que es más difícil por los riesgos que entraña manejar elementos radioactivos. Considera que lo primero que se debe hacer como país es encontrar buenos geólogos y metalurgistas que sepan cuáles son los métodos de molienda y lixiviado para concentrar el mineral. Luego, explica que ese concentrado se necesita transportar a un lugar en el que haya electricidad, ya que, caso contrario, se debería construir toda una ciudad en la zona para instalar otra planta que elimine todas las impurezas del mineral para llegar a producir ‘yellowcake’ (torta amarilla y óxido de uranio), que puede exportarse a otros países para que sea enriquecido para utilizarse como combustible de plantas nucleares, de institutos de investigación o de vehículos nucleares.
Elder advierte, sin embargo, de los peligros de la minería en zonas en las que hay uranio. Explica que una de las degradaciones de este mineral es el gas argón, que se encuentra asociado a los yacimientos y es radioactivo. Este ‘gas noble’ emite una ‘partícula alfa’ que puede ser fácilmente detenida por un guante de látex, pero si es aspirada por el trabajador, provoca serias alteraciones en su salud. Señala que este gas es liberado aunque no se busque extraer el uranio, por lo que recomienda trabajar en minas ventiladas y con la protección adecuada.
Hay ofertas de partidas desde Bolivia en la red
Dos avisos en la página Mundo Anuncios ofrecen uranio explotado en Bolivia. Se trata de dos cargas de dos y seis toneladas con concentraciones que varían entre el 51% y 61% que se pusieron en oferta entre 2008 y 2009. Los ofertantes aseguraron que se encuentran en Santa Cruz y La Paz, y que estaban listas para ser exportadas.
Según explica Marco Montoya, el uranio en Bolivia se de-secha. Señala que en las zonas de yacimientos existen otros metales que están siendo explotados y que el uranio se bota como ‘caja’ o desperdicio.Eduardo Elder cree que las ofertas de Internet pueden ser hallazgos de uranio producto de la explotación de otros minerales. Lo consideró como algo residual y de poca posibilidad de mercado, ya que es poca cantidad por las concentraciones explicadas.
Desde mayo de este año, el Estado retomó las exploraciones de uranio a partir de la mina Cotaje, que se encuentra en la zona del territorio en disputa entre Oruro y Potosí. Allí, en la década de los años 70 y 80, hubo trabajos experimentales e incluso se logró refinar dos kilos de Yellowcake.
El Estado no lo ha tomado como una prioridad y ha destinado $us 450.000 a su prospección. Esto se produce un año después de que el servicio de Inteligencia de Israel acusara a Bolivia de proveer uranio a Irán, algo que fue negado por el Gobierno y que sería difícil, ya que, según Elder, con la tecnología boliviana actual se necesitaría transportar toneladas de basura para obtener unos gramos de uranio.
Las cifras
140.000Toneladas, es el mínimo estimado en el yacimiento descrito por el informe estadounidense
450.000Dólares es lo que ha destinado Bolivia para explorar reservas de uranio desde mayo de este año
100.000Hectáreas es lo que mide el reservorio delimitado por la prospección satelital hecha por EEUU
En el país
- Equivalencias. 1 kilo de uranio equivale a 100 barriles de petróleo; 20.000 m3 de gas; 35 t de carbón; 100 t de leña.
- Inicios. A partir de la década del 70, la Comisión Boliviana de Energía Nuclear, mediante su Departamento de Exploración de Minerales, inició investigaciones sobre la existencia de uranio en Bolivia, conformando un equipo de especialistas y expertos nacionales que tuvieron entrenamiento en centros de energía nuclear de Europa para realizar labores de prospección, exploración y explotación de minerales de uranio y torio.
- Descubrimiento. Se encontró el yacimiento de Cotaje, situado en la Provincia Antonio Quijarro de Potosí y anomalías puntuales radioactivas en el altiplano y el Escudo Precámbrico del oriente.
- Segunda ola. El Servicio Geológico de Bolivia, junto a su similar de Gran Bretaña, exploró el Precámbrico en el año 1980, verificándose la existencia de minerales de torio-uranio, tantalita y tierras raras. La Empresa Canadiense Mega Uranium, asociada con la Intrepid Mines, tuvieron inversiones para explorar el mineral de uranio en diferentes áreas de Bolivia, pero se desconocen sus resultados.
- Producción. Según La Patria, a partir de 1970, la Comisión Boliviana de Energía Atómica (Coboen) inició las investigaciones sobre la explotación del mineral de uranio en el cerro Cotaje. Se montó una planta de lixiviación para tratamiento de aquél mineral, de manera que en 1974 se logró producir 2 Kg de concentrado de uranio denominado ‘yellowcake’ (torta amarilla) con una pureza del 60 % en un periodo de seis meses, el mismo que fue entregado al presidente de la República de ese entonces, Hugo Banzer Suárez. De esta manera, Bolivia se constituía en el segundo país productor de este mineral, después de Argentina. Posteriormente se proyectó la inversión de $us 308.600 para la puesta en marcha de la industrialización del mineral de uranio en una primera fase, proveyéndose una producción anual de 4.000 Kg de yellowcake.
- En Santa Cruz. Según Eduardo Elder, ingeniero nuclear, existe abundancia de torio y uranio en Manomó, zona minera situada al norte del parque nacional Noel Kempff Mercado. Explica también que la zona es rica en fosfato, que puede ser explotado para la producción de fertilizante mucho más efectivo que la úrea. (www.eldeber.com.bo)
FIDEL CASTRO: “LLEGUÉ A ESTAR MUERTO, PERO RESUCITÉ”
“Hay que persuadir a Obama de que evite la guerra nuclear”. “No quiero estar ausente en estos días. El mundo está en la fase más interesante y peligrosa de su existencia y yo estoy bastante comprometido con lo que vaya a pasar. Tengo cosas que hacer todavía”.
La Jornada de México (www.jornada.unam.mx)
Estuvo cuatro años debatiéndose entre la vida y la muerte. En un entrar y salir del quirófano, entubado, recibiendo alimentos a través de venas y catéteres y con pérdidas frecuentes del conocimiento…
“Mi enfermedad no es ningún secreto de Estado”, habría dicho poco antes de que ésta hiciera crisis y lo obligara a “hacer lo que tenía que hacer”: delegar sus funciones como presidente del Consejo de Estado y, consecuentemente, como comandante en jefe de las fuerzas armadas de Cuba.
“No puedo seguir más”, admitió entonces –según revela en ésta su primera entrevista con un medio impreso extranjero desde entonces–. Hizo el traspaso del mando, y se entregó a los médicos.
La conmoción sacudió a la nación entera, a los amigos de otras partes; hizo abrigar esperanzas revanchistas a sus detractores, y puso en estado de alerta al poderoso vecino del norte. Era el 31 de julio de 2006 cuando dio a conocer, de manera oficial, la carta de renuncia del máximo líder de la Revolución cubana.
Lo que no consiguió en 50 años su enemigo más feroz (bloqueos, guerras, atentados ) lo alcanzó una enfermedad sobre la que nadie sabía nada y se especulaba todo. Una enfermedad que al régimen, lo aceptara o no, iba a convertírsele en “secreto de Estado”.
(Pienso en Raúl, en el Raúl Castro de aquellos momentos. No era sólo el paquete que le habían confiado casi de buenas a primeras, aunque estuviera acordado de siempre; era la delicada salud de su compañera Vilma Espín –quien poco después fallecería víctima de cáncer–, y la muy probable desaparición de su hermano mayor y jefe único en lo militar, en lo político, en lo familiar.)
Hoy hace 40 días Fidel Castro reapareció en público de manera definitiva, al menos sin peligro aparente de recaída. En un clima distendido y cuando todo hace pensar que la tormenta ha pasado, el hombre más importante de la Revolución cubana luce rozagante y vital, aunque no domine del todo los movimientos de sus piernas.
Durante alrededor de cinco horas que duró la charla-entrevista –incluido el almuerzo– con La Jornada, Fidel aborda los más diversos temas, aunque se obsesione con algunos en particular. Permite que se le pregunte de todo –aunque el que más interrogue sea él– y repasa por primera vez y con dolorosa franqueza algunos momentos de la crisis de salud que sufrió los pasados cuatro años.
“Llegué a estar muerto”, revela con una tranquilidad pasmosa. No menciona por su nombre la divertículis que padeció ni se refiere a las hemorragias que llevaron a los especialistas de su equipo médico a intervenirlo en varias o muchas ocasiones, con riesgo de perder la vida en cada una.
Pero en lo que sí se explaya es en el relato del sufrimiento vivido. Y no muestra inhibición alguna en calificar la dolorosa etapa como un “calvario”.
“Yo ya no aspiraba a vivir, ni mucho menos... Me pregunté varias veces si esa gente (sus médicos) iban a dejarme vivir en esas condiciones o me iban a permitir morir... Luego sobreviví, pero en muy malas condiciones físicas. Llegué a pesar cincuenta y pico de kilogramos.”
“Sesenta y seis kilogramos”, precisa Dalia, su inseparable compañera que asiste a la charla. Sólo ella, dos de sus médicos y otros dos de sus más cercanos colaboradores están presentes.
–Imagínate: un tipo de mi estatura pesando 66 kilos. Hoy alcanzo ya entre 85 y 86 kilos, y esta mañana logré dar 600 pasos solo, sin bastón, sin ayuda.
“Quiero decirte que estás ante una especie de re-su-ci-ta-do”, subraya con cierto orgullo. Sabe que además del magnífico equipo médico que lo asistió en todos estos años, con el que se puso a prueba la calidad de la medicina cubana, ha contado su voluntad y esa disciplina de acero que se impone siempre que se empeña en algo.
–No cometo nunca la más mínima violación –asegura–. De más está decir que me he vuelto médico con la cooperación de los médicos. Con ellos discuto, pregunto (pregunta mucho), aprendo (y obedece)...
Conoce muy bien las razones de sus accidentes y caídas, aunque insiste en que no necesariamente unas llevan a las otras. “La primera vez fue porque no hice el calentamiento debido, antes de jugar basquetbol.” Luego vino lo de Santa Clara: Fidel bajaba de la estatua del Che, donde había presidido un homenaje, y cayó de cabeza. “Ahí influyó que los que lo cuidan a uno también se van poniendo viejos, pierden facultades y no se ocuparon”, aclara.
Sigue la caída de Holguín, también cuan grande es. Todos estos accidentes antes de que la otra enfermedad hiciera crisis y lo dejara por largo tiempo en el hospital.
“Tendido en aquella cama, sólo miraba a mi alrededor, ignorante de todos esos aparatos. No sabía cuánto tiempo iba a durar ese tormento y de lo único que tenía esperanza es de que se parara el mundo”, seguro para no perderse de nada. “Pero resucité”, dice ufano.
–Y cuando resucitó, comandante, ¿con qué se encontró? –le pregunto.
–Con un mundo como de locos... Un mundo que aparece todos los días en la televisión, en los periodicos, y que no hay quien entienda, pero el que no me hubiera querido perder por nada del mundo –sonríe divertido.
Con una energía sorprendente en un ser humano que viene levantándose de la tumba –como él dice– y con la mismísima curiosidad intelectual de antes, Fidel Castro se pone al día.
Dicen, los que lo conocen bien, que no hay un proyecto, colosal o milimétrico, en el que no se empeñe con una pasión encarnizada y que en especial lo hace si tiene que enfrentarse a la adversidad, como había sido y era el caso.
“Nunca como entonces parece de mejor humor.” Alguien que cree conocerlo bien le dijo: “las cosas deben andar muy mal, porque usted está rozagante”.
La tarea de acumulación informativa cotidiana de este sobreviviente comienza desde que despierta. A una velocidad de lectura que nadie sabe con qué método consigue, devora libros; se lee entre 200 y 300 cables informativos por día; está pendiente y al momento de las nuevas tecnologías de la comunicación; se fascina con Wikileaks, “la garganta profunda del Internet”, famosa por la filtración de más de 90 mil documentos militares sobre Afganistán, en los que este nuevo “navegante” está trabajando.
–¿Te das cuenta, compañera, de lo que esto significa? –me dice–. Internet ha puesto en manos de nosotros la posibilidad de comunicarnos con el mundo. Con nada de esto contábamos antes –comenta, al tiempo que se deleita viendo y seleccionando cables y textos bajados de la red, que tiene sobre el escritorio: un pequeño mueble, demasiado pequeño para la talla (aun disminuida por la enfermedad) de su ocupante.
–Se acabaron los secretos, o al menos eso pareciera. Estamos ante un “periodismo de investigación de alta tecnología”, como lo llama el New York Times, y al alcance de todo el mundo.
–Estamos ante el arma más poderosa que haya existido, que es la comunicación –ataja–. El poder de la comunicación ha estado, y está, en manos del imperio y de ambiciosos grupos privados que hicieron uso y abuso de él. Por eso los medios han fabricado el poder que hoy ostentan.
Lo escucho y no puedo menos que pensar en Chomsky: cualquiera de las trapacerías que el imperio intente debe contar antes con el apoyo de los medios, principalmente periódicos y televisión, y hoy, naturalmente, con todos los instrumentos que ofrece la Internet.
Son los medios los que antes de cualquier acción crean el concenso. “Tienden la cama”, diríamos... Acondicionan el teatro de operaciones.
Sin embargo, acota Fidel, aunque han pretendido conservar intacto ese poder, no han podido. Lo están perdiendo día con día. En tanto que otros, muchos, muchísimos, emergen a cada momento…
Se hace entonces un reconocimiento a los esfuerzos de algunos sitios y medios, además de Wikileaks: por el lado latinoamericano, a Telesur de Venezuela, a la televisión cultural de Argentina, el Canal Encuentro, y a todos aquellos medios, públicos o privados, que enfrentan a poderosos consorcios particulares de la región y a trasnacionales de la información, la cultura y el entretenimiento.
Informes sobre la manipulación de los poderosos grupos empresariales locales o regionales, sus complots para entronizar o eliminar gobiernos o personajes de la política, o sobre la “tiranía” que ejerce el “imperio” a través de las trasnacionales, están ahora al alcance de todos los mortales.
Pero no de Cuba, que apenas dispone de una entrada de Internet para todo el país, comparable a la que tiene cualquier hotel Hilton o Sheraton.
Ésa es la razón por la que conectarse en Cuba es desesperante. La navegación es como si se hiciera en cámara lenta.
–¿Por qué es todo esto? –pegunto.
–Por la negativa rotunda de Estados Unidos a darle acceso a lnternet a la isla, a través de uno de los cables submarinos de fibra óptica que pasan cerca de las costas. Cuba se ve obligada, en cambio, a bajar la señal de un satélite, lo que encarece mucho más el servicio que el gobierno cubano ha de pagar, e impide disponer de un mayor ancho de banda que permita dar acceso a muchos más usuarios y a la velocidad que es normal en todo el mundo, con la banda ancha.
Por estas razones el gobierno cubano da prioridad para conectarse no a quienes pueden pagar por el costo del servicio, sino a quienes más lo necesitan, como médicos, académicos, periodistas, profesionistas, “cuadros” del gobierno y clubes de Internet de uso social. No se puede más.
Pienso en los descomunales esfuerzos del sitio cubano Cubadebate para alimentar al interior y llevar hacia el exterior la información del país, en las condiciones existentes. Pero, según Fidel, Cuba podrá solucionar pronto esta situación.
Se refiere a la conclusión de las obras de cable submarino que se tiende del puerto de La Guaira, en Venezuela, hasta las cercanías de Santiago de Cuba. Con estas obras, llevadas adelante por el gobierno de Hugo Chávez, la isla podrá disponer de banda ancha y posibilidades de acometer una gran ampliación del servicio.
–Muchas veces se ha señalado a Cuba, y en particular a usted, de mantener una posición antiestadunidense a rajatabla, y hasta han llegado a acusarlo de guardar odio hacia esa nación –le digo.
—Nada de eso –aclara–. ¿Por qué odiar a Estados Unidos, si es sólo un producto de la historia?
Pero, en efecto: hace apenas como 40 días, cuando todavía no había terminado de “resucitar” se ocupó –para variar–, en sus nuevas Reflexiones, de su poderoso vecino.
“Es que empecé a ver bien clarito los problemas de la tiranía mundial creciente… –y se le presentó, a la luz de toda la información que manejaba, la “inminencia de un ataque nuclear que desataría la conflagración mundial.”
Todavía no podía salir a hablar, a hacer lo que está haciendo ahora, me indica. Apenas podía escribir con cierta fluidez, pues no sólo tuvo que aprender a caminar, sino también, a sus 84 años, debió volver a aprender a escribir..
“Salí del hospital, fui para la casa, pero caminé, me excedí. Luego tuve que hacer rehabilitación de los pies. Para entonces ya lograba comenzar de nuevo a escribir.
“El salto cualitativo se dio cuando pude dominar todos los elementos que me permitían hacer posible todo lo que estoy haciendo ahora. Pero puedo y debo mejorar... Puedo llegar a caminar bien. Hoy, ya te dije, caminé 600 pasos solo, sin bastón, sin nada, y esto lo debo conciliar con lo que subo y bajo, con las horas que duermo, con el trabajo.”
–¿Qué hay detrás de este frenesí en el trabajo, que más que a una rehabilitación puede conducirlo a una recaída?
Fidel se concentra, cierra los ojos como para empezar un sueño, pero no... vuelve a la carga:
“No quiero estar ausente en estos días. El mundo está en la fase más interesante y peligrosa de su existencia y yo estoy bastante comprometido con lo que vaya a pasar. Tengo cosas que hacer todavía.”
¿Cómo cuáles?
–Como la conformación de todo un movimiento antiguerra nuclear –es a lo que viene dedicándose desde su reaparición.
“Crear una fuerza de persuasión internacional para evitar que esa amenaza colosal se cumpla” representa todo un reto, y Fidel nunca ha podido resistirse a los retos.
“Al principio yo pensé que el ataque nuclear iba a darse sobre Corea del Norte, pero pronto rectifiqué porque me dije que ése lo paraba China con su veto en el Consejo de Seguridad...
“Pero lo de Irán no lo para nadie, porque no hay veto ni chino ni ruso. Luego vino la resolución (de Naciones Unidas), y aunque vetaron Brasil y Turquía, Líbano no lo hizo y entonces se tomó la decisión.”
Fidel convoca a científicos, economistas, comunicadores, etcétera, a que den su opinión sobre cuál puede ser el mecanismo mediante el cual se va a desatar el horror, y la forma en que puede evitarse. Hasta a ejercicios de ciencia ficción los ha llevado.
“¡Piensen, piensen!”, anima en las discusiones. “Razonen, imaginen”, exclama el entusiasta maestro en que se ha convertido en estos días.
No todo el mundo ha comprendido su inquietud. No son pocos los que han visto catastrofismo y hasta delirio en su nueva campaña. A todo esto habría que agregar el temor que a muchos asalta, de que su salud sufra una recaída.
Fidel no ceja: nada ni nadie es capaz de frenarlo siquiera. Él necesita, a la mayor brevedad, CONVENCER para así DETENER la conflagración nuclear que –insiste– amenaza con desaparecer a una buena parte de la humanidad. “Tenemos que movilizar al mundo para persuadir a Barack Obama, presidente de Estados Unidos, de que evite la guerra nuclear. Él es el único que puede, o no, oprimir el botón.”
Con los datos que ya maneja como un experto, y los documentos que avalan sus dichos, Fidel cuestiona y hace una exposición escalofriante:
–¿Tú sabes el poder nuclear que tienen unos cuantos países del mundo en la actualidad, comparado con el de la época de Hiroshima y Nagazaki?
“Cuatrocientas setenta mil veces el poder explosivo que tenía cualquiera de las dos bombas que Estados Unidos arrojó sobre esas dos ciudades japonesas. ¡Cuatrocientas setenta mil veces más!”, subraya escandalizado.
Esa es la potencia que tiene cada una de las más de 20 mil armas nucleares que –se calcula– hay hoy día en el mundo.
Con mucho menos de esa potencia –con tan sólo 100– ya se puede producir un invierno nuclear que oscurezca el mundo en su totalidad.
Esta barbaridad puede producirse en cosa de unas días, para ser más precisos, el 9 de septiembre próximo, que es cuando vencen los 90 días otorgados por el Consejo de Seguridad de la ONU para comenzar a inspeccionar los barcos de Irán.
–¿Tú crees que los iraníes van a retroceder? ¿Tú te los imaginas? Hombres valientes, religiosos que ven en la muerte casi un premio... Bien, los iraníes no van a ceder, eso es seguro. ¿Van a ceder los yanquis? Y, ¿qué va a pasar si ni uno ni otro ceden? Y esto puede ocurrir el próximo 9 de septiembre.
“Un minuto después de la explosión, más de la mitad de los seres humanos habrán muerto, el polvo y el humo de los continentes en llamas derrotarán a la luz solar, y las tinieblas absolutas volverán a reinar en el mundo”, escribió Gabriel García Máquez con ocasión del 41 aniversario de Hiroshima. “Un invierno de lluvias anaranjadas y huracanes helados invertirán el tiempo de los océanos y voltearán el curso de los ríos, cuyos peces habrán muerto de sed en las aguas ardientes... La era del rock y de los corazones trasplantados estará de regreso a su infancia glacial...”
Editorial
SANO EGOÍSMO
El País de Uruguay (www.elpais.com.uy)
El gobierno le ofreció a Bolivia "por lo menos" diez hectáreas marítimas en la bahía de Montevideo, en aguas profundas, "para establecer allí un territorio boliviano enclavado en el puerto" (EPA) donde se instalaría una refinería para industrializar gas natural de aquel país. Un alto funcionario uruguayo habló de la "construcción en conjunto" de un "puerto compartido", con Bolivia y Paraguay, en territorio uruguayo. El ministro de Relaciones Exteriores paraguayo, a su vez, informó que en la reciente reunión de Asunción, "el presidente Mujica ratificó la voluntad de ceder un puerto de aguas profundas para el Paraguay" (El País, 16 de agosto).
El Uruguay también ofreció construir barcazas fluviales para aquellos dos países, "lo cual le daría autonomía a los países para la salida al mar". Es una buena idea. Pero sería oportuno recordar que el Paraguay estableció comunicaciones "autónomas" con ultramar mucho antes que nosotros. En su momento, el Estado paraguayo contó con una flota mercante moderna que ofrecía servicios con el Río de la Plata (basta mencionar el caso del vapor de ruedas "Tacuarí", botado en 1854). Es cierto, no faltarán quienes sostengan que estas referencias históricas no tienen mucho sentido ahora. Pero se equivocan profundamente. La única forma de comprender adecuadamente la importancia de los intereses fluviales, marítimos y portuarios uruguayos es conociendo la geografía y la historia de la cuenca del Plata.
Debería preocupar la propuesta de ceder un enclave en la bahía de Montevideo (¿alguien se detuvo a averiguar qué es, para el derecho Internacional, un "enclave"?) extranjero. Igual con la idea de "ceder" un punto en la costa atlántica para un proyecto portuario "conjunto" o "compartido", o como sea que quieran llamarlo. ¿A qué se debe este afán de entregar partes estratégicas de nuestro territorio a potencias extranjeras, aunque pertenezcan a la región? ¿No será, en el fondo, un corolario de esa equivocada perspectiva de que somos un "pequeño país"?
Si deseamos ayudar a nuestros vecinos de Urupabol, lo que debemos hacer es aprovechar al máximo las ventajas competitivas naturales que tiene el Uruguay para que las empresas estatales y privadas de nuestro país les ofrezcan servicios de transporte fluvial y marítimo, y portuarios modernos, económicos y eficientes. Para ello no es necesario invertir tiempo y energía en proyectos funambulescos o de muy largo plazo. Podemos comenzar hoy con iniciativas concretas, posibles, de aplicación inmediata y que producirán beneficios a corto plazo.
Incluyendo construir la hidrovía del río Uruguay, profundizar los canales de Martín García, seguir mejorando el puerto de Montevideo y profundizar gradualmente sus canales de acceso y desarrollar las comunicaciones internas y regionales, incluyendo el ferrocarril.
Está bien ser generoso con nuestros vecinos; pero la generosidad bien entendida comienza por casa. De esta manera, el Uruguay, al perseguir, con sano egoísmo, su interés nacional contribuirá al desarrollo y prosperidad de todos sus vecinos.
"Asegurar a Paraguay y Bolivia servicios portuarios eficientes y a costos razonables".
¿CUÁNTA GENTE SE VA Y POR CUÁNTO TIEMPO A CAUSA DE DESASTRES NATURALES?
Inundaciones en Pakistán, en China; incendios en Rusia, Portugal, Grecia; terremotos en Chile, en Haití. Un informe de Swissinfo intenta dar respuesta a la incógnita surgida por la sucesión de catástrofes naturales en el mundo. El académico suizo Raoul Kainzing estudia las repercusiones del cambio climático en las comunidades de Bolivia.
MDZol de Argentina (www.mdzol.com/mdz/nota)
Las respuestas de la Naturaleza a la acción del hombre ocupa desde hace tiempo a científicos y políticos. Ya en 1990, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) señaló que los desastres causados por las alteraciones del clima podrían provocar la migración de entre 200 y 700 millones de personas para el año 2050.
Atraído por los alcances del tema, Raoul Kainzing decidió estudiarlo en un país del Sur, concretamente en Bolivia cuya orografía guarda similitudes con la de Suiza. Para esa meta deja durante dos o tres meses sus tareas de asistente de docente en la Universidad de Neuchâtel, en la Suiza de habla francesa.
La dependencia del agua
“En mi trabajo de campo he hecho algunas entrevistas con gente de comunidades que viven en las faldas del Illimani y dependen de las aguas de este nevado”, sobre todo en periodos de sequía por la ausencia de lluvias. Este factor y la falta de tierra (las familias se multiplican y el suelo no crece) fuerzan la emigración de la gente joven hacia las ciudades de Santa Cruz o La Paz.
Kainzing considera que la presión demográfica en las ciudades receptoras no ocasiona necesariamente impactos ecológicos graves. Pero admite que el aprovechamiento inadecuado de las aguas y la falta de tratamiento de las aguas servidas que salen de la ciudad contaminan a las que corren, por ejemplo, en el Río Choqueyapu que sirven para regar los cultivos en el valle de Río Abajo. Además de poner a prueba las estructuras sanitarias.
Si focalizamos en el tema de los glaciares, hay un deshielo, un retroceso. No obstante, las comunidades próximas no siempre dependen de los glaciares, por ejemplo de Zongo o del Huayna Potosí, porque casi un 85% de su abastecimiento de agua proviene de las lluvias. Aún así no faltan voces alarmistas que ven en el fenómeno un problema inmenso, señala.
El estudioso de Neuchâtel cree necesario realizar más estudios al respecto. El ejemplo de los glaciares le es particularmente interesante porque es la consecuencia más visible del cambio climático. “Cuando las temperaturas suben medio grado es difícil sentirlo, casi no cambia nada, pero los glaciares son indicadores de la variabilidad de la temperatura porque se puede ver que hay un deshielo y eso es uno de los impactos del cambio climático. Por eso es importante investigar este tipo de cambios”.
Parecidos, pero diferentes
Suiza y Bolivia cuentan en su orografía con montañas nevadas que, en muchos casos, albergan glaciares considerables. Más allá de esta similitud, el investigador Kaizing precisa las diferencias: En Bolivia son glaciares tropicales y en Suiza, continentales. En ambos casos se registran retrocesos, pero “en Suiza es menos importante que en regiones tropicales. No se puede comparar la gravedad”.
El cambio climático que provoca el deshielo afecta más al sector económico, entre ellos el del turismo invernal, porque la falta de nieve obliga a crearla artificialmente, sin omitir el impacto ecológico consecuente. En Bolivia, el efecto es directo sobre las poblaciones dependientes del agua proveniente de los glaciares. “En Suiza no falta agua”, precisa Kainzig.
INDIGENAS AMENAZAN CONSTRUCCIÓN DE GASODUCTO BOLIVIA-ARGENTINA
CRI de China (www.espanol.cri.cn)
La Asamblea del Pueblo Guaraní (APG) de Yacuiba del departamento de Tarija amenazó el 29 de agosto con paralizar la construcción del Gasoducto de Integración Juana Azurduy (GIJA), por donde se exportará gas natural de Bolivia a la Argentina, ante el supuesto incumplimiento de un acuerdo por parte del gobierno.
"Como organización vamos a actividades que se han iniciado como el Gasoducto Juana Azurduy, que está en pie. Si es que el gobierno quiere hacer a la fuerza (exploración de petróleo en el parque Aguaragüe), también nosotros nos vamos a resistir al acuerdo que se está realizando", señaló el dirigente indígena Jorge Mendoza a la radio Erbol.
Ante este hecho el gobierno boliviano dijo que permanentemente están dialogando con los sectores indígenas para responder a sus demandas, dentro el marco legal establecido y extrañan esas advertencias que pueden generar grandes perjuicios para el proyecto gasífero que se ejecuta.
El presidente de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Carlos Villegas, manifestó que Bolivia está condiciones de ratificar su compromiso de la entrega del gasoducto del lado que les corresponde hasta mayo del 2011, pero acciones obstruccionistas pueden afectar al cronograma.
El dirigente indígena explicó que mientras estaban en negociaciones con autoridades del gobierno, el Ministerio de Medio Ambiente y Agua emitió la ficha ambiental para que la empresa YPFB Petroandina ponga en marcha el proyecto petrolero Timboy X2, en el Parque Aguaragüe, sin haber ningún acuerdo con la APG. Los guaraníes se oponen a que se inicien las pruebas sísmicas para encontrar petróleo en el Aguaragüe, porque es la única reserva de agua para los pobladores, además que existe observaciones al proyecto hidrocarburífero.
Bolivia y Argentina tienen una licitación para la construcción del GIJA. Este nuevo ducto le permitirá al país incrementar los volúmenes de envío de gas natural a Argentina, a partir del mes de mayo del 2011, hasta 13 millones de metros cúbicos día.
Los gobiernos de Bolivia y Argentina garantizaron la conclusión y entrega del Gasoducto de Integración Juana Azurduy (GIJA) en el mes de mayo de 2011
El embajador de Argentina en Bolivia, Horacio Macedo, informó que existen avances en el proyecto de la construcción del gasoducto Juana Azurduy, que tendrá una longitud de 20 kilómetros y 32 pulgadas de diámetro.
El GIJA es el sistema de transporte y/o compresión de gas desde el punto de interconexión con el gasoducto Yabog, en el lado boliviano, hasta la interconexión con la estación de compresión Campo Durán, en el lado argentino.
La construcción de este nuevo gasoducto es parte de los acuerdos binacionales establecidos el 26 de marzo pasado, en ocasión de la firma de la primera adenda al contrato de exportación de gas natural con la Argentina, vigente desde 2006.
ACEROS AREQUIPA BUSCA INCREMENTAR SUS EXPORTACIONES A BOLIVIA Y BRASIL
Andina de Perú (www.portalminero.com/noti)
El presidente ejecutivo de la Corporación Aceros Arequipa, Ricardo Cillóniz, afirmó que la empresa busca incrementar sus exportaciones a Bolivia y Brasil con la reciente ampliación de la capacidad productiva de sus plantas. Sostuvo que como parte de sus planes de inversión, Aceros Arequipa culminó la ampliación de la planta de laminación N° 1, en Arequipa, lo que le permitirá producir 150,000 toneladas métricas adicionales por año de producto terminado.
Esta producción se suma a las 100 mil toneladas que produce actualmente, alcanzando las 250 mil toneladas anuales en Arequipa, agregó.
“Aceros Arequipa es el principal abastecedor de productos largos de acero al hermano país de Bolivia, mercado en el cual es el líder del sector, y se constituye en un activo representante de la actividad exportadora del Perú”, indicó.
Explicó que la ampliación de la planta en Arequipa permitirá a la empresa nacional continuar con las crecientes exportaciones a Bolivia y en un futuro incrementar significativamente su participación en el importante mercado de Brasil.
Asimismo, destacó al personal debidamente calificado que labora en la empresa, la cual pone el mayor empeño en darles una capacitación continua.
Cillóniz precisó que Aceros Arequipa cumple con las reglamentaciones nacionales e internacionales, y desde 1997 vive familiarizado con la aplicación de las normas ISO 9001 en sus últimas versiones.
"En el 2009 cumplió con poner en funcionamiento las medidas de control definidas para el Programa de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA) de la planta de Pisco (Ica)", dijo.
Recordó que en marzo de este año la empresa obtuvo la certificación para las normas ISO 14001 con relación a los sistemas de gestión ambiental, entre otras.
“Esta ampliación de la planta de Arequipa a una capacidad de 250 mil toneladas anuales de productos terminados, nos llena de satisfacción porque nos permitirá continuar compitiendo y sosteniendo nuestro liderazgo en la industria siderúrgica del Perú”, concluyó.
Finalmente adelantó que el próximo reto de la empresa es ampliar la capacidad de producción de su planta de Pisco (Andina).
BOLIVIA ANTE ESCASEZ DE CEMENTO POR ALTA DEMANDA
Xinhua de Chima (www.spanish.china.org.cn/international)
En Bolivia, la demanda de cemento creció a un ritmo del 10 por ciento en los últimos años, lo que ha generado la escasez y encarecimiento del producto indica un estudio del Instituto Boliviano del Cemento y el Hormigón (Ibch).
El informe señala que de continuar este ritmo los cuatro operadores de la industria del cemento: Soboce (La Paz), Ita Camba (Santa Cruz), Fancesa (Chuquisaca) y Coboce (Cochabamba), tendrán que duplicar su producción.
En los últimos días, las principales ciudades de Bolivia registraron escasez del producto lo que ha provocado malestar entre los consumidores obligando a las autoridades a investigar los motivos.
Reportes de prensa señalan que la Intendencia Municipal de Santa Cruz ha iniciado un operativo a través del cual busca comprobar que los proveedores ocultan el producto para mejorar sus ganancias.
En algunos negocios la venta se limita a cinco bolsas máximo por persona. Según el Ibch, el 89 por ciento de la venta del cemento que se produce en el país se concentra en cinco departamentos: Santa Cruz 32,1 por ciento, La Paz 22,3, Cochabamba 19,8, Tarija el 8 y Sucre con el 6,5. El restante 11 por ciento de la venta de cemento se ubicó en Oruro, Potosí, Beni y Pando.
Otro estudio, de la empresa de la Sociedad Boliviana de Cemento (Soboce) publicado a fines de julio, destaca que el motivo del aumento de la demanda de cemento se debe a las políticas crediticias flexibles de las entidades financieras, tanto para constructores como adjudicatarios, y las remesas del exterior.
En el 2009 se consumieron 2,2 millones de toneladas de cemento.
Para el presidente de la Sociedad Boliviana de Cemento (Soboce), Juan Carlos Requena, resulta interesante cómo durante los últimos años la demanda de cemento se elevó en 10 puntos porcentuales.
"Hay un mensaje muy claro para la industria del cemento. Si está creciendo la tasa de la demanda a un promedio de 10 por ciento y si se conserva, en 7 años tendría que duplicarse la cantidad de cemento que estamos consumiendo", afirmó.
BOLIVIA Y MÉXICO TRABAJAN POR RECUPERAR CONFIANZA SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO
Pueblo en Línea de Chine (www.spanish.peopledaily.com.cn)
Los gobiernos de Bolivia y México se comprometieron el día 24 a trabajar en la recuperación de la confianza de las negociaciones entre países de las Naciones Unidas para llegar a acuerdos que puedan ser consolidados en la Cumbre Climática de Cancún (México), a realizarse entre noviembre y diciembre próximos. El subsecretario mexicano para Asuntos Multilaterales, Juan Manuel Gómez, dijo a los medios de prensa que la reunión entre los cancilleres de México, Patricia Espinosa, y de Bolivia, David Choquehuanca, fue positiva porque se escuchó la posición del país andino, sobre el encuentro de los pueblos realizado en abril pasado en Cochabamba (centro). "Puedo dar cuenta que las conversaciones entre la canciller de México y el canciller de Bolivia, han sido muy positivas, muy francas y donde ambos ministros se comprometieron a seguir trabajando muy de cerca por los objetivos que nuestros dos países anhelan para Cancún", afirmó Gómez.
La canciller mexicana, Patricia Espinosa, comenzó este martes en Bolivia una gira para restablecer la credibilidad en la negociación para la próxima conferencia mundial sobre el cambio climático, según el funcionario mexicano. Espinosa continuará la gira con similares propósitos por Ecuador y Venezuela. Espinosa se entrevistó en La Paz con los ministros bolivianos de Exteriores, David Choquehuanca, y Medio Ambiente, María Udaeta. Los ministros no ofrecieron una conferencia de prensa como se esperaba.
El funcionario de la Cancillería mexicana reconoció que el Encuentro de los Pueblos del Mundo sobre Cambio Climático realizado en el departamento boliviano de Cochabamba (centro) fue un elemento complicado en las negociaciones sobre el cambio climático.
La reunión inaugurada por el presidente Evo Morales planteó la creación de un tribunal internacional para juzgar delitos ecológicos y que las naciones ricas paguen una "deuda histórica" por los daños causados al medio ambiente.
Además en el encuentro de los pueblos determinaron exigir a los países ricos reduzcan en 50 por ciento los gases de efecto invernadero antes de 2020.
El funcionario mexicano añadió que Choquehuanca y Espinoza coincidieron en que aún se requiere un gran esfuerzo político, creatividad, flexibilidad y un espíritu de negociación, por parte de todos los países para arribar a un resultado exitoso en Cancún.
LAS FUERZAS AÉREAS DE BOLIVIA Y BRASIL SE ADIESTRAN CONJUNTAMENTE CONTRA DELITOS
Revista Atenea de España (www.ateneadigital.es)
La Jefatura de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB), en un comunicado oficial, ha informado del desarrollo y objetivos del primer Ejercicio Operacional BOLBRA I que durante una semana han realizado conjuntamente, en la localidad de Chiquitos, Departamento Oriental de Santa Cruz, las Fuerzas Aéreas de Bolivia y Brasil con el objeto de adiestrarse en la neutralización y combate al tránsito de naves y aeronaves involucradas en el narcotráfico y otras actividades ilícitas trasnacionales.
Uno de los mayores problemas que preocupa a ambos países es el incremento del narcotráfico de droga desde Bolivia hacia Brasil. La Policía Federal brasileña reveló a principios de mes que el 59 por ciento de la cocaína decomisada este año en Brasil procede de Bolivia.El presidente boliviano, Evo Morales, también líder de los sindicatos de cultivadores de coca, ordenó en mayo reforzar las fronteras con Brasil y Paraguay para combatir el narcotráfico, el tráfico de armas y la explotación ilegal de recursos naturales.
Para la realización del ejercicio Operacional Bolbra I, ambas fuerzas aéreas destacaron a oficiales de Estado Mayor, pilotos, personal de defensa aérea y técnicos de mantenimiento que constituyeron centros de mando y control de la defensa aérea conjunta con "la aplicación de medidas de control y policía militar aérea, en cumplimiento a normas y convenios binacionales", indica la nota oficial.
En los ejercicios Bolbra I han intervenido en las acciones de vuelo tanto aviones convencionales de pistón Embraer A-29 Supertucano, Embraer E-99 y Cessna 210, como der turbina C-105 y T-33 y helicópteros UH-1H que dotan a ambas fuerzas aéreas. Aeronaves que a la finalización de los ejercicios fueron expuestas staticamente en la base de la Fuerza Aérea Boliviana de Santa Cruz de la Sierra.
De Iquique a Sao Paulo
DIARIO DE UN VIAJE TRANSOCEÁNICO
El Corredor Bioceánico es el sueño de una carretera que unirá a Santos en el Atlántico brasileño, con Iquique y Arica en el Pacífico. Sin embargo, esta ruta se puede recorrer hoy mismo. Los blogs mochileros comentan su mix de paisajes, climas y personas. Y un reportero de domingo ya la recorrió.
El Mercurio de Chile (www.diario.elmercurio.cl)
Entre Iquique y Sao Paulo, hay 2.453 kilómetros en línea recta, según Internet, y de 3.300 a 5.850 kilómetros de carreteras, dependiendo de los recortes de prensa que lea. La cifra da igual. Los he recorrido casi todos.
Los he recorrido por tierra. Sólo por tierra.
Los he recorrido en buses-cama relativamente cómodos, y en micros enloquecedoramente destartaladas, espantosamente ruidosas, cruzando ríos que podían colarse entre los asientos en cualquier momento. Los recorrí en un tren normal y en uno más curioso que parecía bus. En taxi. Los recorrí caminando. Casi todo el tiempo, los recorrí sin prisa, sin mapa, sin más pistas que éstas: salí un día de Iquique y, casi dos semanas después, esperaba llegar a Sao Paulo.
Eso me permitió hacer algunos desvíos breves y otros más largos. Recorrí esos kilómetros sin arreglos previos, sin reservar hotel, sin estar demasiado seguro de los horarios del transporte (ni siquiera de si había transporte). Con una mochila. Todo para confirmar lo que ya sospechaba: que el tan prometido -y demorado- Corredor Bioceánico (¿lo ha escuchado? Un mega camino internacional que uniría el comercio del Atlántico y el del Pacífico, con todo el flujo de camiones y dólares que eso implicaría) ya se podía hacer por tierra.
Sí, se podía.
La ruta era relativamente conocida entre mochileros europeos y estadounidenses que querían cruzar Bolivia -"el próximo Nepal", como dicen algunos medios internacionales especializados en viajes- y por brasileños que querían ver qué hay más allá del Pantanal, esa legendaria tierra inundada que llega hasta la frontera.
En este viaje vi caer una lluvia tan gruesa, tan amplia, tan furibunda, tan definitiva que ningún paraguas me habría salvado. Así que me dejé mojar. Vi migrantes discriminados en la frontera, activistas políticos, piqueteros que cortaban caminos. Vi mochileros europeos, mochileros estadounidenses. Comí sin miedo en sitios que no durarían tres segundos en una revisión de sanidad, pero que estaban llenos de felices clientes locales.
Estuve enfermo, tan enfermo que -como nunca- empecé a preocuparme. Y esa misma noche, creyendo que me había recuperado, tomé un bus. Y me arrepentí largamente.
Caminé ida y vuelta por una frontera, varias veces, buscando un taxi, llenando papeles, mirando con sospecha a los tipos amistosos que se acercaban a ofrecer sus servicios, esperando, viendo cómo unos funcionarios discriminaban unos pasaportes rojos y trataban con cierta benevolencia al mío, que es azul, todo el rato con la sensación de que si hubiese decidido pasar de largo, caminando, de un lado a otro de la frontera, de esa frontera entre Bolivia y Brasil, a nadie le habría importado demasiado.
Estuve en pueblitos que son menos que un punto en el mapa, y en ciudades; vi nieve, desierto, selva (no en el mismo sitio, se entiende); sentí intenso frío y calor húmedo. Estuve tentado, muchas veces de cambiar de rumbo para ver esto o aquéllo, y caí una vez en la tentación (y no me arrepiento todavía).
Pasé más de dos semanas en esto y sé que se puede viajar, por tierra, 3.300 o 5.850 kilómetros, depende de la ruta que elija, entre un puerto en el Pacífico (Iquique en mi caso) y otro en el Atlántico (Santos).
Sé, sobre todo, que vale la pena.
Oruro
Hay una trampa en todo esto. La idea era seguir el Corredor Bioceánico, pero estaba tan cerca. Tan cerca de Uyuni, el salar más grande del mundo: una extensa planicie cubierta por una fina capa de agua. Un espejo gigante donde el límite entre la tierra y el cielo se hace difuso.
Quería llegar a Oruro directo desde Iquique: en ese caso, habría pasado prácticamente al lado del salar -bueno, no tan al lado-, pero no había pasajes para salir de inmediato, así que tuve que darme una vuelta por Arica y cruzar la frontera, de madrugada, por Tambo Quemado.
En tiempo, es curioso, el viaje duraba casi lo mismo por cualquiera de las dos rutas. Y al menos en Tambo Quemado, el amanecer -cuando nos tocó hacer el control aduanero- nos regaló un cielo tan limpio que las cumbres blancas de nieve parecían recién pintadas, una brisa suave e intensamente fría, y la escasez de oxígeno propia de los 4.660 metros de altura a los que nos encontrábamos. Una bienvenida luminosa a Bolivia.
Más tarde, ya en Oruro, probando una carne sabrosa, un bistec bien delgado con papas fritas, esa imagen parecía un sueño.
Al otro lado de los ventanales ahumados de este restaurante en el centro, Oruro parecía a medio construir o a medio desmoronar. Había un desmadre de micros, taxis y motos, peleando la calle sin pavimentar, y entremedio de todo eso, una multitud de gente esquivando bocinazos y parachoques.
Tenían razón los comentarios en la web: Oruro parece lucir sólo para el carnaval.
Pagué y me fui a la estación de trenes. Según el mapa, parecía no demasiado lejos, pero como muchas calles no tenían nombre, me perdí. No era tan malo. Viajaba sin apuros, sin mapa. Encontré un mercadillo. Puras baratijas, pelotas plásticas, dulces sin etiquetar, toldos polvorientos. Salones de belleza en agrietados edificios de adobe. De puro perdido, di con una manifestación a favor de un candidato a gobernador. Había elecciones en Bolivia y algún candidato orureño aprovechaba las bandas de bronce y los bailarines del carnaval para promoverse.
Era una pequeña fiesta callejera que pronto atrajo grupos de turistas salidos del mismo lugar que andaba buscando: la estación de trenes.
Esa misma tarde salía uno a Uyuni. Había que hacer fila para comprar los boletos y los guardias repartían números antes de que se abrieran las boleterías. Llegado mi turno, sólo quedaban dos asientos. El tren Wara Wara era uno de los medios de transporte más populares en la zona. Tardaba 7 horas, costaba 40 bolivianos (menos de 6 dólares) y llegaría a Uyuni casi a las 3 de la mañana.
Debí reservar hotel.
Oruro (¡otra vez!)
El salar de Uyuni era el cielo interminable prometido.
Los montículos de sal tenían su reflejo perfecto en el agua. Las nubes. Los malditos jeeps, también.
Uyuni no era un secreto, claro. Daba igual la hora del tur, siempre habría una caravana de jeeps siguiendo la misma ruta, contando la misma historia. Si uno salía temprano, podía llegar antes y ver las cosas, al menos por unos minutos, solo.
Fue lo que hicimos: en mi vehículo iban dos parejas de recién casados canadienses y una japonesa que se hacía entender bastante bien en castellano. Y claro, había un chofer que de vez en cuando decía algo sobre lo que veíamos.
Los ruteros eran siempre los mismos: el cementerio de trenes (Uyuni fue, alguna vez, un importante centro ferroviario, donde llegaban trenes de todo el país para ser reparados), lleno de esqueletos oxidados donde los forasteros se turnaban para hacer la misma foto artística a los rieles todavía lustrosos que se perdían en el horizonte amarillento, y que luego se subían a los viejos carros y locomotoras para tomarse la foto saltando sobre ellos. Luego Colchani, el pueblito pegado al salar (que aún vive de la extracción de sal, a lo que ahora suman un poco de artesanía -en sal, claro- para vender a los turistas); alguno de los hoteles del salar (que en realidad están alrededor); el salar mismo donde se puede caminar un rato (y sentir la costra de sal raspando los pies, mientras el agua tibia de sol los acaricia); y el único y verdadero hotel del salar, construido por un vecino local hace ya muchos años.
Aquí paramos, comimos algo preparado por el chofer, y nos quedamos un buen rato esperando que los otros se aburrieran de las fotos, para intentar la nuestra: el gran espejo de agua para uno solo. No costaba tanto: luego de un rato, los choferes-guías llamaban a comer o los viajeros se entretenían recorriendo el amarillento interior del hotel (un refugio todo hecho de bloques de sal, sin agua ni alcantarillados, donde nadie pasa más de una noche).
Un cálculo rápido: esa mañana debía haber unos quince jeeps. A 30 dólares cada pasajero -lo que pagué yo, sin negociar- era un buen negocio.
Uyuni, el pueblo, vive de esto. El paseo principal, frente a la estación de trenes, era una mezcla de tiendas locales, cybercafés repletos de israelíes y dueños que se enojaban cuando usaban Skype con cámara, porque la señal era muy lenta, y pizzerías con mesas en la calle, repletas de cervezas y chicos vestidos como extras de la película La playa, de Leo DiCaprio.
Un San Pedro en potencia.
En Uyuni se podía pasar un buen rato. Las tarifas eran razonables y había sitios agradables para alojar, como el hostal Girasoles, donde a nadie le importó demasiado que llegara a las 4 de la mañana, sin reserva, ni que hubiese seis o siete tipos, al parecer trabajadores, cobijados junto a su puerta a la misma hora. Había mercados donde comprar frutas baratas, días soleados, mujeres de pollera amplia, trenzas intensamente negras y sombreros redondeados. Algunos bares, poquitos.
Pero tenía que partir, y tomé el primer bus que encontré a Oruro: una micro chatarrienta, cuyas latas empezaron a sonar apenas el chofer encendió el motor, con asientos estrechos y demasiados pasajeros. No había muchas alternativas: el tren saldría al día siguiente, y las otras líneas de buses no eran mejores (40 bolivianos).
Sin embargo, el plan era llegar a Oruro de madrugada, a eso de las tres de la mañana y salir de inmediato en los primeros buses que partieran a Cochabamba. Pero los piqueteros que protestaban por alguna razón que en el terminal nadie conocía, tenían cortado el camino justo antes de llegar a esa ciudad. Y nadie sabía cuándo volverían a salir.
"Un corte de caminos -murmuró la vendedora de boletos de la única empresa que parecía tener intenciones de salir igual- puede durar horas o semanas". Esperé hasta que un chofer se animó. A pocos kilómetros de Cochabamba, tuvimos que devolvernos con el bus medio vacío (muchos pasajeros decidieron seguir caminando) y pura incertidumbre. Ni la policía sospechaba cuándo podrían reabrir la ruta, y todos los caminos alternativos estaban cortados.
Cochabamba estaba incomunicada. Y yo me sentía atrapado en Oruro.
Santa Cruz
Así como se formó, inesperadamente, la protesta desapareció. Eso lo sabría mucho más tarde.
A la mañana siguiente, el bus partió otra vez, sin certeza de que lograría llegar a Cochabamba. Pagué los 25 bolivianos y tomé mi asiento. La policía tampoco tenía idea de lo que pasaba, así que confirmamos la apertura de la ruta de la manera más básica posible: pasando por la zona donde quedaban huellas de las piedras que habían obstaculizado el paso, y llegamos a Cochabamba a primeras horas de la tarde, luego de subir y bajar por valles verdes.
Cochabamba era otra cosa. Una ciudad histórica con un centro lleno de edificios añosos, un poco o muy ajados, casi ninguno bien conservado, con hermosos balcones de hierro y ese aire melancólico, nostálgico, esa grandeza venida a menos, que tiende a seducir a los fotógrafos.
El centro histórico de la ciudad estaba a pasos del terminal de buses y del hostal demasiado sencillo en el que alojé. La ciudad se recorría fácil: unas pocas cuadras donde había algunos museos, iglesias antiguas, una que otra galería (como la que funciona en la bien restaurada Casona Santivañes), y un montón de viejos negocios que parecían museos en sí mismo (farmacias, imprentas, paqueterías), y muy pocos cafés, a menos que me metiera por la arbolada avenida El Prado (con heladerías de sillas colorinches y restaurantes con un aire al Tavelli), o en la vieja plaza 14 de Septiembre, rodeada de edificios con galerías para protegerse de la lluvia que debía ser abundante, aunque ese día el cielo era brillante (en la esquina de España con Bolívar, el Café París servía como un escondite perfecto para mirar a los cochabambinos sin temor a ser descubierto, a cambio de un excelente café, aromático, amargo, por menos de dos dólares).
En Cochabamba podría haber pasado unos días. Hay notables asentamientos arqueológicos en los alrededores y varios edificios que quisiera visitar con más tiempo, pero rumores sobre la vuelta de los piqueteros a las carreteras me convencieron de salir rápido, así que partí a Santa Cruz al día siguiente en bus (30 bolivianos).
El camino desde Cochabamba era un viaje a través de los climas y paisajes de Bolivia. Llovía, había sol. Subíamos montañas y de pronto por las ventanas se veían nubes. Íbamos sobre las nubes. Cochabamba está a 2.570 metros, Santa Cruz a 416, y esa diferencia se sentía a cada rato en los oídos. En la respiración. En el camino que serpenteaba por entre las montañas.
Aquí estaba, pensé en ese momento, el principal problema para el paso de mercaderías con el que sueñan los presidentes de Chile, Brasil y Bolivia: caminos de tierra medios desmoronados, llenos de hoyos, donde filas de camiones esperan su turno para ponerse en riesgo subiendo empinadas cuestas y curvas a muy pocos kilómetros por hora.
A punta de frenos, nosotros llegamos bien.
Santa Cruz era sólo una escala. Nada personal. Había estado antes ahí, había escrito sobre este sitio, es una bonita ciudad, pujante, animada, divertida, pero ya tenía ganas de internarme en la Chiquitanía.
San José de Chiquitos
El Regional Santa Cruz-Puerto Quijarro, el tren (53 bolivianos) que usé para llegar a San José era como una película. Un documental, mejor dicho: por la ventana desfilaban paisajes y podía ver cómo la tierra se volvía cada vez más roja, las nubes aún más blancas, y las arboledas cada vez más frondosas. Era un estallido de exhuberancia vegetal. A bordo, el desfile era otro: una interminable secuencia de vendedoras de chocolates, dulces, bandejas de aluminio envueltas en plástico con platos preparados y todavía tibios (arroz, pollo, papas fritas), baldes repletos de un jugo de aspecto intimidante, bebidas frías. Por dos dólares, me atiborré de la versión boliviana del pan de queso brasileño y una fanta.
San José aparece en los mapas como el principal pueblo de la Chiquitanía, la región boliviana que limita con la frontera y con el Pantanal brasileño, y que es famosa por las misiones jesuíticas, por la sorprendente arquitectura de las iglesias que levantaron y por sus festivales de música barroca (si vio la película La misión, entenderá mejor), pero hasta aquí sólo llega el tren. Hay otros pueblos más grandes, mejor conservados, o más tradicionales, pero San José es la puerta de entrada para recorrerlos.
Aquí, una tarde, mientras llovía tan intensa como sorpresivamente (el día había amanecido radiante), una pareja con poleras de Evo pidió espacio en mi mesa (no había más), y luego de unos minutos de silencio, comenzaron a hablar del Presidente Evo y del Compañero Presidente, con tanto entusiasmo y elocuencia, pero sobre todo con tanta fe, que guardé gustoso el calendario de bolsillo con la sonriente cara de Jerjes, el candidato del MAS para gobernador de Santa Cruz, mientras seguía sorbiendo con ganas mi sopa de plátano.
Cuando terminó la lluvia, los compañeros del MAS se fueron y pude dar unas vueltas por el pueblo. No había mucho más que ver salvo la respectiva iglesia colonial, y esperar la hora exacta para hacer un recorrido por las otras misiones. O por el concierto de la tarde, que me recordaría la película de Irons y De Niro.
La frontera
Había llegado a Corumbá, ya en Brasil, hacia mediodía, luego de usar un extraño tren de dos vagones, muy adecuadamente llamado "Ferrobús" (por dentro, realmente parece un bus; 157 bolivianos, asiento-cama).
Había viajado durante la noche, amanecí sobre los rieles viendo en la pantalla del tren una película mormona que enseñaba a salvar el matrimonio, y buscaba una estación que sólo existía en los blogs de algunos viajeros: Puerto Suárez. Incluso aparecía en algunos mapas, justo pegado a la frontera. Pero el Ferrobús llegaba a Puerto Quijarro, y los pasajeros del asiento de atrás pidieron explicaciones y el chofer les dijo que el viaje terminaba ahí.
Puerto Quijarro no parecía valer la pena, así que bajé, tomé un taxi y diez minutos más tarde ya estaba en la frontera, donde un montón de bolivianos pedía instrucciones para cruzar ante la indolencia de sus funcionarios compatriotas, y donde otro montón de bolivianos hacía fila frente a los maltratos de los funcionarios brasileños.
Pasé sin problemas y diez minutos después estaba en mi hostal de Corumbá, justo antes de que el sol empezara a calcinar las calles.
Corumbá, en el estado de Mato Grosso do Sul, fue el puerto fluvial más importante del mundo a mediados del siglo 18, según una guía que leí en el hostal, pero no tenía demasiado en las calles que recordara ese esplendor. Sí había mucho comercio. Montones de tiendas.
La ciudad está pegada al río Paraguai, desde donde se podía bajar navegando hasta el río de la Plata, para alcanzar Montevideo y Buenos Aires. Desde la costanera, tenía una vista luminosa sobre el río, y el entusiasmo suficiente para dejar la tierra y tomar alguno de esos barcos hasta el Atlántico, pero pronto el calor me hizo cambiar de opinión y fui a cambiar dólares (fue más difícil de lo que parecía) y donde comer. En un bar esquinero, lleno de hinchas locales viendo un partido de Flamengo por la televisión, miré las mesas alrededor y pedí el plato que más se repetía: una abundante, generosa y sabrosa versión local del bistec a lo pobre, más una cerveza de litro, enfundada en una cubierta que se encargaría de mantener la temperatura pefecta.
Un paso fuera de la sombra y el sol se sentía brutal.
Esa misma noche, desperté a las cuatro de la madrugada, con el estómago a la miseria.
Al día siguiente, las cosas no mejoraban, así que suspendí todo paseo: sudaba, me dolía cada hueso conocido, y sólo me sentía capaz de tomar agua. Me pasé el día prácticamente sentado, con esa sensación de invalidez que produce el no estar en tu país, donde sabrías exactamente dónde ir. Qué hacer.
Apenas me sentí mejor, apuré el trámite: esa misma noche salía un bus hasta Campo Grande, ya a medio camino de Sao Paulo.
Fue un error que lamenté toda la noche, mientras viajaba en ese bus.
Final. Sao Paulo
Viajar por el lado brasileño no tenía más dificultad que las largas distancias.
Desde Corumbá, si no hubiese enfermado, me habría dejado caer en la tentación de recorrer el Pantanal, lugar donde había estado hace algunos años y era uno de los paisajes naturales más hermosos que haya visto (sólo hacer una cabalgata por esos campos eternos e inundados, con el agua hasta la guata del caballo, vale la pena), llenó de yacarés y aves impresionantes a la orilla del camino rojo que a veces es la única porción de tierra que se asoma sobre al agua.
Campo Grande fue sólo otro alto para comenzar a recuperarme de lo que fuese que me hubiese afectado: insolación o intoxicación. Campo Grande era, efectivamente, grande. Una enorme ciudad sobre colinas, con avenidas amplias, mucho comercio, casas acomodadas y modernísimo rodoviario desde donde podría haber tomado cualquier rumbo, pero decidí seguir con el mío.
Luego de un día de descanso y alrededor de dos semanas de viaje, ya estaba en Sao Paulo.
No seguiría a Santos. No era necesario. Ya sabía lo que necesitaba saber: aunque las autoridades aún no pudieran inaugurarlo, el Corredor Bioceánico se podía realizar. Se podía cruzar el continente de lado a lado, pero a mí a esas alturas ya sólo me interesaba la siguiente escala. Luego de 3.300 kilómetros o más de 5 mil, según el recorte de prensa que leyera, tomaría un avión.
El primero en días.
Los cortes de caminos, por protestas en Bolivia, pueden durar horas o días.
Corumbá, junto al río Paraguai, fue el mayor puerto fluvial del mundo.
RESCATAN A 12 DELFINES DE RÍO EN BOLIVIA
El Nuevo Herald de Estados Unidos (www.elnuevoherald.com)
Doce delfines de agua dulce han vuelto a casa después de varios meses de vivir atrapados en un río del oriente boliviano que quedó obstruido por la deforestación y las riadas, relató la bióloga que participó en el rescate. Los delfines, conocidos aquí como bufeos, dejaron su hogar en el Río Grande en el departamento oriental de Santa Cruz para procrear en las tranquilas aguas de un brazo de río Paila, pero las inundaciones de principios de año taponaron la salida al cauce mayor, explicó la bióloga Mariana Escobar.
El rescate concluyó el jueves y demoró seis días. Participaron cerca de un centenar de personas.
A 360 kilómetros al norte de la ciudad de Santa Cruz, la zona del rescate es remota y aislada. Todos los años en la época de lluvias las inundaciones cubren una vasta llanura boscosa y las aguas casi tocan la copa de los árboles.
Lo inasequible de la región permite el desarrollo de una rica flora y fauna todavía lejos de la zona de cultivos intensivos en Santa Cruz, el motor agroindustrial del país.
Los delfines de río son dóciles y curiosos y eso los hace vulnerables. Los que quedaron atrapados estaban condenados a morir. En época seca como la actual el nivel de los ríos baja y el cuerpo de agua donde quedaron atrapados era pequeño y la alimentación escaseaba. La sequía que este año se presenta más severa por causa del fenómeno climático de El Niño puso en grave peligro a los cetáceos.
Los rescatistas utilizaron redes para atraparlos. Un coche todo terreno se encargó de transportar por caminos pantanosos uno por uno a lo largo de dos kilómetros hasta el Río Grande y desde allí en una lancha hasta aguas más profundas.
Durante el rescate los delfines fueron recostados en colchones de espuma mientras biólogos los hidrataban todo el tiempo durante la travesía.
Los delfines de agua dulce viven en ríos profundos de la selva amazónica y buscan aguas más tranquilas para anidar donde además las madres enseñan a sus crías a pescar y alimentarse, dijo Escobar.
Bolivia es uno de los pocos lugares del continente donde no se come carne de ese cetáceo y por tanto no hay una amenaza directa, pero se trata de una especie vulnerable cuya vida depende en mucho del bosque que proporciona a los ríos frutos y nutrientes.
EL PAPA RECORDÓ A LOS MINEROS
El Comercial de Argentina (www.elcomercial.com.ar)
El ministro de Minería de Chile, Laurence Golborne, anunció ayer que en la madrugada del lunes comenzarán las perforaciones del ducto vertical de 66 centímetros por el que se pretende rescatar a los 33 mineros del yacimiento San José, quienes ayer fueron recordados por el papa Benedicto XVI en el tradicional rezo del Angelus.
"A ellos y a sus familiares los encomiendo a la intercesión de San Lorenzo (patrono de los mineros), asegurándoles mi cercanía espiritual y mis continuas oraciones, para que mantengan la serenidad en la espera de una feliz conclusión de los trabajos que se están llevando a cabo para su rescate", dijo el Papa al hablar en español ante los fieles desde su residencia de verano de Castel Gandolfo.
Golborne visitó durante la mañana a los familiares que se encuentran en las inmediaciones de la mina, que se derrumbó el 5 de agosto, para saber el estado en que se encuentran y dar información acerca de los trabajos. "Después de los mineros atrapados son los principales afectados (las familias). Los mineros allá abajo están hoy muy bien cuidados y ahora que ya los encontramos estamos muy esperanzados en el pronto rescate y el día que salgan probablemente vamos hacer una fiesta juntos", dijo el funcionario a Radio Cooperativa.
Aunque el ministro insiste en que los plazos del rescate se extenderán al menos tres meses, el presidente chileno, Sebastián Piñera, se comunicó con su par de Bolivia, Evo Morales, y le aseguró que en noviembre viajará a La Paz con su connacional Carlos Mamani, el único atrapado que no es chileno, según el diario El Mercurio.El ministro de Minería prefiere ser más cauto con los tiempos.
"El Gobierno estudia -al menos- 10 planes opcionales al trabajo de la perforadora, que esta medianoche comenzará a perforar la roca.
Son técnicas que no están probadas y que vamos a ir probando día a día", resaltó y consideró que los únicos plazos que se manejan por ahora son de tres a cuatro meses. "Si es más rápido, fantástico", destacó.
"Esperamos iniciar la perforación mañana. Hubo un retraso con una pieza del equipo que venía de Alemania y eso provocó un retraso de unas doce horas", explicó el ministro.
André Sougarret, ingeniero a cargo de las tareas de rescate, detalló que se reforzó la base desde la cual operará la perforadora Raise Borer Strata 950 de 38 toneladas de peso.
"La chimenea que estamos haciendo y que va al refugio bajará a 702 metros en línea recta" dijo Sougarret, quien estimó que el proceso tomará entre tres y cuatro meses.
Walter Herrera, ingeniero de la empresa de sondajes Geotec, anunció un "plan B" que podría demorar dos meses en llegar a los mineros y para el cual se traerá una máquina (T-130) desde la mina Collahuasi, en Iquique. Mientras tanto, otro de los planes, que se están llevando a cabo, consiste en ampliar la tercera sonda que llegó hasta el taller de la mina para poder enviar objetos de mayor tamaño. Los rescatistas están viendo si es posible ampliar aun más ese orificio como para que puedan pasar los cuerpos de los mineros, una técnica que también permitiría sacarlos en menos tiempo.
El diario La Tercera, en tanto, informó que el teniente José Luis Villegas, de 31 años, encabezará el equipo del Grupo de Operaciones Especiales que bajará a rescatar a los trabajadores, a quienes se piensa subir en un arnés. Villegas, el primero en recibir el llamado que alertó sobre el accidente, bajaría a la mina en un canasto, si la cavidad lo permite, o mediante sogas.
Recauda fondos para una escuela en Bolivia
TITIRILANDIA CELEBRA UN MARATÓN SOLIDARIO DE TÍTERES
Europa Press de España (www.europapress.es/madrid)
La Asociación Cultural Titirilandia celebrará mañana domingo en el Parque de El Retiro un maratón solidario de títeres cuyos fondos se destinarán a la ONG Ayuda en Acción para construir una escuela en Bolivia y en el que distintas compañías de títeres y cuentacuentos representarán de forma desinteresada varias funciones a lo largo del día.
El maratón dará clausura al Festival Titirilandia 2010, en el que además de las funciones, se organizará una tómbola solidaria, talleres y otras actividades. Los fondos recaudados se destinarán a la creación de la escuela seccional Tacara en Potosí, Bolivia, que beneficiará a 207 personas indígenas quechuas.
La comunidad de Tacara pertenece a la provincia José Maria Linares del departamento de Potosí. La lejanía en la cual se encuentra la comunidad de Tacara hace que exista poca atención por parte de las autoridades municipales y departamentales para cubrir sus necesidades básicas y sobre todo la infraestructura educativa.
La calidad de la educación a la que acceden los niños de Tacara es precaria ya que los docentes no cuentan con las capacidades necesarias para desarrollar su trabajo. Además, los niños deben recorrer 15 kilómetros hasta llegar a la escuela más cercana y el 42 por ciento de ellos no concluye la educación primaria obligatoria.
El objetivo general del proyecto es contribuir a la mejora de la educación de los niños y niñas indígenas de la comunidad de Tacara a través de la dotación de infraestructura educativa, que les permita llevar una vida mas digna y justa.
ORGULLO NACIONAL
La aerolínea cuenta con la joya de la compañía, un Jumbo 747-400 llamado Súper Torísimo que ofrece una Primera Clase que brinda un servicio nunca visto en Bolivia.
El Mensajero de Argentina (www.mensajeroweb.com.ar)
La Clase Torísima es algo nunca visto en Bolivia, ya que presenta características exclusivas las cuales le permiten al pasajero tener un vuelo más relajado entre América y España. El Boeing 747-400 permite viajar a 14 pasajeros con la comodidad de un hotel.
“Con este avión de última generación que es la evolución del Torísimo, le daremos a nuestros usuarios un servicio sofisticado y exclusivo que está a la altura de las mejores aerolíneas del mundo”, dijo Humberto Roca presidente de la compañía.
Cabinas confortables
La aerolínea ha dividido el avión en tres clases: Turista, Premium y Torísima. Esta última cuenta con asientos de cuero que se convierten en cama, ofreciendo comodidad y confort a los viajeros. Además cada uno de ellos está separado en boxes individuales con lámparas personales para que el pasajero pueda leer o trabajar con su notebook sin problema, para la cual hay un enchufe, que sirve para recargar la batería o trabajar conectado a la red eléctrica.
Los asientos poseen una amplia mesa escritorio para uso simultáneo de laptop y block de notas.La cabina ha sido insonorizada y está provista de un ambiente con iluminación nocturna en matices cromáticos anti-stress.
Variedad en entretenimiento
Para que el vuelo sea más corto y entretenido, AeroSur cuenta con una gran variedad de entretenimientos a bordo. Gracias a las pantallas personales durante el vuelo los pasajeros podrán disfrutar del sistema de video multimedia con variedad de películas bolivianas; también podrán observar videos turísticos de todas las regiones de Bolivia y si alguno de los pasajeros quiere leer algún libro puede elegir entre 12 obras de escritores nacionales que estarán a su disposición para promocionar la cultura del país en el exterior, o si así lo desea ver y escuchar los DVDs o CDs provistos por el mismo pasajero. “Queremos que nuestra gente se sienta orgullosa de subir a un avión boliviano”, expresó el gerente internacional de AeroSur, Hugo Díaz.
Placeres gastronómicos
El avión cuenta con un bar en el pasillo de la Clase Torísima en el que los pasajeros pueden degustar cócteles, bebidas espirituosas y whisky 18 años on-demand, además de disfrutar de un variado y exquisito menú de comidas en un espacio muy similar a un restaurante personal.
PrivilegiosEl pasajero de la Clase Torísima puede disfrutar del Salón VIP AeroSur en el aeropuerto Viru Viru de Santa Cruz, y del salón Cibeles en Madrid-Barajas; contar con servicio personalizado desde el check-in hasta el retiro de equipajes, desembarque y entrega de equipaje prioritario y la tasa de embarque prepagada en Bolivia.
Confort para el descanso
Los pasajeros que viajan en la primera clase de AeroSur reciben un pijama exclusivo del Super Torísimo diseñado por Liliana Castellanos, un par de pantuflas, un neceser de cuero y dos cómodas almohadas de plumas de diseño exclusivo con edredón y cubre cama de puro algodón haciendo juego.
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